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Refael Vivante, Revital. “Fábulas y moralejas sobre el ratón en la literatura hebrea de la Edad Media”. Culturas Populares. Revista Electrónica 8 (enero-junio 2009). http://www.culturaspopulares.org/textos8/articulos/refael.htm
ISSN: 1886-5623
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Revital Refael Vivante
Universidad Bar Ilán, Israel
Resumen: Este artículo expone la imagen del ratón en algunas obras literarias de la Edad Media. Analizaremos cómo se representa la figura del mencionado roedor en los textos judíos tempranos y, al mismo tiempo, exploraremos cómo se representa en fuentes escritas no judías. La segunda parte del artículo enfocara unas de las fábulas sobre el ratón mencionadas en la obra Mishlé Shualim de Berejia Ha Nakdán (finales del siglo XII o primera mitad del XIII).
Palabras clave: Esopo, Fábula, Jacob Ben Elazar, Kalila y Dimna, Literatura hebrea de la edad media, Mishlé Shualim por Brejia Ha Nakdán, Moraleja, Ratón.
Abstract: This article examine the image of the mouse in some medieval Hebrew literary works. We will offer an analysis of the mouse’s figure in some early medieval Hebrew texts in comparison to some non-Jewish literary sources. The second part of the article will focus on some interesting fables presented in the book Mishlé Shualim by Berechia Ha Nakdan (end of the 12th century or first half of the 13th century).
Key words: Aesop, Berechia Ha Nakdan, Fable, Kalila and Dimna, Medieval Hebrew Literature, Mouse, Moral and ethic literature, Yaakov Ben Elazar
1. Introducción – Entre Mickey Mouse y Ratatouille
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l ratón es un pequeño mamífero de la familia de los roedores que vive en campos abiertos o en el entorno de los humanos. Existen muchas especies de ratones, siendo el ratón doméstico la más común. El ratón es uno de los principales animales de laboratorio utilizados en la investigación biológica, genética y fisiológica. Hay gente que siente simpatía por él, pero en la mayoría de nosotros despierta repulsión, rechazo y hasta miedo. Se le asocia a la falta de limpieza, a posibles enfermedades y a daños causados a la agricultura y a los alimentos. Hay que señalar que el ratón es un animalito ágil con una gran capacidad de supervivencia. Sabe escapar de sus enemigos, especialmente los gatos, y de las trampas que le tienden los seres humanos. El promotor de un cambio fundamental en la imagen del ratón fue el magnífico creador de dibujos animados, el caricaturista Walt Disney, que introdujo a Mickey Mouse y a Minnie Mouse, su compañera, en nuestras vidas,. Disney fue el primero en convertir al repugnante ratón en una criatura simpática, alegre y popular – un personaje que goza del consenso cultural internacional. También el personaje llamado Speedy Gonzalez y los libros infantiles en que aparecen ratoncitos de todo tipo, contribuyen a la simpatía que sentimos hacia él. Recientemente, el ratón ha pasado por otro cambio de imagen en la película Ratatouille, en la que un gran ratón es un chef de cocina que sabe preparar los platos más exquisitos. Mientras el inocente Mickey Mouse vive una vida normal, en Ratatouille el ratón (Remi) es un ratón con cultura, sensible y perspicaz, cuya única ambición es realizar su sueño de convertirse en un gran chef. Sus acciones vienen dictadas por una mente lúcida pero siempre relacionada con la comida. Vive en la cocina de un lujoso restaurante y es asistido por un ejército de grandes ratones, lo que no parece provocar ninguna repulsión al público. Remi despierta confianza, empatía y la identificación de la audiencia que quiere verlo triunfar.[1]
Este artículo expone la imagen del ratón en algunas obras literarias de la Edad Media. Primeramente analizaremos cómo se representa la figura del mencionado roedor en los textos judíos tempranos y, al mismo tiempo, exploraremos cómo se representa en fuentes escritas no judías. La segunda parte del artículo trata del ratón y su representación en la obra Mishlé Shualim de Berejia Ha Nakdán (Inglaterra o Provenza, finales del siglo XII o primera mitad del XIII); en ella analizaremos las moralejas y las fábulas de origen no judío que fueron traducidas al hebreo en esa época.
El término ratón es una palabra general que incluye varios tipos de roedores y especies como el microtus, el mus, el hámster y la rata. El enfoque que se da a la figura del ratón es sumamente variado, según puede verse en las líneas que le dedica el filósofo griego Aristóteles en su primer estudio de zoología,[2] así como en los pasajes que lo mencionan en la Biblia[3] y en el Talmud[4]. El gran número de especies de roedores, la mayoría de las cuales se asimila al ratón doméstico, crea un problema en la traducción de la palabra ratón en las distintas formas literarias, especialmente en las fábulas, a las cuales nos referimos en este artículo. Las traducciones literarias de la Edad Media son interpretaciones apropiadas a aquella época y lugar, y a ello hay que sumar la ideología del traductor, su religión y su cultura, así como las de los receptores del texto.
La transferencia de una lengua a otra del significado exacto, conlleva la dificultad de asignar una definición o identificación zoológica del animal, o sea que obliga a seleccionar la terminología exacta. Por eso, en las fábulas sobre animales es difícil encontrar una gran variedad lingüística que designe a cada tipo de roedor que se parece visualmente al ratón. En general, se encuentran más fábulas sobre el ratón que acerca de cualquier otro roedor, lo que posiblemente se deba a que aquél es el más conocido (tanto para el autor como para el lector) y su identificación zoológica es más fácil en comparación con la de otras especies. Por eso, en la literatura de las fábulas no siempre se ha distinguido el tipo específico de roedor, sino que ha resultado suficiente utilizar el término general: ratón.
2. El ratón en las fuentes judías
El ratón aparece en la Biblia en tres ocasiones:
La primera, considerado como reptil e incluido entre los reptiles que la ley judía prohíbe comer o tocar;[5] la segunda, en el libro primero de Samuel, capítulo 6 versículos 4, 5, 11 y 18, donde se mencionan los 'ratones de oro', unas efigies utilizadas en cultos no judíos, que servían como ofrendas a los dioses para curar enfermedades al parecer causadas por ratones. [6] Y la tercera, con el nombre propio Acbor en lugar del nombre hebreo Ajbar (ratón). Acbor procede de la influencia de otras culturas.[7]
En testimonios de la época bíblica, por otro lado, se puede comprobar que hasta la época de Isaías (Isaías, 65:4, 66:17) el pueblo de Israel consumió carne de cerdo y de ratón como parte del ritual religioso (aun estándole prohibida). Al parecer, esto formaba parte de un rito sumamente antiguo que atribuía poderes divinos al cerdo y al ratón.[8] También se han encontrado pruebas de que el ratón se incluía en el menú de los banquetes reales del antiguo Egipto y de Asiria. [9]
Los intérpretes medievales también llamaban ratones a algunos músculos del cuerpo humano que tienen forma de ratón pequeño.[10] La palabra músculo deriva claramente de mus. [11]
Los sabios del Talmud consideraban al ratón una criatura repulsiva (tratado de Sukká, pág. 32:b) y señalaron los perjuicios que ocasionaba.[12] En el Talmud de Babilonia se describen los estragos causados por los ratones. El tratado Horayot, pág. 13:a, relata que los discípulos de Rabí Elazar le preguntaron: "¿Por qué todos los animales carnívoros comen ratones?", y él les contestó: "Porque sus instintos y sus hábitos son malos"; le preguntaron de nuevo los discípulos: "¿Cuáles son los malos hábitos?", a lo que el rabino respondió: "Aunque una capa no es un alimento, los ratones la pueden comer". Y agrega a esto en sus comentarios el Rabino Papa: "y hasta pueden roer el mango de la azada".
El Talmud describe los daños causados por los ratones a la agricultura. El de Jerusalén, (tratado Baba Metsiá, cáp. C:5), por ejemplo, dice: "Los ratones son malvados. Cuando ven una cosecha abundante, llaman a sus compañeros y lo comen todo". En otra fuente se encuentra el siguiente refrán: "El ratón no es ladrón – sino que su madriguera es el ladrón" (Talmud de Babilonia, tratado Guittín, pág. 45:a). De forma indirecta, este refrán alude a la dificultad de terminar con los ladrones y la solución que ofrece es la de perdonarlos afirmando que el verdadero responsable es aquel que esconde o adquiere lo que ha robado ladrón. [13]En el Talmud de Jerusalén, (tratado Demay, cáp. A:3), se cuenta la siguiente historia:
A un rey se le cayó una piedra preciosa y un ratón se la tragó. El rey fue a ver a Rabí Pinjás Ben Yaír para que le ayudara a recuperarla. Este le dijo: "¿Crees tú que soy mago o brujo de reptiles?" y el rey le contestó: "He venido a ti debido a tu buena reputación". Entonces el rabino congregó a todos los ratones y de repente vio que a uno de ellos le sobresalía una pequeña corcova. Le dijo: "Tú tienes la piedra preciosa"; le ordenó devolver lo robado y el roedor escupió la piedra de inmediato. [14]
La atracción de los ratones por la comida se refleja en un pequeño relato del Midrásh en que la mujer de Rabí Elazar Ben Araj dice a su marido: "Si hay un saco lleno de comida y de ratones: ¿Quién ha ido a quién? ¿Los ratones al saco o el saco a los ratones?". La moraleja es que los discípulos deben ir al rabino y no el rabino a los discípulos. [15]
El Talmud nos dice que el ratón no es solo acaparador, sino también avaro. En el Talmud de Babilonia, (tratado Sanedrín, pág. 29:b), se encuentra un refrán en arameo que habla del "ratón que duerme sobre los dinares, aludiendo al avaro que esconde todo su dinero y no disfruta de su riqueza ni deja a los demás que la aprovechen; al igual que el ratón, duerme sobre sus monedas de oro y no sabe gozar de ellas. También se mencionan cualidades particularmente negativas, como por ejemplo que comer carne de ratón provoca amnesia, razón por la cual los gatos nunca recuerdan a sus dueños. Lo que es más, el que come ratón o comida propia de gatos, olvidará por completo lo que dice el Talmud.[16] Otro rasgo particular mencionado es que el ratón se creó a sí mismo de lodo. En el tratado Sanedrín (pág. 91:a), se describe la creación extraordinaria del ratón y cómo se formó de la tierra, llegando a la conclusión de que "un ratón que hoy es hecho de carne y tierra, mañana se convierte todo en carne". Lo que nos enseña que todo está creado de la tierra.[17]
De todo lo anteriormente indicado, podemos concluir que el enfoque judío del ratón, ya sea en la Biblia o en el Talmud, es siempre negativo. En la Biblia el ratón es un animal impuro y perjudicial y, si se le atribuyen poderes divinos, se debe al parecer a la influencia de otras culturas de la época. En el Talmud, el ratón es repulsivo, perjudicial, ladrón, acaparador y avaro.
3. El ratón en las fuentes escritas del antiguo Oriente y el Oriente Medio
El ratón doméstico ya era conocido en la antigua Roma, en Grecia y en el Medio Oriente y se han encontrado referencias a él en la Mishná, el Talmud de Babilonia y las Fábulas de Esopo. Un estudio de las fuentes escritas más antiguas, muestra que el ratón aparece en distintas ocasiones, algunas negativas pero otras también positivas, como criatura perjudicial por un lado y como propietario de cualidades curativas por el otro. A continuación daré algunos ejemplos:
Los inmensos daños que causan los ratones son descritos por Herodoto, que relata que Senaquerib, rey de Asiria, salió con su ejército a luchar contra Egipto. Durante la noche anterior a la batalla, el campo asirio se llenó de ratones que masticaron las correas de los caballos y, al día siguiente, los soldados asirios no pudieron salir a enfrentarse con los egipcios. [18]
En el Libro sobre la caza y el cazador, escrito por Opian de Apamea, que describe la fauna en Oriente Medio [19] aparece también la siguiente descripción de un cazador de ratones:
Cuando el joven prepara una trampa hecha de sogas para cazar ratones devoradores, los ratones ni se enteran de la trampa que les espera. El ratón es atraído a la trampa porque quiere llenar su estómago, pero inmediatamente la trampa se cierra con gran estruendo y el ratón no puede escapar ni salir a pesar de sus esfuerzos. El joven lo atrapa y lo mata, disfrutando de su presa. [20]
Se han encontrado, en textos que tratan de los animales en el antiguo Oriente, referencias a la rápida reproducción de los ratones de todo tipo y a los estragos que causan en campos y cosechas. [21]
En la literatura científica cristiana del antiguo Oriente aparecen instrucciones para limpiar y acabar con todo tipo de plagas, incluyendo los ratones. Por ejemplo, si se pone agua de aceitunas dentro de una vasija de cobre durante toda la noche, al día siguiente todos los ratones que merodeen por la casa estarán dentro de la vasija. Si se los quiere matar, hay que darles de beber agua saturada de aceitunas y mezclada con aceite o ciertos tipos de calabaza. Si se agrega vesícula de buey, los ratones no se acercarán aunque el campo esté recién sembrado y si se ponen hojas de adelfa dentro de la madriguera de los ratones, morirán después de haberlas masticado. [22]
Los antiguos egipcios creían en las cualidades curativas del ratón, que utilizaban para fabricar medicamentos. Por ejemplo: el polvo de ratón se utilizaba para la diabetes; el excremento de ratón mezclado con un diente de liebre y otros ingredientes se colocaba sobre una muela cariada para tratarla sin necesidad de extraerla;[23] el ratón frito se consideraba bueno para el cuidado del cabello canoso; beber leche con ceniza de ratón se recomendaba para la tos[24] y el aceite de ratones era eficaz como ungüento contra los dolores. [25]
En el Libro de explicación de los sueños escrito por Artemidoros Aniketos (alrededor del año 150 a.c.), se explica que soñar con muchos ratones que juegan unos con otros, es señal de mucha alegría y esclavos en abundancia.[26] Pero en otra fuente escrita de la literatura científica cristiana del antiguo Oriente se encuentra la creencia de que si los ratones provocan un gran tumulto y hacen ruido en el sueño, es anuncio de que se aproxima un invierno muy duro.[27]
En un libro de zoología escrito por Timoteus (año 500 a.c.) en la época bizantina, aparecen varios datos interesantes acerca del ratón, como por ejemplo: los ratones en Libia no beben agua; después de la ultima lluvia invernal, muy a menudo aparecen ratones; los ratones muerden a los que duermen y si no pueden alcanzar el aceite que se encuentra dentro de la lámpara, mojan en él el rabo y luego lo chupan.[28] En una fuente escrita de origen griego que narra distintos milagros, aparece una anécdota que dice que en Chipre existen ratones que pueden comer hasta hierro y hay quienes les abren el estómago buscando oro.[29]
Antiguas fábulas de Babilonia que podrían tener su origen en Somaria, y que hay quienes aseguran que ejercieron una influencia sobre Esopo, mencionan un refrán sobre el ratón que sabe mantenerse contento aunque viva en continuo peligro: "Cuando el ratón escapa de un enemigo y cae en una cueva donde hay una serpiente, le dice a esta – Hola, me ha enviado el mago".[30] O sea, que el ratón se presenta a sí mismo como mensajero de un mago que utiliza serpientes, saludándola amablemente para salvar la vida. En un libro que trata de las maravillas de los animales y de fenómenos naturales, escrito por el zoólogo árabe Alkazawini, se describe al ratón como un animal astuto que puede ser muy perjudicial y se encuentra entre las cinco plagas que está permitido destruir aun en días feriados. El ratón puede causar un incendio cuando roe la mecha de la lámpara de aceite; puede roer libros científicos, libros de contaduría, libros de leyes, acabar con vestidos lujosos, depósitos de alimentos y más. También se menciona el terror que siente por el gato y que es el peor enemigo del cangrejo.[31]
Los peligros que acarrean los ratones se mencionan en un libro de memorias del guerrero y cazador sirio Usama ibn Munqid, (1095-1188), donde el autor relata varias anécdotas sobre ese roedor. Por ejemplo: si a alguien le ataca un tigre y un ratón orina sobre la herida, esa persona morirá. El autor explica que, como es muy difícil prevenir que los ratones se acerquen a quien ha sido atacado por un tigre, hay quienes colocan la cama del herido sobre agua y amarran gatos a su alrededor para que los ratones no se acerquen a él. [32] Ese mismo temor al ratón se menciona en uno de los tres tomos sobre la historia de Oriente de Jacques de Vitri, (aproximadamente 1165-1240), obispo de Acre, que, al describir el gran tamaño y fortaleza de los elefantes, que pueden aterrorizar a los dragones, añade que, a pesar de eso, tienen terror a los ratones y huyen de ellos. [33] También señala el peligro que corre el que ha sido mordido por un ratón. [34]
Para finalizar, el ratón como animal perjudicial y el uso de gatos para deshacerse de ellos se refleja también en el folklore de los árabes de Palestina, en un refrán que dice: "No alimentes a tu gato – y acabará con tus ratones. Alimenta a tu perro – y protegerá tu hogar".[35]
4. El ratón en las Fábulas de Esopo
Las Fábulas de Esopo[36] son una fuente importante para el estudio de fábulas sobre animales, e incluyen siete[37] en las que el ratón es el personaje central o el más significativo:
Fábula 14: El león, el ratón y la zorra[38] - Un ratoncito se puso a correr por el cuerpo de un león dormido que se despertó y empezó a buscar quién paseaba sobre él. Una zorra que pasaba por ahí lo vio y le preguntó por qué tenía miedo de un ratoncito. El león contestó: "No tengo miedo del ratoncito; solo me sorprende que haya quien se atreva a pisotear a un león dormido". La enseñanza de la fábula es que hasta la persona más inteligente debe prestar atención a los pequeños detalles. [39]
Fábula 16: El ratón que ayudó al león[40] - Se trata de una fábula famosa y popular que aparece en distintas versiones en la literatura infantil y se ha traducido a numerosos idiomas. Cuenta la historia de un león que perdona la vida a un ratón que había atrapado y lo deja marchar. Más tarde, cuando el león es apresado por los cazadores, el ratón corta las cuerdas permitiéndole escapar. La fábula enseña que, en ciertas ocasiones, hasta los más fuertes necesitan la ayuda de los débiles.
Fábula 96: El gato y los ratones[41] - Había una vez una casa plagada de ratones. Se enteró un gato, fue a la casa y poco a poco fue devorándolos. Los ratones, viéndose perdidos, decidieron esconderse en sus madrigueras. El gato comprendió que así no podría seguirlos cazando y maquinó una argucia: trepó a lo alto de una viga y, colgado de ella, se hizo el muerto.[42] Un ratón que se asomó, lo vio y le dijo: "Aunque fueras un saco de harina, no nos acercaríamos a ti". La fábula nos enseña que, una vez que hemos comprendido la maldad de alguien, ninguna argucia bastará para atraparnos. El ratón aprendió de la experiencia y ya no se dejó atrapar por el gato.[43]
Fábula 122: La víbora, el gato y los ratones[44] - Una vea, una víbora y un gato riñeron. Los ratones, para quienes tanto el gato como la víbora representaban un peligro, al verlos enfrascados en la pelea salieron de su escondite; pero en cuanto el gato y la víbora vieron a los ratones, dejaron de reñir y corrieron a atraparlos.[45] La fábula enseña que en política, cuando el pueblo se entromete en un enfrentamiento entre demagogos, estos últimos siempre les harán daño sin mostrar consideración alguna.
Fábula 154: El ratón campestre y el ratón doméstico[46] - También esta es, como la anterior, una de las fábulas más conocidas. Sus protagonistas son un ratón doméstico y un ratón campestre. Este último, acostumbrado a una vida simple y sin lujos, invita a su amigo a comer a la campiña y le ofrece únicamente trigo y yerbas. El ratón doméstico, acostumbrado a comer verduras, pan, queso, miel, dátiles y otras frutas en abundancia, invita al ratón campestre a su casa para que comparta con él sus manjares. Pero cuando están a punto de empezar, llegan los dueños de casa que, con sus idas y venidas, obligan a los ratones a correr y esconderse una y otra vez. El ratón campestre entonces se despide de su amigo y le explica que prefiere comer sólo un grano de trigo, pero sin temor. La fábula enseña que es preferible vivir austeramente, pero con serenidad, a vivir con lujos y privilegios, que siempre van acompañados de congojas y temores.
Fábula 155: Los ratones y las comadrejas[47] - Los ratones y las comadrejas se hallaban en continua guerra. Los primeros, que siempre acababan vencidos, se reunieron en asamblea y decidieron elegir nuevos jefes que los guiaran en el campo de batalla. Estos últimos, queriendo distinguirse del resto, se pusieron en la cabeza una especie de cuernos que ataron fuertemente. Cuando llegó la hora de la siguiente batalla, los ratones volvieron a perder como de costumbre y corrieron a esconderse en sus nidos, pero sus jefes no pudieron entrar a causa de los cuernos que sobresalían y fueron finalmente devorados por las comadrejas. La fábula nos enseña que lo importante no es la apariencia, sino la responsabilidad a la hora de cumplir lo encomendado.
Fábula 156: El ratón y la rana[48] - Un ratón, para su desgracia, se hizo amigo de una rana, Esta última, para burlarse de él, amarró la pata del ratón a la suya. Así fueron ambos por tierra para comer trigo hasta llegar a la orilla de un pantano. La rana, de un salto arrastró al ratón hasta el fondo, croando y retozando en el agua mientras el desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogaba, quedando a flote atado a la pata de la rana. Los vio un milano que por allí volaba y apresó al ratón con sus garras, arrastrando con él a la rana encadenada, que también le sirvió de cena. Esta fábula nos enseña que las malas acciones acaban siempre por repercutir contra el que las comete. La rana se comportó con maldad hacia el ratón que era su amigo, pero la justicia divina se interpuso y el enemigo del ratón aprovechó para atrapar a la rana y tragársela también.
La conclusión de esta sección, es que el ratón, según lo reflejan las Fábulas de Esopo es un personaje de características variadas. Es pequeño y ágil, aunque él mismo no lo sepa. Es astuto y tiene una gran capacidad de supervivencia. Puede pronosticar, aprender de la experiencia y sacar conclusiones lógicas. El ratón también posee cualidades morales, sabe prometer y cumplir. Esopo nos presenta dos tipos de ratón: el doméstico, acostumbrado a comer y vivir bien aunque sea sin tranquilidad ni seguridad, y el campestre, que prefiere la vida simple pero serena.
Todo ello se relaciona en forma paralela al ser humano: los ratones de las fábulas representan las distintas elecciones que hacemos nosotros mismos y cada una expresa un distinto enfoque subjetivo. Por un lado vemos ratones que se encaran a fuerzas más poderosas que ellos sin saber identificar el peligro en que se meten; estos ratones salen perdiendo, o sea que aparecen como débiles y perdedores. Se podría quizás pensar que su fragilidad se debe a la falta de liderazgo, pero lo que sucede en realidad es que eligen dirigentes poco adecuados, orgullosos e insensatos, que no saben prever lo que les espera y se preocupan más de su apariencia que de planificar las batallas y calcular sus resultados. Esopo también presenta la figura del ratón como un personaje ingenuo, quizás demasiado sociable, que no sabe identificar al enemigo y se deja amarrar a una criatura acuática aun cuando él mismo es un animal terrestre. El ratón no reconoce el peligro que se aproxima y pone en riesgo su propia vida. Su ingenuidad, combinada posiblemente con su falta de juicio, lo lleva a la muerte.
5. El ratón en las fábulas hebreas de la Edad Media
En Los Cuentos de Ben Sira, de la Edad Media, encontramos dos relatos que mencionan a los ratones. Este libro incluye la Historia de Ben Sira (en hebreo Toldot Ben-Sirá), que fue escrita en Babilonia, al parecer a finales del siglo IX o principios del X.[49] Uno de dichos relatos es "El ratón y el gato" y el otro "La costura en el hocico del ratón". Se trata de cuentos etiológicos que responden a un formato similar y se inician ambos con la fórmula "debido a que", lo que denota su tendencia: proporcionar una explicación a distintos fenómenos propios del mundo de los animales. En los cuentos presentados por Ben-Sira y especialmente aquellos en que aparece el ratón, se utiliza la personificación como importante recurso literario. Los animales piensan, hablan y actúan como seres humanos, un recurso para transmitir fábulas que se utilizó ya en la Antigüedad. [50] Los relatos sobre el odio entre el gato y el ratón tienen sus paralelos en la narrativa popular mundial[51] y han sido objeto de un excelente estudio del investigador israelí Eli Yassif, que también presenta sus orígenes y detalla los paralelismos en las distintas literaturas. Las dos versiones presentadas a continuación explican el origen del odio entre el gato y el ratón.
En el primer relato, "El gato y el ratón"[52], el odio que reina entre estas dos criaturas, que es el tema más utilizado en relatos sobre animales, ocupa un lugar central. La Historia de Ben-Sira[53] se pregunta por qué el gato se come al ratón. La respuesta que ofrece es la siguiente:
Las relaciones entre el gato y el ratón comenzaron como una sociedad (al parecer relacionada con la búsqueda del alimento). El ratón, envidioso, se quejó ante Dios de su relación con el gato diciendo que éste se lo comía todo sin dejar nada para él. Le dijo Dios: "Como has delatado al gato, ahora le servirás también de alimento", a lo que el ratón alegó: "Solo he dicho la verdad, ¿y por eso me entregas como alimento al gato?". Dios le respondió diciendo: "No has aprendido nada del sol y la luna.[54] Ambos poseían una luz similar pero, como la luna delató al sol, le quité la intensidad de su luz y se la entregué al sol". El ratón preguntó entonces: "¿Y no me darás otra oportunidad?", a lo que Dios replica, "Te dejaré lo mismo que le dejé a la luna". "Dame tu permiso e iré a vengarme del gato". Dios dio su acuerdo y fue el ratón y mordió de repente la cabeza al gato que se enfadó, mató al ratón y se lo comió. La hembra y los hijos del ratón oyeron lo ocurrido y escaparon, escondiéndose en una cueva en la montaña; pero no olvidaron recordar a sus descendientes que debían huir del gato para que no les ocurriera lo mismo. Desde entonces y hasta el día de hoy, el gato persigue a los ratones y se los come. Por eso, cuando el gato persigue al ratón sin conseguir atraparlo, el ratón recita el versículo 2 del Salmo 30: A ti clamé y me sanaste y el gato contesta: Si te remontares como águila y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Dios, (Abdías 1:4). Cuando el gato caza al ratón, aquél le dice: Los herí de modo que no se levantásen, cayeron debajo de mis pies (Salmos 18:38) y el ratón responde: Justo es Dios en todos sus caminos y misericordioso en todas sus obras (Salmos 145:17) [55].
El segundo relato, "La costura en el hocico del ratón"[56], es una aparente continuación del relato anterior, en el que se ofrece una respuesta a la pregunta de por qué fue cosido el hocico del ratón:
Durante el diluvio, Noé construyó un arca y puso en ella a dos animales de cada especie – un macho y una hembra. El ratón y la ratona hablaban con el gato y la gata cuando dijo el gato: "Yo recuerdo que mi padre comía ratones, y yo también, y eran muy sabrosos. Ahora también yo me voy a comer un ratón". El ratón escapó corriendo hasta que, de milagro, encontró un agujero, se metió dentro y se salvó. El gato, tratando en vano de atraparlo, metió una pata en el agujero y el ratón se la mordió. El gato entonces quiso sacarla pero sus garras se clavaron en el hocico del ratón desgarrándole la mejilla. El ratón suplicó a Noé: "Hombre sabio, por caridad cóseme el hocico que me ha desgarrado el gato, mi enemigo". Y Noé le dijo: "Ve y trae un cabello de la cola del cerdo para cosértelo". El ratón encontró al cerdo dormido, le arrancó un pelo de la cola y se lo dio a Noé, que le cosió el hocico. Esta es la razón por la que Noé es considerado un hombre sabio y caritativo con los suyos, y también explica porque el ratón tiene una costura en el hocico. [57]
Estos dos relatos reflejan varias características del ratón. En el primero, el ratón es un delator y es castigado por ello convirtiéndose en alimento de gato. En el segundo, intenta vengarse arriesgándose a atacar al gato y a herirlo. Lo que el relato pretende demostrar es que sus acciones no son razonables. El ratón demuestra ser irresponsable y por eso, él y su descendencia son castigados a vivir perennemente amenazados por el peligro de que los cace el gato. En Los Cuentos de Ben Sira, el ratón es el culpable de la relación que existe entre ambos animales.
Para terminar con este tema, señalemos que hay también refranes populares que reflejan las cualidades del ratón. Por ejemplo, en hebreo se dice: como se escapa el ratón del gato o fuga de ratones (una huida rápida y temerosa de mucha gente), o de la montaña se creó un ratón (o sea, se exagera mucho y al fin el resultado es insignificante, como un ratoncito). Y para concluir, dos ejemplos – uno de la tradición española: cuando el gato no está, los ratones juegan y otro del sefardí: cuando el gato sale de casa, bailan los ratones.[58]
6. El ratón en el libro Mishlé Shualim de Berejia Ha Nakdán
El libro Mishlé Shualim es la mayor colección de fábulas hebreas de la Edad Media.[59] Fue recopilado por el rabino Berejia Ben Neturnai Ha Nakdán (Inglaterra o Provenza, finales del siglo XII o primera mitad del XIII).[60] En la introducción, el autor explica que su objetivo es corregir las injusticias sociales por medio de las moralejas que presenta, que tratan principalmente de animales. Berejia, autor con visión judía religiosa del mundo, educador y moralista, deriva de estos relatos que toda injusticia tiene su castigo. La introducción del libro nos aclara que el objetivo de las fábulas es promover la justicia social, la igualdad y el amor entre las gentes. El autor desea que el lector comprenda que siempre hay castigo y justicia en lo que hace a la vida de cada cual, la familia, la sociedad e incluso el estado. [61] Además, declara que las moralejas que ha recopilado son de la literatura general y conocidas por todos, sin diferencias de religión; el Libro de Fábulas de María de Francia (Francia, siglo XII), por ejemplo, es una de sus fuentes. [62] De acuerdo al concepto que existía en la Edad Media, el autor ajustó las fábulas a sus lectores judíos y sus creencias religiosas, morales y sociales, utilizando las fuentes bíblicas y rabínicas apropiadas. En cuanto a la estructura, cada fábula del libro Mishlé Shualim se divide generalmente en cinco partes:
a- Título - en el que se presentan los personajes principales;
b- Lema - cuyo objetivo es dar una pauta de la moraleja;
c- La fábula (escrita en prosa rimada);
d- Moraleja de la fábula;
e- El canto moral – Un poema corto que resume la fábula y su moraleja. El canto moral sirve para condensar, acentuar y enmarcar el mensaje que aparece en la fábula, cumpliendo así con el objetivo didáctico del autor. Es el canto moral lo que hace que las fábulas de Berejia sean diferentes de las de otros autores.
En Mishlé Shualim hay siete fábulas que tratan del ratón como personaje principal (en la fábula no. 112 el ratón no está mencionado como personaje primicial. Esta fábula no está incluida en el presente estudio). En todas se reconoce la influencia de Esopo, María de Francia y otros autores, pero las fábulas de Berejia son más largas y detalladas y contienen un diálogo más complejo entre los personajes. Al mismo tiempo, Berejia extiende la fábula y la moraleja que se unen en su canto moral, lo que refleja las tendencias del autor y acentúa los conceptos morales, didácticos, religiosos y sociales de la fábula. A continuación se presentan las siete fábulas:
Fábula no. 2: ratón, rana y águila
a- Título - El ratón, la rana y el águila[63]
b- Lema - El que excava un pozo para atrapar a otro, caerá dentro. O sea, la trampa preparada para los demás terminará por serlo de uno mismo.
c- La fábula - Un ratón reside en un molino donde disfruta de alimento y granos de trigo en abundancia, al igual que numerosas generaciones anteriores de su familia. El ratón está orgulloso de su vivienda y del hecho de que nunca le falta comida. Una rana que pasa por ahí, pregunta al ratón pretendiendo inocencia por qué es blanco y si es esa una señal de vejez. El ratón replica confiado que su color se debe al de la harina y la sémola del molino, de las que se alimenta y que aseguran su supervivencia. La rana le contesta: "Tú te enorgulleces de tener víveres en abundancia, pero vives en perpetuo miedo de las trampas de los humanos y te asustas de cualquier ruido. Tu comida es seca y tu ropa está sucia. En cambio yo, mi ropa esta siempre limpia y vivo segura, no tengo enemigos y también dispongo de una gran cantidad de comida deliciosa. Tu vivienda está rodeada de trampas pero yo vivo segura en la mía. Hazme caso, ven conmigo a mi pantano y yo velaré por ti". Los argumentos de la rana, acompañados del movimiento sensual de sus ancas, convencieron al ratón que, confiado, se fue con ella hasta llegar al borde del río. "¿Dónde está tu hogar?", preguntó a la rana, y esta contestó: "Del otro lado del río. Mi casa está colmada de lo mejor, no te preocupes por el río". Pero al ratón le daba miedo cruzarlo y dijo: "Me da miedo el agua, prefiero quedarme en mi propia vivienda". La rana lo convenció diciendo: "Oye lo que voy a decirte: yo cruzaré el río contigo, así no te arrastrará la corriente y te alejaras de tus enemigos. Ata tu pata a mi cuerpo hasta que lleguemos al otro lado. No te ocurrirá nada malo, serás feliz y vivirás tranquilo; verás que es cierto todo lo que te prometo”. El ratón se dejó convencer y se amarró a la rana. Así fueron hasta la orilla del río, donde la rana trató de ahogarlo. El ratón trataba de mantenerse a flote pero un águila perversa que los observaba, los atrapó a los dos, ya que iban amarrados el uno al otro. El águila no consiguió comerse al ratón porque su cuerpo era duro y peludo, pero a la rana se la tragó de inmediato. La soga se rompió y el ratón escapó mientras que la rana que le había tendido la trampa, cayó en ella.
d- Moraleja de la fábula: Una mala persona que trama algo contra otro y lo halaga para poder engañarlo terminará castigada ella misma por la trampa que tendió a su semejante. La maldad recibe siempre su castigo, mientras que el inocente sobrevivirá y volverá a su hogar como dijo el sabio Rey Salomón: "Como la justicia conduce a la vida, así el que sigue al mal lo conducirá a su muerte" (Proverbios 11:19).
e- El canto moral: La cuerda que ataba la rana al ratón se cortó y el ratón volvió a su madriguera y la llenó de víveres. El ratón no recibió ningún daño: no se lo tragaron, ni lo enterraron. Nada cambió para él. La rana que lo sedujo, en cambio, no retornó a su hogar. Ese será el pago del que trate de tentar a los demás. Aquel que incita a otro y quiere atraparlo, acabará mal. El que refleja bondad por fuera pero lleva maldad por dentro, caerá siempre en su propia trampa. Los buenos e inocentes se mantendrán y vivirán sin que les falte de nada.
La imagen del ratón que se refleja: El ratón es ingenuo, tiene demasiada seguridad en sí mismo y es presumido y codicioso. No es sabio y se dejar seducir por los lujos (en este caso la comida, que no le faltaba). El ratón depositó su confianza en la rana y se dejó amarrar a ella aun dudando que fuera lógico. No es perfecto, pero tampoco es malvado y, definitivamente, no desea perjudicar a los demás.
Esta fábula aparece en distintas versiones en la literatura mundial.[64] La fábula número 156 de Esopo trata de la justicia divina pero se concentra más en el castigo a la rana que causó la muerte al ratón y que también murió al ser atrapada por el milano (o el águila en la fábula de Berejia).[65] Berejia, en su fábula, hace más hincapié en las relaciones sociales y morales: el que trama contra su compañero y quiere que este caiga en su trampa – caerá él mismo mientras que su víctima se salvará; la justicia divina permanece en un segundo plano y no se menciona explícitamente. Berejia critica en este relato a los inmorales y seductores, que aparentan hipócritamente ser bondadosos para perjudicar a otros. La rana envidiaba al ratón y, por maldad, lo quiso atrapar, pero la víctima se salvó y fue ella quien cayó en su propia trampa y murió, como en la versión de María de Francia y al contrario de lo que sucede en la de Esopo donde ambos animales mueren. Un análisis de la forma literaria como se describe a los personajes del ratón y la rana así como su diálogo y comportamiento, pone de manifiesto que estos representan al hombre (el ratón) y a la mujer (la rana). Esta última utiliza expresiones seductoras y consigue convencer al hombre (el ratón). El ratón se salva de milagro, no debido a su perspicacia o inteligencia, sino gracias a su buena fortuna que se presenta en el relato como una forma de justicia divina.
Fábula no. 10 – Ratón doméstico y ratón campestre
a- Título: El ratón doméstico y el ratón campestre [66]
b- Lema: El que quiere acaparar muchas riquezas, al final se quedará sin nada y sufrirá.
c- La fábula: Un ratón doméstico fue a visitar a su familia en otra ciudad. Al anochecer llegó a un bosque y vio a varios ratones campestres que se divertían entre ellos. Decidió quedarse a dormir en casa de un ratón de campo que lo invitó. Tras charlar y comer solo unas cuantas yerbas y raíces, el visitante dijo al campesino: "Ven a mi casa en la ciudad, te daré los mejores víveres y lo pasarás muy bien. Un día en mi casa vale más que mil en el bosque, ya que aquí en invierno hace frío y llueve y en otoño las yerbas están muy secas y no tienes qué comer. Ven conmigo y te proveeré de los alimentos más deliciosos". Así consiguió el ratón doméstico convencer al campestre, diciéndole: "En mi hogar tengo trigo, maíz y semillas de las mejores". Al llegar a su casa, el ratón doméstico le dijo: "Siéntate y come todo lo que desees". Cuando estaban comiendo pan, carne y pescado, sintieron entrar de pronto a un hombre que venía por el pan. Los dos ratones corrieron aterrorizados y se escondieron en su madriguera. El ratón campestre nunca había sentido tal miedo. Cuando el hombre se fue, salieron nuevamente al igual que los otros ratones de la casa y continuaron el banquete. Pero el ratón campestre se quedó a un lado observando y pensando en lo que sería su vida en la ciudad, donde el hombre lo había aterrorizado y así dijo a su amigo: "Me despido de ti. No me quedo por el temor en que vives. No debí dejar mi hogar. No quiero vivir contigo, perennemente asustado por el hombre, que es un ser muy peligroso para nosotros. Tú prefieres disfrutar y comer pan en otoño pero inquieto siempre por lo que pueda ocurrir. Mi bosque es mucho más seguro y tranquilo. Comer pan es muy bueno cuando se vive tranquilo y sin miedo. Prefiero comer menos pero no vivir atemorizado, prefiero vivir libremente y no sentir este terror".
Esta fábula, en la versión traducida al hebreo, está escrita en forma de poema en rima libre.
d- Moraleja de la fábula – Quien desea obtener riquezas y no se conforma con lo que tiene, generalmente sufrirá y perderá tanto lo que ha obtenido como lo que tenía anteriormente. Se arrepentirá de lo logrado y no siempre le será posible volver atrás, de manera que se quedará sin lo uno y sin lo otro.[67]
e. El canto moral: Es mejor comer pan seco en paz y tranquilidad que carne de cisne cebado con temor. Mejor una cuchara llena de harina que se ofrece con amor que cien cucharas dadas con odio. Mejor tener poco que comer pero con seguridad, que mucho bajo la opresión. Recomendación: Quédate tranquilo en tu humilde vivienda y no busques problemas en la ajena.
La imagen del ratón: Esta fábula tiene numerosas versiones literarias y también aparece en la literatura infantil.[68] Representa a dos tipos de personas. Aunque el relato de Berejia se asimila a las versiones de Esopo y de María de Francia, su moraleja está más desarrollada y contiene otros valores. Berejia, como educador y moralista, quiere alertar a sus lectores para que no se dejen arrastrar por la codicia. Se concentra en aquellos que no se conforman con lo que tienen, en quienes viven bien pero están dispuestos a arriesgarlo todo para acaparar más. Arriesgarse puede resultar en la pérdida de todo, lo que significa un doble menoscabo. Berejia destaca el peligro de perder lo que ya se tiene por un sueño impalpable, por una fantasía, y hace asimismo hincapié en que, una vez lanzados al riesgo, es difícil volver atrás. El autor elabora la fábula según el contexto de la época y el lugar en que vive (Inglaterra o Provenza, entre fines del siglo XII y principios del XIII).[69] Su intención parece ser la de alertar a los miembros poderosos de la comunidad judía cercanos a la corte, que ocupan puestos importantes al servicio de la corona. Esos judíos cortesanos servían a los reyes cristianos de Europa[70] y recibían de ellos beneficios y regalos, pero su contacto con la corte, sus camarillas políticas, intrigas y conspiraciones, entrañaba también grandes peligros e incluso un riesgo de muerte. El canto moral de esta fábula presenta muy claramente qué es lo preferible y seguro, utilizando comparaciones que describen situaciones extremas: el pan seco que se come en paz es preferible al cisne cebado consumido con aprensión, etc. Al final del canto, el autor recomienda explícitamente a sus lectores, los judíos de la Edad Media, que se mantengan tranquilos en su casa sin ir a buscar complicaciones en las ajenas. O sea, si te encuentras bien, la búsqueda de desafíos es peligrosa. Los dos tipos de ratones en la fábula son: a) el ratón codicioso y glotón que arriesga todo por una mejor posición y está dispuesto a cambiar su libertad y su seguridad por una vida de abundancia y b) el ratón modesto, que se conforma con lo que tiene y prefiere la paz y tranquilidad al lujo, viviendo libre y sin problemas.
Fábula no. 15 – León, ratón y red
a- Título: El león, el ratón y la red. [71]
b- Lema: Es mejor ser bondadoso con todos ya que llegará la hora en que esa bondad redundará en tu propio beneficio.
c- La fábula: Un león estaba durmiendo en el desierto cuando un ratón que caminaba sobre él lo despertó. Se levantó el león buscando a ver quién era el que así se atrevía a despertar al rey y, al ver que era solo un ratón,[72] pensó que a aquel insolente le había llegado su hora. Le dijo: "Miserable ratón, vas a morir. Me has despertado y me has humillado; no puedes negar que has caminado sobre mí; ahora, prepárate a pagar por ello". A lo que el ratón contestó llorando desesperado: "Señor, soy un ratón inteligente pero ingenuo y te tengo mucho respeto. No te enojes conmigo ya que 'puedes hacer lo que nunca hiciste, pero no puedes borrar lo que ya está hecho'. Si tienes corazón, sabrás que hay que compadecerse de quien se arrepiente y corrige sus errores. Sé que he obrado mal, pero fue por error y no por maldad, pues es bien sabido que el que trata de perjudicar al rey terminará castigado. Te lo suplico, poderoso y heroico rey, no lastimes a este pobre ratón". El león escucho las palabras del ratón, sintió compasión y le dijo: "Está bien, no te preocupes. Te perdonaré y serás libre". Por la noche, cuando los leones salieron a cazar, el león cayó preso dentro de una red de la que no consiguió escapar y empezó a rugir angustiado. El ratón oyó su voz alarmada y lo encontró atrapado en la red. Le preguntó: "¿Quién eres tú que así me despiertas con tu alboroto?". "Soy yo", contestó el león. "¿Podrías ahora luchar contra los ratones que tanto te molestan?, inquirió el ratón, y continuó diciendo: "Ha llegado el momento de devolverte el favor que me hiciste. Voy a salvarte, reuniré a mis compañeros y juntos cortaremos la red para que puedas volver a tu vida normal". Contestó el león, "Sí, date prisa, ya que la inteligencia es preferible a la fortaleza y tú serás más justo que yo si me liberas de esta red". Y así fue como el ratón reunió a sus compañeros y rápidamente cortaron la red con los dientes. Dijo el león, "Ahora soy yo quien está en deuda contigo ya que me has salvado la vida".
d- Moraleja de la fábula – El pobre que no comete ningún crimen ni se rebela contra su vecino rico, puede equivocarse. Pero si lo hace y el rico le perdona, ayudará a este último cuando él, a su vez, se encuentre en una situación difícil. Porque el que es fiel, es más que un hermano ya que hay quienes no salvarían ni a su propio hermano. Hay un refrán muy sabio, que dice que una persona voluminosa puede ahogarse por tragar una mosca pequeña y también se dice que preguntaron a un sabio a quién quería más, si a su hermano o a su amigo y contestó: "No quiero a mi hermano hasta que sea mi amigo".
e- Canto moral – Haz el bien a quien te lo haga a ti. Si alguien comete un error y te perjudica en algo, perdónalo, ya que quizás mañana pueda ayudarte. Ten piedad de una persona ingenua y corta la cabeza del testarudo (o sea, no le tengas compasión).
Análisis de la fábula: También esta fábula es muy conocida y al parecer, tiene su origen en las Fábulas de Esopo. Existen numerosas versiones paralelas.[73] El ratón, que sin querer irrita al león y es sentenciado a morir, se salva gracias a su astucia. Como comprende que puede acabar mal, utiliza su inteligencia para convencer al león de que se compadezca de él; le dice que se arrepiente de su error y declara el respeto que siente por él. De esta forma lo calma y consigue que lo perdone. Llamándolo "mi señor" le muestra su jerarquía. El ratón es muy astuto y cita un refrán de Mivjar Hapninim (Selección de Perlas), un libro perteneciente al género del Adab árabe, que enseña sabiduría, buen comportamiento y ética. El refrán dice: “Puedes hacer lo que nunca hiciste, pero no puedes borrar lo que ya está hecho”[74] y aparece en el Portal del Perdón (en hebreo Shaar ha- selijá) del libro. De él se sirve el ratón para despertar la compasión del león y su sentido de soberano responsable y considerado. O sea, que el ratón manipula al león para que comprenda que no le merece la pena hacerle daño a él, ya que se perjudicará a sí mismo y, si se arrepiente, no podrá ya volverse atrás. El ratón combina en sus palabras el sentimiento y la lógica, diciendo al león: "Si tienes corazón" o sea, si eres un monarca justo, te guiarás por el refrán que dice "Quien hace confesión merece compasión" (Proverbios 28:13), o "el que se arrepiente y corrige sus errores merece que se le perdonen". Finalmente, utiliza un argumento convincente y sabio: el de que un soberano poderoso no puede matar a un insignificante ratón ya que esto perjudicará su propia imagen; de esta forma, convence al león de que a él mismo no le conviene perjudicar al ratón. Este último no centra sus argumentos en su propio interés, ya que él es insignificante, sino en el del león mismo. Después, cuando el león cae en la trampa, el ratón cumple su promesa y lo libera con la ayuda de sus compañeros. Cumple con su compromiso, no sin antes recordar al león cuando éste está atrapado en la red, que en esa situación no podría luchar contra sus congéneres, probándole así que hasta un león, por grande y poderoso que sea, puede, en ciertos momentos, verse impotente ante las circunstancias. El ratón y sus compañeros salvan al león y éste cumple lo acordado.
Berejia Ha Nakdán da a la fábula un significado muy profundo. Con ella no solo ejemplariza las relaciones entre los fuertes y los débiles (como en las Fábulas de Esopo), sino que ofrece una interpretación más amplia en el campo de la política: las relaciones de poder entre gobernantes y gobernados y, en el campo socio-económico, las relaciones entre los distintos estamentos que existían en la Edad Media, entre los ricos y los pobres. El mensaje está dirigido a los ricos, que se sienten seguros en su posición privilegiada y se comportan con desdén con los menos afortunados. Estos ricos no necesitan estar a bien con los pobres y no les perdonan los errores que comenten debido a su ingenuidad o a su falta de sabiduría. Berejia desea enseñar a los más poderosos que no deben aprovecharse de su poder sino ser benevolentes con los menos afortunados y hacerles objeto de su clemencia, ya que algún día quizás requieran su ayuda. A veces, el que es rico y poderoso necesita al pobre y débil. El amor trae consigo la fidelidad, sin que los lazos de parentesco desempeñen aquí ningún papel. Berejia determina que quien quiere a alguien puede ser más fiel que un hermano y demuestra que hay situaciones en que los familiares o quienes pertenecen a su mismo rango, no ayudarán a un hermano en peligro. La fábula concluye con dos refranes: primero, "Hasta el más poderoso puede ahogarse al tragar una pequeña mosca"[75], con el que Berejia enfatiza que ni siquiera el más fuerte y de más alta posición es inmune al resto del mundo y puede fallar o recibir un gran perjuicio debido a algo diminuto. El segundo refrán que aparece es: Preguntaron a un sabio a quién quería más, si a su amigo o a su hermano y éste respondió: No quiero a mi hermano hasta que no sea mi amigo. Este refrán, que proviene del libro hebreo Mivjar Hapninim, Portal de los amigos (en hebreo Shaar ha-javerim), no. 14[76], señala que las relaciones familiares no garantizan la amistad y la fidelidad que, en cambio, son ingrediente inseparable de la verdadera amistad y más importante que los lazos de sangre o de clase social. En el canto moral Berejia subraya la importancia que tiene devolver los favores, ya que trae beneficio al ser humano, así como la de perdonar y compadecerse, especialmente de quien está en una posición inferior Berejia trata de enseñar a sus lectores que nadie, por rico y poderoso que sea, puede saber lo que ocurrirá mañana y que, en ciertas circunstancias, es posible que necesite ayuda de quien está por debajo de él. El autor mantiene que hay que perdonar a toda buena persona aunque sea inferior, pero también hay que saber identificar al porfiado y al rebelde y no tenerle piedad. La clave reside en tratar bien a los demás, sin que importe su posición económica, según está escrito: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, (Levítico 19:18).
Esta fábula presenta algunas características del ratón que se repiten a menudo en la literatura: el ratón como fiel amigo, que se arriesga por salvar a un compañero utilizando sus filosos dientes para roer redes[77], aparece de forma bastante similar en Kalila y Dimna, una obra original de origen indio que forma parte de la Panchatantra[78] y en cuya trama aparecen dos cocodrilos llamados Kalila y Dimna. La obra[79] fue traducida en la Edad Media del árabe al hebreo por Yacob Ben Elazar (España, 1170-1233?)[80].
En el cuarto Portal, el Portal de la paloma, el ratón, el cuervo y el ciervo, se habla de un rey que pidió a Sindbar el filósofo que le enseñara algo acerca del amor y la fidelidad entre amigos. Sindbar le explica entonces que una persona bien nacida ayudará a quienes lo quieren y estos últimos, a su vez, lo ayudarán a él, y que este tipo de amor no se puede reemplazar con dinero. Para probarlo, le cuenta la Fábula de la paloma, el ratón, el cuervo y el ciervo que dice así: Había una vez un lugar donde llegaban los cazadores y, en él, un árbol muy alto donde el cuervo tenía su nido. Un día el cuervo vio a un cazador que se acercaba a su árbol con una red y, temeroso, observó sus pasos. El cazador esparció semillas y tendió la red. Llegó la señora paloma acompañada de otras palomas y vieron las semillas pero no la red, de forma que quedaron atrapadas. Cuando el cazador volvía muy satisfecho a recoger su presa, la señora paloma pidió a todas las demás que, juntas, echaran a volar llevando consigo la red. Así lo hicieron, mientras el cuervo las seguía observando. El cazador, al verlas, corrió tras ellas imaginando que terminarían por cansarse y caer a tierra junto con la red. Pero las palomas continuaron volando hasta que la señora paloma vio la madriguera de su amigo el ratón y dijo a sus compañeras que el ratón podría roer la red con los dientes y salvarlas. Mientras tanto, el cazador había dejado de perseguir a las palomas porque estaba agotado, de manera que el cuervo aprendió de ellas cómo escapar. Las palomas, entretanto, habían llegado a la madriguera del ratón y vieron que éste tenía ya cien madrigueras preparadas en caso de peligro. La señora paloma le contó al ratón lo que había sucedido y éste se ofreció a roer la red y dejarlas escapar. Ella le pidió entonces que comenzara a roer la red por el lado donde se encontraban sus compañeras y las sacara antes a ellas y luego, si no se estaba cansado, la liberara a ella también. Así lo hizo el ratón y liberó a todas las palomas. Al ver lo que había sucedido, el cuervo quiso ser amigo del ratón pero este último, sabiendo que los cuervos se alimentan de ratones, sospechó de sus buenas intenciones. El cuervo le prometió entonces que no le haría ningún daño, a lo que el ratón respondió con un discurso filosófico sobre ciertos odios fundamentales que no puede cambiar, como el que hay entre el ratón y el gato, que no se trata de una enemistad temporal que puede superarse al variar las circunstancias. Finalmente, el ratón se deja convencer por el cuervo, accede a ser su amigo y le pide que no lo traicione. Sale de su madriguera y el cuervo tiene para él palabras de amistad y aprecio, de manera que ambos acaban siendo buenos amigos.[81]
Después de pasar un tiempo juntos, el cuervo invita al ratón a que se vaya a vivir con él a su nido, donde hay agua y peces en abundancia y conocerá a los animales acuáticos que son sus amigos. Allí podrán disfrutar ambos de paz y tranquilidad. El ratón acepta. A continuación, el texto relata las aventuras del ratón y sus compañeros, que son amigos fieles unos de otros de forma que pueden servir de ejemplo a los seres humanos con su conducta.[82] El ratón sirve, por lo tanto, de ejemplo de amistad, fidelidad y amor al prójimo.
Fábula 28 - Ratón, sol, nubes, viento y muralla
a- Título: El ratón, el sol, el viento y la muralla[83]
b- El lema: Al que corre tras los honores y el poder, se le escaparán.
c- La fábula: Un ratón se dijo a sí mismo: no es bueno que un macho esté sin hembra. Buscó, pues, pareja, pero ninguna de las hembras que encontró le parecía bien. Quería que fuera bella, buena y, sobre todo, que no comiera. Que no fuera con él a ningún lado sino que se quedara en casa. Pero el ratón no encontró ninguna hembra sin defecto, excepto el sol que le pareció muy bonito. El sol brillaba y eso le gustó al ratón, que le dijo: "Me gustas mucho y quiero casarme contigo y, como seré tu esposo, tendré derecho a tu herencia". Le contestó el sol desde las alturas: "¿Te parece lógico usar la luz que ayer era oscuridad? Yo brillo pero también me apago y, a veces, en un segundo desaparezco porque una nube me tapa. Soy esclavo de las nubes y, cuando ellas quieren, me cubro de oscuridad. Mejor será que encuentres una esposa de tu misma familia y de tu tierra". Dijo el ratón: "No me interesa una esposa así" a lo que el sol repuso: "Entonces, ve a hablar con la nube". El ratón corrió a hablar con una nube, diciéndole: "Te he encontrado, nube, y quiero que seas mi esposa; el sol tiene razón: me casaré contigo y no te dejare nunca". Pero la nube replicó: "Mi cuidador en las alturas (Dios) me ha entregado al viento y el viento me lleva, con ímpetu y fuerza, adónde desea: norte, sur, este u oeste. Si quieres una esposa como yo, tendrás que estar de acá para allá. Déjame a mí y elige como esposa al viento, porque yo dependo de él. Ve al viento y verás cómo lo convences". Y el ratón fue a hablar con el viento: "No te escondas y ven a ser mi esposa, ya que de todas las que he visto, tú eres la mejor. No quiero otra; serás mía y yo seré tuyo". El viento le contestó: "No conoces mis defectos. No puedo derribar una muralla de piedra o de tierra. Cuando compruebes que la muralla es más fuerte que yo, querrás separarte de mí. Si te gusta la muralla podrás convencerla y ella te servirá de hogar seguro y fuerte". El ratón se dirigió entonces a la muralla y le explicó: "El sol, la nube y el viento me envían a hablar contigo. Deseo casarme contigo, accede a mi petición, por piedad". A lo que la muralla, muy enfadada, contestó: "¿Has venido a humillarme? ¿Te han enviado a mí para que me insultes? ¿Has venido a recordarme mis carencias? El sol, la nube y el viento están en movimiento perpetuo mientras que yo siempre me encuentro en el mismo lugar, sin poder moverme e inerme. Cualquier ratón puede excavarme y formar un túnel. Parezco una muralla muy fuerte[84], pero los ratones ya han escarbado dentro de mí con sus dientes y sus patas. Viven dentro de mí, hay en mi interior más de doscientas madrigueras y nidos y ya no puedo seguir luchando contra ellos. ¿Quieres aún una esposa como yo?". El ratón comprendió que no había encontrado su ideal y finalmente fue a buscar una esposa de su propia familia – una ratona nacida en su mismo barrio.
d- Moraleja de la fábula: Al que va en busca de honores, se le escapan.[85] El arrogante que aparenta ser muy respetable sin serlo en verdad, volverá siempre a ser lo que era. Cada cual debe vivir de acuerdo a su posición. Sólo el que lo merezca se hará acreedor del respeto de los demás, mientras que quien no lo merezca, no lo logrará. Un sabio ismaelita dijo: "Aquel que tiña su cabello blanco, se convertirá en motivo de burla, porque cuando el pelo le crezca, su artimaña quedará al descubierto”. Y el Rey Salomón afirmó: "El que se toma el respeto que no le corresponde – acabará en la deshonra",[86] ya que es mejor subir porque los demás te lo pidan que trepar sin autoridad.
e- El canto moral – La vida continúa su rumbo para el que es modesto y tiene buen corazón, porque hasta el fuego se apaga y el agua que discurre queda finalmente estancada.
El personaje del ratón en la fábula: La característica más sobresaliente del ratón en esta versión de Berejia es, por un lado, su arrogancia que roza la megalomanía (en lo que es similar al de otras versiones) y por el otro, su avaricia patológica. Busca una esposa que tenga poder, que no coma (ahorrativa), que no salga de casa y que esté dispuesta a dejarse encerrar. Sus exigencias son ilógicas e imposibles y no está interesado en una esposa de su propia especie, sino en conseguir una esposa fantástica, como el sol, la nube, el viento o la muralla. Tras sus ridículos cortejos, comprende que la esposa más apropiada es la que se encuentra dentro de la familia. Esta fábula tiene numerosas versiones literarias[87] en las que encontramos diferentes relatos sobre el tema de la boda del ratón con distintos animales que no son de su misma especie.[88]
Este relato tiene sus raíces en la literatura india y en la árabe. La obra india Kalila y Dinma, que fue traducida del árabe al hebreo por Jacob Ben Elazar, ofrece una versión interesante. El quinto Portal, que tiene por tema "El monje y la ratona", versa sobre una doncella que no encontraba marido porque ninguno de sus pretendientes era suficientemente bueno para ella, hasta que se transformó en ratona. [89] Un monje creyente en Dios la vio y tuvo piedad porque pensó que las gentes se burlarían de ella, de manera que rezó para que volviera a ser una joven, como sucedió. El monje la llevó a su casa donde su mujer, ignorando que había sido una ratona, creyó que era una sirvienta o una parienta. Cuando pasaron doce años, quiso conseguirle un marido que la sustentara y ella pidió un hombre poderoso. El monje trató de casarla con el sol, con una nube, con el viento y con una montaña hasta que, finalmente, encontró un ratón que había excavado un agujero en la montaña. Entonces le dijo a su protegida que el ratón es la criatura más fuerte que existe y que, si eso era lo que ella quería, era con él con quien debería casarse. Le aconsejó que se transformara nuevamente y ella lo hizo así, volviendo a convertirse en ratona y casándose con el ratón.[90]
Esta fábula muestra otras características negativas del ratón que persigue con arrogancia unos honores y un poder que no le corresponden. Berejia, a través de esta fábula sobre el ratón, se propone enseñar a sus lectores que el hombre no puede pretender ser lo que no es. Siempre acabará por quedar al descubierto su verdadera naturaleza, lo que le acarreará vergüenza y bochorno. También aquí cita un refrán perteneciente al Mivjar Hapninim, Portal de la Pretensión (en hebreo Shaar Ha-hamadat panim), que dice: "…el que se adorna con lo que no tiene, desea forzar a la naturaleza, pero la naturaleza lo vencerá, como sucede con quien se tiñe las canas y, al crecer el cabello, se descubre su truco".[91] Y así es como al final el ratón se casa con la ratona.
Berejia también dice que un hombre puede darse a sí mismo títulos altisonantes y fingir ser respetable, pero el respeto verdadero se recibe del entorno que rodea a cada cual y no se puede robar. Sus palabras recuerdan la dinámica de la sinagoga, a la que el autor podría referirse, donde se acostumbra a honrar a ciertos fieles durante el servicio invitándoles a leer la porción de la Torá o mencionando su nombre. Nadie puede recibir tal honor a menos que sea merecedor de ello, lo que depende solo de sí mismo.
En el canto moral, Berejia subraya que si uno se comporta con humildad y modestia y se conforma con lo que tiene, de acuerdo a su posición y sus necesidades, nunca saldrá perjudicado. Utilizando un lenguaje metafórico, el autor explica que las grandes fuerzas de la naturaleza, como el fuego y el agua, finalmente vuelven siempre a su cauce; lo mismo sucede con el ser humano. Puede tratar de ostentar o de impresionar a los demás, pero solo temporalmente, ya que, al final, terminará por descubrirse su verdadero carácter. El que desea grandes honores, no tardará en verse devuelto al lugar que le corresponde.
Los mensajes de las fábulas de Berejia Ha Nakdán se atienen con gran exactitud a las normas sociales de la Europa de la Edad Media. La sociedad medieval se basaba en grandes diferencias socio-económicas. Era una sociedad jerárquica en todos los aspectos, incluyendo la religión, que se administraba en las cortes reales. En el ámbito político, abundaban las luchas por poder y los conflictos de intereses entre distintos grupos de los círculos dominantes que trataban de satisfacer al rey (o así, al menos, decían), mientras obedecían las órdenes de la iglesia. La sociedad judía, que vivía junto a la católica, no estaba desconectada del ámbito general. Berejia se propone aleccionar a sus lectores judíos para que se atengan a su lugar manteniendo los valores espirituales judíos, como la modestia y la frugalidad, sin intentar alcanzar poder y honores. Estos valores, difíciles de mantener en las circunstancias propias de la época y el lugar, resultaban especialmente complicados para los judíos cortesanos, que estaban en contacto con los círculos detentadores del poder político y expuesto a las tentaciones del poder, la alta posición y la riqueza. Probablemente lo que Berejia pretendía insinuar era que la grandeza, la ostentación y la persecución del poder, debían quedar al margen de la comunidad judía, ya que ésta tenía ya que encarar una compleja batalla por la supervivencia.
Fábula 35: Ratón y agujero
a- Título de la fábula: El ratón y el agujero [92] - Generalmente el título en Mishlé Shualim menciona a los personajes de la fábula. En esta ocasión, sin embargo, el título habla sólo del ratón y el agujero, pero no menciona a otro personaje importante y central del relato: la rata.[93]
b- El lema: El que controla el dinero de los demás como si lo hubiera tragado, al final lo escupirá. O sea, el que toma algo que no le pertenece, se quedará sin nada.
c- La fábula: Un ratón negro y delgado entró por su madriguera a un granero donde comió y comió hasta quedar más que satisfecho. En consecuencia engordó y cuando quiso volver a su hogar, no consiguió pasar por el agujero. La rata lo observó y le dijo: "Has engordado y el agujero no es ya de tu medida. Antes de salir por él tendrás que adelgazar. No volverás a ver a tu familia a menos que escupas todo lo que engulliste. Los guardas del granero oyeron al ratón, lo persiguieron y lo dejaron malherido.
d- Moraleja de la fábula: El que consigue la abundancia de forma deshonesta, perderá todo incluso, en ocasiones, la vida.
Análisis de la fábula: El ratón es un glotón que no piensa en lo que puede ocurrir en el futuro y se atiborra de granos que no le pertenecen. Se concentra solo en un bien puramente material, la comida, y disfruta consumiendo grandes cantidades sin pararse a pensar, ni por un momento, que está comiendo de lo que no es suyo. La descripción del cambio físico del ratón, que era delgado y luego es tan gordo que no puede pasar por el agujero, sirve para vaticinar lo que ocurrirá después. El ratón ya no es ágil y no puede meterse por lugares estrechos para salvarse. Ha perdido las características que le ayudan a sobrevivir cuando se encuentra en peligro, pero está tan concentrado en su pasión por comer que no piensa en los resultados, lo que se convierte en su propia trampa ya que no puede volver a su casa.[94] La rata aparece cuando el ratón comprende que está atrapado y se lo advierte, pero ya es demasiado tarde, los guardas lo han oído y lo malhieren. El ratón se ha puesto en peligro y ha estado a punto de perder la vida por su glotonería.
Con esta fábula, Berejia enseña a sus lectores que la gula, el materialismo y el robo de las propiedades ajenas, son acciones peligrosas e irresponsables, esconden siempre un peligro existencial y deben evitarse. También este mensaje resultaba muy actual en la sociedad medieval, en la que el poderoso podía controlar bienes que no eran suyos pero que, según el autor, estaba destinado a caer finalmente en una trampa y pagar por sus delitos.
La gula sin freno del ratón aparece también en la literatura árabe de la Edad Media, en Igueret baalé jaím (Carta sobre los animales).
La Carta sobre los animales forma parte de una gran obra filosófica árabe llamada Rasail ijuán assafa –"La carta de los hermanos puros"-, escrita en forma de enciclopedia por los eruditos de una secta chiita extremista de los alrededores de la ciudad de Basora, en Babilonia, durante el siglo X. Esta narración contiene 51 secciones y presenta conclusiones metódicas de la sabiduría árabe basadas en la antigua sabiduría griega. La Carta sobre los animales constituye la sección 21 y comprende un relato de carácter literario que se centra en un juicio en el que los animales culpan a los seres humanos de haberlos esclavizado, denuncian su maldad y arrogancia y demuestran que los animales tienen una altura moral superior a la de las personas.[95] Esta obra, escrita originalmente en árabe, es conocida por los lectores de hebreo gracias a la traducción de Kalonimus ben Kalominus del año 1316.[96] En la sexta sección del segundo Portal de la Carta, aparece una explicación de por qué los perros, los ratones y los gatos se llevan mejor con los seres humanos que con los animales.[97] La glotonería del ratón, el gato y el perro, se presenta como su característica más importante.
En este libro, el león, rey de los animales, pregunta y recibe del oso una explicación sobre la buena naturaleza de los perros, los ratones y los gatos y sus relaciones con los seres humanos. Sobre los ratones, el oso explica que no tienen la misma relación con el hombre que los gatos o los perros, que viven abiertamente con aquél, sino que escapan de él, pero viven escondidos en su ámbito. El oso también explica que los ratones, al igual que los perros y los gatos, se equivocan en su forma de vida: no paran de comer y beber y están siempre pendientes de satisfacer su gula y llenar el estómago. El comportamiento del ratón, en este sentido, es una forma de rebeldía y la razón asimismo por la que no habla claramente: "Ya que ninguno de ellos es realmente feliz ni siente nada por sus amigos, a menos que se los pueda comer"[98]
El león pregunta al oso desde cuándo tienen el perro y el gato relación con el hombre y, aunque la pregunta no incluye al ratón, el oso lo incorpora en su respuesta: "Desde el momento en que los hijos de Caín dominaron a los hijos de Abel, o sea, hace ya mucho tiempo". El león quiere entonces saber cómo ocurrió aquello y le pide al oso que se lo explique. Este último relata: "Cuando Caín mató a Abel, su hermano, sus hijos respectivos lucharon y se mataron unos a otros. Los de Caín vencieron e hicieron prisioneros a los de Abel, se llevaron sus propiedades como botín y arrasaron lo que quedaba. Así fue como tomaron para sí los animales, las ovejas, el ganado, los camellos y los burros, los caballos y los asnos, e hicieron gran despliegue de sus riquezas. Prepararon entonces un banquete y mataron muchos animales; pero no quisieron tocar las entrañas, sino que se llevaron solo la cabeza y las partes externas de cada animal. La pila de entrañas quedó abandonada y, al verla, perros, gatos y ratones salieron de sus casas dejando a sus familias y, guiados por la gula, se dirigieron hacia aquellos hombres extraños. Una vez ante ellos, les pidieron que los tomaran como esclavos. Ellos comerían todos los huesos y los restos que los humanos desecharan. Y así fue como los hombres se los llevaron consigo e hicieron de ellos sus esclavos hasta hoy en día. A pesar de que, al principio, esa relación fue voluntaria, ahora es forzada y por eso algunos son bienvenidos y otros son rechazados, como si fueran perniciosos o demonios". [99]
Los relatos reflejan dos características típicas del ratón: la pasión incontrolable por la comida, o sea, una dependencia completa de ese instinto que se convierte en la esencia de su existir, y el hecho de que el ratón escapa del hombre, pero vive escondido en sus cercanías.
Fábula no. 46: Gato y ratón
a- Título: El gato y el ratón. [100]
b- Lema: Un juramento forzado no obliga a quien lo emite, o sea que se puede incumplir como si no existiera.
c- La fábula- Un gato buscaba comida. Por la mañana vio a un ratón que estaba en una vasija llena de vino y no podía salir de ella. El gato estaba hambriento y se acercó a la vasija. En un alarde del odio que existe entre ambos animales, gritó al ratón: "Por tu maldad has quedado atrapado dentro de la vasija, porque te gusta el vino. Sal de ahí y déjame disfrutar, tu gula será mi placer". Contestó el ratón: "Estoy derrotado y sufriendo, sin pelo ni piel, sin gusto ni aroma, ya que he caído dentro de esta vasija y no puedo salir. He adelgazado desde que caí en ella, hace un mes que no pruebo pan ni ningún otro alimento y si mi situación te hace feliz, recuerda que no hay que celebrar la caída de un enemigo y no deberías hacerme daño. Sálvame para que no me ahogue, confío en ti; así me repondré, me crecerá el pelo y tú saldrás ganando porque comeré carne y engordaré. Pero tienes que salvarme de este predicamento en que me encuentro." Dicho esto, el ratón alzó la pata y juró al gato volver después de un mes y, entretanto, comer mucho y ganar peso. El gato, a pesar de su naturaleza, olvidó su odio y sacó al ratón de la vasija de vino. El ratón escapó feliz, se dedicó a comer y beber cuanto pudo y no llegó a su cita con el gato según lo acordado. Entonces, el gato fue adonde estaba y le dijo: "Tienes que cumplir nuestro trato, dijiste que comerías y engordarías y juraste volver. Yo te salvé la vida y si crees que me vas a engañar, dame a tu hijo". El ratón admitió que había hecho una promesa, pero arguyó que se había visto forzado a ello debido a la terrible situación en que se encontraba y porque, si no la hubiera hecho, el gato no lo habría rescatado. Además, había jurado estando borracho. Una promesa forzada y que había sido formulada en estado de embriaguez, no estaba obligado a cumplirla. Así fue como el ratón no cumplió su promesa sino que escapó y el gato nunca lo pudo apresar.
d- Moraleja de la fábula – Cuando dos personas llegan a un acuerdo, ambas tienen que estudiar bien el asunto para que el trato no quede anulado debido a las circunstancias o porque sea imposible de cumplir, como es el caso si una de las partes se ha visto obligada a hacerlo o se comprometió estando en estado de embriaguez. O sea, que el que jura a la fuerza o estando borracho, queda exento de cumplir la promesa. [101] Como dice la versículo: "El corazón del sabio está en su mano derecha, mas el corazón del necio en su mano izquierda" (Eclesiastés 10:2). Y también está escrito: "Haz más y habla menos”[102], ya que si las palabras de un hombre no corresponden a sus hechos, su conducta constituye una estupidez y una desgracia.
El tema del ratón que se salva de una vasija de vino con la ayuda de un gato es común en la literatura mundial[103] y comprende también la cooperación temporal entre el gato y el ratón en momentos de peligro. [104] Una versión muy prevalente en la Edad Media es la que aparece en Kalila y Dimna. En el octavo Portal: "Portal del gato y el ratón", se cuenta la historia de un ratón que se encontraba rodeado de enemigos. Como no tenía otra opción, llegó a un acuerdo con un gato que estaba atrapado en una red, liberándolo a pesar del miedo que sentía. Después de liberarlo, sin embargo, el ratón corrió a esconderse en su madriguera sin atreverse a salir, ya que su inteligencia le permitió comprender que la enemistad entre ambos animales nunca tendrá fin y que el ratón siempre será alimento de gato. La conclusión es: "Aunque el ratón es débil, confió en el gato salvándolo del peligro. Una vez pasado el peligro, sin embargo, volvió a recelar de él". [105]
Tanto en la fábula como en el cuento, el ratón utiliza su sabiduría para salvarse del gato. En el cuento analiza la situación, elige conscientemente al enemigo menos peligroso, coopera con él y hasta lo libera, pero al mismo tiempo no olvida que sigue siendo su enemigo y se protege de él. En la fábula de Berejia, el ratón promete algo que claramente no cumplirá, y también consigue convencer al gato de que no se lo coma porque está muy delgado. Su táctica recuerda a la del ratón que logró convencer al león de que no le hiciera daño con el argumento de que él era una criatura insignificante. En la fábula de Berejia el gato salva al ratón y en el cuento de Kalila y Dimna el ratón salva al gato. En ambos casos, el ratón comprende que la cooperación con su enemigo solo puede tener lugar en un momento de peligro y por poco tiempo. La inquina entre ellos y el peligro en que el ratón se encuentra constantemente no cambiará. En los dos casos, el ratón, como criatura físicamente débil, utiliza tácticas inteligentes y astutas para sobrevivir.
En la fábula, Berejia trata de las promesas emitidas en momentos de apremio y congoja, que según el judaísmo está permitido incumplir si intervienen en ellas razones de fuerza mayor como, por ejemplo, la embriaguez o la coerción. Esto es importante ya que, en principio, la ley judía considera que todo juramento obliga a quien lo hace. Berejia presenta, sin embargo, la cuestión de las promesas que no tienen que cumplirse, especialmente cuando se trata de salvar una vida, o sea cuando el que ha jurado estaba en peligro de muerte. Con ello, Berejia parece referirse a una circunstancia muy actual en su época. No queda claro a qué exactamente, pero insinúa que se trata de un caso de juramento entre judíos y cristianos. Hay que añadir, sin embargo, que el mensaje que Berejia desea transmitir no se limita a un momento o lugar específico. Dicho mensaje puede resumirse diciendo que los hechos son más importantes que las palabras y las promesas que no se pueden cumplir no deben hacerse o avergonzarán al que las haga.
Fábula 110: La hormiga y el ratón [106]
El ratón que presenta esta fábula trata de sobrevivir y lucha para protegerse de la amenazadora y agresiva hormiga. Pierde la batalla pero no por debilidad, sino porque la hormiga es violenta y cruel. Esta última, en efecto, recluta un ejército de congéneres que echan a los ratones de sus madrigueras, de forma que son devorados por los gatos que los esperaban. El ratón de esta fábula trata de pelear sin éxito contra las hormigas; es víctima de una criatura violenta y sin piedad que utiliza su posición de fuerza contra él. Esto queda expresado en una moraleja donde se considera al ratón como la imagen positiva del pobre que suplica al rico (la hormiga) que es cruel y orgullosa. El ratón representa a la buena persona perseguida por un hombre acaudalado y opulento. Aunque al final es devorado sin haber hecho mal alguno, la fábula insinúa que la justicia divina terminará por caer también sobre el poderoso que tanto confía en su propia fuerza. O sea, que todo lo que ocurre en el mundo es obra de Dios, y Dios es el más alto juez, pudiendo convertir al rico en pobre y al pobre en rico.
Conclusión
El ratón en la Biblia y el Talmud se describe de manera negativa – es impuro, repulsivo y está prohibido comerlo o tocarlo. Aparece como una criatura malvada que causa perjuicios a la propiedad y trae enfermedades. Utilizar la palabra "ratón" como nombre propio, es resultado de la influencia de otros pueblos y culturas de esas épocas. A este respecto, cabe señalar también que, en la literatura hebrea medieval, aparece el nombre Acbor en el Sefer Hameshalím ("Libro de las fábulas") de Yacob Ben Elazar, en el octavo cuaderno "Sobre el viejo acbor (ratón)" [107]. Se trata de una maqama que critica severamente a un viejo barbudo llamado Acbor, que pronuncia sermones religiosos y morales sobre la virtud del que se conforma con poco y, mientras hacia afuera aparenta ser muy santo, vive a escondidas una vida de gula y libertinaje.
El ratón es, desde el principio, una criatura indeseable que los humanos no quieren tener cerca.[108] Los primeros textos escritos que se conservan del Occidente y el Oriente Medio antiguos, muestran el temor del hombre por el ratón que es perjudicial para propiedades y cosechas y entraña, además, otros peligros. En torno suyo forjaron mitos y supersticiones que se refieren a sus poderes, su reproducción y sus cualidades medicinales.[109]
En las fábulas donde el personaje principal es un ratón que se relaciona con otros animales, como por ejemplo las de Esopo, la posición con respecto a aquél es ambivalente. En la mayoría de los casos se ponen de relieve su inteligencia y su capacidad retórica a la hora de salvarse de sus enemigos. El ratón consigue sobrevivir a pesar de su fragilidad, gracias a su cerebro. En estas fábulas, el ratón aparece como personaje positivo: es fiel, inteligente, devuelve los favores, aprende de la experiencia previa, etc. Esto queda claramente expresado en Kalila y Dimna, donde hemos observado que el ratón es un personaje positivo y realmente sirve como modelo de comportamiento social del que aprender a ayudar a un amigo cuando lo necesita, a querer y a ser fiel. En algunas fábulas, se caracteriza por su fanfarronería o por su gula incontrolable y así aparece en la Carta de los Animales. En estos casos, el ratón siempre acaba pagando un alto precio por sus errores.
Esta relación positiva con respecto al ratón que encontramos en las fábulas hebreas medievales y particularmente las de Berejia Ha Nakdán, no provienen de la Biblia o el Talmud sino de influencias externas, principalmente de Esopo, Kalila y Dimna y las fábulas de María de Francia. Berejia, como maestro y educador, utiliza la imagen del ratón con todas sus características. Por una parte, influido por las fuentes externas mencionadas, da de él una imagen positiva, que puede servir de modelo debido a su inteligencia, su fidelidad y su amistad; por la otra, el autor trata de enseñar que no hay que ser materialista y arrogante, ni seguir los impulsos sin mantener un control social, moral y religioso. Al igual que el mismo ratón, este enfoque proviene en parte de influencias exteriores, pero se atiene específicamente al concepto del ratón en el judaísmo.
En las fábulas de Berejia donde aparece el ratón macho, éste es siempre más débil en su enfrentamiento con otros animales que, en la lengua hebrea, pertenecen al género femenino (la rana, la hormiga). El autor, consiguientemente, presenta a estos últimos con un comportamiento y forma de hablar propios del sexo femenino. Por ejemplo, cuando la rana trata de encandilar al ratón, utiliza un lenguaje seductor tomado del Cantar de los Cantares. Resulta difícil encontrar una interpretación tan clara en la obra de Esopo, ya sea porque, en este caso, se trata de una obra traducida o por su peculiar concisión. También en el texto de María de Francia la interpretación es problemática, ya que suri (ratón) es palabra femenina en francés antiguo. En las fábulas se le presenta como glotón, codicioso, irresponsable y fácilmente tentado por la comida[110] y la aventura, sin saber calcular el peligro a que le expone su irreflexión. El hecho que en las fábulas el ratón sea un personaje masculino y la rana y la hormiga claramente femeninas, es particularmente interesante debido a que en una fábula con moraleja no se menciona el género y, por lo tanto, no se crítica la relación entre hombres y mujeres. La crítica que encierra la moraleja es siempre social o se refiere a las características sociales de aquellos tiempos que Berejia quería corregir educando, con sus fábulas, a los lectores.
[1] Sobre los animales como personajes cinematográficos véase, por ejemplo: J. Manuel Pedrosa, Bestiario, Madrid, 2002, págs. 276-280.
[2] Aristóteles, Historia Animalium (History of Animals, Books IV-VI), traducido por A.L. Peck, Harvard, 1970, Vol. VI, págs. 347-349.
[3] M. Dor, Hajay bime hamikrá hamishná vehaTalmud ("La fauna en la época de la Biblia, la Mishná y el Talmud"), Tel Aviv, 1997, pág.78.
[4] Cfr. Talmud de Babilonia, tratado Julín, pág. 126:b; tratado Nidá, pág. 43:b.
[5] Cfr. Levítico 11:29; Isaías 66:17. Véase, además, E. Yassif, Sipuré Ben-Sira bime habenaim ("Los cuentos de Ben-Sira en la Edad Media": edición crítica), Jerusalén, 1984, pág. 224.
[6] La plaga se transmite a través de ratones y ratas. Las hemorroides también se relacionan con los ratones. Steinberg explica que los filisteos, para curarse de las hemorroides en cinco de sus ciudades, enviaron cinco ratones de oro como ofrenda a su dios. Véase: Y. Steinberg, Milon hatanaj: Ivrit vearamit ("Diccionario de la Biblia: hebreo y arameo"), Tel Aviv, 1961, pág. 637. Sobre ratones y plagas, véase: F.S. Bodenheimer, Hajay beartzot hamikrá (“La fauna en tiempos de la Biblia”), 1ª parte, Jerusalén, 1949 (en adelante: Bodenheimer, primera parte), pág. 310. Sobre ratones de oro véase también pág. 76. Véase la colección de Shimoní Samuel 1, J.N. Bialik y Y.J. Ravnitzki, Sefer haagada ("Libro de la Leyenda – selección de leyendas del Talmud"), 2 tomos, Tel Aviv, 1973 (en adelante: Sefer haagada), tomo 1, pág. 86. Véase también: S. Bodenheimer, Hajay beartzot hamikrá ("La fauna en tiempos de la Biblia"), segunda parte, Jerusalén, 1956 (en adelante: Bodenheimer, segunda parte), pág. 53; Idan Braier, “Hashem haprati Ajbar bamikrá uvemekorot hamizraj hakadum” (“El nombre propio Ajbar en la Biblia y en los orígenes del Antiguo Oriente”), Beit Mikrá 49:4, (2004) pág. 154.
[7] Por ejemplo en Génesis 36:38-39, Libro primero de las Crónicas 1:29; Libro segundo de los Reyes 22:12; Jeremías 26:22y otros; Idan Braier, “Hashem haprati Ajbar”, págs. 144-158. El artículo trata de la costumbre de poner nombres de animales a los recién nacidos en la época de la Biblia. Braier sostiene que el nombre propio Ajbar en sus distintas versiones, existía ya en la segunda mitad del segundo siglo a.C. en Babilonia. Posteriormente, se registra su aparición en otros países del Antiguo Oriente.
[8] Bodenheimer, primera parte, pág. 331.
[9] Idan Braier, “Hashem haprati Ajbar”, págs. 155-156.
[10] Y. Steinberg, Diccionario de la Biblia: Hebreo y Arameo (en hebreo), pág. 637.
[11]A. Even Shoshan, Hamilon hajadash ("Nuevo Diccionario Hebreo"), Jerusalén, 1997, Vol. 4, pág. 1320.
[12] Véase: Mishná, Moed qatán, Cap. 1:d; Y. Felix, Jay vetzomeaj baTorá ("La fauna y la flora en la Torá"), Jerusalén, 1984, pág. 65.
[13] Véase Talmud de Babilonia, tratado Arajín, pág. 30:a.
[14] Cfr. Sefer haagada, vol. 1, pág. 201.
[15] Cfr. Kohelet Rába, episodio 7:7; Sefer haagada, vol. 1, pág. 164.
[16] Cfr. Talmud de Babilonia, tratado Horayot, pág. 13:a.
[17] Véase: Mishná, Julín, cap. 9:6; Sefer haagada, vol. 1, pág. 314. Hay también una descripción en el Libro de Zoología de Roma (primera mitad del siglo I) sobre ratones del Nilo que están hechos de carne y lodo. Véase: Bodenheimer, primera parte, pág. 210 y Thompson, no. A1853 (Creation of Mouse).
[18] Bodenheimer, primera parte, pág. 301. Véase también: Bodenheimer, segunda parte, pág. 60.
[19] Bodenheimer, primera parte, pág. 17.
[20] El relato aparece en Bodenheimer, primera parte, pág. 75. Véase también: Bodenheimer, segunda parte, pág. 77.
[21] Bodenheimer, primera Parte, págs. 75-76. Cfr. pág. 259. Y véase Bodenheimer, segunda parte, págs. 197, 228.
[22] Bodenheimer, segunda parte, págs. 118, 132. Véase también otros ejemplos, segunda Parte, pág. 154.
[23] Bodenheimer, primera parte, págs. 200-201.
[24] J. F, Nunn, Ancient Egyptian Medicine, Londres, 2000, pp.150-151.
[25] S. Ikran, "Diet", The Oxford Encyclopedia of Ancient Egypt, D. B. Redford (ed.), Oxford, 2001, Vol 1, pp. 391.
[26] Bodenheimer, primera parte, pág. 226.
[27] Bodenheimer, segunda parte, pág. 131.
[28] Bodenheimer, segunda parte, pág. 86.
[29] Bodenheimer, primera parte, pág. 207. Cfr. Thompson, no. J1531.2; B747.3 (Mice gnaw through metal vessels).
[30] Bodenheimer, primera parte, pág. 142.
[31] Bodenheimer, segunda parte, pág. 173.
[32] Bodenheimer, segunda parte, págs. 195, 200.
[33] Véase Thompson no. A2239.10 (Why elephant hearts himself when running through the grass: mouse’s curse) y no. L315.5.1 (Elephant poisoned by mouse).
[34] Bodenheimer, segunda parte, págs. 201, 203. The Book of Beasts, translated from a Latin bestiary of the Twelfth Century, editado por T.H. White, Nueva York, 1984 pág. 91.
[35] Bodenheimer, segunda parte, pág. 293.
[36] Las fábulas de Esopo se han traducido a númerosos idiomas y tienen distintas versiones. Para este artículo he utilizado la versión clásica en hebreo Fábulas de Esopo, traducida por Salomon Span, Jerusalén, 1960. En la versión hebrea se presentan las fábulas numeradas igual que en la versión francesa de Chambry; para facilitar al lector he anotado, al lado de cada fábula, su número según Chambry: Chambry Emile, Esope, Fables, Société d'edition "Les Belles Lettres", Paris, 1927 (en adelante: Chambry).
[37]Entre las fábulas de Esopo existen otras en las que el ratón es un personaje secundario: fábula 95: Afrodita y la gata (versión Chambry no. 76); fábula 153: Los murciélagos y las comadrejas (Chambry, no. 251).
[38] Chambry, fábula no. 213.
[39] Para temas similares, véase F.C. Tubach, Index Exemplorum: A Handbook of Medieval Religious Tales, Helsinki, (CFF 204), 1969. Tubach no. 1875 (El elefante que teme al ratón), A. Aarne y S. Thompson, The Types of the Folktale, A Classification and Bibliography, Helsinki, 1961, no. *167 (El ratón dio a un hombre un susto que le causó la muerte, y su mujer también murió).
[40] Chambry, fábula no. 206.
[41] Chambry, fábula no. 13.
[42] Véase S. Thompson, Motif Index of Folk Literature, Copenhaguen and Bloomington, 1955-1959, no. K 2061.9 (Cat hangs on wall pretending to be dead but mouse detect plan).
[43] Sobre el odio entre el gato y el ratón, véase por ejemplo: E. Yassif, “Sipurim ivriím mimé habenaim al sinat baalé jaím umashmautam hametodologuit” (Cuentos de animales de la Edad Media sobre el odio entre los animales y su significado metodológico), Mejkarim bahagada ubafolklor hayehudí, 1983, págs. 227-246.
[44] Chambry, fábula no. 289.
[45] Véase Thompson W151.4 (Snake and weasel stop fighting in order to catch mouse).
[46] Chambry, fábula no. 243.
[47] Chambry, fábula no. 237.
[48] Chambry, fábula no. 244.
[49] Los Cuentos de Ben-Sira contienen tres partes. Sobre la época y el lugar en que se escribieron esto textos, véase: E. Yassif, Sipuré Ben-Sirá bimé habenaim, Jerusalén, 1984, págs. 7-29; 155-173; 174-178.
[50] Ibídem pág. 77.
[51] Ibídem, pág. 143. Véase por ejemplo, Aarne y Thompson, no. 111 (Mouse and cat converse) y comparar con no. 111A; no. 2030C (Mouse eats cheese) y no. 41.1Z; Thompson no. A1751.1 (Mouse created by Lucifer, cat destroys mouse); Thompson no. A2494.1.1 (Enmity between mouse and cat); Thompson no. A2494 (Enmity between cat and rat); Thompson no. B524.1.3 (Cat kills attacking rat); Thompson no. K2172 (Rats cause cats to be killed). Y véase también del odio entre el ratón y otros animales, Thompson no. A2494.4.3 (perro) y no. A2494.134.4 (búho). Thompson no. A24642.3 (Why mouse does not defend self against cat); Thompson no. H1292.10 (How mouse can rid selves of cats).
[52] Véase E. Romero, Andanzas y prodigios de Ben-Sirá, Madrid, 2001, cuento no. 12, pág. 114.
[53] El libro Toldot Ben-Sira tiene dos versiones y no he considerado necesario separarlas. El cuento que presento es una combinación de las dos versiones. Véase: E. Yassif, Sipuré Ben-Sira bimé habenaim, págs. 241-242.
[54] Sobre la leyenda del sol y la luna (La luna envidia la luz del sol y es castigada a depender de la luz del sol para alumbrar), véase ibídem pág. 287.
[55] Para un análisis del cuento, véase ibídem, págs. 79-81.
[56] Ibídem, pág. 245. Además, E. Romero, cuento no. 15, pág. 126.
[57] Para un análisis del cuento, véase E. Yassif, Sipuré Ben-Sirá bimé habenaim, págs. 84-86.
[58] Cfr. T. Alexander-Frizer, Milim masbiot miléjem ("Las palabras satisfacen más que el pan: estudio del refrán judeoespañol"), Jerusalén – Bersheva, 2004, pág. 180.
[59] Berejia ben Neturnai Ha Nakdán, Mishlé Shualim ("Las fábulas de los zorros"), edición A. M. Haberman, Jerusalén y Tel-Aviv, 1946.
[60] Sobre Berejia Ha Nakdán, que vivió en Inglaterra a principios del siglo XIII, véase R. Yeffet-Refael, “Proverbios, fábulas y metáforas de la hormiga en la literatura hebrea de la Edad Media", Culturas Populares 5 (2007), págs. 7-8.
[61] Sobre el libro Mishlé shualim véase H. Schwarzbaum, The Mishle Shu’alim (Fox Fables) of Rabbi Berechiah Ha-Nakdan, A Study in Comparative Folklore and Fable Lore, Kiron (near Tel-Aviv), 1979.
[62] María de Francia, Fables, ed. y trad. H. Spiegel, Toronto, Búfalo, Londres, 1994.
[63] Cfr. Fables por María de Francia, fábula no. 3. Véase Schwarzbaum, págs. 4-9.
[64] Cfr. Tubach no. 3425; Aarne y Thompson no. 278 (Rat and frog tied paws together to cross marsh carried by falcon); Thompson no. J681.1.
[65] Veánse Tubach no. 1830 (Rat and eagle dispute)
[66] Cfr. Fables por María de Francia, fábula no. 9. Veánse Schwarzbaum, págs. 61-64.
[67] Cfr. Talmud de Babilonia, tratado Babá qammá pág. 60:b.
[68] Véanse Tubach, no. 3281 (Mouse town and country); Aarne y Thompson no. 112 (Mouse from country and mouse from city); Thompson, no. J2111.2 (Town mouse and country mouse).
[69] Veánse nota no. 60.
[70] Aunque Berejia residía en Inglaterra o Provenza y es seguro que se refería a esos lugares, la situación era similar en España y otras cortes europeas, o sea que su recomendación era relevante para los judíos de corte en cualquier lugar que se encontraran. Por ejemplo véase: J. Beinart, Pirké sefarad ("Capítulos de Sefarad"), tomo 1, Jerusalén, 1998, págs. 51-62 (“La imagen del judío cortesano en la España católica”).
[71] Cfr. Fables por María de Francia, fábula no. 16. Véase Schwarzbaum, págs. 87-95.
[72] Véase Thompson no. J411.8 (Mouse on lion's mane. Lion angry at impudence of mouse).
[73] Véase Tubach, no. 3052 (Mouse frees lion); Aarne y Thompson, no. 75, no. 371.1b (Mouse helps lion, bear, fox); Thompson no. W154.3.1 (Lion rescued from net by rat: eats rat), Thompson no. B371.1 (Lion spares mouse, Mouse grateful later. releases lion from net).
[74] Véase el libro Mivjar Hapninim, portada 4, artículo 7: “y dijo que un rey ordenó matar a un sabio. Y le dijo uno de sus consejeros: puedes hacer lo que nunca hiciste mejor que borrar lo que ya has hecho, y se quedó y no lo mato".
[75] Este refrán aparece también en el libro Majbarot Imanuel Ha-Romi ("Las maqamas de Imanuel el Romano"), edición D. Yarden, Jerusalén 1957, cuaderno 11, líneas 119, 122, 254. Imanuel el Romano vivió en Italia en el siglo XIV.
[76] El original se encuentra en el libro Mivjar Hapninim, portada 20, artículo 14.
[77] Véase por ejemplo Thompson no. B545.2 (Rat or mouse gnaws net); B437.2 (Helpful mouse), no. K632; B437.1 (Helpful rat), no. K 562, no. B375.6, no. K2351.2 y véase Thompson no. K632.1 y no. B268.6 (Mice army save kingdom from invasion by gnawing their provisions, ammunition, etc., to shreds).
[78] Panchtranta – antigua colección de relatos y fábulas indias, también llamado el Libro Pentagonal. Véase T. Brue, “Indian Literatures”, entrada "India" en la Enciclopedia Hebraica, Jerusalén, 1988, tomo 13, págs. 486-494.
[79] Kalilah et Dimnah, editado por J. Derenbourg, París, 1881 (en adelante: Kalila y Dimna); en la edición de Derenbourg hay dos traducciones distintas de la obra. Existe otra al hebreo, edición Elmalíaj (Tel Aviv, 1950) y una nueva edición por I. Shilo (Tel-Aviv, 1992). En cuanto a las mucha traducciones al árabe y otras lenguas, véase J. Shirman, Toldot hashirá haivrít biSfarad hanozrít uvidrom Zarfat ("Historia de la poesía hebrea en la España cristiana y en el sur de Francia"), completado por E. Fleisher, Jerusalén, 1997, págs. 244-250.
[80] Yacob Ben Elazar - poeta y traductor sefardí. Sobre el autor y su obra véase ibídem, págs. 222-255.
[81] Cfr. Thompson no. K642.1 (Crow and rat releases deer from snare).
[82] Kalila y Dimna págs. 18-59 y véanse págs. 370-378.
[83] Cfr. Fables por María de Francia, fábula no. 74 (Del mulez ki quist femme). María de Francia dice así: “Li mulez, que resemble suri”. Véase Schwarzbaum págs. 167-178.
[84] La muralla y sus torres son símbolos de la feminidad de acuerdo con el libro Cantar de los Cantares 5:10.
[85] Según lo indicado en el Midrásh Tanjumá, libro Vaikrá, 4: “El que escapa de la autoridad, esta lo perseguirá”.
[86] Cfr. Oseas 10:6.
[87] Véase Tubach, no. 3428 (Ratón desea casar a su hija con algo poderoso: la luna, el sol, el viento, la nube y el muro); y comparar con Aarne y Thompson, no. 2031C, 2031B* (Rat as most powerful) y véase Thompson no. L392 (Mouse stronger than wall, wind, mountain).
[88] Ejemplos Aarne y Thompson no. 402 (Mouse as bride); Thompson no. B601.3.1 (Marriage to mouse); Thompson no. B281.2.2 (Wedding of mouse and cockroach); no. B284.1.1 (Frog); no. B281.2.1 (Weasel); Thompson no. B601.3 (Marriage to rat), Thompson no. B285.8 y no. B281.11.1 (Wedding of rat and cockroach); y también Thompson no. B363.1 (Mouse trampled to death by his lion bride).
[89] Cfr. Thompson no. 2031C. Véanse también temas acerca de objetos o animales convertidos en ratones o viceversa; Thompson no. C962.1 (Transformation to mouse); no. D411.6.2 (Mouse transformed to cat), D315.2 (To person), D411.6 (To another animal); Thompson no. D124.1 (Man transformed to weasel), D117.1 (To mouse), no. D117.3 (To rat); no. D411.2 (Rat transformed to another animal), no. D135.1 (To person).
[90] Kalila y Dimna págs. 106-111.
[91] Cfr. Mivjar Hapninim, portal 49, artículo 2.
[92] Véase Schwartzbaum, págs. 210-218.
[93] Esta fábula la analizo en mi artículo “Entre el ratón y la rata en las fábulas hebreas de la Edad Media”, eHumanista, Vol 12 (2009), págs. 269-290.
[94] Comparar con Thompson no. Z49.2.1 (Chain tale: fat mouse cannot get into hole).
[95] Cfr. Igueret baalé jaím fue escrita en árabe y traducida con algunos cambios por Kalonimus ben Kalonimus. Véase la edición de Y. Toporovski, Jerusalén, 1959. Sobre las ediciones del libro véase ibídem págs. 172-181 (una de la versiones se publicó en Salónica en el año 1867). Sobre la traducción de Kalonimus véase: J. Shirman, Toldot hashirá haivrit biSfarad hanozrit uvidrom Zarfat, págs. 517-519.
[96] Sobre Kalonimus y sus obras véase ibídem págs. 514-517; 520-541.
[97] Cfr. Igueret baalé jaím, págs. 58-62.
[98] Ibídem, págs. 60-61.
[99] Ibídem, pág. 61.
[100] Véase Shwarzbaum, pág. 261-264.
[101] El original de este tema se encuentra en el Talmud de Babilonia, tratado Babá Qamma, pág. 28:b y tratado Erubín pág. 65:a.
[102] Veánse Mivjar Hapninim, portada 1, artículo 12: “Y el sabio ordeno a su hijo, no te guíes por las palabras sino por los hechos”. Un dicho similar aparece en Jazal: “Haz más y habla menos” (Abot, 1:15 y Abot 1:17, 3:9).
[103] Véase Tubach no. 3426 (Mouse in an ale vat). Sobre el ratón que escapa de una vasija debido a la curiosidad del hombre, véase Tubach no. 3427 (Mouse in dish); Aarne y Thompson no. 1416 (Mouse in silver jug); Thompson no. H1554.1 (Mouse in jug test curiosity).
[104] Thompson no. 1426 (Association of rat with cat ceases as soon as mutual danger has passed); no J426.1 (Mouse and cat’s associations over when danger ends); Thompson no. A2493.9 (Friendship of cat and mouse); no. A2493.9.1 (Oath of friendship of cat and rat); no. K815.13 (Cat makes truce with mouse. When they have become friendly, he eats him).
[105] Kalila y Dimna, págs. 151-165.
[106] Véase R. Yeffet-Refael, “Proverbios, fábulas y metáforas de la hormiga en la literatura hebrea de la Edad Media", Culturas Populares 5 (2007), págs. 1-17.
[107] Y. David, Sipuré ahava shel Yacob Ben Elazar (1170-1233?), ("Cuentos de amor de Yacob Ben Elazar 1170-1233?"), publicados según un manuscrito único en el mundo incluyendo introducción y notas, Tel-Aviv, 1992-1993, págs. 72-86.
[108] The Book of Beasts, Translated from a Latin Bestiary of the Twelfth Century, editado pro T.H. White, New York, 1984. pág. 91.
[109] Sobre supersticiones y mitos relacionadas con el ratón, véase: J. Manuel Pedrosa, Bestiario, Madrid, 2002, págs. 193-199.
[110] Véase Thompson no. A2435.3.7 (Mouse's food); no. A2435.3.10 (Food of rat).