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Sardelli,
Mª Antonella. “Las ediciones del Vocabulario de refranes y
frases proverbiales (1627)
de Gonzalo Correas”. Culturas Populares. Revista Electrónica 6 (enero-junio 2008). http://www.culturaspopulares.org/textos6/articulos/sardelli.htm ISSN: 1886-5623 |
Las
ediciones del Vocabulario de refranes y frases proverbiales
(1627)
de Gonzalo Correas
Mª Antonella
Sardelli
Universidad Complutense de Madrid
Resumen
Tras un primer acercamiento a la producción
literaria de Gonzalo Correas en “La producción literaria de Gonzalo de Correas
en las fuentes documentales y su influencia en la investigación moderna”, nos
aproximamos ahora al estudio de las ediciones de una obra de referencia en las
investigaciones paremiológicas: el
Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627).
Palabras clave: Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases
proverbiales, ediciones.
Abstract
After an initial approach to Gonzalo Correas’
literary production in “La producción literaria de Gonzalo de Correas en las
fuentes documentales y su influencia en la investigación moderna”, we are now
carrying on a study on the editions of a work of reference in the
paremiological researches: the Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627).
Key words: Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y
frases proverbiales, editions.
Introducción
E |
ste trabajo es la directa continuación de un
estudio sobre La producción literaria de Gonzalo de Correas en las fuentes
documentales y su influencia en la investigación moderna, en el que nos
dedicábamos a la reconstrucción de las huellas dejadas por la producción
literarias de Gonzalo Correas en los repertorios bibliográficos clásicos:
la Biblioteca Hispana Nova (1783) de Nicolás
Antonio; el Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos (1866) de Bartolomé José
Gallardo; el Manual del librero hispanoamericano (1951) de Antonio Palau y Dulcet;
la Bibliografía de la literatura hispánica (1971) de José Simón Díaz. Sin
olvidar los catálogos paremiológicos que hemos tenidos que consultar para la
localización y descripción bibliográfica del Vocabulario de refranes y frases proverbiales y que, evidentemente, seguiremos teniendo
en cuenta en este lugar: la Monografía sobre los refranes (1891) de José María Sbarbi; las Recherches sur le
“Refranero” Castillan (1971) de Louis Combet; el Catálogo bibliográfico de
paremiología española (1992) de José de Jaime Gómez y José María de Jaime
Lorén, junto al Apéndice de 1993; el Catálogo paremiológico (1995[1918]) de Melchor
García Moreno.
1. El Vocabulario de refranes y frases
proverbiales de
Gonzalo Correas: fortuna editorial
El Vocabulario de refranes de Correas, en el que se encuentran recopiladas más de 25.000 paremias
entre refranes y frases proverbiales, se considera una verdadera joya en el
panorama paremiológico español. Igual que los demás compiladores de refraneros
del siglo XVII, Correas utiliza el trabajo de sus predecesores e incorpora a su
corpus unas 18.000 paremias registradas en otras colecciones anteriores,
acudiendo a fuentes impresas y manuscritas[1].
La peculiaridad del refranero de Correas está en el hecho de que el maestro
adapta lo anterior a su propio estilo y lo completa con aportaciones propias
(se habla de unas 8.000 paremias), consiguiendo acumular un caudal
impresionante de refranes. Es precisamente la abundancia de ejemplares
recopilados que hace del Vocabulario de refranes un repertorio de extraordinario valor paremiológico.
A propósito de la manera en que Correas recopilaba sus refranes, es proverbial
la anécdota que Gallardo (1776-1852: 344) cuenta en la ya citada XLIX Carta
a D. Juan Luís de Chaves:
He visto también en Salamanca, i
tengo copiados por mi propio del original, los mas agudos i raros, los Refranes
i Frases Proverbiales que recogió allí nro. Ilustre Paisano el D.r Gonzalo
Corrëa, sucesor en la Cátedra de Griego a nro. Estremeñísimo Sanchez de las
Brozas. El Mro. Corrëa, hombre de singular humor, es fama en Salam.ª qe ya en
sus últimos as. Tenïa la humorada de hazer-se poner los dias de mercado un
sillon en la cabecera del Puente, junto al famoso Toro, compañero de los Toros
de Guisando; i al charro qe le dezïa un Refrán qe él no tuviese en su Colección, le daba
un cuarto por cada uno.
Miguel Mir (1992: XXII), en el prólogo a la
edición de 1906 del Vocabulario de refranes y reproducido en la siguiente edición de 1992,
comenta algo parecido:
Después de explicar en su cátedra
del Colegio Trilingüe las arcanidades de la lengua santa, las gracias del habla
helénica o los viriles accidentes del hablar romano, el Maestro Correas, dejada
su muceta y birrete, salía a las calles y se mezclaba con el vulgo de las
gentes, metiéndose por casas, ventas, mesones, siguiendo con anhelosa
curiosidad a los niños en sus juegos infantiles, a los mozos y las mozas en las
lozanías de su edad, a las mujeres en sus faenas caseras, a los varones maduros
en sus contratos y mercaderías, a los viejos y viejas en sus debilidades y
chocheces.
Pendiente, digámoslo así, de sus
labios, asistía a sus tratos y conversaciones, escuchaba sus disputas y
querellas y recogía cuantos dichos, frases, refranes, brotaban de las lenguas
de todos.
Memorioso como el que más, fijaba
en la mente aquellas palabras voladoras, destellos de la conciencia popular; y
vuelto a su casa, iba apuntando en sus cuadernos cuanto todo cuanto había oído:
refranes y frases, agudezas de ingenio, cuentos, consejas y tradiciones,
chismes y malignidades del pueblo, cantares populares, pedazos de romance
tomados por el pueblo nadie sabe dónde, trozos de la épica antigua que se han
perpetuado en las lenguas de los humildes e iliteratos, con una curiosidad, una
conciencia, con un amor […] tal vez nadie ha tenido en esta clase de investigaciones[2].
De aquí el mérito y la relevancia paremiológica,
que refleja la tradición popular de todo un pueblo y en cuyos refranes y frases
se perciben lo universal y lo popular, lo deleitable y lo desagradable, lo
bueno y lo malo que se encierran en las fórmulas curiosas que Correas nos lega
y que se consideran patrimonio cultural de todo un pueblo.
1.1.
Las
versiones manuscritas
Hablando de versiones
manuscritas, cabe distinguir entre ediciones integra o parcialmente autógrafas
de Gonzalo Correas y copias manuscritas realizadas mucho después de la primera
aparición del Vocabulario de refranes.
*
El
manuscrito original
Vokabulario de Refranes i
Frases Proverbiales i otras
Formulas komunes de la lengua castellana. En ke van todos los impresos antes
antes i otra gran Copia ke xuntó el Maestro Gonzalo Korreas Catedrático de
Griego i Hebreo en la Universidad de Salamanka van añadidas las deklaraziones i
aplikazion zdonde parezio ser necesaria. Al cabo se ponen las frases mas llenas
i kopiosas.
Datado 1627, el manuscrito original no llega a ser
publicado en esa fecha ni en vida del autor debido a la inesperada muerte de
Gonzalo Correas en 1630. Sin embargo, durante los siglos XVII y XVIII se conoce
la existencia en Salamanca de dicho manuscrito ya que el mismo Correas alude al
Vocabulario de refranes en su Arte de la lengua española castellana (1625). Otra mención del «manuscrito en papelón»
se encuentra en el inventario que el Colegio Trilingüe realiza al legarle
Correas toda su biblioteca personal[3].
Entonces, después de la muerte de Correas, el manuscrito ha quedado sepultado
durante muchos años en Salamanca y es precisamente en Salamanca que se
encuentra cuando la Real Academia Española manda
sacar una copia del Vocabulario de refranes, en 1780, y sigue allí cuando Gallardo lo
consulta para sacar su propia copia manuscrita en 1830. Hacia 1835 el
manuscrito pasará del Colegio Trilingüe a la Biblioteca Nacional de Madrid, con motivo, parece, de la
Desamortización de Mendizábal[4],
y, desde entonces, se dará por perdido hasta los años sesenta del siglo XX,
cuando Robert Jammes, en el curso de investigaciones personales en los fondos
de la Biblioteca Nacional, encontrará el precioso manuscrito y dejará que Louis Combet lo consulte
para su famosa edición de 1967.
José de Jaime Gómez y José
María de Jaime Lorén (1992: 45-46) describen así este “monumento paremiológico
español”, que se conserva en la actualidad en la Biblioteca Nacional (ms 4450):
Consta de 501 hojas de 23x19, sin
foliar originariamente, aunque después se numeró a lápiz y también a tinta,
numeración que corresponde a páginas y no a hojas foliadas. Los refranes
alcanzan hasta la pp. 786; de la 787 hasta el final van las frases
proverbiales. La ortografía es muy sui géneris del autor. La obra comprende
aproximadamente 18.000 refranes y frases proverbiales […].
Para redactar este artículo con un mínimo de
criterio, sin tomar por dadas las teoría de los estudiosos que se han ocupado
del asunto, hemos consultado el manuscrito original y hemos podido averiguar
personalmente la existencia de dos letras diferentes en la redacción del corpus
del texto: una es la letra común a todo el corpus en el manuscrito, de la
primera a la última hoja; la otra, evidentemente diferente, sería la de la mano
del autor que aporta sus correcciones y enmiendas a lo largo de todos el texto.
Además, la segunda letra del ms 4450, la de las enmiendas, se parece mucho a
una de las dos letras del manuscrito del Arte de la lengua española
castellana (1625), en
concreto, a la letra de la mano que escribe el texto que va del folio 158 hasta
el final, y que se encuentra también en varias enmiendas en el cuerpo de la
obra. Lo cual hace suponer, en este caso también, que se trate de la misma
mano, es decir, la del autor. A las mismas conclusiones llega Combet (1971:
167-177) quien, a partir de algunas alusiones a las inundaciones del río Tormes
que se mencionan en el Vocabulario, supone que la elaboración del borrador se sitúe en 1627 y que, entre 1627
y 1628 o 1629 se deba colocar la
fecha de la copia manuscrita realizada por algún escribiente. Por último, se
efectuarán las enmiendas autógrafas de Correas, en los últimos años de su vida[5].
A raíz de estas observaciones podemos afirmar con cierta seguridad que el
manuscrito que hasta principios del siglo XIX se ha conservado en el Colegio
Trilingüe como precioso
legado de la biblioteca de Correas no es autógrafo, aunque sí tiene enmiendas y
correcciones por mano del autor. A pesar de las conclusiones a las que hemos
llegado, se seguirá hablando del primer manuscrito como del manuscrito
original.
Seguimos con la descripción
del manuscrito. La versión original de la obra presenta unas peculiaridades que
cabe señalar y que volverán a aparecer en las primeras ediciones del refranero:
la ortografía muy sui generis del autor, que remite a los estudios lingüísticos en los que Correas
defiende la necesidad de escribir como se habla y propone un sistema fonético
que presenta unas diferencias importantes respecto al sistema fonético
tradicional: suprimir la c por k ante a,
o, u, y por z ante e, i; suprimir también qu y utilizar k en su lugar; emplear g siempre con sonido suave, y para el sonido fuerte
utilizar la x en lugar
de la j[6]. Otra peculiaridad de la organización de los
refranes en el repertorio de Correas es el orden alfabético que no coincide con
la forma de ordenación a la que estamos acostumbrados. Por empezar, Correas
divide las letras del alfabeto en cuatro clases: 1) a la primera clase
pertenecen las cinco vocales a e i o u; 2) a la segunda las letras r l n s z x d que Correas llama finales porque son las
que se pueden utilizar al final de la sílaba y de la palabra; 3) a la tercera
clase pertenecen f g b k p t v; 4) y a la cuarta m rr ch ll ñ h. De esta clasificación procede el orden
alfabético que Correas utiliza para agrupar sus refranes: a e i o u r l n s z x d f g b k p t v m rr ch ll
ñ h. Al pasar el texto por la imprenta, los
editores han tenido que afrontar la cuestión de que es mejor seguir el
orden alfabético utilizado por el
autor u optar por una modernización del mismo. En todo caso, emplear el orden
alfabético de Correas hace que la obra sea difícil de manejar, pero, si se
actualiza el orden, inevitablemente se pierden las primitivas intenciones del
compilador. Ésta es una cuestión que volveremos a plantear al hablar de las
ediciones modernas del refranero.
*
El
manuscrito de 1780
A la hora de publicar una
segunda edición de su Diccionario, la Real Academia Española manda sacar una copia del manuscrito original de Gonzalo Correas. Dicha
copia manuscrita en tres gruesos volúmenes, realizada por Tomás Antonio
Sánchez, bibliotecario Real, nunca llegará a ser incorporada a la nueva edición
del Diccionario. Los
tres tomos se conservan ahora en la biblioteca de la Real Academia Española con las signaturas, respectivamente, ms. 217, ms. 218 y ms. 219. En esta
copia manuscrita se basarán las ediciones de 1906 y 1924, encargadas por la Real
Academia Española y la de
1992, edición facsímil de la de 1924.
Con el paso del tiempo, después de la “re-aparición” del
manuscrito original, la copia de 1780 se revelará bastante defectuosa y de muy
poca utilidad para apreciar el inmenso valor paremiológico del refranero de
Correas.
*
El
manuscrito de Bartolomé José Gallardo
Hacia 1830 Gallardo maneja el
manuscrito original del Vocabulario de refranes, que localiza en Salamanca, y saca de él una
copia parcial del las frases proverbiales de la letra “A” a la letra “F”. Dicha
copia, llegada a las manos del sobrino Antonio Gallardo, se encuentra ahora en
la biblioteca personal del Conde de la Viñaza, quien la compró junto a los
demás papeles que pertenecieron a Bartolomé José Gallardo.
En la copia manuscrita de 1830
se basará José María Sbarbi (1891: 386-387) para la descripción del Vocabulario
de refranes en su Monografía
sobre los refranes[7], ya que la de Gallardo es la única versión del
refranero que conoce por haberla consultada en Toledo en 1871. A su propia
copia del manuscrito original alude Gallardo en la famosa XLIX Carta que Antonio Rodríguez-Moñino reproduce en
su estudio bibliográfico sobre Bartolomé José Gallardo.
1.2. Las ediciones
Naturalmente, tras una primera
fase en que la obra de Gonzalo Correas circuló en versión manuscrita, llegó el
momento de pasar el vocabulario a la imprenta. De este modo, a partir de 1906,
se han ido publicando varias ediciones, cada una con sus peculiaridades.
*
La
edición de 1906
Vocabulario de refranes y
frases proverbiales y otras fórmulas comunes de la lengua castellana en que van
todos los impresos antes y otra gran copia que juntó Gonzalo Correas . . . ;
van añadidas las declaraciones y aplicación adonde pareció ser necesaria. Al
cabo se ponenlas frases más llenas y copiosas; [prólogo de Miguel Mir]. Madrid,
Real Academia Española, 1906. XIII, 633 pp., 25 cm.
Esta edición se encuentra
actualmente en la Biblioteca de la Real Academia Española (RAE 35-II-27). Otros ejemplares se
conservan en la Biblioteca Nacional (1/34009; 7/119164; DGmicro/3391). En la ficha
que aparece en el catálogo de la Biblioteca Nacional, en el campo “publicación” se lee:
Madrid: [s. n.], 1906 (Establecimiento Tipográfico de Jaime Ratés). A pesar de
esta pequeña discrepancia en la cita del lugar de publicación, estamos hablando
de varios ejemplares de la misma edición de 1906. Otro ejemplar, sin querer
salir de Madrid (son muchos los que se conservan en la mayoría de las
universidades españolas), se encuentra en la Biblioteca del Senado (18601 – Enc. hol.).
En la portada de esta edición
figura el sello de la Real Academia. La obra se abre con un prólogo Al Lector de Miguel Mir (pp. V-XIII) en que se
traza una breve historia del ms original. El Vocabulario de refranes está dividido en dos partes. La primera
parte, dedicada a los refranes, empieza con
A asno lerdo, modorro arriero. A asno tonto,
arriero modorro. A asno tocho, arriero tonto.
(Quieren decir que á uno mal
corregido, darle otro que sea horma de su zapato, que lo dome y corrija, que el
necio por la pena es cuerdo.diráse también recuero por arriero). (p. 1).
y termina con
Humo y gotera, y mujer brava,
echan al hombre de su casa. (p. 499).
La segunda parte, en la que se recogen las fórmulas y frases hechas,
empieza con
Al albedrío de buen varón. (p. 503).
y termina con
Humos á la presunción, ó
esperanza.
(Tiene humo de obispo)[8]
El mosto de donde quiera, la
tinta de Villiquera. (p. 633).
Esta primera edición del Vocabulario de
refranes se basa en la
copia manuscrita de 1780 que la Real Academia mandó sacar para incorporarla a la segunda
edición de su Diccionario. Sin embargo, el Vocabulario de refranes nunca llegará a ser publicado en el Diccionario
de la Real Academia. Así
que, a partir de la copia realizada por Tomás Antonio Sánchez – ya que el
manuscrito original se da por perdido desde los años treinta del siglo XIX – la
Real Academia publica
por primera vez el repertorio paremiológico de Correas. Esta primera edición
conserva el orden alfabético de Correas pero normaliza por completo la
ortografía original. Lo cual no puede no presentar algunos inconvenientes.
Entre otros, el forzoso desplazamiento de aquellos refranes que ven cambiada su
letra inicial. Al igual que el manuscrito original, esta primera edición se
revelará de difícil consulta. Además, por ser basada en una copia que, lo hemos
dicho, es considerada bastante defectuosa, no es aconsejable utilizar esta
edición para la consulta o como punto de partida para cualquier tipo de trabajo
de índole paremiológico[9].
*
La
edición de 1924
Vocabulario de refranes y
frases proverbiales y otras fórmulas comunes de la lengua castellana en que van
todos los impresos ante: y otra gran copia que juntó el maestro / Gonzalo
Correas; van añadidas [sic] las declaraciones y aplicaciones adonde pareció ser
necesaria; al cabo lse ponen las frases más llenas y copiosas; [prólogo de Miguel Mir].
– 2ª ed. – Madrid : [s. n.], 1924 (Madrid: Rev. De Archivos, Bibliotecas y
Museos). – XV, 661 pp.; 25 cm.
Se conserva en la actualidad en la Biblioteca de
la Real Academia con
las signaturas RAE 35-II-28; RAE 35-VIII-40; RAE 52 D-3-4-2-1 y RAE S. Coms.
3-B-21.[10]
Otro ejemplar se encuentra en la biblioteca de la Facultad de Geografía e
Historia de la Universidad Complutense de Madrid (D860-84CORREAS).
En la Advertencia para la
segunda edición se
declara que la presente no es una mera reimpresión de la anterior. Tal vez se
refiere al hecho de que en esta edición, también encargada por la Real
Academia, no se limitan a
modernizar la ortografía, sino que normalizan también el “caprichoso orden
alfabético” adoptado por Correas. Así que la originalidad, rasgo peculiar tanto
del manuscrito princeps así como, por lo menos en parte, de la edición de 1906
desaparece con la aparición de esta segunda edición del Vocabulario de
refranes. A la Advertencia
sigue el prólogo de
Miguel Mir Al lector (pp. V-XV), mera reproducción del que
aparece en la edición de 1906. Se conserva la división de la obra en dos
partes. La primera, dedicada a los refranes, empieza con
A aquel
que esperar puede, todo a su tiempo y voluntad viene. (p. 3)
y termina con
Zurro, zurro, quien lo hallare
que sea suyo.
(Buscando algo los muchachos) (p.
519).
La segunda parte, la de las frases, empieza con
A albedrí de buen varón. (p. 523).
y termina con
Zurri burri.
(Diríase por confusión de gentes
de todas costas y de baja suerte). (p. 662).
Indudablemente, el manejo de esta edición del
vocabulario resulta considerablemente facilitado debido a la normalización de
la ortografía y del orden alfabético. Sin embargo, la de 1924 sigue siendo una
edición llena de erratas por ser basada, igual que la anterior, en una copia
manuscrita bastante incompleta y defectuosa. Cabe recordar que cuando se
realizas estas dos ediciones, el manuscrito original ya había desaparecido de
su paradero en la Biblioteca Nacional. A pesar de su escaso valor desde el punto de
vista paremiográfico y paremiológico, las ediciones académicas cumplen una
función importante, que es la de dar a conocer el refranero de Gonzalo Correas.
*
La
edición de 1967
Vocabulario de refranes y
frases proverbiales: (1627) / Gonzalo Correas; texte établi, annoté et présenté
par Louis Combet. – Bourdeaux: Institut d’Études Ibériques et
Ibéro-Américanes de l’Université, 1967. – XXV, 797 pp.; 24 cm.
Esta edición se conserva actualmente en la
Biblioteca de la Real Academia Española (RAE D-3-1-4-15 y RAE D 23-52). Otros ejemplares
aparecen en el catálogo de la Biblioteca Nacional (1/127798) y en el de la biblioteca de la
Facultad de Filología (Edif.. A)
de la Universidad Complutense de Madrid (DP860-84”16”COR).
En su Prólogo a la edición (pp. V-XXV), Louis Combet
hace un breve recorrido de la historia de los manuscritos del refranero de
Correas y de la fortuna editorial de la obra. Larga parte de la introducción
está dedicada a la minuciosa descripción de la presente edición, basada en el
manuscrito original del Vocabulario de refranes. Como ya hemos anticipado en otra ocasión,
desaparecido en el siglo XIX, el manuscrito re-aparece durante unas
investigaciones que Robert Jammes estaba llevando a cabo en los fondos de la Biblioteca
Nacional de Madrid. Es
entonces, en los años sesentas del siglo XX, que Louis Combet llega a manejar
el precioso original y de su análisis sale a la luz la primera edición crítica
del Vocabulario de refranes. Por miedo a que el manuscrito original vuelva a desaparecer, Combet opta
por la conservación íntegra del texto tal y como aparece en el manuscrito, y,
al hacer esto, mantiene tanto la peculiar ortografía y como el curioso orden
alfabético de Correas, lo que significa, para el editor, evitar los
inconvenientes en que se incurrió en las ediciones anteriores, al intentar
normalizar el sistema de recopilación adoptado por el maestro salmantino.
Naturalmente, junto a
ortografía y sistema de ordenación, Combet mantiene también la división de la
obra en dos partes. La parte dedicada a los refranes (pp. 3-593) empieza con
A asno lerdo, modorro
harriero. A asno tonto, harriero modorro. A asno tocho, harriero tonto.
Kieren decir ke, a uno mal
korrexido, darle otro ke sea «horma de su zapato», ke le dome i korrixa; ke «El
nezio, por la pena es kuerdo». Diráse tanbién «rrekuero» por «harriero». (p.
3).
y termina con
Humo i gotera, i muxer brava,
echan al onbre de su kasa. (p. 593).
La parte destinada a la recopilación de Fórmulas i Frases en particular (pp. 598-766) empieza con
¡A! Ia sabe la ¡A!
Kuando alguno se deskuidó de algo
i se vuelve a akordar, suele decir: «¡A, pekador, de mí!» «¡A, nezio de mí!», o
otra razón semejante, comenzando por esta voz «A», o diciéndolo sola kon
muestra de pesar de su ierro; entonzes añaden, notando su deskuido i poko
saber: «Ia sabe la ¡A!», o «Ia sabes la ¡A!».
A albedrío de buen varón. A
arbitrio … A xuicio de buen varón.
Kuando kometen a un onbre bueno y
prudente que determine alguna diferencia entre partes. (p. 598).
y termina con
Humos.
A la presunción, o esperanza.
«Tiene humos de obispo».[11]
Al reproducir el original de manera absolutamente integral
y fidedigna, Combet destaca las correcciones manuscritas de Correas poniendo en
cursiva las palabras añadidas o modificadas y añade aclaraciones y comentarios
para que la consulta del vocabulario no resulte demasiado complicada. Para
facilitar la descodificación del corpus, Combet añade acentos y puntuación al
texto original, y, al contrario de lo que hizo el desafortunado copista que
realizó la copia de 1780 por encargo de la Real Academia, tiene sumo cuidado para no confundir el
texto del refrán y de las
variantes con el comentario del maestro Correas. Las pp. 787-788 quedan en
blanco ya en el manuscrito original. En la p. 789 empiezan las fórmulas y
frases proverbiales, hasta la p. 1001. A parte de la inversión de algunas
páginas, tal vez debida a un descuido a la hora de restaurar modernamente la
encuadernación[12], quedan
unas páginas perdidas desde muy antiguo, ya que no figuran en la copia de 1780,
y que se situarían entre las pp. 388 y 389 y las pp. 404 y 405. Combet,
basándose en la indicación que aparece en la página 2 del manuscrito, calcula
la pérdida de unos doscientos refranes que intenta reconstituir en su edición,
basándose en las fuentes escritas utilizadas por Correas[13].
Basta simplemente con hojear
la edición de 1967 para percatarse de la distancia que existe entre ésta y las
ediciones académicas anteriores. La de Combet es sin duda la edición más
completa y fidedigna al original, y sigue siéndolo hasta el principio del siglo
XXI. Científicamente impecable, esta edición tiene su pequeña falta: la de ser
destinada a un público reducido, pues no es tan fácil de consultar.
*
La
edición de 1992
Vocabulario de refranes y frases
proverbiales y otras fórmulas comunes de la lengua castellana en que van todos
los impresos antes y otra gran copia / que juntó . . . Gonzalo Correas: van
añadidas [sic] las declaraciones y aplicación adonde pareció ser necesaria; al
cabo se ponen las frases más llenas y copiosas; [prólogo de Miguel Mir; edición
de Víctor Infantes]. – Madrid: Visor, 1992, -- XXV, 661 pp.; 25 cm. –
(Biblioteca filológica hispana; 8).
Esta edición se conserva en la Biblioteca de la
Real Academia (RAE D
24-369). Otros ejemplares figuran en el catálogo de la Biblioteca Nacional (Bne 9/9199) y en la colección
bibliografíco-paremiológica de la biblioteca del Departamento de Filología
Italiana de Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid (ITA
DO 57).
Una vez salida a la luz la
edición de 1967, un público siempre más amplio de investigadores expertos y
estudiantes simplemente aficionados a los refranes se va acercando al estudio
de este precioso repertorio paremiológico, tanto que dicha edición se agotará antes
de lo que sus editores esperaban de la publicación de una obra tan destacada.
Sin embargo, nadie se preocupa por volver a re-editar el libro de Combet hasta
que un editor madrileño, muy avisado desde el punto de vista comercial, publica
una edición facsímil de la de edición la Real Academia, algo anticuada, y
notoriamente corrupta, cuyos numerosos errores habían sido repetidamente
denunciados tanto por Combet (1967: XV-XXXIII) como por Margit Frenk Alatorre
(1971: 402-403). Parece que con
esta edición hayamos dado un pequeño paso atrás. En este sentido, Combet
comenta en la presentación de su edición de 2000:
Esta aparición de un fantasma que
se podía creer definitivamente sepultado tuvo, y sigue teniendo todavía,
consecuencias desastrosas en el dominio de los estudios lexicográficos,
gramaticales, literarios o
folklóricos, despistando a algunos jóvenes investigadores, que se tragan de
buena fe y utilizan en sus trabajos esa retahíla de fórmulas inventadas, glosas
censuradas y seudo refranes estrafalarios, avalada por el prólogo de un
universitario conocido y la ayuda económica del Ministerio de la Cultura.
*
La
edición de 2000
Vocabulario de refranes y
frases proverbiales (1627) / Gonzalo Correas; edición de Louis Combet; revisada
por Robert Jammes y Maïte Mir-Andreu. – Madrid: Castalia, 2000. – XXXIII, 1177
p.; 26 cm. – (Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica; 19).
De esta edición se conservan ejemplares tanto en
la biblioteca de la Real Academia (RAE D 24-756) como en la Biblioteca Nacional (B 98 PROV y SA 860-84 COR) y en varias
bibliotecas universitarias.
Demostrada la peligrosidad,
desde el punto de vista científico, de la edición de 1992, se decide sacar a
luz otra y se reedita la de Combet. Esta edición se presenta efectivamente como
una actualización de la edición de 1967. Para facilitar la consulta de la obra,
se procede a la modernización tanto de la ortografía como del orden alfabético
de Correas. Lo que ha implicado, sin duda, un trabajo hercúleo tanto por lo que
se refiere a la transcripción del texto de los refranes, como por lo que atañe
al desplazamiento de los refranes tras la aplicación del sistema ortográfico
normalizado. La de 2000 se puede considerar una de las mejores versiones de la
colección paremiológica de Correas, aunque haya sufrido un necesario proceso de
modernización que ahora hace del Vocabulario de refranes un repertorio de fácil acceso para todo
tipo de público.
*
La
edición digital
A medida que la sociedad se va informatizando y
los medios informáticos se hacen cada vez más accesibles, es apreciable ver
como se procure utilizarlos para facilitar el acceso a obras que contienen
acervos de informaciones y reducir, en consecuencia, las horas de consulta para
una optimización del tiempo de investigación. Pues, con esta finalidad se
publica, en el año 2000, la versión digital del Vocabulario de refranes al cuidado de Rafael Zafra:
Vocabulario de refranes y
frases proverbiales. [Recurso electrónico] / Gonzalo Correas. – Kassel:
Reichenberger, 2000. – 1 disco (CD-ROM); 12 cm; -- (Ediciones digitales del
GRISO; 1) Tit. Tomado de la etiqueta dl disco. – En la por.: Universidad de
Navarra.
Varios ejemplares del CD se conservan, en la
actualidad, en la biblioteca de la Real Academia (RAE CD-60), en la Biblioteca Nacional (DGcd/835) y en varias bibliotecas
universitarias. El CD, que contiene las 24.186 paremias recopiladas por Correas, se revela una
interesante herramienta de ayuda para la investigación filológica, aunque
siempre es aconsejable cotejar las entradas de la versión digital con las de la
edición impresa del año 2000.
Conclusiones
A pesar de los preocupantes
vaivenes de la fortuna que el manuscrito ha sufrido antes de volver a aparecer
en las manos del grande estudioso, filólogo y paremiólogo Louis Combet, el Vocabulario
de refranes de Correas ha
alcanzado, en nuestros días, indudable fama y es considerado un precioso
documento del panorama paremiológico español, receptáculo de expresiones que
siguen formando parte de la cultura de España, de una antigua tradición que remonta
a los albores del tiempo y que nos ayuda a descubrir las facetas más curiosas
del idioma español, el acervo de metáforas que se hablan todos los días, la
muchedumbre de refranes que siguen sobreviviendo, si no en el habla corriente,
por lo menos en la producción literaria de los últimos siglos. El Vocabulario
de refranes destaca en el
abanico de repertorios y colecciones que se van publicando desde el siglo XVI
hasta nuestros y sigue sirviendo de base para muchos de los estudios de
carácter paremiológico que se están publicando en época moderna.
Referencias bibliográficas
(s.a.)
(1855): Catálogo de los Libros M. SS. Que se conservan en la Biblioteca de
la Universidad de Salamanca. Salamanca: Imp. De Martín y Vázquez.
[s.a.]
(1650): “Memorial de los libros que el S. Maestro Gonçalo Correas, Cathedrático
que, fue de propiedad de Lenguas dejó para el Colegio Trilingüe”, en Libro
de cuentos y gastos del Colegio Trilingüe después de su erectión, que S. Luca
de 1650, en que está la memoria de sus libros y otras alajas. [s.l. – s.i.]
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Miguel (1992[1924]): Prólogo al Vocabulario de refranes proverbiales y otras
fórmulas comunes de la lengua castellana en que van todos los impresos antes y
otra gran copia / que juntó el Maestro Gonzalo de Correas ...; van añadidas
[sic] las declaraciones y aplicación adonde apareció necesaria. Al cabo se
ponen las frases más llenas y copiosas de Gonzalo Correas. Edición de
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[1] Entre las fuentes de Correas cabe mencionar a los Refranes o proverbios
en romance (1555) de
Hernán Núñez; la Filosofía Vulgar (1568) de Juan de Mal Lara; el Libro de refranes copilado por el orden
del abc (1549) de Pedro
Vallés; la colección manuscrita conocida como el “refranero placentino”.
Correas remite también a obras literarias como La Celestina, El Lazarillo de
Tormes, El Cid, La floresta española y no ignora la tradición clásica latina y griega, empezando por los Adagia
de Erasmo.
[2] MIR, Miguel (1992):
Prólogo. “Vocabulario de refranes proverbiales y otras fórmulas comunes de
la lengua castellana en que van todos los impresos antes y otra gran copia /
que juntó el Maestro Gonzalo de Correas ...; van añadidas [sic] las
declaraciones y aplicación adonde apareció necesaria. Al cabo se ponen las
frases más llenas y copiosas” de Gonzalo Correas. Prólogo de Miguel Mir [1924],
edición de Víctor Infantes . Madrid, Visor, 1992, p. XXII.
[3] Véase el “Memorial de los
libros que el S. Maestro Gonçalo Correas, Cathedrático que, fue de propiedad de
Lenguas dejó para el Colegio Trilingüe”, contenido en el Libro de
cuentos y gastos del Colegio Trilingüe después de su erectión, que S. Luca de
1650, en que está la memoria de sus libros y otras alajas. También figura copia de
este inventario al final del Libro de Claustros 1630-1631 (Alarcos García, 1954: XIV).
[4] “La desamortización fue un largo proceso
histórico-económico iniciado en España a finales del siglo
XVIII por Godoy
(1798) y cerrado ya muy entrado el siglo XX
(16 de diciembre de 1924). […] Consistió en
poner en el mercado, mediante subasta pública, las tierras y bienes no
productivos en poder de las llamadas «manos muertas», casi
siempre la Iglesia
Católica o las órdenes
religiosas y territorios
nobiliarios, que los habían acumulado como habituales beneficiarias
de donaciones, testamentos y abintestatos. Su finalidad fue acrecentar la
riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de
labradores propietarios. Además, el erario obtenía unos ingresos
extraordinarios con los que se pretendían amortizar los títulos de deuda
pública. […] La de Mendizábal,
ministro de Isabel
II, en 1836, tuvo unas
consecuencias muy importantes para la historia social de España […]. Como la
división de los lotes se encomendó a comisiones municipales, estas se
aprovecharon de su poder para hacer manipulaciones y configurar grandes lotes
inasequibles a los pequeños propietarios, pero sufragables en cambio por las
oligarquías muy adineradas, que podían comprar tanto grandes lotes como
pequeños. Los pequeños labradores no pudieron entrar en las pujas y las tierras
fueron compradas por nobles y burgueses adinerados, de forma que no pudo
crearse una verdadera burguesía o clase media en España que sacase al país de
su marasmo. Los terrenos desamortizados por el gobierno fueron exclusivamente
eclesiásticos, principalmente aquellos que habían caído en desuso. A pesar de
que expropiaron gran parte de las propiedades de la iglesia, ésta no recibió
ninguna compensación a cambio. Por esto la iglesia tomó la decisión de excomulgar
tanto a los expropiadores como a los compradores de las tierras, lo que hizo
que la gente no se decidiera a comprar las tierras y que hubiese que rebajar el
precio” (http://es.wikipedia.org/wiki/Desamortizaci%C3%B3n#Tercera_desamortizaci.C3.B3n._Mendizabal).
[5] Véase también Alarcos García 1954:
XXI-XXII.
[6] Para profundizar en el asunto
remitimos a los estudios críticos de Emilio Alarcos García que facilitamos en
la bibliografía final.
[7] Por lo que se refiere a las copias
manuscritas del obra inédita de Correas, Sbarbi añade un detalle muy
interesante al revelar la existencia
otra copia que completaría a la de Gallardo y que el mismo Gallardo
habría mandado hacer a cierto Sr. D. Álvaro Gil Sanz, que la llevó a cabo junto
a un escribiente suyo, por los años treinta del siglo XIX. Sin embargo, se
ignora el paradero actual de dicha versión manuscrita. Es cierto que en el Catálogo
de los Libros M. SS. Que se conservan en la Biblioteca de la Universidad de
Salamanca (Salamanca,
1855, Imp. De Martín y Vázquez, 4º, 75 páginas) no se hace mención de esta como
de alguna otra obra de Gonzalo Correas.
[8] Como se verá también más adelante, en este caso el comentario se convierte
en parte del refrán por descuido del copista que realiza el manuscrito de 1780,
en el que se basa esta edición.
[9] Por lo que se refiere a la evidente defectuosidad de la edición de 1906
remitimos a Margit Frenk Alatorre 1971: 402-403.
[10] De la misma edición de 1924 existe otra ficha, lo que podría hacer suponer
la existencias de dos diferentes ediciones salidas en 1924. En realidad, hemos
comprobado que se trata de otro ejemplar de la misma edición de 1924.
Reproducimos la segunda ficha:
Vocabulario de refranes
y frases proverbiales y otras fórmulas comunes de la lengua castellana . . . / que
juntó el maestro Gonzalo Correas. – Madrid : Tip. De la Rev. Archivos, Bibliotecas y
Museos, 1924. – XV, 662 pp.; 25 cm. (RAE D 24-432).
[11] Confróntese con las fichas de refranes y frases reproducidas en la edición
de 1906.
[12] La numeración general de las páginas del manuscrito fue efectuada por
Gallardo. El orden actual de las páginas es el que se indica a
continuación: … 369, 370, 389,
404, 371, 372 … 388, 405, 390 … 403, 406, 407.
[13] Nos referimos, entre otras, a las colecciones de Pedro Vallés, Hernán Núñez
y Juan de Mal Lara.