Nieves Martín, Rafaela. “Literatura oral de Manzanares (Ciudad Real)”. Culturas Populares. Revista Electrónica 6 (enero-junio 2008).

http://www.culturaspopulares.org/textos6/articulos/nieves.htm

 

ISSN: 1886-5623

 

 

 

 

Literatura oral de Manzanares (Ciudad Real)

 

Rafaela Nieves Martín

 

 

Resumen

Edición y análisis comparativo de cuentos, leyendas, creencias, supersticiones, religiosidad popular, etnomedicina, informaciones de historia oral, del pueblo de Manzanares (Ciudad Real, España).

Palabras clave: Manzanares, Ciudad Real, La Mancha, cuento, leyenda, creencia, superstición, religiosidad popular, etnomedicina, historia oral.

 

Abstract

Edition and comparative study of tales, legends, beliefs, superstitions, popular religion, ethnomedicine, reports on oral history, of the village Manzanares (Ciudad Real, España).

Key words: Manzanares, Ciudad Real, Tales, Legends, Beliefs, Superstitions, Popular Religion, Ethnomedicine, Oral History.

 

 

 

C

uando el habitante poco advertido de una ciudad oye hablar de Literatura popular, tiende a pensar, de forma equivocada, que se está hablando de un patrimonio en trance de extinción, refugiado en zonas marginales o en las frágiles memorias de los viejos habitantes de las montañas.  Pero no es cierto.  Si prestamos oídos atentos a lo que nuestros mayores tienen que contarnos, aún estaremos a tiempo de salvaguardar un precioso patrimonio cultural y de convertirnos nosotros mismos en eslabones de la ancestral cadena de transmisión oral que surgió desde el mismo momento en que el hombre tuvo capacidad para compartir con la tribu sus historias personales, las que le legaron sus antepasados y las que él mismo inventó al calor del fuego.

            Prueba de ello es el repertorio de ejemplos que siguen a estas líneas, que mi amigo Pedro Díaz Fernández se prestó generosamente a compartir conmigo.  Dentro de él encontramos desde leyendas locales hasta supersticiones, pasando por cuentos, ritos festivos, costumbres de gran arraigo, creencias populares y remedios tradicionales que forman parte del acerbo común de la sabiduría popular.  Resulta sorprendente que semejante caudal de informaciones procedan de un joven de tan solo veinticuatro años, asentado en Alcalá de Henares desde muchos años atrás.  En ello quizás hayan influido las largas estancias en su pueblo natal durante las fatigadoras jornadas de trabajo en la vendimia.  Pero, sin duda, lo fundamental es que la memoria colectiva de un pueblo puede permanecer a salvo si, como él, todos escuchamos las historias antiguas y nos hacemos eco de ellas.

            No obstante, es preciso hacer hincapié en la erosión que, de año en año, sufre este patrimonio, y que puede terminar con él en unas pocas décadas.  Indicio inquívoco de ello son las lagunas memorísticas de nuestro joven informante, el cual –por poner un ejemplo– recordó la existencia de ciertos rezos dedicados a Santa Bárbara, pero no pudo reproducir ninguno de ellos.

            Realicé la entrevista en agosto del año 1999 en mi propia casa.  Para ello, me serví del Cuestionario para la realización del Atlas General de Mitos y Leyendas del Mundo Hispánico que el profesor José Manuel Pedrosa me ofreció amablemente para facilitar mi labor de investigación y recopilación de materiales orales.

            Con el siguiente estudio comparativo me propongo ofrecer un breve análisis de raíces y paralelos que viene a demostrar el arraigo –en algunos casos antiquísimo–, y la gran difusión por nuestra geografía de este tipo de materiales, y que, por tanto, son una fuente indiscutible para estudios tanto etnológicos como antropológicos.

            No es preciso insistir demasiado –por su gran difusión– en el interés que han presentado para el hombre los fenómenos atmosféricos como fuente de predicción del tiempo (nº 3), así como para orientarse espacial y temporalmente (nº 4 y 5).  Forman parte de un sistema de conocimiento natural y universal, utilizado desde tiempos remotísimos y cuya funcionalidad no debe caer en el olvido.  Lo mismo podemos decir del comportamiento de los animales (nº 12), que desde antiguo han advertido al hombre de los cambios atmosféricos.

            Mayor interés presenta la referencia que hizo nuestro informante sobre San Pedro como “hacedor” de tormentas (nº 7).  En diversos puntos de nuestra geografía se relaciona a San Pedro Mártir de una u otra forma con la lluvia o las tormentas, o bien para atraerlas, o bien para alejarlas.  Pero el testimonio de Cartagena (Murcia) es especialmente significativo por su semejanza con el que nos ocupa.  En esta comarca existe la creencia de que los truenos son indicio de que San Pedro está mudando los muebles[1].  La perduración de esta creencia en puntos tan alejados de nuestra geografía parece señalar la existencia antigua de una creencia similar que tuviera una mayor extensión por nuestra geografía, y que ha podido perderse con el devenir histórico, refugiándose en determinadas zonas.

            La práctica de deshacer las tormentas con cohetes (nº 8) está muy extendida aún en nuestros días por toda la geografía española, como ocurre en algunos pueblos de Badajoz, Salamanca, Cuenca, Lérida y Valencia[2].  Quizá estemos ante la pervivencia moderna de un antiguo rito tribal consistente en el empleo de tambores como medio de alejar las tormentas.  Pervivencia contemporánea de este tipo de ritos podemos encontrar en zonas como Madagascar, tal como me manifestó una compañera natural de Antananarivo[3].

            La concepción de Santa Bárbara como divinidad protectora contra las tormentas se haya también muy difundida no sólo por nuestra geografía, sino también por toda la Romania.  Prueba de ello encontramos en la infinidad de oraciones que el pueblo ha dirigido a la santa desde tiempos antiguos y que aún hoy se conservan con admirable vitalidad[4].  La novedad que aporta el testimonio manzareño con respecto a la tradición más extendida es la atribución a Santa Bárbara del poder de atraer las lluvias.  Es posible que se haya producido una confusión entre las oraciones dirigidas a la santa y otras cancioncillas que se dirigen a personajes menos definidos –piénsese, por ejemplo, en la letrilla infantil que comienza: “Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...”–quedando ambas tradiciones amalgamadas.

            La costumbre de rezar a los santos patronos ante situaciones atmosféricas adversas (nº 10) está muy arraigada en todos los pueblos, y se documenta desde tiempos remotos.  En muchos lugares, además de rezar a los santos, se les saca en procesión.  Este tipo de tradiciones sin duda enlazan con antiquísimos ritos tribales celebrados en honor de los antiguos dioses paganos, a los cuales se confería un sentido protector.  De esta manera, llegamos a la conclusión de que nuestros actuales santos resultan herederos en muchos casos de aquellas divinidades precristianas.

            Sobre el mito surgido en relación a marzo y la muerte (nº 13), diremos que nos encontramos ante la génesis de un motivo folklórico casi universal, surgido de la interpretación mágico-mítica de una circunstancia natural por parte de la mentalidad irracional primitiva.  Expliquemos un poco esto.

Bien es sabido que durante los últimos días de marzo y primeros de abril muere más ganado que en el resto del año, debido a que el clima es especialmente duro, y las reservas de comida escasas. Esta circunstancia natural provocó, desde tiempo antiguos, la aparición de ritos y mitos asociados a una divinidad arcaica, a cuya temeraria merced quedaba el ganado en caso de no recibir los ofrecimientos o sacrificios pactados previamente con el pueblo para su salvaguarda.  El desamparo y la impotencia del hombre ante la adversa transición del invierno a la primavera motivó esta personificación del mes de marzo en divinidad como única posibilidad de apelar por la preservación del ganado.  Si no se satisfacían los ofrecimientos convenidos, la divinidad respondía airadamente, mediante la devastación implacable del ganado durante esos días.

            De ese sustrato han surgido infinidad de cuentos –de los cuales aún conservamos muchos testimonios– con un desarrollo similar, protagonizados por un pastor y  marzo[5].

            La festividad de San Juan ha sido considerada desde tiempos inmemoriales como una fecha mágica.  Recordemos que es una noche de hogueras, propiciatoria de noviazgos, y en la que diversas plantas e, incluso, el agua, pueden adquir propiedades mágico-curativas.  No es de extrañar, por tanto, que en noche tan señalada, en la que parecen darse cita las fuerzas mágicas, participen también nuestras “entrañables” brujas[6] (nº 14).

            La disputa por una Virgen entre dos pueblos próximos entre sí (nº 17) es un motivo que se registra en muchos otros puntos de nuestra geografía.  En este caso, el conflicto se resuelve armoniosamente, mediante la compartición pactada de la Virgen.  Sin embargo, en muchas ocasiones el conflicto obliga a la imagen a tomar partido por uno u otro pueblo.  Tal es el caso que aconteció a Nuestra Señora la Antigua, aparecida en Jurisdicción Tricio-Arenzana (La Rioja), que tuvo que inclinar la cabeza en dirección a los de Arenzana para manifestar su deseo de permanecer con este pueblo[7]. 

            La leyenda 24 es un ejemplo del motivo floklórico universal de la curación milagrosa como premio a la fidelidad devota a un santo –en este caso, santa–.  En la mayoría de los casos, el enfermo promete realizar una ofrenda o un sacrificio al santo, y ésa es la razón de que muchas de nuestra iglesias y ermitas se llenen de ofrendas –como atestigua el ejemplo 26–, o de que, como en el ejemplo 25, salgan los devotos en procesión durante la Semana Santa o en otras fechas señaladas.  Sin duda, esto es reflejo de las peticiones y sacrificios que el hombre primitivo hacía a la divinidad ante aquellos fenómenos adversos a los que no podía poner remedio por sí mismo, y para los cuales sólo quedaba el recurso de la fe como última alternativa[8]. 

            La leyenda 27 en relación a los judíos es una muestra de la arraigadísima creencia popular –difundida por todo el mundo cristiano– de que los judíos escupieron a Cristo durante el tormento previo a la Crucifixión, tal como también explican en el pueblo navarro de Ganuza:

 

“judío le decíamos, judío, porque le has echado el escupido.  Los judíos escupieron a Nuestro Señor Jesucristo.  Y eso es pecao, le decíamos, eso no se debe hacer”[9].

 

            Las leyendas comprendidas de la 28 a la 31 son ejemplos de las disputas que, universalmente, han enfrentado unos pueblos con otros.  En muchos casos, se generan chistes que tienen como blanco a los naturales de un pueblo, a los que se considera tontos.  Tal es el caso del nº 31 que, como el informante señala, nos recuerda a los populares chistes tan difundidos por nuestra geografía sobre Lepe.

            La leyenda 37 se relaciona de alguna forma con el motivo folklórico-literario del pozo Airón o pozo endemoniado.  Como ha señalado J. M. Pedrosa, “el culto de los pozos ha solido tener alguna relación con las divinidades de la muerte”[10], que exigían exvotos y sacrificios en los pozos.  Es muy posible que de esos ritos ancestrales derive el miedo supersticioso a los pozos que se refleja en nuestra leyenda, y que existe en muchos otros lugares de nuestra geografía y fuera de ella. 

Un testimonio tremendamente similar al nuestro es originario de Priego (Córdoba), donde cuentan que

 

            “en los pozos, en los pueblos, pues decían que, si te asomabas mucho al pozo, que te cogía el martinico, el duende, y te metía dentro del pozo.  Para asustar a los niños pa que no se asomaran al pozo”[11].

 

No puedo pasar por alto la similitud que presentan ambos testimonios con el final de la versión de Almarcha (Cuenca) sobre el pozo Airón.  En ella, el moro don Bueso es arrojado al pozo por una de las concubinas –a las que él mismo pensaba ahogar en el pozo–.  Pero hete aquí que, mientras está pugnando por sostenerse, una de las doncellas se asoma para verle morir, circunstancia que el moro aprovecha para engancharle la falda y llevársela con él al fondo del pozo.  El testimonio aportado por nuestro informante parece apuntar a que si algún incauto se asoma al pozo, puede salir alguno de los ahogados para llevárselo consigo, tal como ocurrió a la doncella con don Bueso. Quizá el terrible martinico cordobés y las almas ocultas en el pozo manzanereño sean ecos lejanos del malévolo don Bueso, o tal vez no.  ¿Quién sabe?  Pero el efecto que se proponen en los tres casos es el mismo.

            En la tradición leyendística hispánica se encuentra muy extendida la vinculación de los moros con tesoros de diverso tipo, ya sea como buscadores, como custodiadores, o como fuente de origen de ellos.  No pueden sorprender, por tanto, las alusiones a tesoros ocultos en cuevas de moros, como la que nos ofrece este joven informante (nº 39).  Si observamos atentamente la infinidad de leyendas hispánicas al respecto, llegaremos a la conclusión de que la cueva es uno de los lugares predilectos para la ocultación de tesoros.  Esto se comprende fácilmente al caer en la cuenta del carácter geográfico marginal de las cuevas.  Esta condición de marginalidad las vincula de forma directa al estatus de la raza mora en nuestro país durante la Reconquista.  De dominadores pasaron a perseguidos, lo que les obligó a esconderse en zonas periféricas poco transitadas –como son las cuevas– en las que, sin duda, debieron dejar olvidadas pertenencias y, por qué no, tesoros.

            La mítica y terrorífica transformación de hombres en lobos (nº 43) se documenta desde la Antigüedad Grecolatina en autores como Petronio, Heródoto o Virgilio, y se remonta a ritos y creencias de la hechicería chamánica[12].  Normalmente se trata de brujas que se transforman en lobos, o de hombres víctimas de un encantamiento o de un castigo divino consistente en la transformación periódica en lobo.  Lo que es común a la mayoría de los relatos conocidos es que el afectado no se queda con la forma del lobo permanentemente, sino que la transformación tiene una duración bien delimitada, tras la cual se recobra la forma humana.  Pero no es ése el caso de que nos informa el testimonio manzanereño.  La conversión en lobo es definitiva y, en algunos casos, lo que ocurre es que el alma del condenado se asienta en el lobo.  Esto parece enlazar con creencias chamánicas según las cuales el lobo era “encarnación de espíritus y fuerzas malignas”, aunque en este caso se trata de almas de simples mortales cumpliendo su castigo.  De cualquier forma, es evidente la relación de nuestro ejemplo con las primitivas creencias chamánicas que concebían al lobo como portador de espíritus[13]. 

            Esta relación se confirma en el siguiente testimonio del informante (nº 44), en el que se refleja la creencia en los poderes sobrenaturales del lobo, como si estuviéramos ante una fuerza procedente del más allá.  El siguiente informe leonés confirma que ese pánico rayano a la superstición forma parte del colectivo credencial hispánico:

 

            “La presencia del lobo infunde terror y espanto, pone los pelos de punta y quita el habla a las personas”[14].

 

            Historias de serranas que custodiaban los pasos difíciles de montaña (nº 45), y que sólo dejaban paso libre a cambio de obtener los favores personales del interesado se documentan en nuestra tradición literaria desde el Arcipreste de Hita.  Este ejemplo es muestra de la vitalidad que aún presenta este motivo en nuestra tradición oral.

            Que el mal de ojo puede ser provocado por una mirada pasional, más intensa de lo normal (nº 49), es una creencia popular que se da en muchas otras partes.  Así, en algunos puntos de Andalucía, “el mal de ojo se atribuye a que la vista de ciertas personas tiene doble fuerza”[15].

            Sobre el hombre del saco (nº 51) hay que destacar el gran arraigo de esta figura por todo el mundo hispánico como personaje de aviesas intenciones que persigue y secuestra niños.  En algunos casos puede aparecer protagonizando cuentos, como ocurre en uno recogido por P. Morote Magán en la localidad de Jumilla (Murcia) [16].

            La creencia de que los ratones comen hierro (nº 54) es una creencia antiquísima, de la que hoy apenas quedan testimonios.  Como señala, J. M. Pedrosa, “Aristóteles, Claudio Eliano, Plinio, Teofrasto y Suida recogen la creencia de que los ratones son capaces de comer hierro, acero y oro, razón por la que, en opinión de algunas de estas autoridades, eran perseguidos por los plateros con el afán de abrirlos y de hallar en su interior estos productos”[17].

            En lo que se refiere a la zorra (nº 55), podemos señalar que nos encontramos ante un estereotipo de animal astuto, que se remonta por lo menos hasta la Antigua Grecia.  En la actualidad aún se conserva con gran vitalidad en numerosos cuentos el motivo de la zorra que engaña al lobo o a otros animales.  El cuento de La zorra y el cuervo (nº 56) –apenas esbozado por nuestro informante– se documenta ya en las Fábulas de Esopo[18], y sigue vivo en nuestra tradición oral en muy diversos puntos de la geografía española.

            La información relativa a que son los cuervos y no las culebras quienes custodian tesoros (nº 57) resulta novedosa en tanto que contrasta con la tradición más arraigada, según la cual el guardián habitual de tesoros es la culebra –aunque en algunos casos puede ser el dragón–[19].

            La mariquita (nº 58) se ha considerado tradicionalmente como un animal bendito, como demuestra el hecho de que en algunas cancioncillas infantiles se la llame “Paxarita de Dios”[20].  Estamos, por tanto, ante un animal protegido por Dios, cuya muerte intencionada puede provocar mala suerte a quien no respeta las normas divinas.

            La concepción del lagarto como animal pernicioso (nº 61) contrasta con otros testimonios en los cuales el lagarto no sólo no es enemigo del hombre, sino que es su protector.  Así ocurre, por ejemplo, en algunos lugares de Badajoz, donde, además, se considera como antídoto neutralizador de los efectos negativos que puede ocasionar el nombramiento de la culebra[21].

            Sobre la culebra, podemos decir que en multitud de lugares se documentan terribles historias sobre “culebras mamadoras”, que se cuelan sigilosamente en el lecho de la madre mientras está dando de mamar al niño, y le sustraen la leche, poniendo al pequeño en peligro de morir por inanición[22].  En vista de semejante historial, el rechazo a este animal y su consideración como animal que da mala suerte parecen consecuencias naturales.

            Por lo que respecta a la popular mala fama del cuervo (nº 63), podemos encontrar la explicación en su condición de animal carroñero.  En algunos lugares se considera como animal maldito precisamente  por esa razón, y nombrarlo se considera tabú[23].

            En lo que se refiere al cuco (nº 64), es creencia muy extendida que su canto puede anunciar los años que quedan para la muerte de una persona, como atestigua la siguiente coplilla recogida en el Bierzo leonés[24]:

 

Cuco del rey,

flor de la oliva,

¿cuántos años me das

para mi vida?

 

            Pero lo más común es que los efectos del canto del cuco se  consideren positivos, y vaticinen los años que faltan para la boda de quien entona esta otra coplilla, recogida por el mismo erudito:

 

Cuco del rey,

flor de la escoba,

¿cuántos años me das

para mi boda?

 

Sería de gran interés comprobar si existen canciones similares en Manzanares que quizá nuestro informante desconozca debido a su alejamiento del entorno.

            En lo que respecta al gato (nº 65) hay que señalar que también en otras zonas de España existe un temor supersticioso a que los niños duerman con los gatos.  En San Vicente de Alcántara (Badajoz), decían que

 

            “era malo que el  gato durmiera con los niños, porque  decían que si la rumia era muy mala para los niños.  Decían que se ponían mantuo o algo así.  Y decían también que si los niños cogían al gato, se ponían mantuo[25].

 

            Sin embargo, el testimonio manzanerezo es más aterrador, en tanto que la presencia del gato puede comportar la pérdida del alma.  Estaríamos, como en el caso del lobo, ante un animal que es personificación de las fuerzas del mal.  Esto no es de extrañar si consideramos la fuerte vinculación que en nuestro imaginario tiene el gato con otros personajes malignos como son, por ejemplo, las brujas.

            Sobre la dentición infantil (nº 67), hay que señalar la gran extensión y antigüedad que presentan estos ritos (tanto la asociación con el Ratoncito Pérez como la costumbre de lanzar el diente al tejado) en la tradición hispánica, dentro y fuera de la Península.  Pero también existen ritos muy similares en otros lugares sin aparente relación con nuestra tradición, como es el caso de Nueva Gales y de los aborígenes de Australia.  Esto nos lleva a la conclusión de que nos encontramos ante “un fenómeno de pervivencia de ancestrales ritos culturales en entornos muy distanciados que nos puede dar idea de la profundidad, muchas veces inadvertida, de nuestra herencia cultural”[26].

            En cuanto a las propiedadess curativas del romero (nº 70), podemos decir que en algunos lugares se le han atribuido virtudes repelentes de brujas y  medicinales, lo que la equipara a otra planta medicinal muy popular: la ruda.  Sobre ellas existen canciones –de claro parentesco formulístico– que ensalzan sus propiedades curativas[27].

            Los métodos tradicionales para la curación de los orzuelos que el informante propone (nº 70 y 71) resultan sumamente interesantes si los comparamos con el testimonio que J. Caro Baroja recogió de una mujer andaluza[28]:

 

            “[el] orzuelo se cura 1) poniendo un anillo de oro sobre la ropa hasta que se ponga a la temperatura del cuerpo; 2) con una pasa untada de miel; 3) pasando por encima una llave macho”.

 

            Por una parte, parece que se atribuye una propiedad de curación mágica al anillo de oro, en tanto que en ambos testimonios juega un papel primordial; por otra parte, parece que determinados metales con una forma prefijada (sea anillo o llave macho) producen un efecto curativo al aplicarse sobre el orzuelo; y, por último, parece que determinadas sustancias naturales, como la miel y la manzanilla, pueden curarlos aplicándose sobre la piel afectada.

            Medicina natural y prácticas mágico-supersticiosas confluyen en la curación de un problema tan común que ha afectado al hombre en todos los tiempos, y para el cual se emplean sencillos remedios caseros –en algunos de los cuales, qué duda cabe, seguramente influye la fe del paciente para obtener una curación efectiva–.

            Lo mismo podemos decir de las verrugas (nº 72), ante las cuales el pueblo también ofrece sus formas alternativas de curación[29].  No obstante, hay que señalar que, en este caso, la mayoría de los procedimientos obedecen a fórmulas mágico-supersticiosas de dudoso efecto.

            La curación de la picadura de tarántula mediante el baile (nº 73) es un remedio popular de raigambre hispánica, y, de nuevo, nos enfrenta a otro extraño y sorprendente remedio natural conocido por la medicina popular.  Su práctica se documenta desde el siglo XVI en una obra como El Cortesano de Baltasar Castiglione.

En una carta sobre medicina popular del Dr. D. Federico Rubio a Antonio Machado y Álvarez, se describe la cura de la siguiente manera:

 

            “El aire de la tarantela en la agitación que produce la ponzoña de la tarántula impulsa a saltar, sudar y eliminar la ponzoña”[30].

 

            Parece ser que el remedio fue reconocido como válido dentro del mundo científico a raíz de un estudio realizado por Vidal de Casis en el siglo XIX, tal como señala el mismo Federico Rubio en otra carta al estudioso andaluz. 

            El ejemplo 75 viene a atestiguar cómo en determinadas ocasiones la medicina natural puede dar respuesta a determinados problemas insolubles para la medicina convencional, mientras que el ejemplo 76 ilustra cómo la fe puede ocasionar curaciones milagrosas.

            Sobre la consideración de los pastores como gentes poco avispadas (nº 79) tal vez sirva para ilustrar el arraigo de esta creencia la siguiente coplilla que se conoce en San Vicente de Alcántara:

 

No te cases con pastores,

que huelen a pelliquina.

Cásate con labradores,

que huelen a rosas finas.

 

No te cases con cabreros,

que son brutos y animales:

comen miga en los calderos

y oyen misa en los corrales[31].

 

            Podría ser que el origen de esta burla procediera de una contienda gremial entre ganaderos y agricultores.  Esta hipótesis quedará reforzada si consideramos que la actividad predominante en la comarca de Manzanares –famosa por la gran calidad de su producción vinícola– es el cultivo de la uva.

            El popular juego de los gamusinos (nº 89), tan conocido y practicado por niños de todas partes de España, no es exclusivo de nuestra tradición.  Se relaciona con otros animales y entes imaginarios –chirlos mirlos, peces de abril– a cuya búsqueda imposible se aventuran niños e inocentes en muchos otros países y desde tiempos inmemoriales atrás.  En opinión de J. M. Pedrosa, todas estas bromas “responden a una especie de rito de tránsito o iniciático para niños –o para personas que prueban ser tan ingenuas como niños– que superando estas bromas pasaban la frontera de la inocencia al conocimiento, de la niñez a la adolescencia, del exceso de ingenuidad al exceso de picardía”[32].

            Por su parte, la canción nº 88, consistente en una popular burla que se cantan unos niños a otros, no es exclusiva de Manzanares.  La siguiente versión se canta en San Vicente de Alcántara:

 

Antonio, retoño,

camisa cagá,

dile a tu madre

que te ponga otra lavá.[33]

 

            Por último, comentemos que el segundo de los refranes que nos refirió nuestro informante pertenece a un tipo de dicho meteorológico que se conoce desde muy antiguo bajo diversas formulaciones.  Ya en 1549, Pere Vallés lo recogió en su Libro de refranes bajo la siguiente forma:

 

            Quando moncayo tiene capa: y guara capiron: buen año en Castilla: mejor en Aragon.[34]

 

            Este tipo de dichos aún presentan gran vitalidad en la tradición moderna, aunque, eso sí, con gran polimorfismo.  Conocemos versiones de Toledo, Extremadura y Cantabria, pero, sin duda, la más parecida a la nuestra es la cántabra, que reza así:

 

                        Cuando Cabarga tiene montera, lluvia en Trasmiera[35].

 

            Lo interesante de este dicho es que sufre variaciones en su formulación para adaptarse a cada zona, de manera que es muy frecuente que aparezcan en él topónimos relacionados con la zona.

            Creo que este análisis de fuentes y paralelos refleja la riqueza e importancia de la cultura tradicional oral como fuente de conocimiento de nuestras raíces culturales y credenciales.  Pero ya es hora de dejar que la literatura oral se exprese por sí misma para hacernos partícipes de su belleza y profundidad.

 

 

 

CORPUS

 

Mitos, leyendas y ritos cosmológicos y meteorológicos

 

1. Los nombres del sol y de la luna

 

            El sol, Lorenzo –que yo creo que eso es en todas partes–, y la Luna, Catalina. 

 

 

2. Las manchas de la luna y los malos presagios

 

            Son malos presagios las manchas de la luna: que te van a pasar cosas malas.

 

 

3. El arco iris y las lluvias

 

            El arco iris, generalmente, en aquella zona siempre se relaciona con que va a haber una buena temporada de lluvias, porque siempre es la combinación del sol y de las nubes.  Esa situación, generalmente, se suele dar por las tardes, que es cuando suele llover.  Lo que ocurre es que, claro, si hay tormentas, pues ya no es una buena situación.  Generalmente, siempre se asocia, si hay arco iris, probablemente dos días, o simplemente al día siguiente o la noche siguiente va a seguir lloviendo.

 

 

4. La estrella Polar y las horas

 

            Yo no lo sé, pero allí los pastores sí que lo saben, sobre todo guiándose por la estrella Polar.  Por la estrella Polar sí que saben orientarse, más que a qué hora, a qué altura de la noche o de la madrugada, cuánto puede faltar para que pueda amanecer, o para que pueda oscurecer.  Más que horas concretas, periodos, o franjas horarias.

 

 

5. La sombra, los puntos cardinales, y las horas

 

            Por la sombra de los objetos, se puede saber la hora y se puede saber también, por ejemplo, la situación: si estás al norte, sur, este, oeste.  Es muy fácil.  Tú coges  una piedra y, generalmente, te vas a encontrar que hacia el lado más húmedo de la piedra, o levantas una piedra y si hay bichitos debajo, la zona de humedad, esa zona es la que está situada al norte.  La zona que está más caliente es la que estaría situada al sur.  Y luego, la sombra, pues el típico reloj de tierra.  Antiguamente sí que se hacía.  Coges un palo y lo colocas dirección norte-sur y, entonces, a medida que la sombra –haces un reloj, colocas las horas más o menos– y a medida que se va metiendo el sol de este a oeste, va cambiando la sombra de cuarto, y cambia la hora.

 

 

6. El chorli y otros vientos

 

            Yo sé que un viento que viene de las montañas, del norte, le llaman el chorli, y lo llaman así porque lo asocian a un pajarito que se llama el chorlito.  Entonces, cada vez que canta ese chorlito, es porque vienen estos vientos, y son siempre de la misma dirección.  Entonces, cuando tú llegas a lo mejor –que nos pasaba en las vendimias– llegas por la mañana temprano, oyes al chorlito cantar, ya sabes que cuando canta el chorlito es porque los vientos vienen de esa dirección.  Es una cosa mu rara.  Luego ya poniente, cuando vienen de la zona más calurosa, y luego ya los típicos. Los del norte, cuando vienen fríos.

 

 

7. San Pedro y las tormentas

 

            Cuando hay muchos truenos y muchos relámpagos, dicen que ya está San Pedro moviendo los muebles del cielo.  Entonces yo me imagino que las organiza San Pedro.

 

 

8. Las tormentas se espantan con cohetes

 

            Eso, a base de tiros, con salvas.  Es que me parece que llevaban un compuesto de sal y no sé qué más.  Pegas tiros, se supone que partes las nubes, y lo que haces es que la honda expansiva del sonido las rechaza.  Pero lo que se suele decir es que se parten las nubes.  Se hace para que las cosechas no caigan granizos.  Entonces se pegan tiros.  Está prohibido, porque si pegas un tiro y tiras la nube, pues entonces igual va a pasar a la finca del vecino, y le haces la puñeta.

 

 

9. Santa Bárbara y las lluvias

 

            Era mi abuela la que la rezaba, y me parece que era a Santa Bárbara, pero no sé cuál era.  Yo se la oía a mi abuela cada vez que llovía mucho, rezaba a Santa Bárbara.

            Y para que venga la lluvia, lo mismo.  Se reza a Santa Bárbara.

 

 

10. Contra la sequía, se reza a los patrones

 

Y allí yo he oído que, en las misas, pues a los patrones de los pueblos se les reza.  Y se hace en estas fechas, sobre todo cuando hay sequías.  Y se hace en estas fechas porque como en aquella zona ha habido siempre mucha viña y olivas, pues es cuando más sufren.  No durante esta época exactamente, sino para los meses de abril y mayo, cuando se supone que tiene que llover más –por eso de abril agua es mil–, pues, si no llueve, entonces sí que empiezan ya los problemas, porque claro los veranos allí son muy fuertes y si no empieza a llover por esas fechas, y se reza a los patrones. 

 

 

11. Las cabañuelas

 

Las cabañuelas son que se pone la gente de campo allí –yo sí que he oído a los abuelos, no entiendo absolutamente nada de lo que dicen, empiezan: “ah, no sé qué no sé cuántos, por aquí viene, por allí, para el mes de enero, para el mes de marzo”–, y te calculan ellos las lluvias con las cabañuelas.  Yo no lo entiendo bien.  Sé que es una especie de matemáticas, que tiene en cuenta las nubes, determinado tipo de nubes, determinadas fechas, y con eso hacen una especie de calendario pluvial, y no sé si les saldrá alguna vez que otra.  Antiguamente parece ser que sí, porque como las fechas de lluvias eran constantes, pues sí, pero es que ahora ya...  Me parece que lo hacían en febrero.

 

 

12. Señales de lluvia

 

            Las telas de araña.  Cuando empiezan a hacer telas de araña entre las viñas, empiezan a cruzarse unas con otras, va a llover. 

Otra, cuando el sol pica; no es que haga mucho calor en sí, sino que el sol te pica y es molesto. 

Los vientos también: cuando los vientos vienen húmedos –hace calor, pero vienen húmedos– se supone que va a llover también.  El chorlito también: cuando canta, pues agua. 

Los tordos, cuando vuelan en bandadas así muy grandes, pues también y, además, combinado con el viento.  Pero, generalmente, cuando salen volando tordos en bandadas muy grandes, es porque hay alguna tormenta por ahí cercana, y que va a llover.  Los chorlitos también.  Los tordos y los chorlitos anuncian los vientos, las lluvias.

            Si las ranas croan, lluvia.

Las abejas, igual.  Yo lo que he oído es que cuando –porque son muy susceptibles– cuando hay ruidos, cuando hay un poco de viento más fuerte, un vendaval o algo, no salen a buscar el polen, y se recogen en la colmena.  Entonces, cuando por lo visto amenaza lluvia o amenazan vientos fuertes, resulta que las abejas todas se recogen en la colmena y no salen.  Entonces, cuando no salen, es que va a haber lluvia, viento o algo.

            Cuando hay hormigas voladoras, además que eso sí que no falla, cuando hay hormigas voladoras, agua.  Y también aparecen cuando deja de llover. 

 

 

13. Marzo y la muerte

 

            Al principio en los valles decían que era por culpa de los lobos, que tenían hambre y comían, en los últimos días de marzo y primeros de abril.  Y luego también decían que eran fechas malas, porque es que, además, esas fechas coinciden con la cría de ganado.  Son las fechas en que más crían, más corderos hay, y también se achacaba a eso, que como era la época con más crías, pues era la época con más muertes.  Ya no es que sólo murieran ovejas mayores, sino que fundamentalmente mueren crías, que no nacen.

 

 

14. El día de San Juan

 

            En San Juan yo he oído hablar de brujas.  Que salen las brujas.  Algo así he oído yo.  La gente va también a los cementerios, no sé por qué, a llevar flores el día de San Juan.

 

 

Mitos, leyendas y ritos religiosos, hagiográficos y piadosos

 

15. El Jesús del Perdón y los franceses

 

            El milagro de mi pueblo, ése ya fue del santo, que es la historia que cuentan allí.  Dicen que  –además que, por lo visto, sí que es cierto, porque tengo aquí las pruebas–.  Este santo es Jesús del Perdón.  Pues en la época que estuvieron los franceses en España, llegaron al pueblo, violaron a todas las mujeres mientras los hombres estaban en el campo.  Hicieron todo lo que querían, y fueron a quemar la iglesia.  Entonces, el capitán que iba al mando de todos estos franceses entró a la iglesia, y empezaron a destrozar todos los retablos, y lo único que les quedaba era el santo.  Entonces él mismo, con un hacha, intentó destruir la imagen, y entonces parece ser que se clavó un clavo en la mano.  Entonces, a él le sorprendió muchísimo, y no sé qué le ocurrió, que como no podía coger el hacha, porque tenía un dolor muy grande, pues se quedó mirándole al santo, se arrodilló, empezó a llorar, y le pidió perdón, y le dejó al santo el fajín y el bastón de mando.  Se lo dejó y se marcharon del pueblo.  Y todavía está allí.

 

 

16. Santiago mata moros, patrón de Membrilla

 

            El patrón de allí de Membrilla es Santiago, Santiago mata moros.      Santiago matamoros es el héroe nacional de allí del pueblo.

 

 

17. La disputa por la Virgen

 

            Bolaños y Almagro son dos pueblos que están juntitos que se han disputado a la Virgen.  Lo que pasa es que no recuerdo ahora qué virgen es.  El problema que tienen es que hay un santuario que está justamente en medio de los dos pueblos.  Entonces, claro, el problema que tienen es que cada pueblo quiere hacer suya, como patrona a esta Virgen y lo han terminado por resolver en que medio año está en un pueblo, y medio año está en el otro.  Hay una romería en común.

 

 

18. Los desposorios de la Virgen del Espino y Santiago

 

En Membrilla lo que se celebran son los desposorios, que se casa la Virgen del Espino con Santiago, este mes que viene, para el día dieciocho.  La verdad que es original la celebración, porque el pueblo es muy pequeño, no tiene nada, pero el día dieciocho de agosto empiezan las fiestas.  Y lo que se hace es que –Santiago está en la iglesia, la Virgen del Espino en la ermita– entonces, esos días de fiesta, se juntan en procesiones.  Se tienen juntos en la iglesia a los dos, y están esos cuatro días casados.  Y entonces, cuando ya terminan las fiestas, se baja cada uno en un sitio, y en mitad del camino se cruzan, se dan un beso, se desposan, y cada uno a su casa otra vez hasta el año que viene.

 

 

19. La romería de Siles

 

            Entre el Moral de Calatrava y Manzanares, antes –ahora ya no– había una romería, que era la romería Siles, que la tenían en común.  Pero tampoco sé con quién era.  Es que son pueblos que, como están muy juntos y son muy pequeños, pues terminaban por compartir Santo y por compartir de todo.

 

 

20. La celebración del día de San Antón

 

            El día de San Antón, que me parece que es el de los animales, sí que se celebra.  Se sacan todos los animales a pasear.  Se les lleva a las misas y se les da una misa y se les santifica a todos.

 

 

21. La celebración de los santos

 

            En San Pedro, había fiesta por todo lo alto.  Aparte de las típicas misas, se bajaban a la plaza, se comían medias lunas, que es un bollito típico que es una media luna de azúcar.  Se celebraban todos los santos, por todo lo alto, como si fueran cumpleaños.  Y la fiesta de Santiago, tres cuartos de lo mismo: misa, fiesta,... 

 

 

22. Los “santuarios” ambulantes

 

            Mi abuela tenía eso de lo típico esto de los pueblos, que te vienen las cajas de las vírgenes, las tienes quince días en tu casa, le enciendes una vela, y le echas dinero, y luego se llevaba a otra casa.  Eso se hace en muchos pueblos.  Es como si llevaras una pequeña ermita a tu casa.  Es como una caja grande, es una hucha, donde haces tú las ofrendas, y abres las puertecitas, y hay una virgen dentro.  Entonces es como si hicieras una especie de contrato que la tienes quince días en tu casa, y le haces ofrendas.  Pones una vela y, cuando ha terminado tu plazo, entonces se coge, se guarda, y se lleva a otra casa.  Y así está dando vueltas por todo el pueblo.

 

 

23. Los santos y sus especialidades médicas

 

            San Antón o San Antonio para el mal de amores.  Luego, Jesús del Perdón todo, porque todo el mundo le va a pedir de todo.  Y la Virgen del Espino también.  Santa Gema, que creo que es la patrona de los estudiantes –lo que pasa es que no sé por qué–, cura el dolor de cabeza.

 

 

24. La Virgen del Espino y la curación de la parálisis

 

            Por lo visto, en el pueblo vecino, de donde son mis padres, Membrilla, la patrona es la Virgen del Espino.  Entonces, todos los años con las fiestas, eligen a una familia pues que tiene que hacer una especie de ofrenda, y tienen que gastar un dineral, porque tienen que hacer una especie de fiesta que se llama convite.  Y, entonces, había una familia que hizo la promesa de que, bueno, harían esta ofrenda y todo eso, si a uno de sus miembros familiares le curaban una parálisis que tenía desde hace ya un montón de años.  Parece ser que este hombre pues iba a rezar todos los días a la ermita a la Virgen.  Y antes de las fiestas, pues fue a rezar, se tiró toda la tarde, se tiró toda la noche, metido allí sólo en la ermita, y cuando salió, a la semana siguiente, fue al hospital y le dijeron que no entendían muy bien por qué, pero que todos los problemas que tenía de la parálisis que era por el nervio –que no tenía sensibilidad–, había recuperado toda la sensibilidad, se le podía operar, y que no tendría ningún problema para volver a andar.  En un mes, mes y medio, lo operaron y volvió a andar.

 

 

25. Los ofrecimientos al Jesús del Perdón por las peticiones concedidas

 

            De este santo sí que se han dicho cosas.  En la Semana Santa, generalmente la gente que sale en las procesiones de encadenados o descalzos y todo eso es porque en su día hicieron alguna petición al santo, pues para curar algún enfermo que a lo mejor se encontraba muy mal, pues para sacarles de alguna situación económica mala.  Y lo curioso es que todos los años hay alguien que sale en las procesiones haciendo estos ofrecimientos, ¿sabes?, o cargan una cruz de madera enorme, se plantan cadenas, salen descalzos...  Así que parece que sí hay milagros en este sentido de curaciones de ese tipo así un poco sorprendentes, y lo achacan todo a que es fruto del santo.

 

 

26. Las ofrendas en pago de las peticiones concedidas

 

            De los regalos se cuenta lo que te decía antes, que va relacionado con los ofrecimientos que hace la gente pues que a lo mejor ha hecho alguna petición a los santos y ellos piensan que se les ha concedido el deseo.  Entonces, a cambio, se hacen regalos, se hacen ofrendas a la iglesia, bien en flores, candelabros, en adornos, en imágenes incluso, en coronas para las vírgenes, en mantos,... Generalmente son regalos que suelen ser de gente con dinero.

 

 

27. Los judíos escupían a Cristo

 

            A mí, cuando era pequeño, me decían eso: no escupas, que eso lo hacían los judíos a Cristo, y no escupías.  Estaba muy feo eso de escupir, porque los judíos escupían a Cristo.

 

 

Mitos y leyendas etiológicas, de fundación, topográficas y locales

 

28. Los de la Solana burros o galanes

 

            Los de la Solana, que son unos burros, unos tontos, que son muy bastos. 

            A los de la Solana los llamaban Galanes, pues como aquí, que cuando vas a hablar con un chico le dices:

–¿Qué pasa tío?

Pues allí:

–¿Qué pasa, galán?, o ¿qué tal, galán? 

Se supone que el galán era una especie de caballerón adinerado, señoritos, gente que no eran nobles, pero tampoco eran trabajadores.  El contrario a galán es el gañán, que es el labrador, pastor, pueblerino que está tirado ahí en medio de la sierra, pues todo lo contrario.  Además suelen alardear de que son muy hombres, muy machos.

            Decían los de Manzanares que los de la Solana pensaban que los niños crecían en los árboles.  Esto eran tonterías que se lo decían para molestarse unos a otros. 

 

 

29. Membrilla, capital del melón

 

A los de Membrilla les decían también que eran muy bastos y muy burros porque todos viven del campo, y les llaman la capital del melón o el pueblo de las zanahorias.  Todo con un aire muy despectivo.  Se ríen de ellos por los acentos, la forma de hablar.  Se considera que son incultos, muy ignorantes.

            Con los de Membrilla pasaba antiguamente que cuando los de Manzanares o los de Valdepeñas iban a Membrilla, pues toda la gente los recibían a pedradas.  Entonces, muchas peleas de todo tipo, y los recibimientos eran así, a pedradas.

 

 

30. Los de Manzanares, señoritos o cornudos

 

Y a los de Manzanares les llaman señoritos, porque tienen bancos, porque no van a trabajar, porque viven del cuento.  Luego los de Valdepeñas igual.  A los de Manzanares también les llaman cornudos, por lo de los franceses. 

Los de la Solana a los de Manzanares les decían:

–En Manzanares hay más putas que en Madrid y más cabrones que en Linares.

 

 

31. Tomelloso y los tractores

 

            A los de Tomelloso, los pobres, les llaman de todo.  Los de Tomelloso, como los de Lepe.  Cuentan que en vez de arar con tractores, porque no sabían lo que eran tractores, pues araban ellos mismos.  Se enganchaban a los aperos, y como son tan burros, tan animales, tiraban ellos mismos de los aperos.

 

 

32. Manzanares y los manzanos

 

            Manzanares no se sabe exactamente quién lo fundó, porque el nombre, al principio, pensaban que era de “manzanos”.  De hecho el escudo de la ciudad tiene tres manzanos, pero allí nunca pueden criarse manzanos.  Entonces se supone que, cuando estuvieron los árabes, de alguna manera, plantaron manzanos, y de ahí surgió el nombre de Manzanares, pero no hay raíces tampoco, porque no estuvieron tanto tiempo ni hay tanto asentamiento árabe para considerar que venga de los árabes.  Antes tuvo otros dos nombres, lo que pasa es que no me acuerdo de cuáles eran, pero tampoco se han encontrado raíces.  El nombre en sí del pueblo, no se sabe exactamente de dónde procede.

            El fundador, como tal, como Manzanares, fue un cobrador del gobierno, de la administración, que hizo mucho dinero y fundó allí el pueblo.  Era un señor adinerado, y eso sería por el año 1560, por ahí. 

 

 

33. Los nombres de Membrilla

 

Y el otro que es más pequeño, Membrilla, ese sí que se remonta mucho más atrás.  Ese tuvo un nombre que se llamaba Marmaria, antiguamente.  Y ése sí que tiene asentamientos árabes.  Y creo que el nombre procede de que, como el pueblo se inundaba cada dos por tres, porque estaba en un hoyo, siempre estaba inundado.  Y, al final, con una inundación, lo destrozó completamente el pueblo, lo volvieron a fabricar, y le cambiaron el nombre, y le pusieron Membrilla, y ese sí que tiene sentido por los membrillos, porque membrillos sí que hay –me refiero al árbol–.  Y también había chistes con eso, porque el membrillo se considera que es un fruto tonto, igual que el melón.

 

 

34. Fundaciones árabes y militares

 

En Marmaria, bueno, Membrilla, por ejemplo, allí había un destacamento árabe y, debido a que estaba ese destacamento árabe allí, se fundó el pueblo allí.  Almadén también fue fundado por los moros, Muradiel, Albacete, Mura.  Tomelloso es diferente, porque su fundación pertenece ya a las órdenes militares. 

Todos estos pueblos, los que no estaban antes, fueron fundados luego por órdenes militares, porque cada uno en sus escudos tiene el emblema de la orden militar a la que pertenece.  Por ejemplo, Manzanares pertenece a la orden de Calatrava.  De hecho, entre pueblos y pueblos, hay gente que se refiere a unos y a otros, son por ejemplo, montescos, que son calatravos, si son alcántaros, si son de Santiago, y cada pueblo tiene su orden correspondiente, y vayas por donde vayas los vas a ver.

            Almagro fueron militares, un noble, que era un soldado, y lo fundó él.  De hecho, el castillo, era donde vivía este noble.

            De los condes de Castilla yo he oído que, aparte de que eran personajes importantes allí, pues siempre hay referencias a ellos pero no directamente, sino mediante las órdenes militares.  Claro, es que son pueblos que todos estos se fundaron por soldados, por militares, y todo lo que estuviera relacionado con condes, reyes de Castilla.  Por ejemplo, se mencionaba mucho al Conde duque de Olivares, que tomó parte en la fundación de muchas ciudades y muchos conventos, por ejemplo, Ciudad Real.  Luego puede ser que también hubiera referencias al duque de Lerma.  De hecho, todo el entorno de fincas donde nosotros tenemos la nuestra se llama el palacio de Lerma, que según dicen hace referencia a este duque.  Argamasilla de Alba es un pueblo fundado por esta familia, bueno, por esta orden, que se constituyó luego otra orden militar.

 

 

35. Los mojones del pueblo

 

            Con los mojones ha habido muchos problemas.  Se encontraban en las lindes de las fincas.  Entonces, cuando tú ibas a arar,  te encontraban con el problema de que llegabas solamente al borde de tu finca, y si querías arar –en el caso de las viñas, las olivas– esa zona de ahí, tenían también que arar parte de la finca de al lado.  Pero si tenía el mojón, el hombre no quería que tú le araras, pues tenías que dejar sin arar esa parte tuya.  Pero qué pasa, que cuando él quería arar su finca se encontraba con el mismo problema, y al final salían los dos perdiendo. 

Entonces el resultado del mojón es: se colocaba, pero para saber más o menos cuál es tu finca, cuál es la otra.  Pero sí que se permitía al otro invadir un poco el terreno para no perjudicarte tú a ti mismo, y para que el otro no se perjudicara a sí mismo.  Entonces el castigo era lógico: si tú no lo hacías, te quedabas sin regar tu parte, y al final se quedaba eso como si fuera un camino, como si fura una senda porque, claro, si nadie lo araba, nadie lo regaba, se quedaba eso muerto, y no le interesaba a ninguno.

 

 

36. Los ahogados en los pozos

 

            En muchos pozos, pues por ejemplo, a los niños, para asustarles que no se acerquen a los pozos,  les decían:

–¡Ay, ten cuidado, que ahí se han caído ya cuatro o cinco personas y hay ahí ahogadas cuatro o cinco personas en el pozo! 

Entonces, te asustabas y te echabas para atrás.  O:

–¡No mires para abajo, que van a salir los que se cayeron para adentro! 

Pero sí había historia de gente metida, ahogada en los pozos.

 

 

37. De los pozos profundos, sale la sal del mar

 

            Sale la sal del mar, cavando, haciendo pozos en el campo.  Si cavas más de la cuenta, te puede salir la sal del mar.  Además que allí es normal, porque todos los pozos que se han hecho –sobre todo para regar–, como son muy muy hondos –pues yo qué sé, hay pozos hasta de doscientos metros–, entonces ha habido alguna vez que sí que ha salido agua salada.  Y se pensaba que era del mar, aunque no necesariamente tiene que ser del mar, porque igual es que han pillado un bloque de sal, y el agua, al mezclarse con la sal, pues se ha convertido en agua salada.  Pero creían que era agua del mar.

 

 

38. Pozos de moros

 

            Hay uno, donde luego pusieron una noria.  Y la verdad que era un sitio muy bonito porque era un pozo que construyeron los moros, y a partir de ese pozo pues hicieron una casa, como un centro recreativo, montaron una noria, y sí, allí había un pozo fundado por los moros. 

Luego, yo sé que hay muchos en Villarrubia de los Ojos, que es otro pueblo de Ciudad Real.  Pozos de moros, sí que hay muchos.

 

 

39. La cueva de los moros

 

            Hay una cueva que va desde Manzanares a Membrilla.  Es un paso subterráneo.  Lo que pasa es que está la mitad ya tapado, pero se supone que eran tres kilómetros de cueva.  Era un pasadizo todo por debajo, que llevaba a la ermita de San Blas, que está en Manzanares.  Ésa era de los moros –lo que te decía–, que tenían un puesto militar allí en Membrilla, que se ponían en contacto por necesidad, con el que tenían en Manzanares.  Y se contaba que había un tesoro, y también he oído que en la Guerra Civil metieron allí tesoros.

 

 

40. La fuente de Siles

 

            Hay una fuente que se llama Siles, que es una pequeña sierra que hay, pues estará a diez kilómetros de Manzanares.  Y esa fuente se decía antiguamente que tenía propiedades curativas para la salud y que, bueno, era un agua muy buena.  Y de hecho, yo no sé qué pasa, porque ponen que es agua no potable, pero luego la gente sigue bebiendo y nunca le ha pasado nada a nadie, ¿sabes?.

 

 

41. El Guadiana: los Ojos, las corrientes, las lagunas malditas y los ahogados.

 

            Y en el Gaudiana, en Villarubia de los Ojos, lo original de ese pueblo es que el Guadiana se esconde.  Entonces lo llaman los Ojos del Guadiana, se esconde y desaparace el río.  Se mete por debajo de la tierra, y vuelve a aparecer luego otra vez.  Al principio se consideraba que era algo mágico, porque, claro, de repente un río desaparece, y vuelve a aparecer en otro sitio. 

Y en el Guadiana sí que ha muerto mucha gente ahogada por la cantidad de corrientes que hay.  Y en las Lagunas de Ruidera allí muchos han muerto, en los hoyos, que hay muchas corrientes que comunican unas con otras. 

En un pueblo, Montiel, ahí se decía que había lagunas que estaban malditas, porque hay una laguna, por ejemplo, que se llama la laguna del Diablo  –hay veintidós lagunas diferentes–.  Y se pensaba que era maldita por la cantidad de turbulencias, de corrientes que hay, que moría mucha gente.  En el momento que te descuidabas un poco, desaparecías y morías.  Y luego no te encontraban.  Te encontraban, a lo mejor, a diez kilómetros de esa laguna, en otra por ahí.

 

 

42. La monja excomulgada

 

            Esto pasó en Manzanares.  Una monja se supone que mantuvo relaciones con un hombre, y entonces la castigaron.  En principio tuvo que cumplir... pues no sé las penitencias que le exigieron.  Pero como no las cumplió, no la quisieron excomulgar directamente porque, en principio, ella se arrepintió, y parece ser que se le echó la culpa al hombre de que la había violado.  Pero luego resultó que no, que realmente es que se habían enamorado, y volvió otra vez a mantener relaciones con este hombre, y entonces sí que la excomulgaron.

 

 

Mitos y leyendas terroríficos

 

43. Los hombres-lobo

 

            Se suponía que, en las serranías, donde pacían los ganados, que había muchos lobos antes, sobre todo en lo que es los humedales de Daimiel, –y si no eran lobos, eran perros de estos salvajes–, y se decía que, cuando muchas veces  –porque pasaban hambre en los inviernos– bajaban y atacaban a los ganados, pues cuando desaparecía alguien y no se encontraba, se pensaba que se había convertido en lobo. 

O porque, a lo mejor, diera la casualidad de que algún lobo pues merodeando, sintiera la curiosidad de ir a un determinado sitio, a un determinado lugar, donde hubiera ocurrido algún suceso importante, siempre pensaban que se transmitía de alguna manera el alma de esa persona en el alma del lobo.  O sea, que era la misma persona, y que, por algún castigo divino o algo así, se había convertido en lobo –una persona que hubiera muerto allí, o que le hubiera pasado algún suceso importante, o alguna persona que hubiera tenido mala fama, alguna bruja–.

 

 

 

44. Los poderes sobrenaturales del lobo

 

            El lobo no lo ha querido ni lo quiere nadie allí.  Pueden hipnotizar a las personas con la mirada, y pueden comerte si les apetece, o embrujarte.  Como se supone que tienen poderes sobrenaturales, con esa mirada pueden hacerte sentir pánico, pueden paralizarte.  Si alguna vez te ves acorralado por lobos, el pánico que sientes es tan grande... Porque los lobos, al principio, nunca van a atacarte.  Te van a asediar, y sólo te van a atacar cuando ellos noten que tú tienes miedo.  Pero como sientes tal pánico porque los estás viendo, pierdes el habla.  Entonces, o gritas –y si gritas mucho te quedas afónico–, o dejas de hablar.

            [Y,] lo que es su espíritu, se te podía meter dentro.

 

 

45. La serrana de Despeñaperros

 

            Decían antiguamente, muy antiguamente, que una serrana, que era como la portera o algo así en el paso de Despeñaperros, y decían eso: que llegabas, o te acostabas con ella o te inflaba a palos.  Eso lo oí yo en un viaje que hicimos a Valdepeñas, y fue por pura casualidad.  Estábamos en una bodega, y había un hombre medio borracho contando la historia aquella.

 

 

46. La razón de ser de las almas en pena

 

            Por lo que he oído yo, porque no consiguieron quedar en paz mientras estaban en vida, dejaron cosas pendientes o su alma no estaba tranquila, y al no estar tranquila no podían ir al cielo.  Entonces necesitaban encontrar esa tranquilidad.

 

 

47. La monja fantasma

 

            Se supone que había, por lo visto, hace años, en mi pueblo, no sé exactamente por qué fue, pero por lo visto que se suicidó una monja.  Entonces, yo no sé si es verdad o es mentira o me tomaron el pelo, pero bueno, parece ser que se suicidó una monja, se tiró por la ventana, se cayó y entonces el suelo –eran de piedras, de bolos de estos de piedra– entonces lo que hicieron es que donde se cayó, quitaron las piedras e hicieron una cruz.  Y parece ser que al tiempo de estar muerta y tal, veían por todo el pueblo, por los tejados a la monja, corriendo por los tejados.  Eso fue en Manzanares.

 

 

48. Las brujas

 

            Las brujas se reunían en las casas, tenían reuniones en sus propias casas.  Pero no era como en el norte.  Se presuponía que eran brujas pues porque iban solas, que tenían formas de actuar un poco raras, pero no porque ellas fueran publicando que eran brujas.  Tenían una vida normal y corriente, como el resto de la gente, pero se pensaba que eran brujas porque mantenían reuniones con otras mujeres, iban mucho a misa, se las confundía con las alcahuetas.  Y salían a reunirse al atardecer, por lo visto.  Te echaban el mal de ojo.  A mí me contaba mi abuela que con una mirada, así una mirada muy pasional, pues con mucho odio.  Y como eran tan fuertes pues te lo provocaban.

 

 

49. El mal de ojo

 

            Los males de ojo los hacen en principio las brujas, o curanderas así malas, y te lo pueden causar porque saben cómo causarlo.  Pero también hay determinadas personas que pueden hacerlo porque tienen una energía interior, una fuerza especial, que, gracias a ese odio que tienes, por ejemplo a una persona, resulta que es tan grande y tan fuerte que puede provocar desgracias en la otra persona.  Y se hace con la mirada.  Y se podía causar sin querer.  Tú piensa que tú puedes estar odiando a una persona, pero no quieres que le pase nada en el fondo, pero al final sí que lo puedes hacer.

 

 

50. La curación del mal de ojo

 

            Para curar el mal de ojo, una es a base de rezos u oraciones.  Otra es intentar encontrar a la persona que te lo ha echado y forzarla, de alguna manera, a que lo retire, o intentar con un acuerdo para que ese odio desaparezca.  O acudías al sacerdote para que te echara cualquier exorcismo de esos raros.  Y los curanderos cada uno tenía una forma diferente de curarlo.  Una forma era con aceites, dándote unos pequeños masajes en la cabeza, y también te podían curar así.

 

 

51. Los temores de los niños

 

            A los niños, les metían miedo con los pozos; las culebras, que decían:

–Va a venir la culebra y te va a tragar entero.

El hombre del saco; el coco, que decían que te comerá, y había una canción, pero yo no me acuerdo.

 

 

Mitos, historias y leyendas sobre animales

 

52. Las avefrías

 

            Las avefrías se llaman avefrías porque vienen en invierno y se las ha respetado siempre, no sé por qué.  Nunca se las ha matado ni se les ha hecho nada.

 

 

53. El erizo

 

            El erizo se come a las ratas, o sea que son buenos.  Además que se utilizan allí.

 

 

54. Los ratones y el hierro

 

            Los ratones, cuando tienen hambre, comen hierro.

 

 

55. La zorra

 

            La zorra, lo típico: inteligente, muy lista, muy mala porque se come las gallinas, y se le llama Catalina, no sé por qué.

 

 

56. La zorra y el cuervo

 

No recuerdo exactamente bien cómo era.  Estaba un cuervo y tenía un queso, y entonces la zorra quería comérselo.  No sé cómo era, pero utiliza una artimaña, de tal forma que engaña al cuervo para que suelte el queso del pico y vaya a parar a la zorra.  Sé que el cuervo tenía el queso en la boca, y si abría la boca se le caía el queso, y la zorra hizo algo para que abriera la boca.

 

 

57. Los cuervos custodian tesoros

 

Las culebras no guardan tesoros.  Yo eso lo he oído de los cuervos.

 

 

58. Las mariquitas

 

            Las mariquitas traen buena suerte, y no se pueden matar, porque entonces traen mala suerte.

 

 

59. La lagartija trae buena suerte

           

Las lagartijas son buenas y traen buena suerte.  Y no se matan.

 

 

60. El canto de los grillos trae buena suerte

 

Los grillos, cuando cantan, pues se supone que generan cosas buenas.

 

 

61. El lagarto y la culebra traen mala suerte

 

            El lagarto yo todo lo que he oído son más bien cosas malas que buenas.  Los lagartos son malos con todo el mundo.  Pues lo mismo que las culebras, te traen mala suerte.  Cruzarte con un lagarto te puede traer desgracias personales. 

 

 

62. Las arañas

 

            Las arañas, unas se pueden matar y otras no.  Las que siempre se han matado, es lógico también, pero porque se las ha asociado, como el cuervo, el lobo, son animales malos, son las tarántulas.  A las pequeñitas que hacen las telas estas no se las suele matar.  Si las matas, es mala suerte para ti.

 

 

63. La mala fama del cuervo y de la urraca

 

            El cuervo yo creo que es típico en todas partes, porque es un animal que nadie lo quiere, primero porque se come todo: se come semillas, come frutos, e, incluso, mata animales.  Luego también se pensaba que transmitía enfermedades, porque como es un animal carroñero, ovejas muertas las comía.  Huevos robaban también en los corrales.  O sea, que es un animal que es muy malo.  Y es exactamente igual que la urraca.  La urraca y el cuervo son tal para cual.           

 

 

64. El cuco, pájaro de mal agüero

 

            El cuco es un pájaro malo.  Ése es de los malotes.  Cuando canta el cuco, cosas malas, generalmente muertes.  Y algo he oído de que anuncia los años que te quedan para morir.

 

 

65. El gato, mensajero de la muerte

 

            El gato, aparte de que tiene las siete vidas, también se piensa que es un animal malo, diabólico, que sale por las noches –se le considera el mensajero de la muerte– sale por las noches a buscar víctimas. 

Y era malo que durmiesen con los niños porque pueden llevarse su alma, y las lechuzas igual.  Es el mismo efecto que el gato, si un niño duerme con ellas.

 

 

66. El águila: diablo, ladrona de almas y de niños

 

            Del águila los pastores decían cosas muy malas.  Que es el diablo, el mismo diablo.  Se le consideraba un animal malo, que hacía daño, porque realmente mataba animales, corderos, y se la temía más que al lobo, porque pensaban que robaba almas también.  Y se pensaba que robaba niños también el águila.  A la que más se perseguía era al águila imperial, porque era más grande y daba más miedo, y se las reconocía muy bien, porque como llevan los hombros blancos, y se las mataba, porque había muchas veces que, no sé si realmente es cierto, pero decían que habían robado niños.

 

 

Mitos y supersticiones sobre el cuerpo, las enfermedades y las actividades humanas

 

67. La dentición infantil

 

            De los dientes, el ratoncito Pérez.  Lo metías debajo de la almohada, y esperabas a que te trajera otro.  Y lo del tejado, lo tirabas al tejado para que te salieran más dientes y más fuertes.  Había una canción, y de hecho yo la he cantado, pero ya no me acuerdo.

 

 

68. La viruela, castigo divino

 

            No sé por qué, pero decían que era castigo de Dios la viruela.

 

 

69. Remedios contra el hipo

 

            Que te asusten, que bebas mucha agua de golpe, que mantengas la respiración.

 

 


70. Plantas medicinales

 

            El tomillo cura dolores de estómago, el romero dolor de cabeza, la hierbabuena te ayuda para la piel.  [Para curar un orzuelo,] te pasas un algodón con manzanilla.

 

 

71. La curación de los orzuelos

 

            El oro –esto, además, me lo han hecho a mí– cura los orzuelos.  Un anillo de oro.  Te pasan el anillo tres veces al día, y se quita.

 

 

72. La curación de las verrugas.

 

            Para quitar las verrugas, tirar sal hacia atrás.  O tirarla en un pozo, sin que llegues a oír que la sal cae al agua.  Te vas corriendo y no tienes que oír la sal caer en el pozo.

 

 

73. La curación de la picadura de tarántula

 

            La picadura de tarántula se cura bailando.  Más hacia el sur, en Andalucía, bailan lo que son los tarantos, que es un baile flamenco, que te pones a bailar y bailar dos horas seguidas, sudando, para evitar los fuertes dolores de cabeza y todo.  También hacerte sudar, te colocan muchas mantas para que sudes mucho, y evitar todas las calenturas que te pueden dar.

 

 

74. La curación de otras picaduras

 

Quitando la de la tarántula, que es bailando, el resto es chupando primero la sangre.

 

 

75. La curación de un dolor de estómago provocado por un disgusto

 

            A mi madre, por ejemplo, tuvo dolores –cuando era joven–, unos dolores muy grandes en el estómago, y fue al médico, y no la pudieron curar.  Entonces, ya le habían hecho tantísimas pruebas, y le seguía doliendo muchísimo el estómago, y ya decidió ir a un curandero allí del pueblo.  Entonces, el curandero este, pues la estuvo dando masajes, y la mandó que se tomara, me parece que fueron al día dos o tres cucharadas de aceite –no sé si era aceite normal o de recino–, y al final expulsó una pelota de pelos que la tenía asentada en el estómago.  Y, por lo visto, le dijo el curandero que era debido a un disgusto que tuvo muy muy grande, y que se le acumularon nervios ahí.

 

 


76. La curación de la hernia

 

            A mi primo, igual.  Tenía hernia ahí en los testículos, y no se la podían quitar.  Decían que tenían que operarle, y nada, recurrió a otra curandera.  Le estuvo dando agua bendita, y a los dos meses se le quitó.

 

 

77. Las hilanderas

 

            ¿Las hilanderas...?  Muchas de ellas eran brujas.

 

 

78. Curas y monjas libertinos

 

            De curas había muchas historias de pervertidos, de estos que se liaban con monjas y al revés.  Y lo típico de cementerios en monasterios, de niños que tenían las monjas con gente del pueblo.  Entonces abortaban, los enterraban allí y no se enteraba nadie.  Historias de éstas así de curas libertinos pues muchas, que se dedicaban a liarse con toda la gente que podían, con monjas, con jovencitas.

 

 

79. Pastores tontos

 

            Los pastores, por regla general, se piensa que son tontos todos.  Que están en el campo y piensan igual que las ovejas, sí, que tienen pocas luces por regla general.

 

 

80. Estrategia para que la gallina ponga más huevos

 

            Para que una gallina tenga más pollos, se le canta.  Las tratas con cariño y te ponen más huevos.

 

 

81. Días de descanso obligatorio

 

            Los domingos no se puede trabajar, porque es día de resurrección y no se puede trabajar.  Y en Semana Santa lo mismo: miércoles, jueves y viernes.  La gente trabaja, pero no se puede.

 

 

82. La formación de los noviazgos

 

            Antes era todo por carta, pero antiguamente también tenían mucho que ver las familias.  Los domingos, que coincidían todas las chicas y los chicos del pueblo, pues se iban viendo unos a otros.  Lo que ocurre es que, muchas veces, a lo mejor a la chica le gustaba un chico específico, pero a la familia no le gustaba, y muchas veces ella tenía que renunciar. 

Entonces las declaraciones venían todas por carta, y siempre era el chico.  Escribía una carta, donde a ella le pedía si le gustaría mantener relaciones con él.  Pero ya directamente se pedía noviazgo, porque antes no podías hacer nada, te tenías que comprometer ya como si fuera tu novia.  Y la carta era para la chica, y los padres normalmente la leían, a menos que ella escondiera la carta.  Siempre en un tono muy educado, muy frío, que para nada parecía que estaba enamorado, con una educación muy exquisita.  Yo te lo digo porque tengo la carta de mi abuela, que le mandó mi abuelo, que no la escribió él, porque él como apenas sabía escribir, se la escribió un compañero suyo, y era una declaración en toda regla.

 

 

83. El verano, propicio para las nupcias

 

            Para casarse, los veranos son buenos.

 

 

84. La celebración de los funerales

 

            Antiguamente lo que se hacía eran convites, que más que un entierro parecía una fiesta.  Entonces se invitaba a todos, y se les daba unas pastitas con leche.  Como se abrían las puertas, había gente que pasaba por allí, y tanto si era rico como si era pobre, si pasaba por allí, se le daba a tomar algo, no se le negaba nada.

 

 

85. Signos de mala suerte

 

            Romper un espejo significaba mala suerte.  Y también derramar la sal o el vino en la mesa.

 

 

86. Las veletas

 

            De las veletas, en principio, lo que he oído es que, dependiendo de las direcciones que tomara, podía tener efectos negativos o efectos positivos. 

También he oído que, cuando dan vueltas sobre sí mismas, muchas vueltas –que, en general, es una costumbre allí muy rara, en el momento que le das vueltas a las cosas, darle vueltas a las cosas es malo–.  Entonces, cuando daba muchas vueltas la veleta, era malo.

 

 

87. Soñar con un tesoro

 

            Soñar con un tesoro significa que vas a tener muy buena suerte, que algo bueno te va a pasar.

 

 

Una canción y una broma infantil

 


88. Antonio, pitoño

 

Antonio, pitoño,

Camisa cagá,

Rechupa, rechupa,

Que rica está.

 

 

89. El juego de los gamusinos

 

            Los gamusinos era algo que no se sabía qué era.  Había un juego que te mandaban a cazar gamusinos, y tú nunca sabías lo que eran gamusinos.  Entonces, entrabas en el juego porque no sabes lo que son los gamusinos.  Te llenaban un saco de piedras y te cargaban con el saco de piedras a buscar gamusinos, y te decían:

–No abras el saco, porque está lleno de gamusinos y se van a escapar.

Y no estaba lleno de gamusinos.  Tú te tirabas toda la noche buscando gamusinos.

–Pero... ¿cómo son? 

–Pues mira, son como gusanos, pero tienen orejas.

Te inventabas cualquier cosa, sin dejarle abrir el saco.

 

 

Refranes

 

Arrieros somos y en el camino nos encontraremos.

 

            Cuando por el monte montoso asoma la montera, por la tarde llovedera.

 

 

 

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[1] J. M. Pedrosa, “Los caballos del sol y los caballos de la luna: mito, magia y canción”, Analecta Malcitana XXII, 2, 1999, pp. 607–630, p. 625.  En este artículo se puede encontrar información y bibliografía para una mayor profundización en las creencias y ritos pluviomágicos relacionados con San Pedro.

[2] J. M. Pedrosa, La punta del arco iris, Alcalá de Henares, Universidad, 1997, p. 10, y  R. Nieves Martín, “Alzira: un pequeño corpus de literatura oral”, Revista de Folklore, nº 233, 2000, pp. 164-180.

[3] La informante, Harinirinjahana Rabarijaona, me contó esto en Alcalá de Henares, en octubre de 2000.

[4] Artículo indispensable al respecto es el de J. A. Mourão, “A oração a santa Bárbara (semiótica de acção, semiótica da manipulação)”, Revista lusitana, nova série, 3, 1982-1983, pp. 5-36.

[5] Véase al respecto J. M. Pedrosa, “Si marzo tuerce el rabo, ni pastores ni ganado: ecología, superstición, cuento popular, mito pagano y culto católico del mes de marzo”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares L, 1995, pp. 267-293.

[6] Una creencia parecida de Priego (Córdoba) aparece recogida en J. M. Pedrosa, La punta del arco iris, p. 53.  Sobre rituales amorosos, puede consultarse J. M. Pedrosa, “La flor en la cama: simbolismo y ritual de un epitalamio sefardí de Marruecos”, Quién hubiere tal ventura. Hispanic Medieval Studies in Honor of Alan Deyermond, ed. A. Beresford, Londres, Queen Mary and Westfield College, 1997, pp. 379-386.

[7] L. Yravedra y E. Rubio, Leyendas y tradiciones de La Rioja, Logroño, Instituto de estudios riojanos, 1949, p. 116.

[8] Pueden encontrarse otros ejemplos de curaciones milagrosas en J. M. Pedrosa, La punta del arco iris, pp. 19-21.

[9] La cita es de J. M. Pedrosa, que me la cedió amablemente, y la informante, María Socorro Vidán, fue entrevistada por el mismo en Ganuza (Navarra), en agosto de 1995.

[10] J. M. Pedrosa, “El pozo Airón: dos romances y dos leyendas”, Medioevo romanzo XVIII, 1993, pp. 261–275, p. 264.  El artículo recoge diversos relatos sobre víctimas perecidas en pozos Airones o endemoniados, documentados por toda Europa.  El final de la versión conquense aparece recogido en las pp. 51-52.

[11] J. M. Pedrosa, La punta del arco iris, p. 42.

[12] C. G. Wagner, “El rol de la licantropía en el contexto de la hechicería clásica”, Gerión.  Anejos II.  Estudios sobre la Antigüedad en homenaje al profesor Santiago Montero Díaz, Universidad Complutense de Madrid, 1989, pp. 83-97.  La cita que aparece unas líneas más abajo es de la p. 89.

[13] Más historias sobre hombres lobos se encuentran en: R. Baragaño, Mitología y brujería en Asturias, Gijón, Noega, 1983, pp. 85-88; C. Cabal, La mitología asturiana, Gijón, G.M. Editores, 1987,  pp. 446-7 J. Caro Baroja, De etnología andaluza, Málaga, Diputación Provincial, 1993, p. 140; A. Gelabert, Històries de les bruixes d’Altafulla, Altafulla, Centre d’Estudis d’Altafulla, reed. 1988, pp. 128-9; C. Morán Bardón, Obra etnográfica y otros escritos, ed. Mª J. Frades Mora, Salamanca, Diputación, 1990, 2 vols., II, p. 322; X. Pereiro Pérez, Narracións orais do concello de Palas de Rei, Santiago de Compostela, Sotelo blanco, 1995, nº 15 y ss.; E. Pérez Hervada, Curanderismo en Galicia, Lugo, Alvarellos, 1984 p. 114-5; V. Risco, Un caso de lycantropía, La Coruña, Real Academia Galega, 1971.

[14] C. Morán Bardón, Obra etnográfica y otros escritos, II, p. 321.

[15] J. Caro Baroja, De etnología andaluza, p. 226. Sobre la  curación del mal de ojo (nº 50) podemos encontrar otros procedimientos en J. M. Pedrosa, La punta del arco iris, p. 54.

[16] P. Morote Magán, Cultura tradicional de Jumilla.  Los cuentos populares, Murcia, ed. Academia de Alfonso X el Sabio, 1990, pp. 143-4.

[17] J. M. Pedrosa, “Conjuros y ritos mágicos sobre la dentición infantil”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares XLVIII, 1993, pp. 155–167, p. 165, nota 36.

[18] Esopo, Fábulas completas, prol. Rosario de la Iglesia, Madrid, Grupo editorial Marte s.a., 1989, Colección Poesía y Prosa Popular, nº 61, Fábula XII.

[19] V. Risco, “Los tesoros legendarios de Galicia”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares 6, 1950, pp. 185-213 y 403-429, p. 415.

[20] M. Frenk, Corpus de la Antigua Lírica Popular Hispánica (siglos XV a XVII), Madrid, Castalia, 1987, nº 2079.

[21] Mi padre, nacido en 1942 en San Vicente de Alcántara (Badajoz), me dio la siguiente información: “El lagarto cuando, a lo mejor, una persona está en el suelo, durmiendo o lo que sea, y el lagarto, si ve algún peligro, pues intenta avisar a esa persona, o bien le tira de la chaqueta con los dientes, o algo, para despertarlos y que vea que viene peligro”, en tanto que mi madre, nacida en la misma localidad en 1943 me contó que “era malo mentar la culebra, y decíamos: «¡Lagarto, lagarto!»”, en cuyo testimonio se aprecia la concepción de la culebra como animal tabuado.

[22] Historias de este tipo pueden encontrarse en: J. M. Pedrosa, La punta del arco iris, p. 63, y J. F. Blanco, Prácticas y creencias supersticiosas en la Provincia de Salamanca, Archivo de Tradiciones Salmantinas 2, Salamanca, Ediciones de la Diputación de Salamanca, 1987, pp. 71-72.

[23] De nuevo, fue mi madre quien me refirió la siguiente información: “El cuervo está mal nombrarlo porque comía carne humana. Y no bebe en agosto, cuando más calor hace, porque Dios le echó esa maldición: que no bebiera”.

[24] V. García Rey, Vocabulario del Bierzo, Madrid, 1934, reed. facsímil de Madrid, 1986, p. 68.

[25] El informante, de nuevo, fue mi padre.

[26] J. M. Pedrosa, “Conjuros y ritos mágicos sobre la dentición infantil”, p. 165. El artículo recoge y explica detalladamente este tipo de ritos en diversos lugares, y aporta información y bibliografía valiosa al respecto.

[27] J. M. Pedrosa, “Dos canciones y dos cuentos de brujas de los Siglos de Oro: El secreto de la ruda”, Romance Quarterly 44, 1997, pp. 225-232.

[28] J. Caro Baroja, De etnología andaluza, p. 229.

[29] Otros procedimientos para la curación de las verrugas vienen recogidos en J. M. Pedrosa, La punta del arco iris, p. 61.

[30] W. G. Black, Medicina popular: un capítulo en la historia de la cultura, trad. A. Machado y Álvarez, Barcelona, Altafulla, 1982 (facsímil de la edición de 1889), p. 316.  La otra carta a la que hago referencia más adelante se encuentra en p. 303.  Sobre el tema, se puede consultar también A. González Palencia, “La tarántula y la música (creencias del siglo XVIII)”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares I, 1944-5, pp. 54-87, y J. Caro Baroja, De etnología andaluza, p. 229.

[31] El informante fue también mi padre.

[32] J. M. Pedrosa, “Mi marido fue a la mar, chirlos mirlos a buscar”, Iberorromania, XIL/1, 1995, pp. 17-27, p. 26. En el artículo se explica cómo se desarrollan estas bromas en otros países.

[33] En este caso la informante fue mi madre.

[34] P. Vallés, Libro de refranes, Zaragoza, Casa de Juana Milian, 1549, f. 58 r.  Más versiones antiguas recoge G. Correas en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales de 1627 (ed. L. Combet, Burdeos, Universidad, 1967, p. 448).

[35] V. Fernández Acebo, M. Oria Martínez-Conde y J. I., López García, Dichos y refranes del alto Pas y del Miera, Vega de Pas, Asociación Científico Cultural de Estudios Pasiegos, 1992, p. 62.  Las versiones toledana y extremeña están recogidas, respectivamente, en: J. Ramón Fernández-Oxea, Geografía popular toledana, Madrid, Imprenta Sáez, 1965, nº 268 y A. Rodríguez-Moñino, Diccionario geográfico popular de Extremadura, Madrid, Diputación Provincial de Badajoz, 1965, nº 36.