Kioridis, Ioannis. “Asnos, burros, γάιδαροι, όνοι: estudio comparativo de su presencia en los refranes españoles y griegos”. Culturas Populares. Revista Electrónica 6 (enero-junio 2008).

http://www.culturaspopulares.org/textos6/articulos/kioridis.htm

 

ISSN: 1886-5623

 

 

 

Asnos, burros, γάιδαροι, όνοι: estudio comparativo

de su presencia en los refranes españoles y griegos

 

 

Ioannis Kioridis

Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas

 

 

 

 

Resumen

En este artículo, el autor se ocupa de la presencia del asno en los refranes españoles y griegos. Al principio estudia el origen, la estructura y el simbolismo de los refranes griegos. A continuación, clasifica los refranes de ambos idiomas en tres grupos, y los compara. Por último, llega a unas breves conclusiones acerca del papel social de dicho animal, según los refranes citados.

Palabras clave: asno, burro, refranes, España, Grecia.

 

Abstract

In this article the author works on the presence of the donkey in the Spanish and Greek proverbs. At first, he studies the origin, the structure and the symbolism of the Greek proverbs. Afterwards, he classifies the proverbs of both languages in three categories and compares them. Finally, he comes to a conclusion about the social role of this animal, as this is depicted in the proverbs of the article.

Keywords: ass, donkey, proverbs, Spain, Greece.

 

 

-Mira, Sancho -respondió don Quijote-: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo, pero tráeslos tú tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios, y el refrán que no viene a propósito antes es disparate que sentencia.

-Cervantes, Don Quijote de la Mancha, cap. LXVII.


Introducción: Γάιδαροι, όνοι en el refranero griego (origen y simbolismo)

L

os refranes son, a decir de muchos, portadores de verdad, ya que todos proceden de la misma experiencia, y no pueden ser otra cosa que la verdad misma. O, al menos, así lo piensan la gran mayoría de sus portadores.

La profunda relación entre el hombre y el animal tiene un carácter universal. Así, es muy natural y lógica la existencia de refranes referidos a los animales en las tradiciones paremiológicas española y griega.

El asno (όνος, γάιδαρος en el idioma griego, antiguo y moderno) es uno de los animales con mayor presencia e importancia en el refranero griego. En este capítulo vamos a estudiar por una parte el origen y la estructura de los refranes de esta categoría; y, por otra, las características que se le atribuyen a dicho animal, y el simbolismo que se esconde en estas frases acuñadas por la sabiduría popular. Después, más adelante, proseguiremos haciendo un estudio comparativo que tiene que ver con la presencia de este animal en ambas tradiciones: la española y la griega[1].

Muchos de los refranes griegos referidos a los asnos proceden de la amplia y rica tradición griega, tanto clásica, como bizantina. A veces el refrán moderno es simplemente una traducción del antiguo. Así el refrán «Δύο γάιδαροι μαλώνανε σε ξένο αχυρώνα» proviene directamente del «Όνοι δύο εμαχέσθην αχυρώνι αλλοτρίω», y lo mismo sucede con «Σαν να τον κατέβασαν από το γάιδαρο» y el antiguo «Απόνου καταπεσών» que se dicen cuando alguien se humilla o acepta un insulto[2].

Otras veces, los dos refranes, el antiguo y el moderno, no son idénticos en cuanto al animal que mencionan. Sin embargo, el significado resulta equivalente. Por ejemplo, el refrán antiguo «ίππου πταίοντος, σάγην δέρει», “por dar en el culpable caballo, da en los arreos“, significa lo mismo que el moderno «φταίει ο γάιδαρος, χτυπάν το σαμάρι του», “por dar en el culpable asno, dan en la albarda“. La única diferencia es que, en el antiguo refrán, se usa en vez del asno el caballo. Su equivalente español es el refrán “lo han tomado por cabeza de turco[3].

Se podrían aducir muchos más ejemplos de este tipo para expresar la estrecha relación que hay entre los refranes griegos, antiguos y modernos. Lo único que podemos hacer aquí es mencionar brevemente los refranes antiguos griegos sobre los asnos, y hacer algunas indicaciones sobre su origen clásico o bizantino[4].

La influencia de la tradición latina en el refranero griego es muy clara en el caso de «Ανέβηκε ο γάιδαρος στα κεραμίδια», “subió el asno al tejado“, que se utiliza a modo de paradoja que fingimos creer. «Asinus in tegulis», “el asno en el tejado“ fue el refrán correspondiente de Petronio con el mismo significado, más o menos[5].

Por otra parte, existe también una gran influencia árabe y turca. Y esto es explicable si tenemos en cuenta, primero, la convivencia y la interacción de siglos entre los bizantinos y los árabes y, segundo, el largo período que duró la ocupación de las tierras griegas por el imperio otomano. Así, el refrán «Γάιδαρο καλούν στο γάμο, για νερό ή για κούτσουρα», “invitan al asno en la boda para que les traiga agua o leña“, que se aplica a los que no merecen ninguna estima, se encuentra, sin cambio, en ambos refraneros, el árabe y el turco.[6]

En nuestra opinión, sería muy útil hacer una breve alusión a la tradición de refranes griegos sobre los asnos. Nikolaos Politis (Νικόλαος Πολίτης en nuestras citas) recoge 129 ejemplos en el tercer volumen de su magna obra. La lengua es popular, llena muchas veces de locuciones. Esto no es extraño, porque a cada uno de los refranes corresponde una numerosa serie de variantes que reflejan la riqueza de la tradición griega. Así el refrán «Γάδαρος με τη σέλλα και πάλι γάδαρος», “el asno, se queda asno, aun cuando esté ensillado“ muestra quince variantes, mientras el «οπώχει γάιδαρο, ας έχη και τσοι κλωτσιαίς του», “el que tiene un asno, tiene que soportar sus coces“ aparece también en dieciocho variantes[7].

            Algunos de estos refranes provienen de territorios en los que había florecido la civilización griega, aunque no pertenezcan ahora a los territorios del estado griego. Y esto es realmente impresionante. Son de Pontos el núm. 3, de Calabria los núms. 52 y 77, de Chipre los núms. 66, 80, 105, de Asia Menor los núms. 8 y 30α, de Tracia del Este el núm. 110[8].

Por otra parte, hay refranes que se documentan en muchos otros idiomas y tradiciones. Por ejemplo, el «Γάιδαρο καλούν στο γάμο, για νερό ή για κούτσουρα», “invitan al asno a la boda, para que les traiga agua o leña“, está presente en otros once idiomas, lo cual demuestra el carácter universal de los refranes[9].

En la mayoría de los refranes se usa la tercera persona del singular, pero muy a menudo aparece la segunda, que añade un tono de familiaridad y que los transforma en consejos dirigidos directamente a un «tú» imaginario.

En cuanto al metro, cuando hay rima y ritmo, es muy frecuente el uso del «yambo» de carácter tradicional, que está compuesto por 15 sílabas y se divide en dos hemistiquios de 8 y 7 sílabas. Por ejemplo, «Α δεν κλωτσήση ο γάιδαρος, δεν τόνε ξεφορτώνουν»[10].

Otras veces tenemos una estrofa de dos versos con las mismas características que hemos mencionado anteriormente. Por ejemplo, «Γάδαρος εινο γάδαρος, αν εφορή και σέλλα, κη γρα κι αν ομορφίζεται δεν γίνεται κοπέλλα», “el asno, se queda asno, aun cuando esté ensillado, y la vieja, por más que se adorne, no llega a ser doncella“. En este caso, la rima es consonante (-έλλα). El refrán equivalente en español es “aunque la mona se vista de seda, mona se queda [11].

Se utiliza también la estrofa de dos versos de 8 sílabas. En este caso, la rima descansa sobre la última palabra de cada verso, que se repite dos veces, por ejemplo «Και τα βαριάς το γάιδαρο, και ταλαφράς το γάιδαρο», “todas las cargas son para el asno, las pesadas y las ligeras“ o es consonante, aquí en άνεις, por ejemplo, «Του γαδάρου χάρη κάνεις, μόνο τάχερα σου χάνεις», “si haces un favor al asno, solo pierdes tus pajas[12].

Según Nikolaos Politis, el estilo popular no se limita solo al uso del sustantivo «γάιδαρος», “asno, burro“, sino que se expresa también a través de los adjetivos «γαιδουρήσιος, γαιδουρινός», “de burro“. Y, lo que es más interesante: existen palabras compuestas que provienen del sustantivo «γάιδαρος», “asno, burro“, que solo se utilizan en refranes de esta categoría. Tales son el verbo «γαϊδουροδένω», atar al burro“, y los sustantivos «γαϊδουρόδεμα» o «γαϊδουροδέσιμο», atadura del burro“. Aquí atar al burro significa prevenir. Estas palabras se utilizan en refranes que en español serían equivalentes al refrán “más vale prevenir que curar“. Solo en refranes se utilizan también otros sustantivos de este tipo, como «γαϊδουρόκομπος»,nudo de burro“, y «γαϊδουροφόρτωμα», “carga de burro[13].

En cuanto a las características y el simbolismo que este animal adquiere en el refranero griego, podemos opinar que su imagen es, por lo general, negativa.

Así, en el refrán «Τον γάιδαρος το γάμο τι τον θέλουν; ή νερό ή πουρνάρια να φέρη», “¿para qué invitan al asno a la boda? Para que traiga agua o encinas“, el asno simboliza al hombre sin honor, mientras en el «Όποιος πλένει το κεφάλι του γαδάρου, χάνει τον κόπο και το σαπούνι», “el que lava la cabeza del asno, se esfuerza en vano y gasta el jabón“, este animal se identifica con alguien que no tiene ningún valor. Es un «Γάιδαρος καλλιγωμένος», “burro herrado“, o «Γάιδαρος χρυσός, χρυσό γομάρι», “asno de oro, mula de oro“, siempre condenado a ser humilde y a creer que no lo es[14].

El asno en los refranes de Nikólaos Politis es simbólicamente equiparado al hombre que no se defiende a sí mismo (núm. 1), o que es vulgar aunque sea rico (núm. 23). Además, es tonto (núm. 12), desobediente (núm. 31), perezoso y lento (núm. 48), y los demás lo explotan (núm. 60). «Τον ευπειθή γάδαρο φορτώνου περισσότερο», “al burro obediente le cargan más“. En este último refrán, a causa de su laboriosidad se transforma en víctima, y sufre así la peor explotación y las mayores injusticias[15].

También era usado el refrán «Τον εβάνανε στο γαϊδούρι», le subieron al burro cuando se quería dejar a alguien en ridículo. El uso de este animal expresa claramente su situación dentro de la sociedad griega[16].

Hay unos pocos refranes en los cuales el término «γάιδαρος» representa algo positivo. Podemos mencionar dos: «Καβαλκεύω τογ γάιδιαρον, ώστα ευρήκω τάλεγον» (núm. 43), “monto al burro, hasta encontrar un caballo“, en el que el animal no carece de valor. Y, también, el más interesante «Όποιος χτυπά το γαϊδούρι του ζημιώνει το σακκούλι του» (núm. 72), “el que pega a su asno, sale perdiendo“, en el que vemos los beneficios que procura el asno ofrecer y su importancia para los humanos[17].

 

Estudio comparativo

En un principio, haremos una clasificación de los refranes en tres grupos, siguiendo a Rosa Pinel López. De acuerdo con ella,

 

hay refranes prácticamente idénticos en ambas lenguas, tanto en la forma como en la intención moralizante. En ellos, el animal que se cita es el mismo, así como la característica que se comenta.

 

Este es el grupo A. También,

 

otro grupo de refranes está protagonizado por el mismo animal en ambas lenguas, pero señalan características distintas y en ocasiones incluso contradictorias.

 

Lo llamamos grupo B. Por último,

 

existen refranes que persiguen la misma intención moralizante y aluden a cuestiones similares, pero en cada idioma se ejemplifican con animales diferentes.

 

Se trata del grupo C.

También en este incluimos los refranes en los que se compara a un animal con otra cosa[18]

 

 

a. Refranes del grupo A.

 

1. «En diez años de plazo que tenemos, ¿el rey, el asno o yo, no moriremos?»,

«Ή ο γάιδαρος ψοφά ή ο κατής πεθαίνει»[19].

Ciertas promesas se hacen en vista de que, contando con el largo plazo que se les ha prefijado, será muy probable que ocurra alguna circunstancia notable por la cual quede uno exento de llevarlas a cabo.

Según Nikólaos Politis, este refrán, en su variante griega, proviene de una fuente turca muy divertida. Un hombre pobre prometió al juez turco enseñar a su asno a leer, si le pagaban bien. Los dos llegaron a ese acuerdo, y, cuando su mujer le advirtió a su marido de que el juez lo mataría, este le dijo: «Podemos ahora pasarlo bien, y, en el plazo que tenemos, o el asno estira la pata o el juez muere».

Cabe decir que la fuente primaria del refrán griego es posible que sea turca, si tenemos en cuenta la mención de la figura del juez turco «κατής». Pero estamos, en realidad, ante una especie de proverbio estrechamente ligado a un cuento de difusión internacional, que está bien documentado en tradiciones de toda Europa, de África y de Asia, y que suele estar protagonizado por el prisionero de un rey o de alguna otra autoridad que se ofrece a enseñar a hablar a un animal en un plazo exageradamente dilatado de tiempo, con el fin de prolongar también su vida por un tiempo equivalente. De hecho, hasta el mismísimo Cervantes llegó a interpolar un cuento de este tipo en su comedia La gran sultana[20].

2. «No se hizo la miel para la boca del asno»,

«Το γάιδαρον εις τη χαρά ή για ξύλα ή για νερό», “en la fiesta el asno solo es para llevar leña o agua[21].

De acuerdo con los dos refranes, las cosas muy delicadas y primorosas únicamente lo son para quien tiene discernimiento y gusto. Nikólaos Politis, en su obra, recoge muchas variantes con este significado, relacionándolas con el carácter bajo y humilde del asno[22].

3. «Quien no puede dar en el asno, da en la albarda»,

«Φταίει ο γάιδαρος, χτυπάνε το σαμάρι του», “por dar en el culpable asno, dan en la albarda“.

Se dice de los que, no pudiendo vengarse de la misma persona que los ofendió, se vengan en alguna cosa suya o en otra persona. Según Sbarbi, existe también una variante que significa algo diferente: «Por dar en el asno, dar en la albarda». Se aplica a los que truecan y confunden las cosas, sin acertar en lo que hacen[23].

4. « Hay muchos burros de un mismo pelo»,

«Μισοκουρεμένη ουρά, του γαιδάρου πεθερά», “rabo cortado por la mitad, suegra del asno“.

Según Nikólaos Politis, este refrán se dice de los que se parecen tanto que siempre están de acuerdo en todos los asuntos. En español se usa también el refrán «hay un diablo que se parece a otro»[24].

5. «Discutir sobre la sombra de un asno». Es idéntico al famoso refrán griego «Περί όνου σκιάς», “sobre la sombra de un asno“. En ambos refranes se utiliza el asno para resaltar el carácter inútil o absurdo de determinadas acciones o ideas.[25]

6. «Caminante cansado subirá en asno si no alcanza caballo», «Καβαλκεύω τογ γάιδαρον, ώστα ευρήκω τάλεγον»[26]. Ambos refranes nos aconsejan aceptar lo inferior hasta conseguir lo mejor.

 

b. Refranes del grupo B

 

1. «Amor de asno, coz y bocado». Se dice de aquellos que muestran su cariño haciendo mal, como lo hacen los asnos.

«Οπώχει γάιδαρο, ας έχη και τσοι κλωτσιαίς του», “el que tiene un asno, tiene que soportar sus coces“. El que tiene una finca, no puede quejarse y tiene que soportar su cuidado[27].

2. «Más quiero asno que me lleve, que caballo que me derrueque». Mejor es contentarse con un mediano estado, que aspirar al peligro de los grandes puestos.

«Όταν ψοφίσουν τάλογα, έχουν τιμή τα γαδούρια», “cuando mueran los caballos, adquieren valor los asnos“. Los que son incapaces se aprovechan de la muerte de los buenos hombres y adquieren un valor que no merecen[28].

3. «Asno con oro, alcánzalo todo» y «Un asno cargado de oro sube ligero por una montaña». Quien tiene dinero consigue lo que quiere, por tonto que sea. El segundo de estos refranes es una sentencia de tradición latina, puesta por Cervantes en la boca de Sancho en el cap. 35 de la Segunda Parte de Don Quijote[29].        

«Asno de Arcadia, lleno de oro y come paja». Reprende a los que, siendo ricos, viven miserablemente.

«Un asno cubierto de oro parece mejor que un caballo enalbardado». Este es un refrán también dicho por Sancho en el cap. 20 de la Segunda Parte de Don Quijote. Su significado es obvio[30].

«Γάιδαρος φορτωμένος μάλαμα» o «Γάιδαρος φορτωμένος χρυσάφι», “asno cargado de oro“. «Γάιδαρος χρυσός, χρυσό γομάρι», “asno de oro, mula de oro“. Estos refranes se aplican a los ricos que son vulgares e incultos[31].

 

c. Refranes del grupo C

 

1. «A caballo regalado no se le miran los dientes / no hay que mirarle el diente». «Κάποιου του χαρίζαν γάιδαρο κι αυτός κοίταζε τα δόντια του», “a alguien le regalaban un asno y él le miraba los dientes“. Se alude a dos animales diferentes relacionados con la situación económica y social de cada país, pero el significado es el mismo. Cuando alguien recibe cualquier tipo de regalo, debe hacerlo sin cuestionar el obsequio, y limitarse a aceptarlo tal como es. La parte final de la locución tiene relación con la antigua costumbre de revisar la dentadura para conocer el estado de salud del animal[32].

2. «La bestia que mucho anda, nunca falta quien la taña», «Τον ευπειθή γάδαρο φορτώνου περισσότερο». Al que muestra aplicación, le imponen la mayor carga y, además, le pagan menos de lo merecido[33].

3. «Cada asno con su tamaño». «Όμοιος ομοίω αεί πελάζει», “cada cual se relaciona con su afín“, del griego antiguo, o «Όμοιος στον όμοιο κι η κοπριά στα λάχανα», “cada cual con su afín y el estiércol en la huerta“, del griego moderno. En español hay dos refranes equivalentes que son muy significativos: «cada oveja con su pareja», y «Dios los cría y ellos se juntan». Cada uno debe juntarse con su igual, nos aconsejan los refranes españoles, y esto es una realidad indiscutible, nos recuerdan los dos refranes griegos[34].

4. «Aunque la mona se vista de seda, mona se queda», «Γάιδαρος πάντα ο γάιδαρος, και ας του φορούν και σέλλα», “el asno, se queda asno, aun cuando esté ensillado“. La frase española habla de la condición natural de las personas que, por más que traten de disfrazar su actitud, no logran despojarse de sus características[35].

 

Conclusión

El estudio de los refranes españoles y griegos nos ha demostrado que la imagen del asno en ellos es sumamente negativa. Esta imagen no se corresponde con sus cualidades ni con el valor extraordinario de las prestaciones que da al hombre. ¿Cómo podemos explicar lo injusto del comportamiento humano frente al asno?

Según Juan Cascajero, que enfoca el tema desde un punto de vista social, el asno fue un explotado, situado al margen de la sociedad. Lo insultaban

 

para justificar y legitimar el hecho mismo de la explotación, del maltrato, de la marginación del sometido a partir de su naturaleza inmunda, de su necedad absoluta, que obligaba, para el bien de todos y también de él mismo al empleo de una mano dura que sometiera su irracionalidad y sus irrefrenables instintos de maldad. Se insultaba con tanta mayor energía, con tanto mayor furor y odio, cuanta mayor era la conciencia del explotador de la miserable situación de los sometidos. Y no conviene olvidar que el burro fue el "esclavo" del pobre en la misma medida que el esclavo fue el "burro" del rico.

 

Así, el castigo era imprescindible

 

para vencer su tozudez, su terquedad, su necedad, su torpeza, su obstinación y su desesperante lentitud y pereza en el trabajo debido.

 

Y los palos que le daban al burro

 

solo eran divinos instrumentos de paz, concordia y progreso.

 

Por desgracia el asno, o burro, o όνος, o γάιδαρος, no puede defenderse a sí mismo. Porque, como comenta Juan Cascajero en tono melancólico y pesimista,

 

si los burros/humildes de la Antigüedad hubieran hablado, o mejor, si se les pudiera/quisiera escuchar, quizás aún se percibirían sus voces de incredulidad, sus quejas, sus lamentos, sus protestas, su rebeldía de justicia y de cambio, sus reivindicaciones y su inconformismo. Aunque, de todas formas, da igual... ¡Solo eran burros! y, ya se sabe, ´´raglio d' asino non arrivo mai in cielo´´[36]

 

O en griego «Γαδάρου φωνή ΄ς τον ουρανό δε σώνει» o «Του γαιδουριού φωνή ΄ς τον ουρανό δεν ακούεται», que en español significan “la voz del asno no llega al cielo“.[37]

Sin embargo, nosotros procuraremos siempre escuchar su voz llena de quejas, con la esperanza de que, con esta tarea, le hemos dado un pequeño descanso de la carga que lleva con tanta paciencia y coraje.

 



[1] Este artículo está basado en un trabajo que hice hace unos años en la Universidad de Atenas, bajo la tutoría del Prof. Carlos Alberto Crida Álvarez, al que quedo muy sinceramente agradecido. También estoy en deuda con el profesor José Manuel Pedrosa, quien me animó y me ayudó en la revisión y corrección del texto. Gracias de corazón. Nuestra fuente y punto principal de referencia, en lo referente a los refranes griegos, ha sido la obra monumental de ΝΙΚΟΛΑΟΣ ΠΟΛΙΤΗΣ, Μελέται περί του βίου και της γλώσσης του ελληνικού λαού: Παροιμίαι, Τόμοι Α-Δ, Αθήναι, Εκδ. Εργάνη, 1965. Se trata de una reproducción facsimilar de la primera edición de 1899-1902. Hemos utilizado principalmente los volúmenes Α, Γ y Δ. En cuanto a las fuentes españolas, hemos trabajado con el siguiente material: Don JOSÉ MARÍA SBARBI, el presbítero, El libro de los refranes: colección alfabética de refranes castellanos, explicados con la mayor concisión y claridad, Madrid, Librería de D. León Pablo Villaverde, 1872, Online, Internet, 26 de octubre de 2007 en http://members.fortunecity.com/flopezr/html/espanol/libros/a/refranes.htm, y JOSÉ BERGUA, Refranero español: colección de ocho mil refranes populares ordenados, concordados y explicados, 11ª ed, Madrid, Ediciones Ibéricas, 1988. Citamos con detalle los refranes españoles, excepto en el caso de los que hemos extraído del libro de J. M. Sbarbi, que hemos encontrado en Internet. La comparación que hacemos está basada principalmente en nuestras observaciones. Sin embargo, reconocemos que se trata de una primera aproximación comparativa que pensamos ampliar en el futuro, cuando hagamos una monografía más extensa sobre el papel de los animales en general en ambos refraneros.

[2] Véanse Ν. Πολίτης, vol. Α, p. 102, vol. Γ, núm. 84, pp. 353- 354. En los refranes clásicos o bizantinos mantenemos, por razones técnicas, la ortografía del griego moderno.

[3] Ν. Πολίτης, vol. A, p. 119. Es nuestra la traducción de los refranes griegos al español que va entre comillas. Algunas veces traducimos al pie de la letra y otras con mucha más libertad. De todas formas, procuramos que el lector hispanohablante tenga una idea sobre el significado del refrán griego y la relación con su correspondiente español.

[4] Sobre la primera cuestión, véanse Ν. Πολίτης, vol. A, pp. 8, 12, 43, 81, 82, 102, 103, 118, 126; y, sobre la segunda, el vol. Γ, núms. 11α, 14, 15, 23, 25α, 35, 43, 46, 51α, 67, 78, 84 en las pp. 327-328, 332-334, 336-338, 340-344, 348, 352-354.

[5] Ν. Πολίτης, vol. Γ, p. 325. Algo parecido sucede también en el refrán núm. 78, en las pp. 352-353 del mismo volumen.

[6] Ν. Πολίτης, vol. Γ, pp. 328-329. A la misma categoría pertenecen los refranes que llevan los núms. 22, 42, 56, 84, 109 en las pp. 331-332, 339-340, 345-346, 353-354, 359-360. En el último de ellos se usa por los árabes el perro en vez del asno, sin cambio del significado.

[7] El primer refrán es el núm. 9, en la p. 326. Sus variantes son los núms. 6, 7, 17β, 21, 22, 23, 24, 25, 38, 54, 74, 82, 101, 102, 109, en las pp. 326, 330, 331-333, 338, 345, 351, 353, 358-360. En cuanto al segundo refrán, es el núm. 73ª, en la p. 351, y aparece también en los núms. 16, 17α, 26, 56, 57, 61, 63- 66, 68-71, 77, 94, 102, 110 de las pp. 328-329, 334-335, 345-346, 348-352, 355, 358, 361.

[8] Véanse Ν. Πολίτης, vol. Γ, pp. 325, 344, 351-352, 348, 353, 359, 326, 335, 361.

[9] Este último en Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 17, p. 328.

[10] Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 1, p. 324.

[11] Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 7, p. 326.

[12] Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 44, p. 341; y núm. 102, p. 358.

[13] Ν. Πολίτης, vol. Γ, pp. 361-363.

[14] Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 95, en la p. 355; núm. 67, en la p. 348; núm. 21, en la p. 331; y núm. 25, en la p. 333.

[15] Véanse al respecto las pp. 324, 332-333, 327, 335-336, 344, 347 del vol. Γ. Para el último refrán, véanse Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 97, pp. 356-357.

[16] Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 96, p. 356.

[17] Ν. Πολίτης, vol. Γ, pp. 340-341, 350.

[18] ROSA PINEL LÓPEZ, ´´El animal en el refrán, reflejo de una cultura. Estudio contrastivo alemán- español´´, Paremia, 8 (1999), p. 411.

[19] J. M. Sbarbi. Para el refrán griego, véanse Ν. Πολίτης, v. Γ, núm. 42, pp. 339-340.

[20] Al respecto puede verse el exhaustivo estudio de Paloma Díaz-Mas, "Cómo enseñar a hablar a un elefante: un cuento de La gran sultana ", Criticón 87-89 (2003), pp. 263-276 (= Estaba el jardín en flor. Homenaje a Stefano Arata , ed. Marc Vitse y Odette Gorsse).

[21] J. M. Sbarbi. El refrán griego está en Ν. Πολίτης, v. Γ, núm. 91α, p. 355.

[22] Ν. Πολίτης, v. Γ, núms. 17, 30α, 86, 87, 88α, 89, 90, 93, 95 en las pp. 328-329, 335, 354-355.

[23] J. M. Sbarbi. En cuanto al refrán griego, aunque es tan común, Nikolaos Politis no lo recoge en su obra.

[24] J. M. Sbarbi. Para el griego en Ν. Πολίτης, v. Γ, núm. 49, p. 344.

[25] JUAN CASCAJERO, ´´A la sombra del asno. Asnos, burros y jumentos en la Paremiología antigua´´, Paremia, 8 (1999), pp. 115-116.

[26] R. P. López, p. 414, Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 43, p. 340-341.

[27] J. M. Sbarbi. Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 73α, p. 351.

[28] J. M. Sbarbi. Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 76α, p. 351.

[29] J. M. Sbarbi. J. Bergua, p. 12.

[30] J. M. Sbarbi.

[31] Ν. Πολίτης, vol. Γ, núms. 23-25, pp. 332- 333

[32] J. Bergua, p. 100. Para el refrán griego, véanse ΦΑΙΔΩΝ ΤΟΤΣΚΑΣ, Ελληνικές Παροιμίες, Θεσσαλονίκη, Εκδ. Μπαρμπουνάκη, 2000-2001, p. 78.

[33] Para ambos refranes, véanse Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 97, pp. 356-357.

[34] M. Sbarbi. En cuanto a los refranes griegos, son muy conocidos, aunque Nikolaos Politis no hace ninguna mención relativa.

[35] J. Bergua, pp. 147-148, Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 22, pp. 331-332.

[36] J. Cascajero, pp. 116-117.

[37] Ν. Πολίτης, vol. Γ, núm. 14, p. 327 y núm. 104, p. 359.