Gómez Garrido, Luis Miguel.Entre Ávila y Salamanca: etnomedicina y etnobotánica”. Culturas Populares. Revista Electrónica 6 (enero-junio 2008).

http://www.culturaspopulares.org/textos6/articulos/gomezgarrido.htm

 

ISSN: 1886-5623

 

 

 

Entre Ávila y Salamanca:

etnomedicina y etnobotánica

 

 

Luis Miguel Gómez Garrido

Museo Etnográfico de Castilla y León (Zamora)

 

 

 

Resumen

Repertorio de remedios tradicionales para curar diversas enfermedades humanas (orzuelos, verrugas, hipo, dolor de muelas, catarro, herpes, etc.), según se han empleado en pueblos de las provincias de Ávila y Salamanca. Y elenco de plantas de uso medicinal, con sus propiedades.

Palabras clave: Etnomedicina. Etnobotánica. Ávila. Salamanca. Curación. Curanderismo.

 

Abstract

Collection of some folk healing traditions (for maladies such as styes, warts, hiccups, teethache, cold, herpe, etc.), as known in villages of provinces of Ávila and Salamanca, in Spain. And list of plants used in folk medicine, with its properties.

Keywords: Folk medicine, Ethnobotanic, Ávila, Salamanca, Healing.

 

 

 

P

resento, en esta monografía, una serie de etnotextos, registrados por mí mismo a lo largo del año 2008, en diversas poblaciones (o entre informantes de diversas poblaciones) de las provincias de Ávila y Salamanca. Relativos todos a modos tradicionales de curar enfermedades diversas, de acuerdo con saberes y con experiencias que se han ido acumulando y filtrando de generación en generación, y de los que hoy apenas va quedando memoria, pues han sido suplantados, ya, por las prácticas médicas oficiales y modernas.

            Como se podrá apreciar, a la luz de estos etnotextos, las prácticas médicas tradicionales que hemos podido registrar abarcan desde el conocimiento de la flora y de la fauna autóctonas, con las propiedades que se les atribuyen, hasta un conjunto de ritos mágicos y de creencias supersticiosas de raíces sin duda antiquísimas, y de difusión internacional, como es el del paso a través del árbol, para curar a los niños herniados, que ha sido documentado en épocas muy viejas y en tradiciones de varios continentes[1].

 

 

Informantes

 

Arias García, Antonio.

Edad: 45 años.

Grado de instrucción: Graduado Escolar.

Ocupación: camarero.

Fecha y lugar de nacimiento: 1962, Santiago de la Puebla (Salamanca).

Residencia actual: Salamanca.

Residencias anteriores: Santiago de la Puebla.

Viajes: España y parte de Europa.

Ve: poco la televisión. Escucha con frecuencia la radio.

 

Berrojálviz Montero, Justiniano

Edad: 83 años.

Grado de instrucción: estudios primarios.

Ocupación: labrador y pastor.

Fecha y lugar de nacimiento: 1925, Amavida (Ávila).

Residencia actual: Amavida (Ávila).

Viajes: Salamanca, Valladolid, Burgos, Barcelona (servicio militar), Cáceres, Badajoz.

Ve: más la televisión. Escucha poco la radio.

 

Fernández Jiménez, Ángel.

Edad: 66 años.

Grado de instrucción: estudios primarios (hasta los 14 años).

Ocupación: labrador, apicultor, viticultor, empleado de Telefónica.

Fecha y lugar de nacimiento: 1942, Villatoro (Ávila).

Residencia actual: Ávila.

Residencias anteriores: Villatoro.

 

Garrido Ajates, Marcelino.

Edad: 87 años.

Grado de instrucción: estudios primarios.

Ocupación: oficios variados.

Fecha y lugar de nacimiento: 1920, San Juan de la Nava (Ávila).

Residencia actual: Ávila.

Residencias anteriores: San Juan de la Nava, Guimorcondo (Ávila).

Viajes: Marruecos (servicio militar); Madrid, Valladolid, Segovia, Barcelona...

Ve: la televisión y escucha la radio con frecuencia.


 

Garrido del Pozo, Fátima.

Edad: 53 años.

Grado de instrucción: Bachillerato Elemental

Ocupación: labores domésticas.

Fecha y lugar de nacimiento: 1954, Ávila.

Residencia actual: Ávila.

Residencias anteriores: Madrid.

Viajes: España y Portugal.

Ve: poco la televisión, y apenas escucha la radio. Lee a diario.

 

Hernández Jiménez, Raimundo.

Edad: 86 años.

Grado de instrucción: estudios primarios.

Ocupación: empleado de Tabacalera y guardés del Marqués de Revilla.

Fecha y lugar de nacimiento: 1922, Ávila.

Residencia actual: Ávila.

Viajes: España y Portugal.

Ve: la televisión después de comer. Escucha la radio con frecuencia.

 

Vicente Sánchez, Román.

Edad: 49 años.

Grado de instrucción: estudios primarios.

Ocupación: camarero.

Fecha y lugar de nacimiento: 1958, Anaya de Alba (Salamanca).

Residencia actual: Salamanca.

Residencias anteriores: Anaya de Alba, Topas (Salamanca).

Viajes: Valencia, Ceuta, Palma de Mallorca.

Ve: la televisión y escucha la radio.

 

 

Remedios para curar las afecciones de los ojos: el orzuelo

 

“Para el arzuelo[2], se dejaba una llave hueca al sereno; y, a la mañana siguiente, la persona con el arzuelo se pasaba la llave hueca por el párpado” (Román Vicente Sánchez).

 

“Cuando te salía un arzuelo, pues, ibas, pasabas por un camino y hacías un coto, poner una piedrecita encima de otra, cuatro o cinco piedras. Y se llamaba un coto. Y venía un señor, y dice: –¡Vaya una pijá!– Y le daba una patá y le tiraba. Y se le quitaba la verruga al que le había hecho, y se le ponía al que la tiraba” (Marcelino Garrido Ajates).

 

Pa` los anzuelos[3], eso de los anzuelos. Pues no me acuerdo cómo se ponían. Los anzuelos... Se ponían... Eso. Que llegabas, ponías, ibas pa`l campo, ibas por ahí, y ponías tres piedras, una encima de otra, y el que las tiraba, po´s, se las llevaba. Así era lo de los anzuelos: cogías una piedra, ponías otra encima, tú llegabas, le dabas una patá... Es verdad que se hacía cuando el anzuelo. Ponías una piedra encima de otra. Llegabas tú, lo tirabas, y...” (Raimundo Hernández Jiménez).

 

 

Remedios para curar las afecciones de los ojos: la rija [fístula lacrimal]

 

“Cuando yo era joven, mi madre la salía una rija en un ojo. Y entonces, la dijo una señora que, si cogía una lagartija, la metía en un tubito de esos de las aspirinas, que era trasparente, viva, se la metía en la fratiquera[4], que era lo que usaban entonces las mujeres, –no tenían bolso–. Y la lagartija enseguida se moría. Y cuando se moría, según se iba secando la lagartija, se iba secando la rija que tenía en el ojo. Y le duraba, a lo mejor, un año o dos. Y le volvía otra vez, y cuando le volvía, volvían a coger otra lagartija. Yo se la he cogido algunas veces, y la metía en el frasco y era eficaz. Según se iba secando la lagartija, se iba secando la rija que tenía en el ojo. Y eso es lo que había”[5] (Marcelino Garrido Ajates).

 

 

 

Remedios para curar las afecciones de la piel: los clavos o verrugas

 

            Una de las afecciones de la piel más comúnmente tratadas en etnomedicina es la que recibe el nombre de clavos o verrugas. Dolencia a la que la tradición popular da diversas soluciones, unas vinculadas al saber botánico popular; otras, de carácter mágico.

            El primer texto oral que expongo no se refiere a la terapéutica, sino que contiene una explicación supersticiosa del origen de los clavos:

 

            “¡Hombre! Pues que a las perras, dicen… Yo no lo he hecho. Pero si, cuando está criando una perra los cachorrillos, pues había quien tenía la curiosidad de ir y la ordeñaba así, con la mano, la ordeñaba… Y si te caía leche en algún sitio, de la perra, dicen, que salían clavos, las verrugas esas que salen. Así que, eso es lo que sé. No te puedo decir más de momento” (Marcelino Garrido Ajates).

 

                       

“Luego, otro remedio, para las verrugas, es la leche de la higuera. Rompes lo que es la rama de la higuera, y se echa en la propia verruga. Y también desaparece” (Antonio Arias García).

 

            “Pues yo tenía un cuñao que se llamaba Lupicinio que, cuando tenías verrugas en las manos, decía: –¡Eso te lo quito yo!–. Cogía y... –¡Hale! Tienes que [coger] un torrezno de tocino. Cómete el tocino. Y me dejas la corteza–. Yo me comía el tocino, dejaba la corteza. Y, luego, cogía con esa corteza, me daba en las verrugas que tenía. Y las tenía que contar las que tenía y me daba bien con la corteza. Y entonces, le daba la corteza a él, y creo que la metía debajo de una piedra, por donde yo no pasaría. Porque si pasaba, que no hacía efecto. Y entonces, se iban secando las verrugas, pero es que no te dabas cuenta. Te mirabas a las manos: –¡Anda, si ya no tengo las verrugas!–. Se secaban. No te habías dado cuenta. Y se habían curado”.

            “Yo eso no lo garantizo mucho... La ajunjera[6] echa una leche y..., –yo, eso no lo he hecho–. Pero echa una leche que dicen que es buena pa` los clavos. Coges; cortas una ajunjera, el tronco, y te echa leche blanca. Y te das con esa leche en los clavos. Y dicen que se curan. Yo no lo he visto” (Marcelino Garrido Ajates).

 

 

Remedios para curar las afecciones de la piel: las grietas y escoceduras

 

Hay que resaltar el papel terapéutico que se atribuye a la orina (urinoterapia) para ciertas afecciones de la piel. Era remedio muy común en las zonas rurales antaño, según ilustra, por ejemplo, Miguel Delibes en su gran novela Los Santos Inocentes: “...En un rincón se orinaba las manos para que no se le agrietasen y abanicaba un poco el aire para que se orearan...”[7].

 

            “Y otro remedio, para las grietas en las manos, es el propio orín nuestro. Cuando tienes escareadas las manos y tal, es orinártelas con tu propio orín. Y ya está”.

“Para escoceduras, pupas de fiebre y sabañones, el propio orín. De niños nos daba asco” (Antonio Arias García).

 

            “Cuando estábamos segando, pues, te escocías debajo los sobacos de tanto, del calor, y el trabajo y el sudor, y te escocías así debajo los sobacos. Entonces se cogía un cardo corredor[8], te le ponías en el sombrero; y según estabas todo el día, así se iba secando el cardo, pues te se iba secando el sudor. Y ya te dejaba de escocer. No te escocía más” (Marcelino Garrido Ajates).

 

            [Para aliviar los escozores que sufrían los niños en sus partes:] “Pues, cuando yo era pequeño... ¡Pues no!, si lo había, no lo sabían siquiera o no lo podías comprar. A los niños pequeños, pues, iban las mujeres a los árboles, al seco, al monte. Siempre había algún árbol que se había podrido allí en el bosque. Y tenía por dentro... Estaban como podridos, y tienen una... Lo llamaban corcoma[9]. Pero es un serrín que ha pasao por las termitas, lo comen, lo vuelven a cagar, y se queda mu fino, mu fino. Pues, con ese serrín, cogían, lo echaban a los niños en sus partes, donde estaba escocido. Y con ese serrín se curaban.

            También, para eso, se usaban las plumas de las gallinas; pero se quemaba la pluma. Se quema y se queda como una ceniza, chuscarrao así. Con el dedo se ponía así, se hacía fino pa` que se hiciera como polvo. Y ese polvillo, pues, era lo que echaban también en el ombligo, para echar bien el ombligo y les quedara bien. Porque, a veces, queda húmedo, cuando nace un niño, el ombligo; y se queda húmedo, húmedo; y tarda, y se puede infestar. Pues eso le echaban para que no se infestara. Y así lo solucionaban” (Marcelino Garrido Ajates).

 

 

Remedios para curar las afecciones de la piel: heridas, quemaduras, eccemas

 

“Pues vamos a ver. Tenemos varios remedios caseros. Unos son para las quemaduras. Siempre y cuando la quemadura que nos hagamos no tenga herida, se puede sufragar con lejía viva. En el momento que te quemas, nada más quemarte, al istante, es echarte lejía viva en la propia quemadura. No…, no te levanta ampolla, ni te produce dolor, ni más. Este invento data de la Guerra Civil Española. Una tía mía, en el Hospital de la Santísima Trinidad, que era el hospital militar, cuando recibían a los quemados de guerra, los curaban con…, con lejía. Y de ahí es el…” (Antonio Arias García).

 

“Para las heridas que están con infección, una cortadura, una herida producida…, se pone la parte del tocino que tiene sal en la herida. Y encima se coloca esparadrapo o tirita. También es muy bueno. Ablanda la herida, y la sal hace que se cure esa, esa herida, esa infección” (Antonio Arias García).

 

Po`s baños de agua y sal y vinagre. Había una palancana, y te echaban sal y vinagre, y ahí metías la mano, el pie y cosas de ésas, y así te lo curabas” (Raimundo Hernández Jiménez).

 

“Y otra cosa también que sabía era que, cuando tenías una herida infestada, –entonces se daban muchos casos de heridas infestadas, o uñeros en las uñas, se infestaban–, pues cogías, ibas donde las piedras. Debajo las piedras, en pleno ivierno, los hay en la humedad, unas cosas que se llaman vasos[10]. Se cogía un vasito de ésos, se pelaba, se quitaba una pielecita que tenía, se lo aplicaba en la herida, ponías un trapito encima, –entonces no había gasas–, y se chupaba toa la pus que tenías. Y me lo ponía una vez o dos. Y luego ya, eso ya lo ponías al aire y se curaba […]

Eso es que yo, estando segando en mi época, pues me corté en una pierna. Pero una buena cortadura, con la hoz. Y entonces, pues, una señora, –era la dueña–, dice:

–¡Ven! Eso con vino se cura.

Y con vino blanco me lo curaba, me lo lavaba bien con vino blanco. Y se me curó enseguida. Así que eso es la verdad. Eso es lo que he vivido” (Marcelino Garrido Ajates).

 

Una afección vascular, muy frecuente en las mujeres, eran las chivas a la lumbre, según informa Antonio Arias García. Otro informante explica cómo se formaban estos eccemas en la piel, y el remedio que se les aplicaba:

 

“Cuando se sentaban a la lumbre, de tanta calor se les ponían a las mujeres las piernas rojas. Por eso, se ponían cartones dentro de las medias, pa `que no les diese tan de frente el calor” (Román Vicente Sánchez).

 

En los pueblos, los chiquillos se las ingeniaban para que la vara del maestro los lastimase lo menos posible. Por ende, cuando el maestro los mandaba por una vara nueva, la untaban con ajo para que se rompiese con más facilidad:

 

Pa` romper la vara del señor maestro, con bien de ajo. Yo creo que el ajo la vara la debilita” (Antonio Arias García).

 

 

Remedios para curar las afecciones de la piel: el herpes o culebrilla

 

            [Para remediar el escozor de la culebrilla.] “Eso es hacer un guisopo con agua de una mezcla que tiene la colmena, que es negro, más bien está negro dentro de la colmena. Se raspa y se hace un guisopo. ¿Sabes lo que es un guisopo? ¿No? Es una cosa que es con agua, que se envuelve un poquito, y se lo da uno en la culebrilla[11]. Y ahí se le deja un poquito para que se seque. Y entonces, eso lo cura (Ángel Fernández Jiménez).

 

 

Remedios para curar las picaduras de animales venenosos

           

            “Si te pica una víbora, lo primero que tienes que hacer es hacerte un, –depende de donde te pique, si te pica en el cuerpo o en otro sitio–, hacerte un… ¿Cómo se llama esto? Un corniquete. Pero, siempre y cuando abriéndole cada cinco minutos o antes.

            Y luego, pues, si estás mu lejos, y tal y puedes, hacerte un pequeño corte. Un pequeño corte, por ejemplo, sería aquí, si te pica en la mano, te harías aquí un pequeño corte. Y el torniquete estaría aquí ya. Pero, ¡claro!, hay que soltarle, porque a la sangre hay que dejarla paso.

            Y entonces, si no tienes heridas en la boca, es aspirar, aspirar el veneno y escupirle. ¡Ahora!, si tienes en la boca heridas o estás mal en la boca, no, porque te vas a envenenar igual. Porque el veneno, en el estómago, no es veneno, o sea, que el veneno no se hace con ello. Pero si hay una herida, sí. Si hay una herida, sí. Por la herida se va a penetrar el veneno. Y entonces, te vas a envenenar igual. Si te metes algo, que dices: –¡Coño! Me he tragao un poquito!–, el estómago se hace con ello. O sea, que por el estómago no te puedes envenenar” (Ángel Fernández).

           

            “¡Sí! ¡Ah! Lo primero que se hacía era, si te picaba en las piernas, apretarte un, una cuerda o algo en el…, por cima de ella pa` que… pa` que no nos corriera pa`rriba. Porque, si te pica en una mano, aquí, te apretabas bien, bien, bien fuerte. Y eso lo hacíamos aquí entre nosotros. Se hacía aquí. ¡Sí, sí! Es un remedio que había aquí” (Justiniano Berrojálviz Montero).

           

 

Remedios para curar la retención de orina

 

            “Cuando yo era chavalito, doce o catorce años, pues…, cogimos un erizo otro y yo. Y le asamos en la lumbre, se queman las púas, y se queda la carne mu buena, como si fuera panceta de cerdo, magro o así. Y estaba mu rico.

            Y nos lo comimos el otro y yo. Y que se nos cortó la orina, y no podíamos orinar:

            – Pues, chico… ¿Qué ha pasao?

            –Pues, no sé. Que hemos comido…

            –¡A ver qué habéis comido por ahí, por el campo!

            –Pues hemos comido un erizo que hemos cogido y le hemos asao.

            –¡Ah! Pues entonces, ya está. Que era una hembra. Y estaba, estaba con la regla. Y se corta la orina.

            Y nos tuvieron que sondar. Nos sondaron y nos sacaron eso. Y luego ya, pues, no sé. Ya no me acuerdo si nos dieron alguna medicina o algo. Pero se curó” (Marcelino Garrido Ajates) [12]

 

 

Remedios para curar las afecciones respiratorias: el catarro

 

Pa`l catarro, leche bien caliente con dos cucharadas de miel, un chorrito de coñac y un chorrito de limón” (Román Vicente Sánchez, que aprendió el remedio del tío Isidro, “El Serrano”, de San Miguel de Valero, Salamanca)[13].

 

            “Otro remedio que nos dejábamos en el tintero, de la zona también de Santiago de la Puebla y Macotera, es el remedio contra el catarro o resfriado. Que es cocer una cebolla en leche. Y luego se toma o ingiere, y es muy… Y otro remedio mu bueno, también, es una botella de coñac, para el catarro. Cuando ya la habitación te da vueltas, el remedio empieza a hacer efecto, ¡ja, ja, ja! A ser posible, el coñac Felipe Segundo, ciento tres, quinientos uno, em… Veterano. E… Insuperable. Torres cinco, Torres diez, Terry, Terry mil novecientos… En fin, marcas en general. Tres Cepas también es muy buena, si la encuentras, etc., etc.” (Antonio Arias).

 

“Pues tenías un catarro, pues tenías cosas de ésas, te ponían un ladrillo, le ponían a la lumbre, le ponían al rojo, le envolvían en un trapo, te le ponían en el pecho, luego la pala y donde fuera, y así te lo curabas” (Raimundo Hernández Jiménez)[14].

 

            “Eso sí que me lo hacía a mí mi madre. Cuando tenía catarro, pues cocía unos higos, ¿eh?, y les echaba, –¿cómo se llama?–, orégano, orégano. Una cucharadita de orégano, unos higos cocidos. Lo colaba, y ese agua te lo bebías como una infusión. Y te ablandaba el pecho. Te… A lo mejor, estabas así: ¡Ahg! Y te ablandaba y expulsabas todo y te favorecía mucho. Eso lo he hecho yo, como lo hacía mi madre” (Marcelino Garrido Ajates).

 


 

Remedios para curar el hipo

 

Hipo tengo,

hipo me ha dao,

tres veces lo he dicho

y no se me ha quitao.

                        (Fátima Garrido del Pozo)

 

“Para el hipo, beber un vaso de agua con un cuchillo dentro” (Román Vicente Sánchez).

 

 

Remedios para curar el dolor de muelas

 

            “Pues, las muelas, cuando yo era joven... Luego, ya después, no he vuelto porque ya vas al dentista. Pues, te decían cuando te dolía tanto una muela, la tenías macada, que, por dentro estaba hueca... Te decían:

            –Métete un grano de sal. Que, metiéndote un grano de sal, se revienta la muela, y no te vuelve a doler más.

            Y efectivamente. Te metías el grano de sal; y hacía la muela ¡crac!, chascaba. Y ya no te dolía. Lo que pasa, que quedaban cachitos en la boca, que, luego después, te daban guerra. Y al final, tenías que ir al dentista, que te los sacara.

            Y también otra cosa más asquerosa, las gallinazas de la gallina. Del cagao de la gallina, ya seco, cogías un poquito y lo metías en el hueco de la muela. Y también te reventaba la muela. Y ya no te dolía más” (Marcelino Garrido Ajates).

 

            Santa Apolonia bendita,

una muela me duele.

Me cago en la muela

y en quien la tiene[15].

                        (Marcelino Garrido Ajates)

 

 

Remedios para curar la diarrea

 

“Para la diarrera, beber un vaso de cerveza con unas gotas de ginebra” (Román Vicente Sánchez).

 

 

Remedios para curar la hernia infantil

 

[Cuando un niño nacía quebrao, se le hacía el paso del árbol:] “Me dijeron una vez que a mí me habían pasado, la mañana de San Juan, por un árbol [un negrillo] que una rama habían rajado. Y eran un Juan y una María los que actuaban en ello. Y entonces uno se pone a un lao del árbol, y el otro, al otro. Y dice:

–Tómale, Juan.

Y él dice:

 –Dámele, María.

 –Tómale, Juan.

 –Dámele, María.

Así le pasan veinte veces al niño por riba de la rama que está rota. Y cuando esa rama la han pasao al niño, la dejan pegadita al árbol, la vendan; y si la rama agarra, dicen que el niño se cura de la hernia. Pero yo no me curé. No tengo más que decir” (Marcelino Garrido Ajates).

 

 

Etnobotánica: elenco y propiedades de las plantas medicinales

 

            El objetivo de este apartado es aportar una serie de etnotextos que reflejan el conocimiento tradicional de los lugareños sobre las virtudes terapéuticas de la flora autóctona. Cada planta se designa con el localismo propio de cada comarca o de cada pueblo. Algunos de esos localismos están registrados en el DRAE; pero otros, o no figuran, o no tienen el mismo significado en el Diccionario académico.

           

Pa` curar, pa` curar, las hierbas son buenas todas. Hay muchas. Todas, casi todas, pa` una cosa, para la otra. Pues las hierbas son todas. Está el romero, que se emplea para una cosa; luego está el tomillo, pa` otra; está la manzanilla, que es para otra cosa. Manzanilla, romero... Está la ortiga, que es también, se aplica también para otras cosas. Luego hay cardos también, la flor del cardo, que también la emplean para otras cosas, pa` las medicinas. Las hierbas, casi todas tienen, tienen aprovechamiento pa` cosas medicinales. El poleo, es, por ejemplo,... en vez de tomar café, tomas poleo, porque te ayuda a hacer la digestión de la comida. La manzanilla, pues, si tienes mal cuerpo, me voy a tomar una manzanilla. Y la manzanilla será como si fuera, por ejemplo, una aspirina o cosas de ésas así... Si tienes el estómago mal” (Raimundo Hernández Jiménez).

 

Todas las informaciones de etnobotánica que transcribimos a continuación se las debemos a Marcelino Garrido Ajates:

 

[Acederas]

            Cuando yo era jovencito, se pasaba mucha hambre, porque entonces había mucho pobre mu pobre y pocos ricos ricos, pero eran muy ricos. Entonces, le pedían un cacho pan, y para que se lo diera, [decía]:

             –¡Sí, hombre! Pues vete mañana a cavar la viña y así comerás pan.

            Y, ¡claro!, el pobre hombre se tiraba cavando la viña así desde que amanecía hasta que anochecía. Y luego ya, cuando venía el mes de mayo, se criaban unas acederas que... Se llamaban acederas unas hojas que se crían en el campo, que se comían, que eran mu ácidas, y con sal se las comían. Y ya decían:

            –A ver si viene el mes de mayo..., y habiendo acederas, que se caguen los ricos en las paneras.

 

[Ajunjeras]

            Y las ajunjeras, pues, es una planta que, cuando es tierna, sale en las tierras labradas y es muy blanquito; y se hace ensalada con ella. Está mu rica. Pero luego se hace mu grande, mu grande, y se hace una planta mu grande que la llaman baleas[16]. Y se hace escobas pa` barrer las eras, y barrer las aceras y las calles y todo eso.

 


[Beleño]

            Están los beleños, que es una planta que echa una flor muy bonita, como campanitas, pero son venenosas. Se ha dao el caso, –me contaba la abuela de su pueblo–, que una chica, pues están dulces, y luego:

            –¡Ay, qué flores más bonitas!

            Y se puso a comer esas flores, pues creía que se comían. Y se comió una o dos flores. Y están dulces. Y la entró, pues, como un sueño, un sueño. Y la tuvieron que poner, darla un antivomitivo de ésos pa` que vomitara, porque si no, se envenena o se pone levantá la cabeza. Esas flores, hay que tener mucho cuidado con ellas.

 

            [Ciguta]

            La ciguta[17] también es una hierba que se cría a la orilla de los ríos. Y es una cosa… La raíz es parecida a la del gamonito: son como zanahorias pequeñas. Entonces, la sacas con la raíz, se machaca; se echa en un recipiente, machacao, con un poquito de agua. Lo echas, lo echábamos en mis tiempos en el río, los charcos que están ya que no corre ya el río. Echabas eso, y mataba inmediatamente tos los peces. Luego ya, na más que cogerlos por arriba, que estaban muertos. Y los cogías ya con la tripa pa`rriba y la espalda pa`bajo. Y nos los comíamos. Los lavabas, los limpiabas, les quitabas el estómago, y no pasaba nada. Nos los comíamos.

           

[Escaramojos]

            Desde muy pequeño, me enseñaron mis padres y mis hermanos que la zarza del campo, pues, es una planta que es mu buena pa` padrón. Puedes sembrar zarzas, y luego la zarza, pones rosales. Y dan mu buenas rosas, porque es muy bueno. Y se le decía que echa unas cosas, una semilla que se llama escaramojo. Le llamábamos escaramojo y le llamaban también repilo[18]. Es verde, sale verde, y luego se pone rojo. Y luego decía un acertijo… Y decían:

 

Monterilla negra,

jubón colorado,

tripas de hueso

y patas de palo.

 

 

[Flores de Santos]

            Las flores [de Santos]… Es que… Los crisantemos, que son flores [que] las crían en los jardines, y se las ponían a los difuntos en los Santos. Esos son los crisantemos.

 

[Flor del cardillo]

            He hablado anteriormente del cardillo, y no he hablado de la flor. Porque echa una flor, que es ya al final, una flor muy bonita que se parece al azafrán. Y esa flor se recoge en su tiempo, que es en el mes de setiembre o así. Se coge esa flor, y cuando tienes catarro, se hace una infusión de esa flor. Y dicen los sabios que es muy bueno pa`l catarro. Yo lo he hecho más de una vez. Ahora, hace mucho que no lo hago. Pero cosas que olvidas, y no tienen malicia ninguna. Es muy buena. Nada más.

 

            [Gamonito]

            El gamonito[19] es una hierba salvaje que se cría en el campo, –yo la conozco bien, por Guimorcondo las hay–. Y las cogen, porque abajo tiene unas raíces que es como si fuera zanahorias pequeñas. Y esa raíz se parte por medio. Tiene un jugo, te lo das en las almorranas cuando se te salen, y te las seca las almorranas. Eso dicho por señores que lo han hecho. Yo no lo he hecho, pero sí he cogido las raíces para que lo hicieran otras personas, que me las habían pedido.

 

[Gatuña]

            La gatuña es una planta que no la quiere nadie, porque echa muchos pinchos. Es que no hay quien la toque de los pinchos que echa. Te pinchas.

 

[Grama]

            La grama echa muchas flores, se alarga mucho por…, va pegá a la tierra. Y se alarga mucho. Y está muy dulce. Y es medicinal también. Y es buena, esa planta es buena. Se puede chupar, si quieres. Te metes un cacho en la boca y está dulce, y la puedes masticar, y no pasa nada. Y si la cueces, pues, sale un agua dulce muy bueno, y es medicinal para el estómago y eso, muy buena esa planta.

 

[Guardalobos]

            El guardalobos[20], hay acederones… Todas son, son plantas de época de la tierra, ¿no? El guardalobos, acederones… [El guardalobos] se hace, a lo mejor, dos metros de alto, los hay. Y echa una flor mu bonita. Y es medicinal. El guardalobos es medicinal. Y echa un palo, a lo mojor, que tiene cinco centímetros de diámetro, si está en un sitio que es húmedo y produce mucho. Es una planta… Es bonita. Lo que pasa, que es venenosa.          

 

[Moro negro]

            ¡Bueno! Yo te diría de varias plantas que conozco, por ejemplo, el moro negro[21], pues es una planta que se la come el ganao, y luego echa una flor amarilla muy bonita.

 

[Plantas silvestres que se comen]

            Pues ibas, y por el campo siempre encontrabas hierbas que se podían comer: por ejemplo, la ajunjera, el cardillo, las acederas, las margaritas estas, las escaramojos[22] de las zarzas, las zarzamoras. Según el tiempo que fuera, pues siempre hay hierbas que se pueden comer, de invierno y verano. Los tallos de las zarzas también se pelaban como si fuera espárragos y te comías los tallos de las zarzas. Muchas cosas se comen del campo que no son malas, que son buenas, se pueden comer. Y así, pasábamos el día [...]

            Yo creo que eran los cardillos, porque, cuando crecen, echan así un tallo, y de ahí salen las flores luego y eso. Pues le quitas el tallo y le pelas así con la navaja, y te lo comes; y se puede comer. Primeramente, te comes, cuando van naciendo, que echan unas flores, te las comes. Luego ya florece, y echa una caña por en medio o un palo, y la punta del palo ese es como los espárragos. Es lo que te comes, que está tierno. Y las zarzas, pues, echan tallos nuevos, zarzas nuevas. Y coges un cachito así de la punta, que es lo que está tierno, lo cortas, lo pelas y te lo comes […]

 

            Los cardillos de abril, para mí.

            Los de mayo, para el amo;

            y los de junio, pa`l burro.

 

[Rosa de peonía]

            La rosa de peonía se cría, pues, –no muy lejos de aquí la conozco yo–, en unas sierras que hay por ahí, subiendo pa` Herradón de Pinares. Ahí se criaban muchas, y son bonitas. Y parecen rosas normales. Y una hoja verde se hacen aproximadamente unos cuarenta o cincuenta centímetros de alta y frondosa, y con muchas rosas. Pero muy bonita, rosa, ¿eh?, sale como todas las rosas de los rosales, rojas. Y son preciosas. Pero luego dicen que es mala. ¡Sí! Que te duele la cabeza si andas con ellas. Y… No sé. Es lo que decía la gente.

 

[Tomillos]

            Yo te voy a decir las clases de tomillos que conozco. Conozco muchos, pero así, otros más, a lo mejor no los conozco. Pero conozco de toda la vida el espliego, que es un tomillo que echa una capota muy bonita ahora, por las fiestas del Señor[23]; muy bonita, que es morada, una bolita con una flor morada. Y luego está el romero, que también se cría en muchos terrenos, pues mucho. Igual que eso, es tomillo. Luego está el sansero[24], que también güele muy bien. Y luego está la turra[25] también. ¿Y he dicho el meaperro?[26] Meaperro, que echa unas bolitas… Son bonitas, pero güelen mal. Este tomillo no güele bien. Me güele un olor a desagradable. Y eso son meaperro. Echa unas bolitas de las semillas, que es de donde sale la semilla la flor, y son bolitas amarillas, muchas bolitas amarillas.

 



[1] Véase al respecto el estudio que le dedica José Manuel Pedrosa en Entre la magia y la religión: oraciones, conjuros, ensalmos (Oiartzun: Sendoa, 2000), pp. 135-171.

[2] Arzuelo, ‘orzuelo’. No está en el DRAE.

[3] Anzuelo, ‘orzuelo’. No tiene este significado en el DRAE.

[4] Fratiquera, ‘que dicen faltriquera, y mejor fatriquera parece veteriquera, que es bolsa vieja, como si dixese astuto escondrijo contra los ladrones de bolsos’. Véase Francisco del Rosal, Diccionario Etimológico (Madrid: Biblioteca de Filología Hispánica, CSIC, 1992), p. 328, 162v.

[5] Se han documentado a lo ancho de la geografía española tradiciones similares en torno a esta creencia terapéutica que asocia la lagartija con la buena salud. Consúltese para ello el libro Creencias y supersticiones populares de la provincia de Burgos, de Elías Rubio Marcos, José Manuel Pedrosa y César Javier Palacios (Burgos: Colección Tentenublo, 2007), pp. 284-286.

[6] Ajunjera, ‘ajonjera’. No viene en el DRAE.

[7] Miguel Delibes, Los Santos Inocentes (Barcelona: Seix Barral, 1984), p. 15.

[8] Cardo corredor, ‘variedad que da unos frutos redondos que se desprenden fácilmente con el viento’ (Marcelino Garrido Ajates). Viene en el DRAE con otra acepción.

[9] Corcoma, ‘carcoma’. No figura en el DRAE. En Valdevimbre (León), a este polvillo que se saca de la madera carcomida lo llaman caronjo. Véase Ángel Carril, Etnomedicina. Acercamiento a la terapéutica popular (Valladolid: Colección Nueva Castilla, 1991), p. 106.

[10] Vaso: ‘planta que se cría en la humedad de las piedras’ (según informa Marcelino Garrido Ajates). No tiene esta acepción en el DRAE.

[11] No figura con esta acepción en el DRAE.

[12] Véase este curioso paralelo, en Medicina y veterinaria populares en la provincia de Salamanca, dir. Juan Francisco Blanco (Salamanca: Diputación Provincial, 1985), p. 64: “Si se comen bellotas de roble no se orina”.

[13] Recetas similares a esta pueden encontrarse en Ángel Carril, Etnomedicina, p. 46: “La apícola, complementando con limón, leche o vino caliente estos dos últimos, eran los más comunes. Algo más complicado y de curiosa posología –cucharadas impares– es la propia del serrano pueblo de Nava de Francia en la que a la miel le añadían violetas, hojas de rosa y carnijuelas”.

[14] Este mismo procedimiento, aunque aplicado a la curación de la neumonía, también se registra en Villalar de los Comuneros (Valladolid). Véase Ángel Carril, Etnomedicina, p. 55.

[15] Santa Apolonia es, en el martirologio cristiano, la abogada de cuantos sufren dolores de muelas. Esta creencia popular se apoya en un hecho supuestamente histórico sucedido en tiempos del Emperador Decio (s. III d.C): Santa Apolonia fue una mártir cristiana a la que le fueron arrancadas todas las piezas de su dentadura. En el campo de la terapéutica popular, son frecuentes las oraciones en las que el afectado por el mal de muelas se encomienda a la santa para que ésta remedie el dolor. Tampoco escasean las versiones contrahechas, con evidente intención humorística, de este tipo de ensalmos, como es la que nosotros presentamos.

[16] No tiene esta acepción en el DRAE.

[17] Ciguta, probablemente se refiere el informante a la lechetrezna, hierba utilizada en la pesca furtiva y conocida en algunos sitios como lechi interna o también lechi bravía. Véase Ángel Carril, Etnomedicina, p. 108.

[18] No está en el DRAE.

[19] Gamonito, ‘gamón’ (María del Rosario Llorente Pinto: El habla de la provincia de Ávila. Salamanca: Caja Salamanca y Soria, 1997, p. 192). No tiene esta acepción en el DRAE.

[20] Guardalobos, también conocido como gordolobos, sus flores se utilizan en fitoterapia moderna para tratar afecciones respiratorias como bronquitis o tos irritante. Véase William A. R. Thomson, D. M.: Guía práctica ilustrada de las plantas medicinales (Barcelona: Editorial Blume, 1981), pp. 24, 109, 210.

[21] No figura en el DRAE.

[22] Escaramojo, ‘el fruto del espino’. Véase José de Lamano y Beneite, El dialecto vulgar salmantino (Salamanca: Diputación de Salamanca, 1989), p. 436). No está en el DRAE.

[23] Fiestas del Señor, día del Corpus Christi.

[24] Sansero, ‘tomillo salsero’. No figura en el DRAE.

[25] Turra, ‘Áv. y Seg. Especie de tomillo muy nocivo para el ganado’ (DRAE).

[26] Meaperro, ‘clase de tomillo que expele mal olor’. No figura en el DRAE. Llorente Pinto recoge en San Juan de la Nava tomillo perruno, ‘cantueso’. Véase El habla de la provincia de Ávila, p. 237.