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Zubillaga, Carina. Sobre: Elías Rubio Marcos, José Manuel Pedrosa y César
Javier Palacios. Creencias y supersticiones populares de la provincia de
Burgos. El cielo. La tierra. El fuego. El agua. Los animales. Colección Tentenublo, 3. Burgos: Elías Rubio Marcos, 2007. Culturas
Populares. Revista Electrónica 5 (julio-diciembre
2007). http://www.culturaspopulares.org/textos5/notas/zubillaga.htm ISSN: 1886-5623 |
Elías
Rubio Marcos, José Manuel Pedrosa y César Javier Palacios. Creencias y
supersticiones populares de la provincia de Burgos. El cielo. La tierra. El
fuego. El agua. Los animales. Colección
Tentenublo, 3. Burgos: Elías Rubio Marcos, 2007; 357 pp.
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n pocas ocasiones como esta tendrá el lector interesado la oportunidad de encontrarse con una obra del valor y la magnitud de Creencias y supersticiones populares de la provincia de Burgos. El cielo. La tierra. El fuego. El agua. Los animales, de Elías Rubio Marcos, José Manuel Pedrosa y César Javier Palacios. Este nuevo volumen de la colección Tentenublo, el tercero, es fruto de un trabajo cuidadoso: completo y exhaustivo, tanto de campo como de investigación de gabinete, de especificidad geográfica (burgalesa) y de conexiones infinitas, de una precisión disciplinar tal que ensancha el horizonte del conocimiento existente sobre una materia tan difícil de aprehender y estimar en este presente globalizado. Luego de los dos primeros títulos dedicados a las leyendas y a los cuentos burgaleses, en este volumen los autores –experimentados y destacados estudiosos de las tradiciones populares– nos acercan un repertorio de creencias mágico-religiosas centradas en la relación de los campesinos de la provincia de Burgos con el universo, como entorno y como misterio; una información que atestigua la configuración siempre única de las creencias populares en su contexto y que, justamente a causa de ello, compendia las preguntas y respuestas fundamentales del hombre en su totalidad.
Más que un reflejo documental de las creencias burgalesas, puede asegurarse que las páginas de este libro recuperan vivencias; esas que concretan la existencia cotidiana y al mismo tiempo le atribuyen un sentido, esas que se transmiten de generación en generación y en su mismo carácter tradicional perviven, cambian y, al hacerlo, se afianzan como memoria popular, incluso cuando dejan de ser asumidas como prácticas.
La tarea de compilación llevada a cabo por los autores es tan valiosa como el registro testimonial, porque funciona como un primer marco de referencia que orienta la lectura y enriquece la apreciación del material documentado. Los etnotextos son presentados con sumo rigor metodológico y cuidado editorial, indicando tanto el informante como el colector, los lugares encuestados y la fecha detallada del registro, mediante asociaciones temáticas de los fenómenos referidos: los del cielo, los estacionales y los del entorno natural.
Ninguna manifestación, desde la más sencilla hasta la más extraordinaria, se deja de lado en este completísimo recorrido por el cielo, la tierra, el fuego, el agua y la presencia animal; y, a través de la organización desplegada, resulta inmensamente productiva –por lo adecuado y efectivo del abordaje– la prodigiosa información desplegada en las más de trescientas cincuenta páginas que dan forma al libro.
Los fenómenos del cielo inician este singular camino por las tradiciones burgalesas, y lo que podría a simple vista parecer lo más lejano se vuelve cercano y hasta íntimo porque refiere la fascinación de los hombres por las estrellas y la preocupación por lo que, a pesar de su aparente distancia, se considera posee un efecto constante en las actividades diarias, como los cambios del tiempo, los tesoros que esconde el arco iris o los pronósticos perceptibles en la niebla y en la orientación del viento.
En segundo lugar, se presentan las prácticas relacionadas con la conmemoración y el culto de diferentes santos a los que se celebra en invierno. Las hogueras encendidas para pedir la protección de San Sebastián, las velas purificadoras en las celebraciones relacionadas de Santa Brígida y la Candelaria para la expulsión de las tormentas y, particularmente, el culto de Santa Bárbara destacan la complejidad que asumen unos cultos determinados cuando se manifiestan a través de los cauces de la religiosidad popular.
La inteligente mirada de los autores sobre estas experiencias espirituales asociadas al ciclo de las fiestas de invierno, que permite contemplarlas en su conjunto, da mayor sentido a costumbres y ritos que no pueden ser comprendidos cabalmente cuando se analizan –lo que en estos tiempos de especialización extrema sucede cada vez con mayor frecuencia– aislados y restringidos a una festividad particular. Normas eclesiásticas y ritos populares confluyen, dialogan en las diferentes celebraciones tradicionales burgalesas, apelando al continuo intercambio que informa cada práctica, a partir por ejemplo del espacio destacado de la iglesia o el repique de sus campanas como amparo frente a determinadas amenazas naturales. Los ámbitos religiosos cristianos y los mágicos pierden las fronteras que institucionalmente se les asignan, al ser puesta al descubierto su funcionalidad y las atribuciones compartidas que asumen en el ritual.
En el tercer apartado, que corresponde al verano, se concentran los prodigios de la fiesta de San Juan Bautista, festividad cristiana y celebración del solsticio de verano. La complejidad de los ritos sanjuaneros, que aúna la creencia en los prodigios del sol y en las bondades del agua, se expresa tanto en la presencia del fuego en la habitual costumbre de las hogueras como en el contacto durante ese día del pueblo con el agua, bebiéndola, lavándose con ella, arrojando flores en las fuentes o llenando cántaros.
Finalmente, el apartado más extenso incluye los etnotextos acerca de la magia de los animales. La fiesta de San Antón deja enseguida paso a los animales que se cree anuncian la muerte de las personas, así como su buena o mala suerte. Las mariposas que mueren de amor, las leyendas sobre animales imaginarios como el basilisco, los nombres del conejo y del zorro, la amplitud de las historias asociadas con culebras, la relación del gato con el demonio, las asechanzas del lobo, son algunas de las tantas creencias que no hacen sino testimoniar que la cercanía del hombre con su entorno natural asume formas cambiantes y vivas, que definen sus anhelos y sus temores, siendo también definidas por ellos.
Además de la abundancia del material presentado en este libro, un lugar destacadísimo le corresponde a las glosas críticas que enriquecen y completan cada registro. Los comentarios de los autores, en cada caso, arraigan contextualmente los relatos y al mismo tiempo expanden su significado y su manifestación en otras geografías. Las referencias bibliográficas presentes en cada entrada, asimismo, indagan en el alcance y la extensión de las leyendas, tejiendo incontables paralelos como redes tendidas a las ramificaciones sin fin de un patrimonio oral que, a pesar de asumir características propias en cada lugar, remite a la universalidad de las tradiciones.
A las coplas, cantilenas, rimas, romances, refranes y hasta canciones infantiles que son parte de los registros se suman en los comentarios otras tradiciones orales, obras literarias de la antigüedad clásica, medievales, renacentistas, modernas y contemporáneas, e incluso fotografías, que se integran mediante asociaciones debidas a la increíble erudición de los autores, para quienes parecen desdibujarse las limitaciones del tiempo y el espacio a la hora de ahondar en cada creencia específica. Las fuentes, los materiales, los recursos y las referencias tan heterogéneas favorecen la comprensión cabal de la temática planteada, sumando ejemplos de evidente interés etnográfico y conformando un repertorio inusual y, por ello, más sorprendente y meritorio.
El volumen se cierra con dos útiles índices: el de informantes, pueblos y colectores, y el de lugares encuestados, que permiten la localización geográfica y temporal exacta de los relatos en la distribución temática.
Mejor apreciados en perspectiva, los tres estudios prologales ayudan a comprender el interés del repertorio consignado, orientando tanto las consideraciones temáticas particulares como la dimensión general del ingente trabajo realizado por los autores. El primero, “Voces para explicar el mundo” de Joaquín Díaz, rescata la relación entre las causas y los efectos de los fenómenos naturales en la vida diaria de los hombres desde el principio de los tiempos; un conocimiento que lamentablemente hemos perdido y es imprescindible volver a valorar como forma de interpretación de aquellas cosas que, a pesar del avance tecnológico actual, continúan siendo inexplicables. El segundo, “Religión, magia, superstición: las políticas de la religiosidad” de José Manuel Pedrosa, se centra en la religiosidad como problemática, como un espacio mediado por las prácticas tanto de aquellos que detentan el poder de reconocer e interpretar como de quienes son obligados a permanecer en los márgenes. El tercero, “Singularidad y universalidad de las creencias mágico-religiosas burgalesas” de José Luis Garrosa Gude, subraya las cualidades de un análisis comparatista que aclara el sentido de las creencias populares registradas, aportando ejemplos de un campo de trabajo que se extiende a medida que se suman conexiones, paralelos, etimologías y evocaciones. Como trabajos preliminares, y cada uno a su modo, estos acercamientos iluminan la lectura de relatos, canciones y rimas como patrimonio fundamental –constitutivo y constituyente– de la identidad cultural burgalesa.
De la misma manera, aunque más poéticamente, el epílogo recupera la raíz vivencial y de estrecho contacto con la naturaleza de los registros como testimonios, retomando de algún modo la apertura de un libro dedicado “A todos los hombres y mujeres de los pueblos de Burgos que nos descubrieron sus tradiciones milenarias. Sin ellos, este libro no hubiera visto la luz”.
El distinguido tratamiento de las tradiciones burgalesas desarrollado por los autores hace de este un libro deslumbrante, debido especialmente al cuidado de su presentación, a la dedicación con que han sido compiladas y a la indagación de sus raíces más profundas a través de los comentarios, de los paralelos, de sus rasgos originales y de aquellos universales que las conforman y que se nos han dado a conocer en todo su esplendor. Agradecemos a Rubio Marcos, Pedrosa y Palacios por ello, y esperamos que su esfuerzo sea imitado por trabajos futuros que aborden las tradiciones populares sin limitar su riqueza al editarla ni ocultar su profunda complejidad.
Carina Zubillaga
SECRIT (CONICET) - Universidad de Buenos Aires