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Pedrosa, José Manuel. Sobre: John McCormick, The Victorian
Marionette Theatre.
Iowa: University Press, 2004. Culturas Populares.
Revista Electrónica 5 (julio-diciembre 2007). http://www.culturaspopulares.org/textos5/notas/pedrosa6.htm ISSN: 1886-5623 |
John McCormick, The Victorian
Marionette Theatre. Iowa: University Press, 2004; XV + 272 pp.
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profesor irlandés John McCormick, sin duda el máximo especialista mundial en historia
del teatro de títeres europeo, es autor de una obra de proporciones
enciclopédicas. Además de la que ahora reseñamos, ha publicado, en 1993, People’s
Theatre: Popular Theatres of Nineteenth-Century France (1820-1890), y, en 1998, Popular Puppet Theatre in Europe, 1800-1914. Otras dos obras esenciales, de absoluta referencia, para entender la
historia y la intrahistoria, la forma y el fondo, los aspectos materiales y
espirituales, la poética y los mecanismos internos y externos, del teatro de
títeres europeo. Ha escrito, además una nutrida nómina de artículos sobre la
cuestión, a los que hay que sumar su labor de profesor de teatro, durante
muchos años, en el Trinity College de Dublín, y su propia actividad, que
desarrolla en familia, de titiritero, de organizador de festivales de teatro de
títeres, y de viajero infatigable a cualquier lugar del mundo, por remoto que
sea, en el que se eleve la voz o se crucen los gestos de los títeres.
The Victorian Marionette Theatre es una obra de madurez, exhaustivamente documentada, llena de fotos de
época que poseen, cada una, la fuerza no de mil sino de un millón de palabras.
Recupera no una simple y objetiva historia del teatro de títeres de la
Inglaterra Victoriana: a través del análisis, entre lo quirúrgico y lo
enamorado, de todos sus mecanismos, descubre sus entrañas, desvela su alma. Es
objetiva y emotiva a la vez: objetiva porque recorre, uno a uno, con precisión
de historiador inexorable, muchísimas circunstancias, todos los condicionantes,
los hitos más y los menos importantes, una enorme cantidad de nombres y de
hechos. Y emotiva no sólo porque es imposible historiar el teatro de títeres
sin tener en cuenta sus aspectos emocionales, irracionales, espirituales, sino
también porque cada párrafo busca no sólo lo que está documentado, sino,
también, lo que no quedó reflejado, pero sí insinuado, en las fuentes escritas.
Al leer lo que el profesor McCormick cuenta sobre alguno de los titiriteros, de
sus compañías, de sus vaivenes, en la Inglaterra del XIX, parece que penetramos
en alguna de las novelas de costumbrismo social de Charles Dickens, o que nos
paseamos por el más impactante de los escenarios de The elephant man, la inolvidable película de David Lynch sobre uno de los monstruos de
feria (John Merrick) más célebres y desdichados de la época.
Comienza The Victorian Marionette Theatre intentando definir una especie de poética de la producción y de la
recepción del teatro de títeres, y siguiendo los pasos de las compañías, las
dinastías y las individualidades más relevantes de la época. Impresionantes las
andanzas de individuos como el fascinante Richard Barnard (por poner solo un
ejemplo), extraordinarios los periplos, tantas veces penosos y llenos de
vicisitudes, en que se embarcaban los titiriteros, sorprendentes los entresijos
y los condicionantes económicos que guiaba la actividad de los empresarios y de
los managers. Analiza McCormick, con casi
fotográfica precisión, los itinerarios de las compañías, el sistema de
exhibiciones en parques abiertos o en recintos cerrados, la instalación y
desmontaje de los escenarios portátiles y hasta de los teatros ambulantes, las
relaciones estrechas del teatro de títeres con el circo y con los espectáculos
de feria... Y, también, los diversos subgéneros de obras y producciones, que
tenían que ver con las tipologías y con las particulares mitologías de los
personajes, los cuales eran de una variedad multicolor y abigarrada, aunque
bajo ella se ocultasen patrones de género, de clase, de tramas, de actitudes,
de comportamientos, sumamente estables y característicos, que no difieren tanto
de las tradiciones de otros teatros de títeres europeos.
Extraordinariamente detallado y revelador es el capítulo
dedicado a “The Anatomy of the Victorian Marionette”, que da cuenta de tamaños,
materiales, patrones, mecanismos de manipulación, indumentarias, tradiciones de
diseño de cada parte del cuerpo humano o de los personajes animales. Soberbio,
también, el capítulo dedicado a los aspectos literarios y performativos de los espectáculos, que basculaban entre lo casi puramente folclórico
y las obras literarias adaptadas e incluso escritas ex-profeso por autores relativamente profesionales. El análisis de los
repertorios de las compañías, que McCormick desentraña con maestría, podría dar
lugar a la formulación de toda una poética y de toda una estética de los gustos
de las masas populares de la época. Relaciona el autor el repertorio de
compañías como la de D’Arc, que en los años en que estuvo establecida en Dublín
(entre 1868 y 1872) representó Barbazul, La
bella y la bestia, Alí Babá y los cuarenta
ladrones, Aladino, Caperucita
roja, Cenicienta, y alguna
pieza basada en la narrativa folclórica irlandesa... Mientras que el teatro
ambulante de Wilding paseó, durante la última década del siglo XIX,
espectáculos basados en Caperucita roja, La
bella y la bestia, Barbazul, Robinsón Crusoe, Cenicienta, y Dick Whittington y su gato... Se toma
el trabajo McCormick hasta de recuperar pasajes y de reproducir diálogos de
algunas de las piezas... Cualquier historiador y cualquier sociólogo de la
literatura encontraría, por ello, un extraordinario filón de datos en las
páginas de este libro. Pero, para los especialistas en el cuento folclórico, y
en la literatura popular en general, debiera ser una lectura indispensable.
Deslumbrantes, apasionantes, los tipos de marionetas, que
van desde los inmortales Punch and Judy y los
clásicos pierrots hasta los esqueletos magnéticos,
los grandes turcos, y los scaramouches, pasando por
los títeres contorsionistas y trapecistas, o por los títeres músicos y
bailarines, y hasta por los fronterizos autómatas, que vivían sobre escenarios,
delante de telones y de decorados, a la claridad de luces, con el ruido de
fondo de unas músicas en directo (de metales, de pianofortes) o mecánicas, que
el autor del libro historia, analiza, recupera, con demora y con cuidado, sin
que los detalles más pequeños parezcan escapar de su lente.
Sería un sueño contar con un libro de la talla de este
sobre la historia y sobre la intrahistoria del teatro de títeres de la España
anterior a la aparición del cine, el acontecimiento que seguramente marcó, en
el mundo occidental, tecnologizado, el inicio de la decadencia de los títeres,
tras una auténtica edad de oro que alcanzó sus expresiones más poderosas y más
refinadas en el siglo XIX y en los inicios del XX. Difícil empeño, desde luego,
el de hacer una (intra)historia, moderna, global, actualizada, del teatro de
títeres español (sobre todo del de esa época), porque la marginalidad, la falta
de prestigio social, la sospecha onerosa que identificaba a sus protagonistas
con ínfimos vagabundos, cuando no con delincuentes encubiertos, anduvieron
pisando siempre los fatigados talones de los titiriteros, y sus rastros
documentales son, por ello, mucho más imprecisos y evanescentes que los de
cualquier otro artista de la época. Pero con el modelo para poner rumbo a ese
sueño que nos ofrece este libro, damos sin duda un buen paso hacia él.
José Manuel
Pedrosa
Universidad de Alcalá