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Pedrosa, José Manuel. Sobre: La copla en
México, ed. Aurelio González. México D. F.: El
Colegio de México, 2007. Culturas Populares. Revista Electrónica 5 (julio-diciembre 2007). http://www.culturaspopulares.org/textos5/notas/pedrosa2.htm ISSN: 1886-5623 |
La
copla en México, ed. Aurelio González. México
D. F.: El Colegio de México, 2007; 333 pp.
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precioso volumen colectivo de estudios sobre La copla en México es la última prueba de que en aquel país americano es donde se están
realizando, seguramente, los estudios más constantes, sistemáticos, avanzados,
dentro del ámbito panhispánico, sobre el género literario de la canción de
transmisión oral moderna. Y, además, desde una perspectiva y una metodología en
la que actúa como motor y aglutinante la idea de grupo de investigación,
nutrido, compacto, con un programa denso y eficaz, lleno de iniciativas,
relativamente diferente del que se sigue en España, donde predominan los
empeños más dispersos e individualistas, aunque de un nivel académico que, en
muchos casos, no deja de ser también muy alto.
La responsable de que México esté en la vanguardia de estos
estudios, y de que en aquel país se haya formado una escuela de estudios tan
sólida es, sin duda, Margit Frenk, la inmensa maestra (profesora +
investigadora) que, después de lograr que la lírica popular antigua (la que se
cantó y se documentó en el mundo hispánico hasta los siglos XVII o XVIII)
ingresase por la puerta grande del canon de los estudios literarios hispánicos,
consiguió también situar en un carril parecido la lírica popular de tradición
oral moderna (la de los siglos XIX, XX, ahora ya XXI). Falta aún camino por
recorrer: los manuales literarios, los programas universitarios, siguen
reservando a esta lírica moderna un lugar más apartado y menos lucido que a la
antigua. Acaso por las proporciones vastísimas, intimidatorias, y por las
dificultades metodológicas que surgen a la hora de abordar este corpus de
literatura profusa, dinámica, embarcada en un proceso constante de variación
que se resiste a la noción cómoda y tradicional de texto con la que han operado los estudios literarios más al uso.
Pero el hielo, la rutina, los prejuicios de academia, están
en buena medida rotos y superados, los estudios sobre lírica de transmisión
oral moderna van avanzando a buen ritmo hacia el canon, y las universidades
acogen cada vez más, en sus aulas, en sus salones de conferencias, en sus
publicaciones, empeños como el que ahora viene representar este libro.
1959 fue el año en que Margit Frenk puso en marcha un
proyecto de investigación, en el seno del Centro de Estudios Lingüísticos y
Literarios de El Colegio de México, sobre el cancionero tradicional de México.
Empeño que, desde el principio, estuvo íntimamente ligado a las investigaciones
que seguía, en paralelo, sobre el cancionero hispánico antiguo, que ella,
prácticamente en solitario, se estaba ocupando de exhumar, ordenar, clasificar,
editar y estudiar. Medio centenar de investigadores mexicanos fueron sumándose,
paso a paso, a la labor reivindicadora de la tradición moderna, que dio como
primer fruto, en 1975, el primer volumen del Cancionero folklórico de
México, al que seguirían otros cuatro gruesos tomos
que continuaron goteando hasta el año1985. Medio siglo después de que quedasen
puestos aquellos primeros cimientos, y casi un cuarto de siglo después de que
el Cancionero folklórico de México quedase
concluido y firmemente establecido como la obra cumbre de los estudios sobre la
canción popular panhispánica moderna, aparece este volumen colectivo, en que
más de una veintena de especialistas, en cuya nómina se mezclan los maestros
más expertos con los jóvenes más entusiastas, proponen novedosos y originales
estudios, desde ópticas muy diversas, al pie del inagotable filón de canciones,
de formas, de temas, de tonos, de metáforas, de símbolos, que se dan cita en la
inmensidad del Cancionero folklórico de México.
Prueba de que no se trata de una obra cerrada, de que su publicación no
significó una meta final de nada, sino un punto de partida, una vía de progreso
hacia un futuro que se adivina, cuanto más se acerca uno a él, fascinante y
prometedor.
Además del de Margit Frenk (cuyo artículo, “Aproximaciones
a los recursos poéticos de las coplas folclóricas mexicanas” brilla con luz
propia y clara dentro del volumen), otro nombre de los que acoge este libro
resulta esencial para entender y valorar el impresionante edificio académico
que los investigadores mexicanos están construyendo a su tradición lírica oral:
el de Aurelio González, impulsor y editor del libro, motor incansable de
proyectos de recuperación de las tradiciones orales mexicanas, compilador de
otro libro absolutamente fundamental, utilísimo, inmerecidamente poco conocido
fuera de las fronteras de su país, y que no tiene parangón en ningún otro
ámbito de los estudios literarios panhispánicos: la Bibliografía descriptiva de la poesía tradicional y
popular de México (1993, 2ª ed. 1994). El artículo que Aurelio González propone
en La copla en México, sobre el simbolismo de los
colores, no puede menos que calificarse de magistral.
El libro incluye, además, un hermoso artículo de Beatriz
Mariscal sobre las “Coplas mexicanas a la muerte”: llama la atención que, al
lado de lo dolorido y lo solemne, se hallen también, en este repertorio de
canciones, latentes lo amoroso, lo irónico...; otro de María Teresa Miaja de la
Peña sobre “México en las coplas”, que se centra en el subgénero que en España
ha dado en llamarse de dictados tópicos, aunque hay
quien lo llama de coplas geográficas; Donají
Cuéllar propone un artículo muy extenso y nutrido acerca del simbolismo de las
aves; Enrique Flores uno muy sugerente, extraordinariamente denso desde el
punto de vista sociohistórico y antropológico, acerca de La Carambada y otras coplas e historias de bandidos; Raúl Eduardo González analiza
con precisión y agudeza el motivo, muy recurrente, del retrato de las amadas y
de los amados; Rodrigo Bazán Bonfil se centra en las coplas de amor más dramáticas
y apasionadas, en sus tópicos y recursos; Gloria Libertad Juárez San Juan hace
un análisis lleno de interés sobre “Tres imágenes simbólicas eróticas en las
coplas folklóricas mexicanas”: en concreto, sobre los tradicionalísimos motivos
del encuentro de los amantes en la proximidad de una corriente de agua, del
arrojarse frutos u otros objetos en señal de invitación amorosa, y del viento
como metáfora de la pasión erótica; Raúl Ávila hace sugerentes análisis, que
parten de la estadística y rematan en la interpretación, del léxico de las
coplas; Mariana Masera profundiza, con rigor y sensibilidad, en cuestiones
relacionadas con su simbolismo, y aporta agudos comentarios sobre el modo en
que el recurso al paralelismo potencia o subraya esos elementos simbólicos;
Marco Antonio Molina insiste en relacionar estructura formal y expresión
simbólica, igual que hace Laurette Godinas; José Manuel Pedrosa aporta algunas
reflexiones sobre la cuestión de los formulismos compartidos por ciertas
canciones mexicanas y otras de ámbitos distintos de la oralidad panhispánica;
Yvette Jiménez de Báez analiza la relación de las coplas con otros géneros
literarios orales, haciendo especial hincapié en los ingredientes de emoción
lírica, de acción narrativa, de fulgor épico, de estructura dialogada;
Magdalena Altamirano explora con precisión los trasvases y fronteras entre la
copla y el corrido; Martha Bremauntz se fija sobre todo en la forma de la
seguidilla, y compara con el viejo repertorio de seguidillas barrocas españolas;
Mercedes Zavala Gómez del Campo investiga, con más que llamativos resultados,
las relaciones entre la cuarteta y la décima, tal y como hace, también, Claudia
Avilés Hernández; y Patricia García López y Rosa Virginia Sánchez cierran el
volumen con sendos artículos que atienden a las características y dimensiones
musicales del repertorio.
El volumen, que está editado con grandes cuidado, escrúpulo
y finura, remata con una muy útil bibliografía de obras citadas.
Es de esperar, y de desear, que el futuro nos depare más
libros como este, y que a ellos vaya llegando la sangre nueva de los
investigadores jóvenes de cada generación. A juzgar por esta gran obra sobre La
copla en México que lo conmemora y lo celebra, el Cancionero
folclórico de México parece más joven y más fresco
cada año que pasa; cuanto más se profundiza en él, más amplios horizontes se
abren detrás; a medida que se le conoce, tanto más asombran su variedad de
registros, la pluralidad de sus formas y de sus temas, la descomunal pero
armónica polifonía que levantan sus voces: las anónimas, espontáneas,
infinitas, del pueblo que canta, más las conscientes, curiosas, fascinadas de
los estudiosos que lo reivindican como obra fundamental para comprender la
literatura, la cultura, la identidad de México.
José Manuel Pedrosa
Universidad de Alcalá (Madrid)