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Ugarte Garc’a, Mar’a del Carmen. ÒLa
iluminaria de Terradillos de EsguevaÓ. Culturas Populares. Revista Electr—nica 5
(julio-diciembre 2007). http://www.culturaspopulares.org/textos5/articulos/ugarte.htm ISSN:
1886-5623 Recibido: 20/01/08 Aceptado: 30/01/08 |
Mar’a del Carmen Ugarte
Garc’a
Resumen
Descripci—n etnogr‡fica de la fiesta de La
iluminaria que se celebra en el
pueblo de Terradillos de Esgueva (Burgos) cada 7 de diciembre. Consiste en una
gran hoguera que se enciende a las doce de la noche y en torno a la cual se
generan ritos de sociabilidad comunitaria.
Palabras clave: Iluminaria. Terradillos de Esgueva. Burgos. Fuego. Fiestas de
invierno.
Abstract
Ethnography of
the festival called La iluminaria, that is celebrated every 7th
December in Terradillos de Esgueva, village in the province of Burgos. A great
fire during the night convokes rites of solidarity and sociability.
Keywords: Iluminaria.
Terradillos de Esgueva. Burgos. Fire. Winter festivals.
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erradillos de Esgueva es un peque–o pueblo situado al sur de
la provincia de Burgos, en la
comarca de la Ribera, a 65
kil—metros de la capital. Su poblaci—n
es de 137 habitantes. Enclavado en el valle del Esgueva, cuenta con una
importante iglesia del siglo XII de estilo rom‡nico que encierra algunas
interesantes piezas de arte (Caba–es: 22/01/2008). En su conjunto es uno de
tantos y tantos peque–os pueblos casi abandonados, pero que todav’a guardan
joyas tanto en el patrimonio art’stico como cultural.
Una
de esas joyas, por lo antiguo y sencillo de la tradici—n, es la fiesta de la
iluminaria, de gran arraigo popular, pero
pr‡cticamente desconocida fuera del pueblo. A describirla y poner en limpio los
datos recogidos sobre ella van dedicadas las siguientes l’neas.
Desde ÇsiempreÈ, o por lo menos hasta
donde la memoria alcanza —Çmi abuela me contaba habŽrselo o’do contar a
su abuelaÈ— la iluminaria se ha celebrado la noche del 7 al 8 de diciembre en
Terradillos de Esgueva, antiguamente en la plaza mayor y recientemente, debido
a la pavimentaci—n de dicha plaza, en una campa a las afueras del pueblo.
La iluminaria es una gran hoguera (la gente del pueblo la llama tanto hoguera como iluminaria) que se enciende a las doce de la noche de cada 7 de diciembre, y a la que los concurrentes van a–adiendo le–a, toda la que da de s’ la capacidad de un remolque, poco a poco. Cuando toda la le–a se ha arrojado al fuego es el momento en el que algunos, los m‡s tempraneros, se retiran. El pueblo asiste a la quema, normalmente sin hacer otra cosa que mirar o comentar, simplemente viendo c—mo arde: ÇAntes sal’an las personas mayores, y un se–or con un acorde—n y se lo pasaban bien; ahora nada m‡s ver quemar la lumbre como payasosÈ.
lustraci—n 1: Asociaci—n Cultural Iluminaria. La
iluminaria
En la actualidad, no hay
ingredientes religiosos, rituales, musicales, danc’sticos que sirvan de
acompa–amiento.
La le–a, que puede ser de cualquier tipo de madera, pero
siempre nueva (es decir, que no se queman trastos viejos), la acarrean los
mozos del pueblo esa misma tarde, ocasi—n que aprovechan para celebrar todos
juntos una merienda en el pueblo, cuando est‡n de vuelta. Era una labor que
incumb’a solo a los hombres solteros del pueblo —los mozos—, y la
hora de ir a acarrearla ha ido cambiando. Antes se iba por la ma–ana y luego
almorzaban en el campo todos juntos, antes de volver al pueblo con la carga.
Estableciendo una comparaci—n con la
festividad de San Sebasti‡n en el pueblo vecino de Caba–es de Esgueva, en el
que s’ que se produce la bendici—n de la le–a de enebro (Rubio Marcos et
alii, 2007: 111-115), Emilia nos comenta:
ÇAqu’ queman le–a, pero aqu’ no lo bendicen, aqu’ somos m‡s ateosÈ.
No hay, hasta donde sabemos, documentaci—n antigua acerca de esta iluminaria que pudiera darnos una pista sobre su origen, sobre cu‡ndo y c—mo empez— a celebrarse. Se piensa que pudo tener un origen religioso, pero se ha mantenido sobre todo por tradici—n, aunque segœn palabras de la actual presidenta de la asociaci—n cultural, se tiene la esperanza de que la pr—xima catalogaci—n de los documentos del Ayuntamiento pueda aportar alguna luz en cuanto a su origen, pasado o evoluci—n.
Ilustraci—n 2: Asociaci—n Cultural Iluminaria:
Preparando la le–a
Todo lo que se sabe, por lo tanto, del
pasado de la iluminaria es por tradici—n
oral, y esta no llega muy atr‡s. Los habitantes m‡s viejos de Terradillos
recuerdan haber conocido siempre la iluminaria y haber o’do hablar de ella a sus padres y a sus
abuelos. Siempre se ha celebrado en la misma fecha, el 7 de diciembre.
Puntualmente se iniciaba la quema a las
doce de la noche: ÇYo viv’a en plaza —dice C‡ndido— y estaba
pendiente para salir a prenderla, pero me dec’an que antes de las doce no se
pod’a, aunque yo me escapaba y la encend’aÈ. En las primeras dŽcadas del siglo
XX era habitual que la quema de la le–a fuera acompa–ada de mœsica. Segœn las
Žpocas, un acorde—n o los gaiteros del lugar, pitos, dulzaina y caja,
amenizaban la hoguera e interpretaban mœsica de baile. Los pescateros de la
zona acud’an a ofrecer su mercanc’a, y all’ mismo en la plaza se asaba y se
consum’a el pescado: chicharro y sardinas. Mientras los mayores se divert’an
bailando, los ni–os correteaban y
jugaban a su aire. Era sin lugar a dudas una noche de fiesta completa, aunque
despojada de elementos religiosos. Estos, por lo menos, no se recuerdan.
Parecidos
comentarios aporta Emilia, que recuerda la celebraci—n con mœsica y pescado y
un detalle curioso respecto a la denominaci—n: ÇEn casa de mis padres la
llamaban la Nochebuenilla; hab’a mœsica
de acorde—n y se asaba el chicharro que com’amos all’ mismo, o luego m‡s tarde
en casa. Alrededor de la hoguera se hac’a el baileÈ. Sobre esta denominaci—n
hay que hacer notar la peculiaridad de que en la mayor parte de los pueblos de
Burgos, la Nochebuenilla es la
forma familiar de llamar a la Nochevieja. Por lo general, el nombre de la
fiesta principal sufijado en –illo/a responde a la octava de esa fiesta, que suele tener un car‡cter
secundario de complemento y recuerdo de la fiesta principal, aunque a veces la
segunda fiesta, como pasa en el caso de la capital con el Curpillos, haya superado en popularidad a la principal. Otros
ejemplos de esta denominaci—n, relacionados asimismo con las fiestas de
invierno, podr’an ser San Antoncilllo (segunda celebraci—n de San Ant—n por parte de los chicos) y Santa
Aguedilla (segunda celebraci—n de Santa
çgueda por parte de las chicas).
Pues
bien, en Terradillos, a principios del siglo XX,
la Nochebuenilla se celebraba con anterioridad a la Nochebuena, coincidiendo
con el inicio de la octava de San AndrŽs, que es el patrono del pueblo. Sin
duda que esta denominaci—n Nochebuenilla
nos habla de una fiesta importante, aunque en principio tampoco parece que
estuviera ligada a las fiestas patronales de San AndrŽs, y quedaba aislada
dentro del ciclo de invierno.
Un
a–o, aproximadamente durante la Žpoca de la Guerra Civil —recuerda
C‡ndido—, siendo Žl muy peque–o, se celebr— la iluminaria fuera del pueblo, en un alto: Çse hizo en unos
corrales que hab’a en el campo, se ve’a desde Olmedillo [de Roa, distante unos
doce kil—metros en l’nea recta], se quedaron todas las piedras quemadas,
todav’a puede verse, y no ha vuelto a crecer nada all’; luego se volvi— al
puebloÈ.
En la fiesta de San AndrŽs, el patr—n del
pueblo, el 30 de noviembre, hab’a baile en la plaza, junto al ayuntamiento,
pero dado el mal clima habitual de esa Žpoca del a–o, no era infrecuente que el
baile se suspendiera y que las mozas fueran a refugiarse en los peque–os
soportales de la plaza. La actividad cotidiana se reanudaba hasta que, siete
d’as despuŽs, el 7 de diciembre, se celebraba la iluminaria.
Ilustraci—n 3: Asociaci—n Cultural Iluminaria.
Programas de la Semana Cultural
Aunque Terradillos fue siempre un pueblo
peque–o, Çencerrado en s’ mismoÈ, la emigraci—n a otros nœcleos de poblaci—n
hizo alguna mella en esta celebraci—n tradicional, y empez— a decaer un poco
por la falta de concurrentes, aunque lo cierto es que la tradici—n se ha
mantenido de forma ininterrumpida por quienes quedaron en el pueblo o ven’an de
fuera para la ocasi—n.
Pero con una modificaci—n importante: para conjurar la escasez de participantes y el mal tiempo, la celebraci—n de San AndrŽs y de las fiestas patronales, fue trasladada a la œltima semana de agosto hace ya bastantes a–os.
El pueblo segu’a a–orando, no obstante, la
tradicional fiesta del invierno, as’ que, a finales de diciembre de 1988, qued—
constituida una asociaci—n cultural, que tom— el nombre de Iluminaria, cuya actividad principal es la organizaci—n en
invierno de la semana cultural Çque une dos festividades arraigadas, como son
la fiesta del patr—n, San AndrŽs (pasada ahora al verano) y la hoguera de la iluminaria, de origen inciertoÈ (Asociaci—n Cultural
Iluminaria, s/f). Sus actividades
comenzaron al a–o siguiente, en 1989. Es decir, que la semana cultural viene a
unir dos fiestas que anteriormente no estaban unidas: San AndrŽs, el 30 de
noviembre, con la celebraci—n de una misa, y la iluminaria, la noche del 7 de diciembre. Entre medias, a lo
largo de esa semana, se suceden una serie de actividades culturales, de las que
hablamos a continuaci—n.
La
organizaci—n de una semana cultural en invierno, cuando lo habitual en los
pueblos de la zona es que se organicen en verano para aprovechar tanto la afluencia
de gente como el buen tiempo, supuso un gran reto para sus organizadores, pero
sin duda que cumplieron su objetivo, ya que en estos diecinueve a–os, segœn nos
cuentas ellos mismos (Asociaci—n Cultural Iluminaria, s/f), la
participaci—n en las distintas actividades y la afluencia de terradillanos a la
iluminaria ha ido creciendo. Las
actividades que se realizan durante la semana cultural abarcan conferencias,
cursillos, exposiciones, teatro, excursiones y visitas a las industrias
alimentarias de la zona.
Tampoco faltan,
naturalmente, las actuaciones de grupos musicales, especialmente las de grupos
folkl—ricos que algœn a–o han acompa–ado con sus mœsicas y danzas la quema de
la iluminaria. Con mœsica o sin ella,
los terradillanos acuden puntualmente a su iluminaria, y algunos grupos prolongan su permanencia junto al
rescoldo hasta casi el amanecer. No podemos olvidar que su localizaci—n actual,
entre dos fiestas nacionales (6 de diciembre, D’a de la Constituci—n, y 8 de
diciembre, D’a de la Inmaculada Concepci—n), favorece su mantenimiento.
Una teor’a acerca de los or’genes de la iluminaria que tiene cierta aceptaci—n entre algunos
terradillanos es que se trata de un rito profano que podr’a remontar hasta el
oscuro tiempo de los celtas. La ausencia de elementos de religiosidad cristiana
vendr’a a reforzar esta idea del origen pre o extracristiano, profano, secular.
Acaso un rito de purificaci—n o de saludo a la llegada de la luz. Esta teor’a,
no obstante, encaja mal en la mayor’a de los terradillanos actuales, que
encuentran un poco ÇabsurdoÈ la celebraci—n de la llegada de la luz,
Çprecisamente cuando los d’as son m‡s cortosÈ. M‡s sentido le encuentran a esa
teor’a en el marco de la celebraci—n de la hoguera de San Sebasti‡n en el
vecino Caba–es, Çporque desde que comienza enero, los d’as tienen otra alegr’a,
sobre todo por las tardesÈ.
Ilustraci—n 4: Asociaci—n Cultural Iluminaria: Los asistentes charlan en
torno a la hoguera
Es por ello que la mayor’a parece inclinarse hacia la explicaci—n del origen religioso, aunque no se pueden definir con exactitud. Algunos creen que la iluminaria podr’a ser una celebraci—n precoz de la vigilia de la Inmaculada, que coincidir’a con la octava del patr—n del pueblo. Hasta hay quien opina que el origen bien pudiera estar en el siglo XVII, Žpoca de la que data el altar mayor de la iglesia, dedicado San AndrŽs, y la imagen de la Virgen de las Angustias, patronos el pueblo. Esta teor’a encuentra apoyo, entre quienes la defienden, en la presencia y en la gran influencia ejercida por los franciscanos en la zona, irradiada desde el convento de Domus Dei de La Aguilera. PiŽnsese que los franciscanos han sido tradicionales defensores del dogma de la Inmaculada frente a otras —rdenes, y que consiguieron instaurar la devoci—n a la Inmaculada en Espa–a por lo menos dos siglos antes de que fuera proclamado dogma oficial por la Iglesia. Esta hoguera de Terradillos bien puede ser, para algunos de los que tradicionalmente concurren a ella, testigo de esa fe, aunque nada aparentemente lo recuerde.
Es preciso hacer notar, en cualquier caso, desde la mirada
distante y objetiva de la bibliograf’a etnogr‡fica, que este tipo de fiestas
del fuego asociadas a los solsticios (de invierno o de verano), y con menos
frecuencia a los equinocios (de primavera o de oto–o), tienen arraigo en toda
Espa–a, y puede decirse que en todo el Mediterr‡neo tambiŽn. En muchos otros
pueblos de Espa–a, las hogueras solsticiales del invierno (las hay tambiŽn en
el verano, en torno a las celebraciones de San Juan y de San Pedro, sobre todo)
reciben el nombre de luminarias, y se
ajustan a ritos y a cadencias parecidos a los que han sido observados en
Terradillos de Esgueva. Su origen es, sin duda, precristiano y extracristiano,
aunque en muchos lugares (no en todos) se les hayan solapado elementos propios
de la religiosidad institucional de la zona.
Informantes:
C‡ndido (75 a–os);
Emilia (65 a–os);
JosŽ Mar’a (55 a–os);
Teresa (50 a–os);
Aurora (40 a–os);
Loli (50 a–os);
Chus (40 a–os).
Encuestas:
Diciembre del 2007 y enero del 2008
Asociaci—n Cultural Iluminaria (s/f). Terradillos de Esgueva. Folleto impreso en
Aranda de Duero por DPORT InfoAranda.
Caba–es, JosŽ Mar’a (s/f): ÇArte en Terradillos de EsguevaÈ,
en Terradillos de Esgueva. [En
l’nea]: <http://club.telepolis.com/jcabanes/terradillos_de_esgueva.htm>,
[consulta: 22/01/2008].
Rubio Marcos, El’as, Pedrosa,
JosŽ Manuel y CŽsar Javier Palacios (2007): Creencias y supersticiones
populares de la provincia de Burgos. El cielo. La tierra. El fuego. El agua.
Los animales. Burgos: Ed. El’as
Rubio, col. Tentenublo.