Pedrosa, JosŽ Manuel. Sobre: Omar GutiŽrrez Albornoz y Horacio GutiŽrrez, Literatura folcl—rica del Maule. Santiago de Chile: RIL, 2005. Culturas Populares. Revista Electr—nica 4 (enero-junio 2007).

http://www.culturaspopulares.org/textos4/notas/pedrosa1.htm    

 

ISSN: 1886-5623

 

 

 

Omar GutiŽrrez Albornoz y Horacio GutiŽrrez, Literatura folcl—rica del Maule. Santiago de Chile: RIL, 2005; 196 pp.

 

E

sta compilaci—n de Literatura folcl—rica del Maule ofrece un corpus interesant’simo del patrimonio oral de la hom—nima regi—n campesina del centro de Chile. Segœn anuncian los autores, Òen el aspecto literario y musical, esta tradici—n se compon’a de versos, cuentos, acertijos, rezos y diversos gŽneros poŽticos-musicales. Hab’a ocasiones en que las manifestaciones orales crec’an, como durante las obligaciones religiosas o conmemoraciones que segu’an el calendario cat—lico (fiestas de santos, procesiones; nacimientos y muerte de Cristo; bautismos, casamientos y velorios, etc.) o celebraciones que acompa–aban los ciclos agr’colas y estaciones del a–o (trillas, vendimias, cosecha de papas, faena de chanchos, etc.)Ó.

Los autores se han convertido en cronistas minuciosos de esa tradici—n, y la han reflejado en un libro organizado a modo de compilaci—n etnogr‡fica, sin ningœn tipo de comentario cr’tico (excepto el de la ÒIntroducci—n,Ó de 6 p‡ginas), pero ordenado, eso s’, por gŽneros y subgŽneros, y con un muy interesante apŽndice fotogr‡fico. Hay, adem‡s, una Òn—mina de informantesÓ muy detallada, y que ofrece datos de gran valor etnogr‡fico. Se ajusta Žste, pues, al modelo de tant’simos otros libros de los que han sido publicados en rincones muy diversos del mundo hisp‡nico, elaborados con buena voluntad, con dignidad y con amor, y que ponen un patrimonio cultural de car‡cter local a disposici—n de un pœblico que puede llegar a ser universal, porque va desde el de los mismos nativos de la regi—n encuestada (que suelen tener un aprecio alt’simo de estos libros que reflejan y salvaguardan su cultura) hasta los cr’ticos y estudiosos que viven allende los mares, y que, gracias a este tipo de obras, encuentran (encontramos) la posibilidad de asomarnos de algœn modo a tradiciones orales bien lejanas.

En el caso de esta obra, el car‡cter marcadamente local se combina, adem‡s, con la atenci—n a un arco cronol—gico bastante concreto, y a un tipo de personas y de modos de vida caracterizados por un relativo aislamiento y por el apego a modos de vida muy tradicionales (y hoy ya pretŽritos): Òla recopilaci—n y transcripci—n es un esfuerzo que venimos realizando hace algœn tiempo; el material de este libro corresponde a recopilaciones hechas en las dŽcadas de 1950, 60 y 70. Procede de informantes que resid’an (y algunos todav’a residen) en localidades situadas al norte del r’o Maule, en calidad de trabajadores o propietarios de fundos (haciendas) e hijuelas que ten’an como polo de atracci—n la ciudad balnearia de Constituci—n... En los a–os en que se efectœo la recopilaci—n esta zona no contaba con luz elŽctrica, agua potable ni alcantarillado. Las casas t’picas eran de adobe, pintadas con cal, cubiertas con techos de tejas, y provistas de hornos de barro para hacer el pan y con ba–os separados de la casa principal. En los fundos, las casas quedaban relativamente distantes unas de otras, escondidas por lomas con densa vegetaci—n de ‡rboles nativos, o por plantaciones y potreros, desplaz‡ndose las personas a pie y a caballo, o en carreta cuando hab’a cargas que transportar. Los habitantes eran casi todos oriundos de la regi—n, con pocas salidas de la zona, a no ser aquellos que deb’an hacer el servicio militar o hab’an salido con la idea de juntar algœn dinero y enseguida hab’an retornado, o, entre las mujeres, aquellas que hab’an salido para trabajar como empleadas domŽsticas en casa de parientes lejanos, o en la residencia de conocidos que hab’an emigradoÓ.

            Los materiales que ofrece el libro son muy variados y de alto interŽs etnogr‡fico. Muy significativos son, por ejemplo, los romances de ciego, que reflejan la muy pr—xima ascendencia espa–ola de algunas de estas composiciones, cuyo arraigo en AmŽrica no ha sido, hasta hoy, suficientemente estudiado. As’, en la p‡gina 17 encontramos el que comienza

 

A la Celestial Princesa,

Madre del Divino Verbo,

le pido me dŽ su Gracias,

porque sin ella no puedo

mover mi rœstica lengua

y a dar a entender al pueblo

lo que sucedi— en Marsella

a un desdichado mancebo...

 

            El resto de la f‡bula (que se localiza, por cierto, en la ciudad de Marsella, escenario relativamente habitual de otros romances de ciego de tradici—n panhisp‡nica) se adentra por itinerarios argumentales que sonar‡n familiares a cualquier conocedor de la literatura de cordel en lengua espa–ola: un hijo perverso mata a su padre y a su hermano, roba los bienes familiares, se convierte en bandido que causa todo tipo de latrocinios y de sacrilegios (llega a enga–ar y a robar a viajeros desprevenidos, y a rapi–ar c‡lices y patenas), vuelve a Marsella, es maldecido por su madre y transformado en culebra, antes de que unos sacerdotes le conjuren, tras lo cual

 

Desapareci— dejando

un olor muy friolento

y azufre por la ciudad

que dur— por mucho tiempo.

 

En los versos conclusivos, los dem‡s bandidos de su partida se hacen franciscanos. Proverbial, cruce, como se puede apreciar, de viejas f‡bulas relativas a hijos terribles (que recuerdan al internacional Roberto el Diablo), a bandidos que asaltan a viajeros (como sucede en el romance espa–ol de El mozo arriero y los siete ladrones), a ladrones sacr’legos (como el de otro romance espa–ol, El robo del Sacramento), a hijos maldecidos por alguno de sus genitores y convertidos en fieras o en monstruos (como los que asoman en mi art’culo "Los padres maldicientes: del GŽnesis, la Odisea y el Kalevala a la leyenda de Alfonso X, el romancero y la tradici—n oral moderna", La eterna agon’a del romancero: Homenaje a Paul BŽnichou, ed. P. M. Pi–ero Ram’rez, Sevilla, Fundaci—n Machado, 2001, pp. 139-177), a seres demon’acos que dejan tras s’ olores azufrosos (como los que asoman en tantas vidas de santos e historias caballerescas), a bandidos que se convierten en santos (como los que entroncan con la tradici—n de El buen ladr—n evangŽlico y asoman en innumerables hagiograf’as y folletos populares que han visto la luz desde la Edad Media hasta hoy). EtcŽtera, etcŽtera, etcŽtera.

            Interesant’simos los cantos b‡quicos y los brindis, ampl’sima y muy valiosa la colecci—n de cantos religiosos y de adivinanzas; preciosas las cuecas, como la de la p. 67

 

Un panadero fue a misa

y no sab’a rezar,

por rezar el Padre Nuestro

dijo que se quema el pan.

Al empezar el credo

con tantas ganas

pidi— que le trajeran

canasto y pala.

Canasto y pala, s’

quiŽn pensar’a

siendo el credo tan f‡cil

no lo sab’a.

Anda quiŽn pensar’a

no lo sab’a.

 

            Versi—n, trasvasada al molde de la canci—n l’rica, del romance espa–ol de El calderero, que en una versi—n de Arcos de la Frontera (C‡diz) dec’a as’:

 

Un calderero me ronda   las tapias de mi corral;

el maldito caldelero   tiene un ojo de cristal.

Que lo tenga o no lo tenga,   a m’ no me importa n‡.

Al otro d’a siguiente,   a misa fue el animal,

al hincarse de rodillas,   se le vue el punto de atr‡s.

Al tomar agua bendita   las manos se fue a lavar;

al decir: Creo en Dios padre,   dijo: Creo en la ensal‡.

Andaba por los altares:   ÒCalderas que remendarÓ,

como si los santos hicieran   t— los d’as una col‡[1].

 

Un œltimo apunte (entre muchas docenas que podr’amos dar) sobre la preciosa Literatura folcl—rica del Maule que rese–amos y sobre su extraordinario interŽs cuando es considerada desde la —ptica comparatista: la adivinanza que dice, en la p. 151:

 

Pampa blanca,

semilla negra,

cinco toritos

y una ternera.

 

            La soluci—n es Òla hoja, la tinta, los cinco dedos y la lapiceraÓ. Hermosa versi—n de una adivinanza de arraigo viej’simo e internacional, que remonta al famos’simo Indovinello veronese, acertijo latino del siglo VIII o del IX, cuyo texto latinovulgar, "Boves se pareba / alba pratalia araba / et albo versorio teneba / et negro semen seminaba", que hace referencia al papel, la tinta y la escritura, es considerado un monumento precursor de la literatura en lengua italiana[2]. Abundan las versiones en lenguas muy diversas, y tambiŽn, desde luego, en espa–ol, como atestiguan estos dos textos, uno asturiano y otro colombiano:

 

Campo blanco,

flores negras,

un arado

y cinco yeguas[3].

 

S‡bana blanca,

s‡bana negra;

cinco toritos

y una ternera[4].

 

            La lejana y ex—tica (desde aqu’, al menos) tradici—n folcl—rica del Maule chileno nos ofrece, pues, joyas de valor inapreciable para conocer la cultura tradicional tanto de aquella regi—n como (por comparaci—n) del resto del mundo. Ojal‡ el empe–o de realizar este libro sea modelo para muchos libros m‡s de este tipo. Y ojal‡ que tantas memorias orales ya casi apagadas, condenadas a desaparecer en nuestro mundo cada vez m‡s globalizado, logren encontrar resquicios de perdurabilidad tan impecablemente realizados como Žste.

 

JosŽ Manuel Pedrosa

Universidad de Alcal‡

 

 



    [1] Pedro M. Pi–ero y Virtudes Atero Burgos., Romancerillo de Arcos de la Frontera (C‡diz: Diputaci—n Provincial de C‡diz, 1986) nœm. 2.20. Nota de los editores: ÒAl cantar, se repiten todos los versos, intercal‡ndose ay mam‡, seguidos del estribillo: que le den a usted / que le van a dar / que cafŽ con leche, / manteca y pan, volviŽndose a cantar el segundo hemistiquioÓ.

    [2] VŽase "Il caso dell'Indovinello Veronese", en Storia della Letteratura Italiana I Le origine e il Duecento, dirs. E. Cecchi y N. Sapegno (Mil‡n: Garzanti, 1965) pp. 165-179.

    [3] Aurelio De Llano Roza de Ampudia, Esfoyaza de cantares asturianos (Oviedo: Marcelo Morch—n, 1924) nœm. 1254.

    [4] JosŽ Antonio Le—n Rey, Del saber del pueblo: adivinanzas, supersticiones y refranes (Bogot‡: Instituto Caro y Cuervo, 1985) p. 44.