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Sevilla Muoz, Julia. La cigea en las literaturas populares francesa y espaola. Culturas Populares. Revista Electrnica 4 (enero-junio 2007). http://www.culturaspopulares.org/textos4/articulos/sevilla.htm ISSN: 1886-5623 |
La cigea en las literaturas populares francesa y
espaola[1]
Julia Sevilla Muoz
Universidad Complutense de Madrid
Estudio de la presencia de la cigea en varios gneros de las literaturas
populares francesa y espaola (fbulas, coplas, adivinanzas, refranes), con el
objeto de descubrir las peculiaridades y la simbologa de este animal, as como
la cultura popular que ha servido de fuente de inspiracin.
Palabras clave:
Literatura popular. Fbula. Lrica popular. Refrn. Cigea. Espaol. Francs.
Abstract
Study of the presence of
stork in several of the genres in French and Spanish popular literatures
(fables, songs, riddles, proverbs) in order to show up the particular
characteristics and the symbols of this animal, as well as the popular culture
that has been its source of
inspiration.
Keywords: Popular
Literature. Fable. Popular
Poetry. Proverb. Stork. Spanish. French.
L |
a cigea es una de las aves ms familiares para muchos espaoles, pues ao tras ao localidades de muy variada poblacin las han albergado en sus puntos elevados, en particular las espadaas o las torres de las iglesias, como seala esta copla recogida por nosotros (Sevilla, 1987) en tierras guadalajareas limtrofes con Segovia:
En el pinar canta el cuco
y en la torre la cigea,
en el campo la perdiz
y el borracho en la taberna.
Los lugareos las han visto arreglar los nidos del ao anterior, prepararse para la llegada de los cigoinos, estar atentas a los primeros vuelos de sus cras, marcharse ante el inicio del fro. En efecto, se trata de un ave que busca su comida en el campo, pero que se recoge en los poblados y convive con el ser humano. No huye de l ni se asusta del tumulto de las poblaciones. Por tanto, la hallamos sobre todo en un espacio urbano y no en el campo, tal como seala el siguiente refrn registrado en el siglo XVII por Gonzalo Correas (A 396):
A la sierra, ni duea ni cigea.
Y, por si no queda lo suficientemente claro, Correas aade la glosa Que nunca en ella se hallan.
No resulta extrao, pues, que la cigea est presente desde muy antiguo en la literatura popular, en el mundo de las fbulas, coplas, adivinanzas, refranes... transmitidos principalmente por tradicin oral de unos pueblos a otros y de generacin en generacin.
La cigea en
las fbulas[2]
En el siglo VI a.C., Esopo escribi la fbula titulada El cazador y la cigea (283), de la que reproducimos el texto:
Un cazador que haba preparado unos lazos para
las grullas, vigilaba su caza desde lejos. Entre las grullas se pos tambin
una cigea, y el cazador acudi y la cogi entre ellas. Suplicbale la cigea
que la soltara, diciendo que lejos de perjudicar a los hombres era incluso muy
til para ellos, porque cazaba y devoraba las culebras y otros reptiles, y el
cazador repuso:
–Si no eres en verdad un ser malvado,
merecas, en todo caso, un castigo por haberte reunido con los malvados.
Tambin nosotros debemos huir de la sociedad
de los malvados para que no se nos considere como cmplices de su maldad.
En este relato, cuyo argumento gira en torno a los perjuicios que causan las malas compaas, la cigea trata de defender la consideracin de que no es un animal daino para el ser humano, sino todo lo contrario, porque caza animales perjudiciales para l: culebras y otros reptiles.
El fabulista espaol Flix Mara Samaniego (1745-1801) retoma el argumento del relato espico en la fbula El labrador y la cigea (I 17). Ya no se trata de un cazador, sino de un labrador, pero se mantiene el personaje de las grullas como smbolo de las malas compaas y la figura de la cigea en tanto que ser benigno e inocente. Sin embargo, ambos relatos difieren en su final; pues mientras en la fbula espica se afirma que la cigea mereca un castigo por juntarse con malas compaas, en la fbula de Samaniego se ejecuta tal castigo, el cual conlleva la muerte de la cigea:
Un labrador miraba
con duelo su sembrado,
porque gansos y grullas
de su trigo solan hacer pasto.
Arm, sin ms tardanza, diestramente sus lazos,
y cayeron en ellos
la cigea, las grullas y los gansos.
Seor rstico –dijo
la cigea temblando–,
quteme las prisiones,
pues no merezco pena de culpado:
la diosa Ceres sabe
que, lejos de hacer dao,
limpio de sabandijas,
de culebras y vboras los campos.
Nada me satisface,
–respondi el hombre airado–.
Te hall con delincuentes:
con ellos morirs entre mis manos!
La
inocente cigea
tuvo el fin desgraciado
que pueden prometerse
los buenos que se juntan con los malos.
La lectura de las fbulas clsicas nos descubre otro relato en el que interviene la cigea. Se trata de La zorra y la cigea (I 26), en el que Fedro (siglo I d. C.) alude a la ley del Talin y al mensaje contenido en el refrn Donde las dan, las toman. El protagonista encargado de dar un escarmiento es la cigea, y el animal al que se lo da es la zorra, por su mal comportamiento con su invitada. La astucia, rasgo distintivo de la zorra, va emparejada en este relato con la maldad:
No se debe perjudicar a nadie; si alguien nos ha lesionado, debemos aplicarle la ley del talin, segn ensea esta fbula.
Dcese que una zorra invit la primera a una cigea a cenar con ella, sirvindole una pocin sobre un mrmol liso, de modo que la famlica cigea no pudiera en modo alguno tomarlo.
Esta, al devolver a la zorra su convite, sirvile una redoma llena de manjar machacado. Pudo la cigea introduciendo el pico en el cuello de la botella, saciarse, atormentado con el hambre a su convidada; en vano sta lama el cuello de la redoma. Y el pjaro viajero habl, segn se cuenta, de esta manera:
–Cada cual debe
sobrellevar pacientemente sus propios ejemplos!
La cigea recibe el apelativo de pjaro viajero, lo que recuerda el hecho de que es un ave migratoria que hasta no hace mucho pasaba los inviernos en el frica sudsahariana, y llegaba con el buen tiempo al sur de la Europa occidental, principalmente a Espaa, como explicaremos ms adelante.
Esta fbula reaparece, en el siglo XVII, en la obra del escrito francs Jean de La Fontaine (Le Renard et la Cigogne, I 18). Reproducimos a continuacin el texto original:
Compre le renard se mit un
jour en frais,
Et retint dner commre la
cigogne.
Le rgal fut petit et sans
beaucoup dapprts :
Le galand, pour toute
besogne,
Avait un brouet clair ;
il vivait chichement.
Ce brouet fut par lui servi
sur une assiette :
La cigogne au long bec nen
put attraper miette,
Et le drle eut lap le tout
en un moment.
Pour
se venger de cette tromperie,
A quelques temps de l, la
cigogne le prie.
Volontiers, lui dit-il,
car avec mes amis
je
ne fais point crmonie.
A lheure dite, il courut au
logis
De
la cigogne son htesse ;
Loua
trs fort sa politesse ;
Trouva
le dner cuit point.
Bon apptit surtout ;
renards nen manquent point.
Il se rjouissait lodeur e
la viande
Mise en menus morceaux, et
quil croyait friande.
On
servit, pour lembarrasser,
En un vase long col et
dՎtroite embouchure.
Le bec de ka cigogne y pouvait
bien passer ;
Mais le museau du sire tait
dautre mesure.
Il lui fallut jeun retourner
au logis,
Honteux comme un renard quune
poule aurait pris,
Serrant
la queue, et portant bas loreille.
Trompeurs,
cest pour vous que jՎcris.
Attendez-vous la pareille.
Incluimos una traduccin en prosa
para facilitar la comprensin a los lectores no francfonos:
[La comadre
zorra se sinti generosa un da e invit a cenar a la comadre cigea. El
banquete fue breve y sin grandes preparativos; la
zorra, por toda vitualla, tena un caldo clarucho, pues viva
pobremente. Lo sirvi en un plato, por lo que la cigea no pudo con su largo
pico atrapar nada; la astuta zorra, en cambio, lo lami todo en un instante.
Para vengarse
de esta burla, la cigea al poco tiempo invit a la zorra:
Encantada
–dijo–; yo no guardo las formas con los amigos!
A la hora sealada corri a casa de su anfitriona la cigea; elogi su
gentileza; encontr la cena a punto y con un apetito del que nunca estn faltas
las zorras. Se regode con el olorcillo de la carne, partida en pequeos
pedazos, que le parecieron exquisitos. Para su desdicha sirvironla en una
vasija de alto cuello y estrecha boca, por donde el pico de la cigea pasaba
perfectamente; pero el hocico de la comadre zorra era de mayor medida, y tuvo que
marcharse en ayunas y avergonzada como zorra engaada por una gallina, gachas
las orejas y apretando la cola.
Para vosotros
escribo esto, embusteros: esperad la misma suerte!]
Samaniego recoge tambin esta fbula (La zorra y la cigea, I 10) y ofrece la siguiente versin:
Una
zorra se empea
en dar una comida a la cigea.
La convid con tales
expresiones,
que anunciaba sin duda provisiones
de lo ms excelente y exquisito.
Acepta alegremente, va con
apetito;
Pero encontr en la mesa solamente
jigote claro sobre chata fuente.
En vano la comida picoteaba,
envidiosa de ver que a conveniencia
pues era, para el guiso que miraba,
intil tenedor su largo pico.
La zorra con la lengua y el
hocico
limpi tan bien su fuente, que pudiera
servir de fregatriz si a Holanda fuera.
Mas de all a poco tiempo,
convidada
de la cigea, halla preparada
una redoma de jigote llena.
All fue su afliccin; all su
pena:
el hocico goloso al punto asoma
al cuello de la hidrpica redoma;
mas en vano, pues era tan
estrecho
cual si por la cigea fuese hecho.
Envidiosa de ver que a
conveniencia
chupaba la del pico en su presencia,
vuelve, tienta, discurre,
huele, se desatina, en fin, se aburre.
March rabo entre piernas, tan
corrida,
que ni aun tuvo siquiera la salida
de decir: Estn verdes!, como antao.
Tambin hay para pcaros
engao!
Nuestro recorrido por el gnero fabulstico nos lleva a Jean de La Fontaine y a su fbula titulada Le Loup et la Cigogne (III 9), la cual contiene una crtica de la frmula sentenciosa Haz bien y no sepas a quin, con el objeto de mostrar que el hacer el bien suele provocar inconvenientes si no se presta atencin al carcter de la persona a la que se ayuda.
Les loups mangent gloutonnement.
Un loup
donc tant de frairie
se pressa, dit-on, tellement
quil en pensa perdre la vie:
un os lui demeura bien avant
au dossier.
De bonheur pour ce loup, qui
ne pouvait crier,
prs de l pass une cigogne.
Il
lui fait signe; elle accourt.
Voil lopratrice aussitt en
besogne.
Elle retira los, puis, pour
un si bon tour,
Elle
demanda son salaire.
Votre
salaire? Dit le loup:
Vous
riez, ma bonne commre !
Quoi ?
ce nest pas encor beaucoup
davoir de mon gosier retir
votre cou ?
Allez,
vous tes une ingrate:
Ne
tombez jamais sous ma patte.
Esta fbula ya
aparece en relatos clsicos, pues Esopo y Fedro la recogen pero, en vez de la
cigea, figura la grulla, como reza el ttulo El lobo y la grulla:
El lobo y la grulla (Esopo, 223)
Se trag un lobo un hueso y corra por todas partes buscando quien la librara del mal. Encontr una grulla y le pidi que le sacase el hueso, que luego le pagara. Entonces la grulla introdujo su cabeza en la garganta del lobo y sac el hueso reclamando el salario convenido.
–Oye amiga– respondi el lobo; no te basta con haber sacado la cabeza sana y salva de mi boca que encima pides n salario?
Ensea
esta fbula que la mayor gratitud que puede esperarse del agradecimiento de los
malvados, es que a la ingratitud no aadan la injusticia.
El lobo y la grulla (Fedro, I 8)
Aquel que
pretende ser recompensado por servir a los malvados, se equivoca dos veces:
primero, porque ayuda a quienes no se lo merecen; despus, porque ya no puede
escapar sin castigo.
En la garganta
del lobo qued atravesado un hueso que aqul haba tragado. Vencido por el gran
dolor, empez a ofrecer a todo el que pasaba una recompensa para que le
extrajeran el hueso.
Por fin
convenci a la grulla con sus juramentos, y sta, confiando a la garganta del
lobo su largo cuello, le practic la peligrosa cura. Y al reclamar aqulla el
premio convenido, repuso el lobo:
–Ingrata,
que has sacado inclume la cabeza de mi boca y an pides un premio!
Samaniego la reproducir en la fbula (II 5) que lleva el mismo ttulo que el relato de La Fontaine, El lobo y la cigea:
Sin duda alguna que se hubiera
ahogado
un lobo con un hueso atragantado
si a la sazn no pasa una cigea.
El paciente la ve, hcele sea,
llega, y, ejecutiva,
con su pico, jeringa primitiva,
cual diestro cirujano,
hizo la operacin y qued sano.
Su salario peda,
Pero el ingrato lobo responda:
Tu
salario? Pues qu ms recompensa
que el no haberte causado leve ofensa
y dejarte vivir para que cuentes
que pusiste tu vida entre mis dientes?.
March, para evitar una
desdicha,
sin decir tus ni mus, la susodicha.
Haz bien, dice el proverbio castellano,
y no sepas a quin, pero es muy llano
que no tiene razn ni por asomo;
es menester saber a quin y cmo.
El ejemplo siguiente
te lo demostrar ms evidente.
Recurriremos a una tabla para apreciar mejor los datos sobre la presencia de la cigea en las fbulas.
Esopo |
Fedro
|
La Fontaine
|
Samaniego
|
El cazador y la
cigea |
|
|
El labrador y la
cigea |
|
La zorra y la
cigea |
Le Renard et la
Cigogne |
La zorra y la
cigea |
El lobo y la
grulla |
El lobo y la
grulla |
Le Loup et la
Cigogne |
El lobo y la
cigea |
Ciertamente,
la cigea no es un animal muy frecuente en el gnero fabulstico, puesto que
slo se encuentra en tres de las numerosas fbulas escritas por Esopo, Fedro,
La Fontaine y Samaniego. Este ltimo es quien ms fbulas tiene con la cigea
como protagonista: tres. La segunda fbula, La zorra y la cigea, figura en un mayor nmero de autores. Es cierto
que la tercera fbula aparece en los cuatro autores mencionados, pero Esopo y
Fedro no incluyen una cigea como personaje, sino una grulla.
La grulla interviene en la primera fbula como animal daino, tanto para el cazador como para el labrador. Samaniego incluye otro animal perjudicial para acompaar a las grullas, los gansos. La oposicin con estas aves sirve para destacar la benignidad de la cigea. El paso de los siglos no ha borrado la imagen de la cigea como animal beneficioso: los seres humanos siguen alegrndose de la llegada de las cigeas.
No
slo es un animal benigno, sino tambin inteligente, porque, como hemos
observado, en la segunda fbula la cigea se
enfrenta al animal que simboliza la astucia, la zorra, y gana en el combate
intelectual que se entabla entre ellos, ya que ser la cigea quien salga
airosa de la situacin, y quien se burle de la zorra.
La
tercera fbula tiene como antagonista al lobo, el representante de la fuerza
bruta que solicita ayuda a un animal ms dbil para salir de la difcil
situacin en la que se encuentra, a cambio de una recompensa; recompensa que
nunca dar. La fbula ensea que la gratitud no suele formar parte del carcter
del ser malvado.
Hemos iniciado nuestro trabajo con una coplilla alusiva al lugar en el que la cigea acostumbra anidar. La lrica popular espaola presta especial atencin a su nido, si bien con ciertos tintes trgicos, porque alude a la quema del nido y a la huida de sus cras, como se lee en las canciones recogidas y estudiadas por Jos Manuel Pedrosa (1994), de las que citamos slo una a modo de ejemplo:
Cigea, cigea,
la casa se te quema,
los hijos se te van
a la villa del pan.
Cundo volvern?
(Espinareda
de Ancares, Len)
Existe
una correspondencia francesa de esta coplilla, pero no con la cigea como protagonista,
sino con el cuervo (Sbillot, 1968):
Cnille, cnille
emmantele,
ta mre est brle,
ton pre est pendu.
Corbeau, corbeau,
le feu est dans ta maison.
Corbi, corbasse,
la mort t'eimbrasse,
car dein ton nid,
t petits son pris
El adivinancero espaol ofrece uno de los ms completos desfiles de animales. En l localizamos tambin la presencia de la cigea. Con una brevedad verdaderamente admirable la adivinanza realiza un magnfico retrato de ella:
Es blanca como la nieve,
es
negra como el carbn,
las
patas como una vela,
el
cuello como una hoz.
Se trata, en efecto, de la cigea blanca, la ciconia
ciconia, y no de la cigea negra,
ave esquiva, de tamao y aspecto similar, pero de plumaje negro y con las
partes inferiores de su cuerpo blancas. Antropfila y poco salvaje, la cigea
blanca decide vivir en el pueblo cerca de su zona de donde obtiene el alimento;
su hbitat, por tanto, difiere del elegido por la cigea negra, localizado en
los bosques de
tipo mediterrneo poco alterados, en roquedos, embalses o cantiles de ros. Las coplas aluden a la cigea blanca por ser el
referente ms cercano. De hecho, cuando se menciona la cigea, el europeo
occidental piensa inmediatamente en ella y no en la cigea negra ni en las
otras cinco especies de cigeas existentes en el mundo.
Otra adivinanza resalta la largura de las patas y del pico, al tiempo que seala el lugar ms habitual donde construye su nido:
Mis patas largas,
mi pico largo,
y hago mi casa
en el campanario.
Su preferencia por elegir lugares altos como morada da pie a varias adivinanzas:
En alto vive,
en alto vuela.
en alto toca
la castauela.
En alto vive,
en alto vola,
en alto toca,
la pianola.
Queda tambin destacado el ruido que emiten las cigeas con sus picos, su continuo crotorreo. Otra adivinanza juega con la onomatopeya que trata de imitar dicho ruido, similar al chocar de dos tablillas:
En aquel cerrillo
Hay un nido de zarracatapla
Con cinco zarracataplillos.
Cuando la zarracatapla tapla
Zarracataplean los zarracataplillos.
Ms datos aportan las adivinanzas, como la poca en la que llegan y se van estas aves migratorias:
Tu casa es de palos
en el campanario,
llegas por San Blas
y por septiembre
de vuelta ya ests.
Se acercan con la retirada de los fros y se van cuando stos se aproximan.
Por ltimo, observamos que una creencia popular asociada con la cigea da pie a otra adivinanza:
Por ah viene volando
con una nia pequea
y la deja con sus padres
nuestra amiga...
La tradicin dice que la cigea trae los recin nacidos de
Pars. Se la asocia con el nacimiento de los nios, por ser un ave migratoria
que retornaba a los pases templados con el despertar de la naturaleza.
En
cuanto a las adivinanzas francesas, las devinettes no constituyen muestras de la sabidura popular, sino
pinceladas del humor popular, por lo que no las hemos incluido en el presente
trabajo.
En este artculo sobre la literatura popular no podan
faltar los refranes, uno de sus gneros con mayor vitalidad. Una parte de ellos
todava se transmite por tradicin oral, como sucede con algunos de los
refranes relativos a la cigea.
Hasta no hace mucho la cigea formaba
parte del reloj del tiempo que va marcando la llegada de las distintas
estaciones. Concretamente el da 2 de febrero se deca:
El da de la Candelaria, la cigea en
las campanas.
El da siguiente, el 3 de febrero, la festividad de San Blas, ha quedado como un referente meteorolgico para anunciar el buen o mal tiempo, dependiendo de la llegada o no de la cigea procedente de frica a tierras principalmente castellanas, extremeas, andaluzas, aragonesas:
Por San Blas, la cigea vers; y si no la vieres,
ao de nieves.
Curiosamente, quien viene primero es el macho. Se pasa los das limpiando el nido y oteando el horizonte por si vislumbra a su pareja. Cuando sta llega, se produce una verdadera explosin de alegra, que se manifiesta con su ruidoso crotorreo (Prada, 2006). El ser humano tambin se alegra de verlas. Por eso, el refranero hace la siguiente recomendacin: Mira con cara risuea por san Blas a la cigea (Hoyos Sancho, 1954: 73). Si adelanta su llegada, sin embargo, significara un mal sntoma, ya que Si en enero la cigea para, la nieve ser rara (Hoyos Sancho, 1954: 69), y en esta poca la nieve es necesaria.
Antes de documentar este refrn en los distintos repertorios, observamos que nos proporciona un dato de gran inters lingstico: contiene una forma verbal en desuso hoy, una forma desaparecida de la lengua comn y existente slo en los refranes y en la lengua jurdica. Nos estamos refiriendo al futuro de subjuntivo vieres, presente en otros refranes no menos clebres, como Donde fueres haz lo que vieres.
La consulta de los refraneros considerados clsicos, como los de Pedro Valls (1549), Hernn Nez (1555), Juan de Mal Lara (1568), Gonzalo Correas (1627) nos causa cierto asombro: el refrn en cuestin no se encuentra recogido en estas colecciones de la sabidura popular. Tampoco lo registra la Real Academia Espaola en sus distintos diccionarios (Diccionario de Autoridades y Diccionario de la Lengua Espaola). Francisco Rodrguez Marn s lo cita en su coleccin Ms de 21.000 refranes castellanos... (1929: 377) e incluye algunas variantes.
Por San Blas, la cigea vers; y si no la ves, mal
ao es
.
Por San Blas, la cigea vers; y si est cerca el
verano, ms temprano.
Rodrguez Marn precisa que verano procede de vernus, y que se trata, por tanto, de la primavera.
Localizamos otra variante en el Refranero espaol de Jos Bergua (1944):
Por San Blas, la cigea vers, y si no la vieres,
seal de muchas nieves.
El paso siguiente consiste en tratar de hallarlo en los refraneros dedicados a recopilar refranes meteorolgicos y temporales. Luis Martnez Kleiser lo registra en su obra titulada El tiempo y los espacios de tiempo en los refranes (1945. 196), junto con dos variantes:
Por San Blas, la cigea vers; y si est cerca el
verano, ms temprano (1945:
197).
Por San Blas, la cigea vers, y si no la vieres,
mal ao tendrs (1945. 199).
Por su parte, Nieves de Hoyos Sancho (1954: 73) incluye dos variantes del refrn que nos ocupa:
La cigea por San Blas, nieves vers.
Por San Blas las cigeas vers, y si no la vieres,
mal ao tendrs.
Este refrn ha conocido una gran fortuna, hasta tal punto de que es suficiente con iniciarlo (Por San Blas...) para que el interlocutor sepa perfectamente de qu refrn se trata. Es uno de los pocos refranes meteorolgicos que recuerda la sociedad actual, tal como pudimos comprobarlo en un estudio sobre la competencia paremiolgica (Sevilla y Daz, 1997).
Una prueba de la vida de la que ha gozado este refrn radica en el elevado nmero de variantes que posee. He aqu algunas de ellas:
Por San Blas, la cigea vers; y si est cerca el
verano, ms temprano.
Por San Blas, la cigea vers, y si no la vieres,
seal de muchas nieves
.
Por San Blas, la cigea vers; y si no la vieres,
mal ao esperes.
Por San Blas, la cigea vers; y si no la vieres,
mal ao tendrs
.
Por San Blas, la cigea vers; y si no la ves, mal
ao es.
Es idntica la primera parte del refrn en todas estas variantes, as como el esquema oracional. El enunciado est fragmentado en tres partes:
afirmacin + condicin + consecuencia
La afirmacin se encuentra enfatizada por la anteposicin del complemento circunstancial de tiempo. La condicin se expresa en la mayora de los casos con una modalidad negativa. Por ltimo la consecuencia de la ausencia de la cigea suele anunciar algo negativo: un mal ao, esto es, una mala cosecha, porque habr un tiempo desfavorable para la agricultura. Tres refranes presentan una coincidencia formal en las dos primeras partes. Slo uno de los refranes no tiene una condicin negativa (... y si est cerca el verano...), precisamente el refrn que carece de coincidencia sintctica en la tercera parte (... ms temprano).
Febrero no es el nico mes relacionado con la cigea segn el refranero, pues en junio la cigea aparece unida a las primeras labores en los trigales.
Junio, el pueblo en la era y en la torre la cigea (Hoyos Sancho, 1954: 89).
La silueta de las cigeas en la torre de la iglesia nos acompaa durante varios meses, por la preparacin del nido (una o dos semanas), la incubacin de los huevos (30 das), el nacimiento y desarrollo de los pollos (60 das) (Mndez, 2007). Sin embargo, llega un momento en el que los cigoinos arrullados por las campanas –como seala el refrn Cantan la nana a los cigoinos las campanas– finalizan su desarrollo y deben acometer un hecho crucial de su desarrollo: comenzar sus primeros vuelos:
El da de San Juan, salen los cigoinos a volar (Rodrguez Marn, 1929: 154).
Por San Juan, las cigeas salen a volar (Hoyos Sancho, 1954: 89).
En torno al 24 de junio, la festividad de San Juan se produce el aprendizaje de vuelo por parte de los cigoinos, y, unos das ms tarde, el 30 de junio, la festividad de San Pablo, ya se pueden ver las cigeas en el campo:
Por San Pablo,
cigea en campo.
As
lo registra en el siglo XVI Hernn Nez en su coleccin (n 6153, folio 98r),
y un siglo ms tarde Gonzalo Correas (P 899).
Como nuevamente explica el refranero, ya ha llegado el verano cuando las cigeas se separan de sus cras y comienzan a emanciparse de ellas. Es la poca de las brevas:
Cuando los cigeos vuelan ya hay brevas.
Resulta curioso este refrn, por contener la forma cigeos. Aparece en el Gran diccionario de refranes de la lengua espaola elaborado por Jos M Sbarbi.
La preocupacin que siente la cigea por su pareja y por sus cras ha motivado que simbolice la fidelidad conyugal y la piedad filial, como explica en uno de sus escritos el mdico cordobs Luis Mara Ramrez (1842).
Los dictons o refranes meteorolgicos franceses apenas mencionan la cigea (Cantera y Sevilla, 2001). El resultado de nuestra bsqueda ha dado como resultado dos enunciados, que aluden a su llegada y salida de territorio francs, concretamente el 17 de marzo y el 24 de agosto, la festividad de Saint-Gertrude y de Saint-Barhlemy, respectivamente:
Sainte-Gertrude
amne les cigognes; Saint-Barthlemy vide leurs nids.
Cigognes
la Saint-Barthlemy, un doux hiver nous est promis.
En cuanto a variantes, no hemos hallado
muchas. En algunas la modificacin es mnima:
Sainte
Gertrude amne les cigognes; Saint Barthlemy vide
leur nid.
Se ha producido un
cambio de nmero, de plural a singular en leurs nids. Otra variante
constituye una forma abreviada:
Gertrude
amne les cigognes; Barthlemy vide leur nid.
En otra variante se produce la supresin de un
elemento:
Cigognes la
Saint-Barthlemy, Un doux
hiver est promis.
El refranero francs relaciona como el
espaol la llegada de las cigeas con la bonanza, y su partida con el mal
tiempo, pero no detalla la vida de este animal como hemos observado en el
espaol.
Conclusiones
La cigea posee una simbologa positiva en Francia y en Espaa, por ser el pregonero de la bonanza y, adems, por ser benefactora de la agricultura, pues limpia el campo de sabandijas, culebras, ratones. Por tal motivo, en otro tiempo, quien mataba a una cigea era sentenciado a pena de muerte, lo que suceda en Tesalia (Covarrubias, 1611, cigea). Desde muy antiguo era conocida y respetada por muchos pueblos, como los egipcios, los griegos y los romanos (Pedrosa, 1994: 108).
La cigea simboliza tambin la fidelidad conyugal y la piedad filial, as como la natalidad, debido a la creencia generalizada de que trae a los nios.
Por todo ello, se piensa que procura la dicha al lugar donde se establece. Sin embargo, desde hace algn tiempo no todas las cigeas emigran. El cambio climtico que est sufriendo el planeta ha suavizado el invierno, lo que, unido a la abundancia de comida, ha provocado el asentamiento permanente de muchas cigeas en Espaa, aproximadamente un 30% de las cigeas que habitan en sus tierras, hasta convertirlo en el pas de la Unin Europea con mayor nmero de cigeas: unas 25.000 parejas. Dentro de Espaa, llama la atencin la localidad riojana de Alfaro, en la que anidan 120 parejas (Mndez, 2007).
En el siglo XIX, Ramrez comentaba que las cigeas slo se estacionaban permanentemente en Japn (1942: 186). Esta alteracin (puesto que la cigea ya no emigra, y se queda todo el ao en Espaa) de la vida biolgica de la cigea no ha influido en absoluto en la fortuna del refrn Por San Blas la cigea vers..., a pesar de que ha desaparecido el hecho que lo origin. Las generaciones actuales y las venideras tendrn las adivinanzas, los refranes, las coplas,.... como testigos de otra poca en la que las cigeas eran todas aves migratorias. De ah la revalorizacin de estos gneros de la literatura popular.
Pese a que la presencia de la cigea en la literatura popular no es muy elevada, proporciona datos muy interesantes para conocer su principales peculiaridades, as como su simbologa.
Las fbulas francesas y espaolas se equiparan prcticamente en el nmero de relatos dedicados a la cigea, debido a que se inspiran en las mismas fuentes: las fuentes clsicas.
Puede
que resulte extraa la abundancia de refranes espaoles sobre la cigea frente
a la escasez de dictons. La explicacin es muy
sencilla: mientras
el hbitat de las cigea en Espaa ocupa una gran extensin que abarca varias
regiones (Castilla y Len. Castilla la Mancha, Extremadura, Andaluca,
Aragn...), en Francia la regin por excelencia considerada la tierra de las
cigeas es Alsacia, adonde llegan procedentes de frica tras cruzar Espaa
buscando su clima continental favorable. Se trata de una regin protegida por
los Vosgos de las influencias ocenicas, y con una dbil pluviosidad (cf. la
pgina web de jardin – scope).
Mientras
en Espaa aumenta sin cesar la poblacin de cigeas, en Francia se toman
medidas para que no disminuya y para que se recupere; por ejemplo, la creacin
de un parque para conservar las especies amenazadas de extincin en esta
regin: el Parc des Cigognes en Hunawhir, en el Haut-Rhin, en 1976. En su
origen, el objetivo del centro era la reproduccin en cautividad de la cigea
blanca, porque de los 118 ejemplares existentes en 1961 (el 80% de todo el
pas) se pas a dos parejas en libertad en 1982, debido principalmente a la
mortandad por la sequa, la caza, los pesticidas, los accidentes con
electrocucin. Por supuesto, habr que tener en cuenta tambin las que se
quedan ya en territorio espaol. La solucin que encontraron fue tratar de
suprimir su instinto migratorio tenindolas los tres primeros aos de su vida
en el parque, para despus soltarlas en los pueblos una vez que adquiere la
madurez sexual. Gracias a estas medidas, en 2005 se contaba con 400 parejas.
En
definitiva, el ser humano trata en todo momento de proteger este animal urbano
y benigno. La literatura popular queda como testigo de una poca ya pasada, por
lo que se convierte en un referente obligado y muy valioso, en un instrumento
de consulta obligado para conocer la cultura popular de un pueblo y poder
contrastarla con la de otros pases.
La
cigea ha sido el hilo conductor de un trabajo realizado desde un enfoque
interdisciplinar (Lingstica, Literatura, Etnologa, Antropologa, Zoologa,
Historia, Biblioteconoma...) con el objeto de captar mejor toda la informacin
que encierran los gneros de la literatura popular.
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Pgina web:
http://jardifaune.canalblog.com/archives/2007/05/29/5111799.html
[27-7-2007].
[1] Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto de Investigacin I+D El mnimo paremiolgico: opciones metodolgicas y su aplicacin a la didctica de lenguas [HUM2005-03899/FILO], financiado por el Ministerio de Educacin y Ciencia.
[2] Hemos consultado la obra
Fbulas completas
publicada por Ediciones Ibricas (Madrid, 1966), en la que se encuentran las
fbulas de Esopo, Fedro, La Fontaine, Iriarte y Samaniego. Para el texto
francs de las Fables de
la Fontaine, hemos consultado la edicin de Hachette (Paris, 1929).