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Lorenzo
Arribas, Josemi. Orfeos de manivela... o cuando la msica dej de ser un
arte performativo (a propsito de un CD con instrumentos mecnicos de la
Fundacin Joaqun Daz, de Uruea). Culturas
Populares. Revista Electrnica 4 (enero-junio 2007). http://www.culturaspopulares.org/textos4/articulos/lorenzo.htm ISSN: 1886-5623 |
Orfeos de manivela... o cuando la msica dej de
ser un arte performativo
(a
propsito de un CD con instrumentos mecnicos
de la Fundacin Joaqun Daz, de Uruea)
Josemi Lorenzo Arribas
Universidad
Complutense
Resumen
La
reproductibilidad del sonido supuso un cambio en la recepcin musical,
comparable tan slo en la Historia de la Msica a la invencin de la escala y
la notacin musical. Antes de la fonografa, los instrumentos mecnicos fueron
capaces de producir automatizadamente msica, sin necesidad de intrpretes,
comenzando con un cambio de paradigma de trascendentales consecuencias. Todava
hoy, estos instrumentos tienen vigencia, a pesar del nulo inters que
despiertan entre las investigaciones musicolgicas.
Palabras
clave: recepcin
musical, fonografa, cajas de msica.
Abstract
Sound
reproduction meant a change in musical reception, comparable, in the history of
music, only to the invention of musical scale and notation. Before phonography,
mechanical instruments were already capable of producing music automatically,
without the need of performers, iniciating a change of paradigm with
far-reaching consequences. Nowadays, these instruments are still in use, even
though no attention is paid to them by musicological research.
Keywords:
Musical
Reception, Phonography, Musical Boxes.
E |
stas pginas son
una reflexin motivada por la escucha de un CD de los catalogables bajo el
cmodo epgrafe de raros y curiosos que, bajo el ttulo de Instrumentos
mecnicos, ha
sido grabado y editado en 2006 en una produccin de la Fundacin Joaqun Daz
para el Museo Etnogrfico de Castilla y Len (Zamora).[1]
En l, 33 cortes muestran el sonido de 14 artilugios musicales que reproducen
msica de una manera mecnica, acompandose la grabacin de un interesante y
documentado estudio en una carpeta de sesenta pginas, que ofrece una gua de
lectura que permite trascender la simple ancdota, para adentrarnos en una
parte, olvidada y despreciada, de la Historia de la Msica. Olvidada, como la
autora de las pginas de dicha carpeta, por ms que predecible, debidas al
infatigable investigador y animador de los cotarros de la cultura popular,
Joaqun Daz, en cuya Fundacin se atesoran un buen nmero de tales
instrumentos mecnicos.
Hoy,
en las sociedades occidentales urbanas, el exceso continuo de estmulos sonoros
ha provocado que el silencio sea un valor en alza, un bien preciado. Dicha
saturacin de decibelios no slo viene motivada por esa difusa sucesin de
sonido que llamamos ruido, en su mayor parte provocado por el trfico de
vehculos a motor (clxones, frenazos, motores), sino tambin por un sinfn de
referencias sonoras, a la cual no es ajena la inflacin musical sin precedentes
que se ha instalado en nuestra cotidianidad. Junto a todo esto, la propia
msica contribuye tambin a la saturacin sonora. Omos msicas diversas, sin
ejercer un acto expreso de voluntad, en los medios de comunicacin, al entrar a
un comercio, o al pasear por una calle, bien de la msica que se escapa del
interior de establecimientos o bien por la interpretacin en directo de grupos
y msicos callejeros. Adems, escuchamos msica voluntariamente, a travs de
los diversos lectores y soportes de msica grabada (CD, mp3, telfono mvil,
videojuegos, cassettes, online, radio) o, en el mejor de los casos, en el
contexto ideal: el concierto, aunque hoy sea porcentualmente residual el nmero
de veces que se escucha msica en vivo, arrancada a los intrpretes, en
relacin al caudal de msica que escuchamos, u omos, por estos otros medios.
La msica todo lo invade, y nos harta en ocasiones, hasta el punto de que llegaremos
a ver el momento en que comercialicen CDs de silencio, en que lo que se venda,
precisamente, sea la ausencia de msica, la posibilidad de abstraerte tanto del
medio que se llegue a no escuchar nada: el no-sonido.[2]
Esta
saturacin musical, en la poca preindustrial, no se habra podido ni entender,
porque antes la msica tena la naturaleza de suceso, de acontecimiento. Cuando
haba msica se supona que era porque haba un contexto de recepcin que implicaba
estar que la gente estaba inmersa en una celebracin, fuera sta del tipo que
fuere. Dos eran los principales contextos donde apareca la msica. Por un
lado, el mbito religioso. Frente a todas las discusiones que desde los tiempos
evanglicos discutieron sobre la conveniencia o no de la msica, sta estuvo
presente en la Iglesia, llegando a ser un signo distintivo de esta institucin
el canto llamado gregoriano, laus perennis que se sustanciaba en el Oficio divino,
remedo del sempiterno coro de ngeles que no paraba de cantar alabanzas a Dios.
Esta msica (musica instrumentalis, en la categorizacin tripartita de
Boecio) se
consideraba, de este modo, con vocacin de ubicuidad, llenando tiempo y
espacio, del mismo modo que la musica mundana (la de las esferas) y la musica humana (la del microcosmos, como la
armona de los humores del cuerpo humano) sonaba continuamente, posibilitando
la armona, un concepto de enorme trascendencia terica, teolgica, y musical.
Por
otro lado, la msica hacia su presencia necesaria en el contexto de la fiesta,
fuera sta cvica o popular. La msica era expresin de alegra y gozo,
frecuentemente acompaada de danzas y otras manifestaciones asociadas al
placer, fin perseguido por todas las generaciones humanas, y alabado cuando
ste llegaban a consumarse. La msica vena a ser sinnimo de fiesta, o, mejor,
era la
propia fiesta, metonimizndola.[3]
Entonces, para que sonara la msica deba haber msicos interpretndola, y el
contexto musical se asociaba a un tiempo y a un espacio absolutamente
determinado. Slo se y no otro, si se quera disfrutar de la epifana musical.
As
permaneci este panorama, idntico durante siglos, hasta el advenimiento de la
fonografa. La grabacin de registros fonogrficos, fijando para la posteridad
lo que hasta entonces era impensable, produjo que lo que antes se haba
caracterizado por su carcter efmero y nico, como lo era cada acto
performativo musical, quedase como un producto fijo, inalterable y repetible
con exactitud en contextos muy variados. Con esto se rompa una de las
caractersticas de las llamadas artes msicas, en expresin de Johann
Huizinga,[4]
su performatividad. Pero el objeto que aqu nos ocupa, los instrumentos
mecnicos, son anteriores a la fonografa y la grabacin del sonido en placas
de pizarra, de las que despus se arrancara mediante una aguja que fuera
recorriendo los surcos donde dicho sonido hubiera quedado registrado, pero se
sitan como precedente de la fonografa precisamente porque facilit la reproductiblidad
de la msica (como los discos) gracias a un ingenio mecnico. Ya no hacan
falta msicos en directo, y de hecho, es ahora cuando nace esta expresin,
msica en directo, que desde entonces comenz a tener sentido, pues antes era
una autntica apora: si no haba ejecucin musical, no haba msica. Esta repetibilidad
de la msica (mecnica, elctrica, electroacstica, digital) provoc la misma
revolucin que, en su da, supuso la imprenta para la produccin seriada de
fuentes escritas, o lo que implic el grabado para la popularizacin de ciertos
motivos iconogrficos, como resalt Walter Benjamin en su famoso ensayo La
obra de arte en la poca de su reproductibilidad tcnica (1936), en el que la msica
ocupa slo discretsimas citas, a pesar del desarrollo de la industria
fonogrfica por esa poca.[5]
Para
la msica, la reproductibilidad tcnica del sonido supuso un cambio tan importante
como supuso la invencin de un mtodo cientfico para aprender a cantar ideado
por Guido dArezzo en la primera mitad del siglo XI (expuesto en el Micrologus), combinada con su aplicacin
a la notacin musical.[6]
Con el sistema ideado por el terico italiano ya no era necesario confiarse
exclusivamente a la memoria y a la repeticin para aprender piezas, sino que
stas se hacan autnomas de la propia ejecucin mediante su traslacin al
papel, mediante un lenguaje codificado, el musical, que cualquier otra persona
poda descifrar aun sin haberla odo nunca. La combinacin del alfabeto musical
(cada altura era representada por una letra) con la disposicin de los mismos
en un sistema de lneas (precedente del pentagrama), permita conocer la altura
de los sonidos all escritos. Otras cuestiones de interpretacin, como el
fraseo, o la intensidad, quedaba a merced de los antiguos neumas, en conjuncin
con pequeos signos convencionales.
La
memoria dej de erigirse en la nica fuente de conocimiento para saber interpretar
una pieza. Fue en los albores del siglo XI la primera vez que la msica, en su
vertiente prctica, sonora, y no meramente especulativa, se separaba de la
performatividad hasta entonces imprescindible. Ya no se podan suscribir las
palabras de San Isidoro: Soni pereunt quia scribi non possunt (Sus cantos [...] se
transmiten por tradicin [...] pues si sus sonidos (melodas) no se grabaran en
la memoria se perderan, porque no pueden recogerse por escrito).[7]
Poco despus, por tanto, del ao mil se produjo un salto cualitativo en la
reproductibilidad de la msica que ha tardado novecientos aos ms en dar una
segunda vuelta de tuerca, uniendo as al monje benedictino con la industria
fonogrfica. Con sta, la msica perda una de sus caractersticas intrnsecas,
la performatividad, a pesar de lo cual, no parece que alterase sustancialmente
su naturaleza,[8] aunque s su
modo de recepcin y de entendimiento de algunas de sus claves fundamentales.
Los
instrumentos mecnicos suponen un precedente de la fonografa en cuanto a la
repetibilidad sonora, por ms que no entren en las reflexiones que actualmente
se estn haciendo de este tema, acaparadas por la fonografa fundamentalmente,
con la revalorizacin que las primitivas placas grabadas, ya en el siglo XX,
tienen hoy. Pero hasta entonces, cuando no se poda disfrutar del escuche de la
msica sin msicos, el nico recurso que caba para el disfrute de la misma,
cuando no haba ocasin de poderla escuchar en su formacin ideal, fue el
arreglo musical para otros instrumentos, lo que ms tarde conoceramos como versiones
o reducciones, facilitando el proceso. As, en el siglo XVI los instrumentos de
cuerda pulsada (vihuelas, lades y arpas) y tecla (clavicordios, virginales)
fueron los idneos para reproducir el juego polifnico y contrapuntstico, y
grandes compositores hicieron de los arreglos idiomticos para otros
instrumentos de piezas muy clebres columna vertebral de su corpus musical.[9]
Pero obviamente, no supona una automatizacin de la reproduccin. Simplemente
la suplantacin de la msica original, para un coro de distintas voces, por
ejemplo, por un simple instrumentista. Se facilitaba el consumo musical,
adaptndolo, pero no se automatizaba.
La ilusin de
la automatizacin de la reproduccin sonora
Los precedentes,
no obstante, venan de antiguo, y no slo aplicados a la automatizacin de la
reproduccin sonora, sino que tambin se intent mecanizar la propia prctica
compositiva, desde los tiempos de Athanasius Kircher (1602-1680), inventor del
primer sistema algortmico de composicin musical, el arca musarithmica, que expuso en 1640, pasando
por experimentos en los que participaron los mismsimos Mozart, Haydn o
Beethoven, hasta que Arnold Schoenberg, con el sistema dodecafnico, inventara
la primera aplicacin seria, rigurosa y masiva de un sistema de composicin
algortmico,[10] aunque no
automatizado, y lo que aqu nos interesa es precisamente la automatizacin de
la reproduccin de sonidos y melodas previamente compuestas, erigidas en obra
de arte musical. Ms all de cabezas parlantes medievales y artilugios
similares,[11] y en la
Modernidad todava, fueron los maestros relojeros los encargados de obrar el
ingenio, al incorporar la sonera en los relojes para amenizar el paso de las
horas, sobresaliendo en este cometido, como no poda ser de otra manera, los
artfices suizos, punteros en todo lo que a relojera se refiere, fama que
contina produciendo beneficios en la actualidad, y que ha sabido competir con
el boom de
los relojes digitales japoneses que se produjo en la dcada de los ochenta del
siglo XX, aunque no fueran los pioneros en los instrumentos propiamente
mecnicos.
No
pretendo trazar aqu la historia de los androides musicales,[12]
que sera materia de un estudio especfico, pero s recuerdo que se conserva un
autmata musical extraordinario, por cronologa y factura, de origen espaol,
en el Kunsthistorisches Museum de Viena
Autmata
musical (Kunsthistorisches Museum de Viena, Austria)
(Austria), que
representa a una citarista, y data, segn la ficha catalogrfica, de la segunda
mitad del siglo XVI.[13]
Al modo de las imgenes de vestir, consista en una estructura que sostena
cabeza y pies, ms el engranaje musical, sobre la que se dispona un suntuoso
vestido, que en este caso vena tambin con los brazos de la taedora.
Deba
ser este tipo de objetos a los que se refiere el humanista espaol Cristbal
Villaln (1510-1562) en Dilogo acerca de la superioridad entre lo Antiguo y
lo Moderno,
cuando se pregunta:
Qu
cosa puede aver de ms admiracin que aver hallado los hombres industria como
por va de unos reloxes, que unas ymgines y estatuas de madera anden por una
mesa sin que ninguno las mueva, y juntamente, taan con las manos una vihuela,
o atabal, u otro instrumento, y vuelba una vandera con tanto orden y comps que
un hombre bivo no lo pueda hazer con ms perfeccin?[14]
Ms
tarde llegaran los autmatas que accionaban un teclado, cual organistas, aparentando
que taan la msica que sonaba del mecanismo interior, ya automatizada.
Instrumentos
mecnicos
Si hasta entonces
los escasos autmatas que reproducan sonido eran piezas de autntico lujo,
objetos nicos y artesanales, la Revolucin Industrial consigui hacer en
serie, y por tanto abaratar su precio, unos ingenios que vendran a sustituir a
esas primitivas obras de arte, saliendo del ambiente cortesano y del entorno
del capricho coleccionista de las personas ms pudientes. As, a la tradicional
catalogacin de los instrumentos musicales en familias, que finalmente quedara
establecida en tres grandes, con innmeras subdivisiones (cuerda, aire y
percusin), en el siglo XIX habra de unrsele una ms: la de los instrumentos
mecnicos. Por fin, con stos, se consegua el anhelado propsito, que era el
de disfrutar de la msica sin msicos presentes que la interpretaran![15]
A
su vez, los instrumentos mecnicos pueden subdividirse de acuerdo a determinados
criterios. En el CD que ha dado pie a estas pginas, Instrumentos mecnicos, se ha seguido una
clasificacin eficaz acorde al mecanismo sonoro, resultando las siguientes
subespecies instrumentales:
h Cilindro de pas sobre peine de metal
(cajas de msica)
h Disco con pas sobre peine de metal
(symphonion, polyphon, caja Edelweiss)
h Cilindro de pas combinado con sistema
neumtico (rganos de rodillo, de Barbarie, serinette)
h Sistema neumtico y rollos de papel
(organito de manivela, celestina, pianola)
-Sistema neumtico
con discos perforados (aristn)
Curiosa
taxonoma, que rara vez se ver en un manual de conservatorio.[16]
Tanta gama estuvo animada, en ltima instancia, por el olfato comercial, y la
consecucin de instrumentos apetecibles para el gran pblico (era produccin
industrial, y ya no artesanal) y por tanto acoplables a las cada vez menores
dimensiones del espacio domstico, inicindose una relacin dialctica entre la
miniaturizacin y la calidad del sonido que el aparato poda producir: de lo
que se trataba era de vender el mayor nmero de ellos. Menos filigranas, y ms
funcionalidad para captar clientes que amortizaran los costes de su produccin
masiva.
Caja de
msica Reuge (Fundacin Joaqun Daz, FJD) Caja redonda de
msica de manivela (FJD)[17]
Las
primeras cajas de msica datan del siglo XVIII, y lean las piezas gracias a un
peine afinado cromticamente, que haca las veces de teclado y era accionado
por un rodillo dentado que mova sus dientes. Cada diente era dispuesto en
dicho rodillo en orden sucesivo, segn las alturas de la meloda, y el rodillo
se mova manualmente gracias a un manubrio, externo a la caja, accionado por
quien quera hacer sonar el invento. Llegara a ser muy popular en el siglo
XIX, ya que para taerlo no haca falta ningn conocimiento musical, y la
nica accin posible sobre la pieza se limitaba a la aggica. Por primera vez,
se poda hacer msica sin ser msico ni saber tocar ningn instrumento. Por vez
primera, tambin, Orfeo no haba de portar lira, vihuela, ctara ni otro
instrumento musical cuya competencia se le presupona. Bastaba conque el
indito intrprete accionara una manivela, y la msica sonaba.
Los
primeros instrumentos musicales mecnicos fueron el Ariston y el Herophon,
capaces de leer hojas perforadas de cartn. Hacia 1890 llegaran las cajas
musicales, tambin con nombres evocadores acabados en –on, evocando a
travs del sufijo griego un aura de legitimidad antigua, como Polyphon y
Symphonion, u otros como Kalliope. Slo con la introduccin de tcnicas
neumticas se pudieron fabricar pianos autoejecutantes o pianolas (Phonolas o
Pianolas), que llenaron los salones de los hogares de familias de clase media
urbana, y adems permitieron articular una graduacin dinmica relativamente
satisfactoria.
Mecanismo
de la Caja de msica Thorens (FJD)
Las
pianolas, finalmente, reprodujeron de una manera inusitada hasta entonces, por
su fidelidad, el sonido de los pianos, en este caso accionando los pedales y
sin necesidad de pianista que acaparase el protagonismo! Todo un invento que acabara
con el ego de ms de un intrprete de saln, que dejaba de ser imprescindible.
Vigencia de los
instrumentos mecnicos
La fonografa
cambi el modo de entender la msica y, por otra parte, ofreci a las generaciones
venideras una posibilidad de la que hasta entonces se haba carecido, la de
entender la msica de una poca escuchndola (ms all del pentagrama, o de
factores extramusicales). En las ltimas dcadas, estas grabaciones pioneras de
finales del siglo XIX y principios del XX han servido para animar el debate
sobre la pureza en la interpretacin musical, al calor de los debates sobre
los criterios de interpretacin historicista. As, adems de conocer, por
ejemplo, cmo se interpretaba a Beethoven o a Bach a comienzos del siglo XX, ha
sido conocida la polmica que suscit la escucha de una grabacin de 1904, en
que el castratto Alessandro
Moreschi, el ltimo de estos peculiares cantantes, interpretaba el clebre Ave
Mara de
Gounod,[18]
con unos criterios totalmente sorprendentes para un odo actual, y eso que no
haca ni cincuenta aos que se haba compuesto la obra.[19]
Si alguien hubiera interpretado hoy la pieza con esos criterios, la crtica
hubiera cado con implacable ferocidad sobre el excntrico intrprete.
Poyphon (FJD)
Obviamente,
los instrumentos musicales mecnicos no compiten con la fonografa a la hora de
conocer cmo sonaba una tonada popular, pero tambin ellos despiertan inters
en la actualidad, y se atesoran en pequeos Museos especializados que recogen
esta herencia, como el Museo de Autmatas Musicales de Seewen, en el cantn
suizo de Soleura, o el Museo de la Msica Mecnica de Cillon le Brave, cercano
a Avignon (Francia),[20]
que cuenta con cajas de msica, autmatas, armonios, pianolas, o artilugios
como el Orchestrion, el rgano Gasparini o el Manopan etc. En Espaa, destacan
los ejemplares depositados en la riqusima Coleccin de Instrumentos Musicales
de la Fundacin Joaqun Daz en Uruea (Valladolid), y otros ejemplares
sueltos, dispersos en diversas instituciones, particularmente pertenecientes a
Patrimonio Nacional.[21]
Organillo (FJD)
Se
ha puesto de moda en los ltimos aos comprar pequeos mecanismos de cajas de
msica compuestos del tradicional cilindro de pas sobre peine de metal, con
diversas melodas, cuya oferta en algunos casos es muy amplia, y slo hay que
mirar, entre otras muchas empresas del ramo, el catlogo de Protocol, una
catalana de juguetera que los comercializa,[22]
que excede el centenar de melodas, con oferta tan eclctica que incluye desde
la tradicional Granada,
de Agustn Lara (presente, por cierto, en una versin para caja organillo en
este disco), a la ms reciente Corazn parto, del cantautor popero
rgano
de barbarie (FJD)
Alejandro Sanz,
recorriendo distintos estilos y pocas. Adems, estos instrumentos de juguete
est siendo integrado por ciertos grupos actuales, en su intento de reproducir
ambientes y contextos musicales muy determinados, como por ejemplo CocoRosie,
un sofisticado do estadounidense, compuesto por dos hermanas, que los emplea
tanto en sus grabaciones como en sus actuaciones en directo, buscando en sus
sonoridades algo que la electrnica no reproduce con la misma fidelidad. El
timbre melanclico de las cajas de msica contina, pues, su popularizacin,
con resabios nostlgicos que remiten en el imaginario colectivo a un pasado que
no lo es tanto (apenas poco ms de un siglo), pero que funciona como tal.
Caja de msica (Musee d'Art et d'Histoire de
Neuchatel)
Organolgicamente, el precedente de este tipo de mecanismo
instrumental, caracterizado por el manubrio que acciona el engranaje que lo
hace sonar, tiene el precedente en un instrumento musical antiguo, muy bien
representado desde la Edad Media: el organistrum, que derivar en una pluralidad de
nombres y morfologas: zanfoa, zanfona, sinfona etc.
Taendo el organistrum (Prtico de la Gloria,
Santiago de Compostela, s. XII)
Para taer el organistrum, que en forma
de zanfoa y ya taida por una sola persona, luego se hara instrumento casi
icnico de ciegos, una de las manos de la pareja de intrpretes da vueltas a un
manubrio que mueve una rueda que roza las cuerdas, unas al aire, cual bordones
de gaita, y otras alterables en su altura musical mediante un teclado que otro
intrprete pulsaba con ambas manos. El peculiar timbre de este instrumento, al
igual que el de los instrumentos mecnicos, que lo hace tan reconocible (sean
zanfoas, instrumentos mecnicos o, incluso, la gaita y el tradicional rgano
de iglesia), radica en su inarticulabilidad. Es decir, no hay variacin
dinmica, de intensidad (no hay fortes ni pianos).
Mecanismo de caja de
msica de las que se comercializan hoy
El ltimo ejemplo
de la vigencia de los instrumentos mecnicos es precisamente el CD que se trata
aqu, a cuyo repertorio se le dedican las siguientes lneas.
El repertorio
mecnico
Aqu, ms que
hablar de la calidad musical de las piezas seleccionadas, habra que hablar de
las virtudes y defectos tcnicos de los ingenios que las reprodujeron, y de la
propia seleccin. Del primer punto no vamos a tratar, pues excede los objetivos
de estas lneas, ms all de resaltar la correcta toma de sonido que provoca
que casi parezca que tenemos las cautivadoras cajitas musicales en la propia
sala donde la msica se reproduce, incluyendo tambin, cuando sucede, los
ruidos procedentes de los propios engranajes que posibilitan la creacin del
sonido.
En
cuanto a la seleccin del repertorio, obviamente se compona del ms popular
para esa clase media, compradora potencial de estos artilugios industrializados.
Muchos se han perdido por lo efmero de sus materiales (rollos de papel, en
muchos casos), o por lo efimero de un repertorio de moda, que dejaba de tener
valor cuando otras tonadas desbancaban a sas en el gusto popular. El prestigio
que conllevaba poder disponer de estos instrumentos tambin condicionaba el
tipo de msica que en ellos se escuchaba, que iba en consonancia de este
plusvalor social.
Los
33 cortes de que se compone el CD Instrumentos mecnicos[23] dan una buena pauta para
rastrear los gustos de una poca y una clase social determinada. Se debe tener
muy presente, en este punto, los lugares donde estos instrumentos de
construan, ya que este hecho orienta y define el tipo de msica que tales
empresas ponen a disposicin de su pblico, con un marcado carcter local,
debiendo sumar tan solo el repertorio internacional de xito, casi universal,
o, cuando la produccin se orientaba a una zona o pas determinados, los gustos
que all imperaban. Es un acierto haber mezclado esas referencias meldicas de
allende los Pirineos con otras canciones propias del acervo hispnico, para dar
cuenta cabal de qu se escuch en estos artilugios.
As,
se alterna la escucha de msicas de los happy twenties, como Kind ich schlafe
schlecht de
W. Kollo, o la foxtrotera La banda de trompetas, con otras piezas tan clebres como la Marcha
Real espaola
[Escuchar]
o el God
save the Queen.
Escuchar estos autnticos himnos patrios en la intimidad del hogar, tan fuera
de los contextos naturales en los que tradicionalmente se escuchaban, deba ser
todo un acontecimiento en la poca. Lgicamente, el gnero ms representado es
la cancin, como no poda ser de otro modo por su propia naturaleza cantabile. Si la meloda era pegadiza e
inspirada se haca un objeto de xito comercial, con lo que el pblico ansiara
tener, siquiera de forma rudimentaria, que en su da era ms bien sofisticada,
la meloda mecanizada y siempre lista para su escucha. As eran las piezas en
su da muy populares de compositores popularizantes de msica clsica,
principalmente operetistas, que hoy son completos desconocidos, como Alfons
Czibulka, Walter Kollo, y Leo Fall, hngaro, alemn y austraco, respectivamente.
De naturaleza
parecida es la exitosa Mack the knife, de Kurt Weill, ms conocida aqu por Makinavaja [Escuchar],
o Nearer my God to Thee,
himno religioso compuesto por Lowell Manson, y muy popular todava en los
cancioneros adaptados de las parroquias de estos lares.
A
pesar de lo rudimentario del mecanismo, hay complejos ritmos sincopados (Tus
lindos ojos por ejemplo, tocada por el rgano de Barbarie), y piezas que,
quiz por defecto del instrumento (una celestina) producen un efecto
desasosegador, casi politonal, al modo de Charles Ives, que recuerda mucho, por
cierto, a las antiguas bandas sonoras de los tiovivos de las ferias.
Finalmente, no faltan pianolas, o la evocadora tonada que se extrae de una gran
jarra de cerveza alemana, de porcelana, en cuya base se acoplaba una pequea
caja de msica de la que emanaba una meloda bastante poco apta para invitar a
beber cerveza, por cierto, pero que acompaaba bien la buclica escena pastoril
que muestra en altorrelieve. La gracia es que el mecanismo se accionaba cuando
la jarra se levantaba.
El
CD se cierra con Granada [Escuchar], del maestro mexicano Agustn
Lara, tema compuesto en 1932 (homenaje a una ciudad donde, por cierto, Franco
le regal una casa al inspirado compositor, en agradecimiento) y reproducido
aqu por un organillo. Este instrumento, al principio de mesa y dotado de
lengetas, en el que una manivela mova rollos de papel codificado, fue
inventado hacia 1861 en Francia, y perfeccionado por escoceses y
norteamericanos, pero con el tiempo llegara a convertirse en el icono sonoro
de Madrid, emblema de la msica castiza.
En
resumen, un disco de gran valor documental que, junto al generoso estudio que
le acompaa, lo convierten en un material de primera mano para estudiar esta
prehistoria de la reproductibilidad tcnica del sonido, estos Orfeos de
manivela, que hoy todava tienen uso y vigencia, aunque sea en las cajitas de
msica que se compran como regalo, o en las melodas que han de escuchar los
bebs en sus primeros meses que producen distintos objetos que les rodean, y
que guardan en su interior un simple, pero mgico, mecanismo sonoro.
[1] El
CD tiene la referencia BM-020.
[2] Los
sucedneos son todos esos reclamos de CDs de Relajacin, construidos
generalmente a partir de sonidos sintetizados (qu paradoja, acompaados de sus
ttulos naturalistas), y/o con presencia de sonidos naturales pregrabados
(agua, viento, cantos de pjaros). En el extremo opuesto, un interesante
artculo sobre el uso de la msica como instrumento de tortura, a partir de
prcticas recientes del ejrcito norteamericano, y otros experimentos, en
CUSICK, Susanne F. (2006): La msica como tortura/La msica como arma. Revista
Transcultural de Msica/Transcultural Music Review, 10,
[3] Excluyo otras msicas, como los cantos
de trabajo, canciones de cuna cuya funcionalidad es distinta, y en el que la
msica cumple otros objetivos, a travs de ciertos recursos (repeticin,
balanceo, ritmicidad).
[4] Artes
msicas, en la teora del pensador holands, eran aquellas cuya culminacin
esttica se produce plenamente durante su ejecucin (performance), por
oposicin a las artes plsticas y a las artes mechanicae. Entre las
artes msicas figuran la msica o la danza, donde predomina un factor ldico
inexistente en las otras: HUIZINGA, Johan (1990): Homo ludens. Madrid,
Alianza Editorial, 188-189, 195-196.
[5] BENJAMIN,
Walter (1989): Discursos interrumpidos I. Jess Aguirre (ed.),
Madrid, Taurus, 17-60. Teodor Adorno, polemizando con Benjamin, s incluir la
msica en sus reflexiones estticas. Un interesante estado de la cuestin entre
las divergencias de ambos en Michell, Jorge (2003, julio): Adorno, Benjamin,
el arte y las industrias culturales. En homenaje a Theodor W. Adorno (1903
-1969), con motivo de los cien aos de su nacimiento. Globalizacin.
Revista Mensual de Economa, Sociedad y Cultura http://www.rcci.net/globalizacion/2003/fg357.htm).
[6] RUSCONI, Angelo
(2007): Guido dArezzo. Goldberg. Revista de msica antigua, 46, 20-9.
[7] Etimologas, Libro III,
cap. 5.2. Todava Leonardo, en el siglo XVI, era consciente de esta naturaleza
efmera de la msica, lo que la colocaba en un estatus de inferioridad con
respecto a la pintura: La pintura es superior a la msica, porque no tiene que
morir apenas se la llama a la vida, como es el caso infortunado de la msica
sta, que se volatiliza en cuento surge, va a la zaga de la pintura, que con el
uso del barniz se ha hecho eterna, segn cita Walter Benjamin (1989: 45-6,
nota 22). La fonografa, por extensin sera el barniz que permiti a la msica
perpetuarse.
[8] Un caso
prototpico de este cambio de paradigma lo constituye el pianista canadiense
Glenn Gould, que abandon su exitosa carrera de concertista a los 32 aos para
dedicarse nicamente a la grabacin de discos, medio ptimo para expresar la
msica, en su opinin.
[9] Pensemos en los vihuelistas hispanos, intabulando obras del gran Josquin des Prez, Cristbal de Morales, Claude Sermisy, Juan Vsquez etc.
[10] ARACIL,
Alfredo (1984): Msica sobre mquinas y mquinas musicales. Desde Arqumedes
a los medios electroacsticos. Madrid, Fundacin Juan March; JORD, Sergi
(2004): Msica e inteligencia artificial. Metrpolis. Revista
Internacional, 1 (http://www.revistametropolis.com/display.php?ac=articulos&mostrar=11). Un buen resumen
reciente de la importancia del jesuita alemn Athanasius Kircher: CAPUANO, Gianluca
(2007): Athanasius Kircher y el sueo de la sabidura universal. Goldberg.
Revista de msica antigua, 46, 54-65. La influencia de Kircher como
relojero lleg a Mxico, a travs del tambin jesuita Alexandro Fabin, con quien
se carte, incluyendo los ingenios mecnicos, y los musicales, entre los
objetos de discusin (Pia Garza, Eduardo (2002, octubre): Atanasio Kircher en
Puebla y la relojera del siglo XVII. Casa del Tiempo, 76-80, http://www.difusioncultural.uam.mx/revista/oct2002/pina.pdf).
[11] ARACIL,
Alfredo 1984: 23. Sera un tema interesante vincular estos ingenios con la que
ridiculiza Cervantes en el episodio del Quijote que tiene lugar en la
casa de Antonio Moreno, cabeza que el hidalgo crea que estaba encantada (II,
62).
[12] Detallada en
ARACIL, Alfredo 1984.
[13]
Garca-Diego, Jos A. (1982): Los relojes y autmatas de Juanelo Turriano. Madrid,
Tempvs Fvgit, pp LV-LX, figs 6.3-6.9. Hay ms informacin disponible en la Red:
http://www.blackbird.vcu.edu/v1n1/nonfiction/king_e/prayer_6.htm
[14] Cit. en
ARACIL, Alfredo 1984: 42.
[15] Se debe
resaltar que estos nuevos ingenios mecnicos tenan ms vocacin de tales, de
ingenios para reproducir, que no vocacin instrumental, pues no se trataba de
inventar instrumentos que, con sus novedosos timbres, ampliaran la paleta de
colores que los compositores pudieran utilizar para sus creaciones. La invencin
de nuevos instrumentos, como las Ondas Martenot o similares, ya sera una
creacin del siglo XX (Ibid.: 54-5).
[16] Ibid.: 50-3, adems
de los comentarios amplios y documentados a la carpeta del CD.
[17] Fotografas
extradas de http://www.funjdiaz.net/museo/ Agradezco a
Joaqun Daz las facilidades ofrecidas para ilustrar este artculo, grfica y
musicalmente. La coleccin de instrumentos mecnicos de dicha Fundacin, en http://www.funjdiaz.net/mecanicos.cfm
[18] Puede
escucharse en http://www.coleccionfb.com/Sonido%2015.htm.
[19] A ella se
refiere el extraordinario, y breve, libro de COOK, Nicholas (2001): De
Madonna al canto gregoriano. Una muy breve introduccin a la msica. Madrid,
Alianza, 75-6.
[21] Aristones,
cajas de msica, organillos, pianolas, polyphon, symphonion, tocapianos en
BORDAS IBEZ, Cristina (1999): Instrumentos musicales en colecciones
espaolas,
vol. I: Museos de titularidad estatal. Ministerio de Educacin y Cultura.
Madrid, Centro de Documentacin de Msica y Danza, 341ss, fichas 802ss; ms
aristones, cajas de msica insertas en bastones, candelabros, ctaras
mecnicas, pianolas, tocapianos y relojes con sonera en la continuacin que se
hizo de ese volumen: BORDAS IBEZ, Cristina (2001): Instrumentos musicales en
colecciones espaolas, vol. I: Museos de titularidad estatal no
dependientes del Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte. Patrimonio
Nacional, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de Madrid. Madrid, Centro de
Documentacin de Msica y Danza, 301-320, fichas 577-627.
[22] http://www.rcci.net/globalizacion/2003/fg357.htm
Otras casas, como la francesa Lutce Crations, ofrece, adems del propio mecanismo musical, cajas de msica y otro tipo de aparatos similares: http://www.automates-anciens.com/version_espanola/cajas-musica-automatas/automatas-cajas-musica.htm
[23] Son 33,
pesar de los engaosos y aparentes 14 que aparecen en los crditos, que no corresponden
sino a los diferentes artilugios que los reproducen.