Carmona Ruiz, Fernando. Sobre : Jos Manuel Lpez de Abiada y Augusta Lpez Bernasocchi (eds.), Imgenes de Espaa en culturas y literaturas europeas (siglos XVI-XVII), Madrid, Verbum (Coleccin Ensayo), 2004, 349 pgs. Culturas Populares. Revista Electrnica 1 (enero-abril 2006).

http://www.culturaspopulares.org/textos%20I-1/notas/Carmona.htm

ISSN: 1886-5623

 

 

 

 

 

Jos Manuel Lpez de Abiada y Augusta Lpez Bernasocchi (eds.), Imgenes de Espaa en culturas y literaturas europeas (siglos XVI-XVII), Madrid, Verbum (Coleccin Ensayo), 2004, 349 pgs., (ISBN 84-7962-295-4).

 

 

La disciplina de la imagologa, insertada comnmente en los estudios de Literatura comparada, fue considerada ya en 1951 por M. F. Guyard como un domaine davenir. La crtica imagolgica proviene del siglo XX, pero la aparicin de images en la literatura es una realidad palpable tan antigua, que podra remontarse por lo menos a la Germania de Tcito, por citar un ejemplo de dos mil aos de antigedad.

            Sin embargo, no hace falta referirse a una obra tan lejana: el estudio de las imgenes est muy presente en la actualidad, muchas veces sin percatarnos de ello. Nos referimos con esto a un gnero literario muy en boga en Espaa, tanto por la dedicacin de la crtica, como por los mismos escritores que nutren a la anterior: el relato de viajes. Se ha solido pasar por alto la gran carga imagolgica de la literatura de viajes. Si en el relato de la misma se hace necesario cruzar la frontera para explorar un espacio indito, para comparar lo uno con lo otro, para ver el all, el resultado de este proceso, de filias o fobias, constituye el testimonio directo de lo que la investigacin imagolgica tiene como objetivo principal: el de revelar la carga ideolgica de una obra literaria, puesto que en la misma se hallan las ideas –o imgenes– que un autor ha aportado sobre un pas o regin por influencia del medio cultural en el que vive.

            En este sentido, el presente estudio que reseamos examina las imgenes de Espaa (y el espaol) segn el sujeto comn europeo de los siglos XVI y XVII. Dicho anlisis se plantea desde dos niveles: el de la imagen ntima, creada por la sensibilidad de un autor en concreto, y el de la imagen colectiva, proveniente de la comparacin de toda una nacin. La gran parte de las doce contribuciones de este volumen abarcan este ltimo aspecto. En resumen, se proporciona un anlisis de la imagen de Espaa en diferentes pases de Europa durante dos siglos determinados. Tal delimitacin temporal no es casual. Dichos siglos coinciden con el reforzamiento de la identidad nacional de algunos pueblos europeos tras el final de la Edad Media y proporciona as la posibilidad de un anlisis imagolgico, mediante la autoafirmacin de unos pueblos europeos que pueden enfrentar lo propio con lo ajeno.

            El presente volumen se inicia con un artculo de Jse Manuel Lpez de Abiada de corte metodolgico (Teora y prctica de los estudios imagolgicos: hacia un estado de la cuestin, pp. 13-62). En el mismo se repasan los ltimos estudios imagolgicos de carcter etnogrfico, se explican trminos como imagen, prejuicio, estereotipo o clich, examinando de manera sucinta la imagen de Espaa en la Europa de ayer y hoy. As mismo, se reflexiona sobre el funcionamiento de las imgenes mentales (imagotipo) y se adelanta parte del contenido del esperado (primer) manual dedicado por completo a la imagologa. Un avance de esta publicacin de Manfred Beller y Joep Leerssen se encuentra en la siguiente web: http://cf.hum.uva.nl/images/

            El siguiente artculo de Erich Achermann (La Espaa de Lutero. Observaciones sobre algunos pasajes de los Coloquios de sobremesa, pp. 63-74) pone en evidencia el inicio de un odio anti-espaol en Alemania. El mismo se relaciona con el movimiento reformista y la figura de Martn Lutero, cuyas Tischreden son un ataque frontal a las fuerzas papistas. Segn Lutero, Espaa es un pueblo de marranos y cripto-judos, de tal furia, que hasta es preferible que Alemania sea dominada por el turco. Otro artculo que subraya la imagen espaola de un autor concreto es el de Jos Manuel Lpez de Abiada (La mirada del otro. Notas sobre la primera traduccion alemana de la Brevsima relacin de la destruccin de las Indias, pp. 235-244). Aqu se comentan los cambios de la primera traduccin alemana de la obra lascasiana. sta ofrece un nuevo preliminar dirigido al lector alemn en el que se refuerza la malignidad de los espaoles en el Nuevo Mundo. Las glosas marginales del traductor, que niegan el valor cristiano de los hispanos y lo acercan ms hacia un reverso diablico, proporcionan una idea de la imagen tan negativa que emanaba de Espaa desde finales del siglo XVI, y que encontrar su clmax en la guerra de los Treinta Aos.

            El artculo de Manfred Beller (La unidad del gnero humano y la pluralidad de los pueblos a la luz y desde la perspectiva de la teora del clima, pp. 75-91) es la rara avis de este volumen. Esta contribucin supone un sugerente repaso de la teora del clima, que en principio guarda poca relacin con el ttulo de la monografa. Aqu se comentan los postulados de Hipcrates, Galeno, Juan de Huarte o Winckelmann. La teora del clima se realza como filn inagotable para los europeos a la hora de formular [] juicios comunes, clichs y opiniones sobre pases y pueblos cuyas caractersticas eran en realidad poco conocidas (p. 85).

            A continuacin sigue el grueso de los artculos que conforman la mdula espinal de este libro. stos comparten su mismo nivel de anlisis imagolgico: plantean la imagen de Espaa proveniente de otra nacin. De esta forma, se suceden las miradas del pas segn el imaginario socio-cultural de cada uno de los pases europeos ms importantes. El primero en abrir esta visin de Espaa en la Europa de los siglos XVI y XVII es Dietrich Briesemeister (La confusin espaola. La imagen de Espaa en Alemania, pp. 93-126). Este artculo sintetiza de manera ptima lo que es por cierto especialidad en el autor: todo lo que hay de Espaa en Alemania. El devenir de la imagen espaola en dicho pas se traza desde las postrimeras del siglo XV. El anlisis descansa en tres pilares. Primero, la imagen que se desprende de estudios histricos y geogrficos sobre Espaa; segundo, la recepcin de la literatura espaola en el mbito cultural alemn y tercero, la imagen resultante del viajero espaol. De este examen se extrae la conclusin de un oscilamiento entre la fascinacin y el odio. Este ltimo sentimiento marcar la tnica dominante tras las disputas confesionales entre Reforma y Contrarreforma. El mismo se trocar en repulsa cuando los conflictos blicos involucren a una Alemania herida en su autonoma poltica y religiosa. Esto tampoco impedir que el mayor transfer literario de Espaa a Alemania se realice precisamente en estos aos de mayor desencuentro hispano-alemn. La primera mitad del siglo XVII ser la de la difusin y traduccin de obras y gneros de la literatura espaola en Alemania. En este sentido, puede considerarse como caso excepcional en Europa: en ningn otro pas se vertir la literatura espaola a una lengua vulgar (el alemn en este caso) y a la vez, al latn, idioma por entonces de marcado prestigio cultural.

            El siguiente artculo de Trevor J. Dadson (La imagen de Espaa en Inglaterra en los siglos XVI y XVII, pp. 127-175) analiza primero las relaciones anglo-espaolas desde una ptica histrica, haciendo hincapi en las uniones matrimoniales que acercaron (y a veces distanciaron) a Espaa e Inglaterra. Luego aborda la imagen del espaol en el teatro isabelino y jacobino. De las obras de Thomas Dekker, Thomas Middleton, Ben Jonson se observa el prototipo de hispano ampuloso, arrogante, orgulloso y traicionero. Es sintomtico el alto grado de stira despiadada del que son objeto los espaoles en el teatro, medio de gran alcance que explotaba los sentimientos antiespaoles ya existentes en la poblacin. Las lneas dedicadas a la Espaa vista por los viajeros ingleses atestiguan ciertas simpatas, pero que poco podan hacer para contrarrestar la grave oposicin entre dos pases que se daran claramente la espalda con los reinados de Isabel II y Felipe II.

            Teresa Eminowicz (La imagen de Espaa en Polonia en los silos XVI y XVII, pp. 177-196) enlaza las relaciones entre Polonia y Espaa gracias a la mediacin de Austria. Aqu se suceden las influencias hispanas en el lxico y las costumbres polacas, as como una primera recepcin de la literatura espaola, que en muchas ocasiones se filtrar a travs de los pases de mbito lingstico alemn. El artculo se cierra, cmo no, con las visiones de viajeros espaoles por Polonia y viceversa.

Ms circunscrito al legado literario es la contribucin de Michle Fernndez-Gaillat (Imgenes de Espaa y de los espaoles en algunos textos franceses de principios del siglo XVII), pp. 197-219), que se cie a varios relatos de viaje franceses por la Espaa del 1600. stos se dividen en tres categoras: clrigos, miembros de la alta aristocracia y hombres de letras. El relato de viajes en s nos proporciona un instrumento idneo para conocer las imgenes de Espaa en Francia. Nuestro pas es comparado con otros de Europa, con Francia e Italia especialmente, y el resultado es de esperar: existe una relacin fbica que se puede relacionar con varios acontecimientos histricos delicados de las relaciones franco-espaolas. De todos modos, se detallan algunas excepciones en estos recelos del pas del norte: Ambrosio de Salazar –que se justifica por ser seguramente murciano de nacimiento- y Jean-Pierre Camus.

El siguiente artculo es el ms extenso de todos y est dedicado a Italia. Giuseppe Mazzocchi (La imagen de Espaa en la Italia de los siglos XVI y XVII, pp. 269-338) realiza un estudio erudito con 156 notas a pie de pgina en el que a veces se examina la imagen hispana en Italia ms alla del siglo XVII. Los contactos entre ambos pases se remontan a la expansin mediterrnea de la Corona de Aragn y a la presencia espaola en Italia, que es un hecho en Miln o Npoles hasta 1714. Los sucesos histricos como el saco de Roma de 1526, unida a esta larga presencia hispana, son acicate para una imagen de Espaa en Italia que podra definirse como una relacin de amor/odio. Dentro de esta relacin de odio, se hace hincapi en el efecto propagandstico de libelos en los que gobernantes espaoles son ferozmente criticados, muchas veces incurriendo en pura difamacin. As es el caso del libro titulado Governo del Duca dOsuna (1678). En esta dinmica, se revisan ciertos acontecimientos histricos italianos que regeneran hoy a los gobernantes espaoles, pero que ayer se manipularon para degradar a lo que era al fin y al cabo un pas concebido como fuerza ocupante. Lo que parece cierto, segn Mazzocchi, es que el verdadero prejuicio antiespaol tarda en formarse y es de origen francs. Los promotores del mismo seran los ilustrados napolitanos (p. 277). Interesante es tambin el breve estado de la cuestin al final del artculo, en el que se aboga por el estudio y publicacin de fuentes histricas, como archivos, as como el estudio de traducciones al italiano de obras espaolas. Tal apreciacin vuelve otra vez a mostrar el carcter interdisciplinar de los estudios imagolgicos.

Las dos contribuciones siguientes proporcionan una mirada diferente de lo espaol en Italia y Holanda. En esta ocasin la imagen de Espaa se rastrea a travs de la presencia de ciertas palabras como Espaa o espaol en la fraseologa de estos idiomas. As es el caso de Jan Lechner (La imagen del espaol?, pp. 221-233), que proporciona en su artculo diferentes dichos y proverbios que no dejan en buen lugar al espaol, como es de esperar por la conocida reaccin popular holandesa durante la Sublevacin de los Pases Bajos (1568-1648). La imagen del espaol es, hasta prcticamente el 1800, poco benvola: la de soldados crueles y sanguinarios, adems de catlicos opresores y fanticos. No obstante, todo ello no es motivo para que entonces se dejara de traducir obras literarias hispanas. Y tampoco hay que olvidar que los mismos Pases Bajos fueron un lugar editorial de capital importancia para la literatura espaola del Siglo de Oro.

Mucho ms amplia, porque tambin su legado es mayor, es la contribucin de misma temtica de Jos Manuel Lpez de Abiada y Augusta Lpez Bernasocchi (Espaoles e italianos, primos hermanos: sobre la presencia del adjetivo gentilicio espaol y del nombre propio Espaa en proverbios, locuciones y dichos italianos, pp. 245-268). Como ya se ha dicho anteriormente, la imagen de Espaa en Italia podra resumirse con el binomio de amor/odio. Tal juicio se desprende del anlisis recabado aqu sobre las acepciones de Espaa y espaol en dichos y proverbios italianos. Quiz no odio, pero si desconfianza y despecho se muestra ya en algunos dichos italianos del siglo XIV, en los que el gentilicio cataln posee una connotacin marcadamente negativa. Se muestra as una temprana repulsa por los primeros dominadores ibricos. El artculo presenta una esmerada enumeracin de ejemplos en las que se sucede un sentimiento de hostilidad por un espaol que posee una imagen cargada de vanidad, fanfarronera y altivez (pp. 257-265).

La ltima contribucin constituye una importante reflexin metodolgica sobre la disciplina en la que se han basado los anteriores artculos. Gustav Siebenmann (La investigacin de las imgenes mentales. Aspectos metodolgicos, pp. 339-349) esboza unas lneas generales sobre la imagologa. Aqu se discute sobre su definicin terica, sus ltimos avances, el modo de transmisin de las imgenes, los tipos de texto relevantes de la disciplina, y por ltimo, su utilidad.

Finalmente, no estar de ms sealar el buen acierto de este volumen, puesto que adems consiste en una de las escassimas reflexiones imagolgicas que se han producido en castellano. Si la imagologa siempre ha contado con una escuela francesa y alemana, a las que se han unido importantes impulsos provenientes de Italia y Holanda, la presente publicacin viene a llenar un hueco existente en Espaa, por lo que no podemos dejar de aplaudir la iniciativa de los editores. Sin embargo, la imagologa es todava una disciplina bastante desconocida en la Pennsula Ibrica y no deja de ser curioso que la presente monografa sea fruto del hispanismo suizo. Queda por lo tanto mucho por hacer y estudiar, especialmente cuando la misma imagologa ha atravesado diferentes vaivenes producidos por su –como ya dijera R. Wellek– excesiva multidisciplinariedad. La imagologa necesita an de mayores reflexiones metodolgicas, de una precisa delimitacin disciplinar y sobre todo, de una unvoca declaracin de intenciones. Si no ocurre algo en este sentido, est en peligro de ser fagocitada por los cada vez ms influyentes Cultural Studies.

 

Fernando Carmona Ruiz

Universidad de Friburgo (Suiza)